Esta conmemoración estuvo más politizada que la emprendida por Leguía en 1921, año del “Centenario”. El Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, presidido por el general Juan Velasco Alvarado, estaba en la “apoteosis” de su plan revolucionario. Ya se había nacionalizado el petróleo, las empresas extranjeras estaban ya confiscadas, los medios de comunicación casi controlados y la Reforma Agraria se encontraba en plena aplicación. Al abolir el “orden oligárquico”, la dictadura militar asumía que estaba alcanzando la “segunda independencia del Perú”.
Esto quedó claro el 8 de septiembre de 1970 cuando se conmemoraron los 150 años del desembarco de San Martín. En un discurso, en la misma Bahía de Paracas, Velasco exhortó a los países latinoamericanos al logro de la segunda independencia, puntualizando que la revolución de hoy es, de este modo, heredera histórica de esa primera lucha por nuestra independencia… y señaló que así como los libertadores hace 150 años fueron capaces de vencer el poderío combinado de una alianza similar, así nosotros, los revolucionarios de hoy, seremos también capaces de hacer prevalecer la causa de la justicia latinoamericana en cada uno de nuestros pueblos. Recordemos que este discurso se dio en el contexto del triunfo electoral de Salvador Allende en Chile y las negociaciones para la creación del Pacto Andino.
El 28 de julio de 1971 se celebró el Sesquicentenario de la Independencia Nacional. El presidente Velasco, en su discurso a la Nación, sostuvo que su Revolución era continuadora de la gesta libertadora de hace 150 años y que nos llevaba a la segunda independencia; el Presidente precisó que el rumbo de su gobierno iba hacia la construcción de una sociedad igualitaria y de participación plena…. Con ocasión del Sesquicentenario, el semanario Oiga, a la pregunta sobre si consideraba consolidada la Revolución, Velasco respondió: Sí, en el sentido de que ya nadie duda de que ella es una verdadera transformación de las viejas estructuras políticas, económicas, sociales y culturales y no tan solo una etiqueta para encubrir su simple modernización.
Con ocasión del Sesquicentenario, obviando los actos académicos y protocolares, podemos citar las siguientes obras:
1. Se inauguró el obelisco en la Bahía de Paracas para conmemorar el desembarco de la Expedición Libertadora al mando de José de San Martín (8 de septiembre, 1820-1970).
2. Se inauguró el Parque o Monumento a los Precursores y Próceres de la Independencia en la avenida Salaverry (Jesús María) en un anexo de lo que antiguamente se llamaba el “Parque Matamula”. Este monumento lo que intenta destacar es el “aporte peruano” a la independencia; es decir, una posición nacionalista que deje un tanto de lado los aportes extranjeros (San Martín y Bolívar) a la independencia nacional.
3. Se refaccionó y se puso en valor (se reconstruyó el techo y varios ambientes) lo que ahora es el museo de Pueblo Libre, la casa de campo de La Magdalena, donde residieron por algún tiempo los libertadores San Martín y Bolívar.
4. Se publicó la monumental Colección Documental de la Independencia del Perú, con más de un centenar de volúmenes. Esta colección publicaba, prácticamente, todos los documentos relacionados a la independencia que se encontraban en los diferentes archivos del país. Académica y culturalmente, fue el principal aporte en esta conmemoración; una obra muy valiosa para los historiadores e investigadores.
Cabe destacar que el 15 de julio de 1971, en la Municipalidad de Lima, se conmemoraron los 150 años de la firma del Acta de la Independencia por el Cabildo de la ciudad (15 de julio de 1821). A la ceremonia asistió Velasco, y el discurso estuvo a cargo del alcalde de entonces, el ingeniero Eduardo “Chachi” Dibós Chapuis.
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