Archivo por meses: abril 2008

LA REFORMA DEL ESTADO Y EL ESPIRITU DE LA NACION

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Sinesio López Jiménez

La última encuesta de Apoyo sorprende o, para decirlo con más precisión, nos quiere sorprender. Digo esto con todo el respeto intelectual, profesional y personal que tengo por los amigos de Apoyo. “Apoyo a la reforma del Estado” es mucho decir porque lo que los encuestados y las encuestadas realmente apoyan es sólo la reforma de la administración pública y la manera de gestionarla, además de algunas orientaciones del gasto estatal y de reformas parciales (educación, salud, judicial) cuyo contenido preciso la mayoría del país desconoce. No es ninguna novedad que ella apoye la reforma de una administración pública patrimonialista, caótica, ineficaz, ineficiente, corrupta y poco transparente. Por eso, está bien que la mayoría apoye esa reforma, pero afirmar que ella apoya la reforma del Estado es más que un salto olímpico de garrocha. En efecto, la administración pública, con toda la importancia que tiene, es sólo una dimensión del Estado. Hay otras dimensiones del Estado (el sistema legal con sus operadores, los jueces; el monopolio de la violencia con sus funcionarios, los militares y la policía; las funciones estatales; el estado-para-la nación [identidad y representación] y el sistema institucionalizado de dominación social que están totalmente ausentes de la encuesta.

Algunas de estas dimensiones (las funciones estatales y el sistema institucionalizado de dominación social) son tanto o más importantes que la administración pública, pero los que cortan el jamón se niegan a incluirlas en la agenda del debate político. ¿Por qué? Propongo una hipótesis para entender el silencio de García y de su corte palaciega: Las respuestas de la inmensa mayoría del país a las preguntas sobre estos dos temas cuestionan profundamente al Estado Neoliberal, la forma de Estado que se nos impuso con alevosía y ventaja durante la dictadura de Fujimori, luego del desastre que nos dejó el primer gobierno de García. Apoyándome en dos encuestas realizadas en todo el país (de Imasen realizada para el Instituto de Diálogo y Propuesta en 1997 y de la UNI hecha para la Biblioteca Nacional del Perú en el 2004) quiero mostrar la otra cara de la medalla: la demanda de la gente común y corriente de una forma de estado incluyente que la reconozca, la integre a la vida económica, social y política del país, la defienda, la represente y resuelva los graves problemas que la agobian. En verdad, estas encuestas revelan, no pasajeros estados de ánimo, sino lo que Monstesquieu llamaba l´esprit d´une nation, esto es, la cultura política nacional.

En las dos encuestas nacionales se le pidió a la gente que señalara las dos principales obligaciones del Estado, ofreciéndole un abanico de posibles respuestas. El 71.6% en la primera (2,000 encuestados) y el 67.0 % en la segunda (20,000 encuestados) dijeron que la obligación más importante del Estado era lograr que todas las familias tengan ingresos suficientes y el 40.7% en la primera encuesta y el 35.4% en la segunda declararon que la otra obligación importante del Estado era velar por la unión de todos los peruanos. Los que afirman ambas cosas a la vez pueden ser denominados comunitaristas-estatistas y constituyen la mayoría del país con el 45.4% en la primera encuesta y al 39% en la segunda. En el polo opuesto se ubican los peruanos y peruanas que afirman que la obligación más importante del Estado (7.6% en la primera y 11.5% en la segunda encuesta) es hacer que funcione un mercado competitivo que permita a todos conseguir sus ingresos y que la otra obligación más importante es garantizar la libertad individual de todos (24% en la primera encuesta y 21.8% en la segunda). Los y las que afirman ambas cosas a la vez pueden ser denominados liberales puros y apenas alcanzan el modesto porcentaje del 3.1% en la primera encuesta y al 6% en la segunda.

Entre los polos se presentan dos situaciones intermedias. Una, que combina la obligación estatal de lograr que todos puedan acceder a ingresos con las obligaciones de garantizar tanto la existencia de un mercado competitivo como la vigencia de la libertad individual, puede ser denominada estatista-liberal y alcanza el 43.1% en la primera encuesta y el 45.0% en la segunda. La otra, que combina la obligación estatal de velar por la unión de todos los peruanos con las obligaciones de garantizar tanto la existencia de un mercado competitivo como la vigencia de la libertad individual, puede ser denominada comunitarista-liberal y alcanza el 8.3% en la primera encuesta y el 10.0% en la segunda.

La existencia y la dinámica de estos diversos tipos de ciudadanos (comunitaristas-estatistas, estatistas-liberales, comunitaristas-liberales y liberales puros), que probablemente existan en todos los países latinoamericanos con distintos pesos y desigual importancia, están estrechamente ligadas, por un lado, a una arraigada tradición comunitarista que le atribuye un rol activo al Estado en diversos campos y, por otro, a la situación económica y social. A medida que más se desciende en la escala social, se encuentran más comunitaristas y estatistas y a medida que más se asciende en ella se puede topar con más liberales hasta llegar a los liberales puros. Si los peruanos y peruanas demandan un Estado distributivista no lo hacen porque son unos cochinos populistas, como piensan los liberales puros, sino porque la economía de mercado no los incluye y porque el actual Estado neoliberal no les ofrece una salida. ¿Por qué razón, entonces, un puñado de liberales puros quiere imponer a la inmensa mayoría del país un excluyente Estado Neoliberal y legitimarlo con pequeñas reformas de la administración pública sin tocar los problemas de fondo? ¿Con qué derecho, con qué moral y con qué sentido de libertad y de justicia?. ¿Por qué razones el APRA, que proviene de tradiciones populistas y hasta socialdemócratas, se deja arrastrar de la nariz al matadero del Estado neoliberal?. Si el APRA se quiere suicidar políticamente que se suicide sola: no tiene porque arrastrar consigo a todos los peruanos. Quince años de estado neoliberal excluyente, ineficaz, ineficiente y corrupto son más que suficientes para la sufriente mayoría del país. Quince años son un cuarto de vida (o de muerte lenta) para los individuos (sobre todos para los pobres), aunque para la sociedad (el Perú) son apenas un suspiro.

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LA REFORMA DE LOS PARTIDOS

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Sinesio López Jiménez

Uno de los hallazgos más importantes de las recientes investigaciones sobre el mal funcionamiento de las democracias en América Latina (O´Donnell) y sobre la crisis de representación de los partidos (Mainwaring y otros) es que el factor explicativo central en ambos casos radica más en la inoperancia del Estado que en los diseños institucionales. Por esta razón, me parece un acierto la propuesta de Reforma del Estado y reforma política que viene impulsando desde el año pasado Henry Pease, dentro de los marcos institucionales de la PUCP, con la finalidad de realizar un evento internacional sobre el tema en noviembre de este año. En realidad, es legítimo plantearse reformas parciales tanto del Estado como del sistema político, pero puede ser más productivo articular la reforma del Estado con la reforma política (sistema electoral, partidos y sistema de partidos, formas de gobierno, etc,).Siguiendo esta orientación, hace un mes se realizó un seminario taller sobre la reforma electoral y el pasado fin de semana se llevó a cabo otro sobre los partidos políticos y el sistema de partidos en el Perú con la participación de especialistas y de representantes de las diversas organizaciones políticas del país. La discusión fue animada por la presentación de documentos de Henry Pease (Los partidos políticos, una mirada desde el cambio de época), Alberto Adrianzén (Partidos, sistema político y elecciones regionales) y Edson Baldeón (Partidos y sistema de partidos en el Perú, fragmentación, polarización y volatilidad) y la presentación de una agenda de debate a cargo del autor de este artículo. Un primer tema de discusión apunta a las posibilidades y límites de las reformas políticas y, obviamente, de la reforma del estado. Es necesario superar el optimismo de los enfoques institucionalistas (como el desarrollado en Ingeniería Constitucional de Sartori) que sostienen que un buen diseño institucional funciona aquí, en China y en Cochinchina, dejando de lado las características de los contextos en los que dichos diseños buscan funcionar. La relación de diseños institucionales y contextos es la perspectiva histórico-empírica que defiende Dieter Nohlen, destacado politólogo alemán que nos visitó la semana pasada. Cuando se discute la reforma de los partidos, los diseños institucionales se centran principalmente en la representación y en la capacidad que pueden tener los partidos de agregar y combinar intereses, pero dejan de lado los problemas de la representabilidad (Touraine) que aluden a las dificultades que presentan algunos estratos sociales (pobres y pobres extremos) para ser representados en la política puesto que ellos tienen más necesidades que intereses. La volatilidad económica y social que caracteriza a los pobres y a los muy pobres dificulta la representación política institucionalizada y, junto con el sufragio universal obligatorio, abre las puertas a las representaciones plebiscitarias y, añadiendo la conciencia de exclusión a los factores anteriores, puede dar pie a las representaciones políticas que se mueven en los límites del sistema y del antisistema, al rechazo de toda representación política (actitudes antipartido), al enclaustramiento en culturas parroquiales (Almond y Verba) y/o en diversas formas de representación social.

En la discusión sobre la reforma de los partidos es necesario ver a éstos como instituciones y como sistema. Como instituciones, los temas y problemas a considerar en la reforma partidaria son la democracia interna, el nivel de institucionalidad y la transparencia y como sistemas los problemas que hay que resolver son los problemas de fragmentación (excesivo número de partidos), la polarización (el confrontacionismo) y la volatilidad (la inestabilidad electoral y partidaria). Por ahora me voy a concentrar en las reformas de los partidos como instituciones. La propuesta compartida para resolver los problemas de democracia interna fue que la ONPE se encargara de elecciones primarias obligatorias y abiertas de todos los partidos y que ellas absorbieran el voto preferencial y la ley de cuotas. Algunas investigaciones de elecciones primarias cerradas en AL (Colomer) muestran que los militantes eligen con frecuencia candidatos de su confianza que son incapaces, sin embargo, de ganar una elección general en su país. La propuesta de elecciones primarias abiertas busca resolver este problema. Para contribuir al desarrollo de la institucionalidad de los partidos casi todos los participantes estuvieron de acuerdo en hacer ajustes a la ley de partidos (monitoreo, incentivos y sanciones efectivas) y en eliminar el transfuguismo. Uno de los problemas más difíciles de resolver es la falta de la transparencia, sobre todo la que se refiere al financiamiento y a los gastos de los partidos. Es necesario que los partidos informen con veracidad, bajo responsabilidad, sobre el financiamiento de sus cuadros y actividades en los períodos electorales y, sobre todo, es absolutamente necesario que se cumpla la ley de financiamiento de los partidos que es una práctica generalizada en la mayoría de los países de América Latina. ¿Qué corona tiene el señor García para incumplir una ley de la república?.

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UN ESTADO PARA TODOS

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Sinesio López Jiménez

El estado es constitucionalmente de todos, pero, en realidad, es sólo de algunos. Lo que me preocupa (y nos debiera preocupar a todos) es que García y su gobierno parecen estar de acuerdo con esta brecha entre la ley justa y la realidad injusta. Para recuperar el optimismo, el lunes de esta semana se abrió, bajo el lema de un Estado para todos, la primera mesa de debate del Seminario sobre la Reforma del Estado que, bajo la dirección de Henry Pease, concluye hoy en la Pontificia Universidad Católica del Perú. El lema es una crítica implícita a un estado que no funciona en todo ni para todos sino que en algunas cosas funciona y en otras no y que funciona bien para algunos sectores pero mal para la mayoría de los ciudadanos. El Worl Economic Forum acaba de publicar el último Informe Global de Competitividad en el que señala, para vergüenza de los gobernantes, que el Perú ocupa el 15 lugar en el mundo en la fortaleza de protección de las inversiones y el último lugar (131) en la calidad de la educación primaria. Puesto en blanco y negro, esto significa que el Estado peruano funciona bien para los ricos, pero pésimo para los pobres. Si se analiza la relación que el Estado tiene con la economía, por un lado, y con la sociedad, por otro, se puede llegar fácilmente a la conclusión siguiente: El Estado opera más o menos bien en el campo de la economía, pero opera pésimo en lo que refiere a la sociedad. El despliegue de las políticas (macroeconómicas, inversión en infraestructura, subsidios al capital y otras) que tienen que ver con la función estatal de promoción de la inversión privada ha obtenido logros importantes en estos últimos 7 años. Sólo las políticas de investigación científica en desarrollo y la remercantilización de la mano de obra no han funcionado en este campo. En cambio, las políticas de seguridad ciudadana, las políticas culturales y, sobre todo, las políticas sociales (educación, salud, lucha contra la pobreza) que tienen que ver con la función estatal de asignar bienes y servicios públicos a la sociedad han operado y siguen operando mal y pésimo.

El Estado depende, sin embargo, para desempeñarse con eficacia, por un lado, de la economía a través de los impuestos y, por otro, de la sociedad a través de la legitimad que ésta le otorga. Pero, ¿qué sucede en este campo?. En el caso peruano, el Estado es financiado por dos fuentes importantes: la renta de de los empresarios y el IGV de los consumidores. El 62% de los ingresos fiscales provienen de los consumidores en el 2006. Hablando en forma clara y precisa, esto significa que todos los peruanos financiamos un Estado que sólo sirve a unos pocos: los ricos. En otras palabras, el nuestro es un estado de los ricos, financiado por todos, incluidos los pobres que, proporcionalmente, son los que más pagan si se considera el bajísimo nivel de sus ingresos. Esta situación injusta alcanzará ribetes de escándalo si se aprueba la reducción del impuesto a la renta al capital que se invierte, propuesta por el Ministro de Economía que, en este como en otros casos, se muestra como el verdadero ministro del capital. Este tipo de políticas podría implicar una reducción significativa de la presión tributaria (15%) que está por debajo de la media latinoamericana y muy debajo de países latinoamericanos como Brasil y Chile. Es obvio que, con esos montos, no se puede brindar a la sociedad una educación ni una salud de calidad ni tampoco una seguridad ciudadana medianamente aceptable. La respuesta esperada de la sociedad es obvia: la desaprobación de las instituciones estatales y de las autoridades gubernamentales. Con este tipo de políticas que favorecen a los ricos y que perjudican a las clases populares y a los pobres los gobiernos pierden legitimidad. Lo que quiero decir es que, en este caso, la pérdida de legitimidad no tiene que ver sólo con el mal desempeño de los gobernantes que se muestran incapaces de corregir estos injustos desequilibrios sino que se funda principalmente en la dinámica misma de estos desequilibrios estructurales que hay que corregir con adecuadas políticas impositivas si se quiere salir de esta fuente estructural de injusticias.

¿Se puede construir un Estado de todos?. Este es un amplio y profundo debate académico y político. Desde la perspectiva académica clásica que ve al Estado como sistema de dominación social institucionalizada (Marx, Weber y otros) que se canaliza a través de la ley, la coerción, la burocracia es difícil, sino imposible, organizar un Estado para todos. Pero en otra perspectiva académica (Theda Skócpol), teóricamente sólida también, el Estado puede ser autónomo con respecto a las clases dominantes privilegiadas y a otros Estados si cuenta con un cuerpo calificado de funcionarios, si las instituciones estatales son densas y eficaces, si el sistema legal ofrece efectivamente a todos los ciudadanos tanto igualdad ante la ley como igualdad de oportunidades, si el Estado domina en todo el territorio y si tiene la adecuada presión tributaria para atender las necesidades sociales. A todo ello puede contribuir una Reforma del Estado bien pensada y mejor diseñada. En este sentido, me parece importante la presencia del Primer Ministro, del Ministro de Defensa, del Presidente de la Corte Suprema y de otros altos funcionarios porque ella muestra su sincera preocupación por este tema fundamental.

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LOGICA DE GUERRA

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Sinesio López Jiménez

Entre el insulto, la sorna y el desafío, García ha formulado la siguiente pregunta:¿qué hacen por el Perú el picón, el criticón y el comechado?. Aceptando el desafío y asumiendo mi rol de crítico del gobierno de García me permito, previamente, devolverle la pregunta: ¿Qué hizo el presidente García entre 1985 y 1990 y que hace hoy por el Perú?. Sería interesante que él mismo respondiera, pero, como sé que no lo va a hacer, yo mismo voy a asumir esa ingrata tarea. He aquí un breve listado de las hazañas realizadas por García en su primer gobierno: Disparó los precios 22,000 veces, achicharró las remuneraciones reales en 53%, redujo el ingreso per cápita de 2,800 dólares en 1985 a 1,900 dólares en 1990, quebró al estado bajando la presión tributaria del 14% al 4%, multiplicó el número de pobres (en Lima Metropolitana) pasando de 16.9% al 44.3%, destruyó un millón de empleos adecuados e incrementó el desempleo de 42.5% al 73.1% (en Lima Metropolitana). Esta es la gran faena de García por el Perú en su primer gobierno. Puso al Perú y a los peruanos al borde del abismo. A esas hazañas económicas y sociales hay que agregar la violación sistemática de los derechos humanos (masacre de los penales, de Cayara, los paramilitares autodenominados Rodrigo Franco, etc.) y la corrupción generalizada (el 22% de los limeños cree que el primer gobierno es el más corrupto, después de Fujimori). He aquí un rápido recuento de su modesto desempeño en un año de su segundo gobierno: la austeridad como coartada para evadir la reforma tributaria, la desafiliación mediatizada de las AFP, la eliminación del Consejo Nacional de Descentralización (CND), la racionalización administrativa de las políticas sociales, la evaluación de los maestros, el shock fracasado de inversiones, la ley del control de las ONGs, la fusión de algunas OPDs, la negociación (rechazada cuando era candidato) del TLC , la reciente ley de la carrera pública magisterial. Nada de nada que tenga que ver con el trabajo, la distribución de la riqueza que producen los trabajadores gracias a la generosidad de los recursos naturales que pertenecen a todos los peruanos, la desigualdad creciente y la pobreza. Las medidas más importantes son las que se refieren a la educación (la evaluación de los profesores y la ley de la carrera magisterial), pero que han sido políticamente mal conducidas y sin obedecer a un plan previamente elaborado de una reforma educativa integral, lo que pone en duda su viabilidad. Sin este plan integral explícito se da la impresión, evidentemente errónea e injusta, de que toda la responsabilidad de la pésima calidad de la educación es sólo de los maestros y del SUTEP. ¿Y cuál es la responsabilidad de los ministros de educación, de los gobiernos que incumplen el Acuerdo Nacional de dedicar el 6% del PBI a la educación y que han hecho y hacen de la escuela pública, no un espacio de igualdad de oportunidades, sino un mecanismo más de discriminación (en donde sólo se educan los pobres y los cholos), de los misérrimos salarios que paga el Estado a los maestros, de las instituciones estatales que tienen que ver con la educación y que no funcionan?.

García puede sostener que su segundo gobierno es la autocrítica práctica de su desastroso primer gobierno. Pero en este caso su autocrítica es parcial y unilateral: es sólo un mea culpa frente al capital. ¿Y el mundo del trabajo no se merece una disculpa y una autocrítica práctica?. ¿Olvidó acaso las tesis primigenias del APRA de conciliar el capital y el trabajo?. Pero más allá de la ideología, la conducta política de García y de su gobierno obliga a preguntarse: ¿ Por qué los gobernantes no pueden mantener una lógica del equilibrio político y social?. ¿De que depende esa incapacidad?, ¿Es una cuestión de sicología, de la cultura política o de la estructura social?. Puede ser una combinación de las tres cosas. García, al parecer, es un hombre que se desborda así mismo, que quiere avasallar a los demás y que no ama la mesura, guiado quizás por la idea de Trotski de que la prudencia nada grande ha producido en la historia. Pero y ¿Del Castillo?, ¿Qué pasó con el prudente y mesurado del Castillo?. Ambos, presidente y primer ministro, parecían en estos días dos generales dirigiendo una guerra, provocando, insultando, inventando molinos de viento. La política fue definida como guerra, como en los viejos tiempos en los que los militares pensaban que la única forma de mantener el orden era acabando con el APRA y ésta creía que la única forma de realizar los cambios era acabando con los militares. Pero esta vez, el papel de los militares ha sido desempeñado por el APRA y el de ésta, por los sectores sociales descontentos y movilizados. Esta es la vieja cultura de la confrontación que rechaza la negociación y el diálogo y que privilegia la violencia. Los griegos que habitaban la polis, amantes de la lexis y la praxis (el diálogo y la acción), afirmaban que la violencia era muda. Y Hannah Arendt, una de las más destacadas filósofas del siglo XX, sostenía que la violencia surge cuando se trata al otro como cosa, como medio para conseguir algún fin. Sicologías desbordantes y culturas políticas confrontacionales se alimentan de una estructura social polarizada de ricos satisfechos (los menos) y de pobres descontentos e irritados (los más). ¿Es difícil para los menos (el gobierno, la derecha, los ricos, los medios) entender que los más ( las clases populares, los pobres y las izquierdas) están insatisfechos (según las últimas encuestas) y por eso protestan y se movilizan?. ¿Podrán entender los menos que los más no están locos sino disconformes con la actual situación de injusticia y con la política del gobierno? Espero que para su propio bien y para la sobrevivencia de la democracia logren entenderlo.
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UNA POLARIZACION ESTERIL

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Sinesio López Jiménez

América Latina es una y diversa. Su unidad proviene de la vinculación al mercado mundial, de sus peculiaridades estructurales de atraso y también de algunas herencias culturales comunes. Su diversidad, en cambio, procede de la forma como se vincula a la globalización y a la dinámica del capitalismo mundial. Contrariamente a lo que se piensa, la globalización no es una máquina aplanadora que homogeniza a todos los países del mundo por los que atraviesa. Tampoco el capitalismo neoliberal es un buldózer homogenizador de economías y sociedades. Casi todos los países latinoamericanos comparten el mismo tipo de economía de mercado, pero ésta no funciona ni es gestionada de la misma manera en todos ellos. ¿De qué depende la diferente inserción de los países en la globalización y en el modelo neoliberal? La respuesta depende de los enfoques de los autores que han analizado este tema. Aquí sólo quiero referirme a Fernando Henrique Cardoso, destacado sociólogo de AL y ex Presidente de Brasil y a Rosemary Thorp, economista de primera línea y profesora de la Universidad de Oxford. La clave interpretativa de Cardoso y Faletto para explicar las formas de inserción de AL en el mercado mundial en la etapa de las economías de exportación es el tipo de propiedad y de control del capital en el sector agro-minero-exportador (producción nacional controlada y enclave), la capacidad de negociación y de apertura de las élites y el grado de autonomía de los estados, mientras la explicación de Rosemary Thorp reposa en una gama más amplia de factores: La demanda de los países centrales, la entrada de capitales, la diversidad de los productos que podía ofrecer cada país, el volumen de su población, la extensión geográfica y las características sociopolíticas de los países latinoamericanos. Para los recientes cambios neoliberales Roseamy Thorp ha diferenciado cinco modalidades de inserción: los países que buscaron aprovechar el cambio de paradigma (Chile, Argentina, Uruguay y México); los países a los que se les impuso una estabilización y una reforma radicales (Perú y Bolivia); los conversos renuentes (Brasil, Colombia y Costa Rica); los casos inconsistentes de sufrimiento para nada (Venezuela, Ecuador, Paraguay y Centroamérica); y los de mayor vulnerabilidad (El Caribe). Los resultados son diferentes, según estas diversas formas de inserción. También los problemas, los desafíos y las contradicciones. Los países andinos concentran y condensan todos problemas y contradicciones que genera el modelo neoliberal extremo (Perú y Bolivia) y el modelo neoliberal inconsistente que aplicó drásticas reformas estructurales sin resultados positivos a la vista (Venezuela y Ecuador). Colombia es, según Rosemary Thorp, un converso renuente desde la perspectiva del modelo neoliberal y de la globalización.

Qué es el modelo neoliberal extremo?. Efraín Gonzales de Olarte denomina así al modelo neoliberal que se aplicó en países cuya economía y cuyo estado habían colapsado (Perú y Bolivia), cuyas las élites locales (débiles y también colapsadas) tuvieron poca capacidad para negociar con los organismos internacionales los términos de su aplicación y que, por eso mismo, superpuso prácticamente las reformas estructurales (para destronar al Estado y entronar al mercado en la asignación de recursos para el desarrollo) a las políticas de estabilización (para acabar con la hiperinflación y controlar el déficit fiscal) generando altos costos sociales en los países en que se aplicó. El modelo neoliberal inconsistente se aplicó en aquellos países (Venezuela, Ecuador) en los que la importancia desmesurada de “el regalo del diablo” (el petróleo) distorsionó el manejo de las políticas, las reformas no tuvieron el apoyo político necesario y no existió un previo desarrollo institucional del Estado que las hiciera viables. En ambos modelos los resultados son prácticamente los mismos: una polarización social, política, electoral y geográfica que genera inestabilidad política e ingobernabilidad. Esa polarización oculta en realidad dos batallas: una de clases y otra nacional. La de clases enfrenta a los sectores populares modernos del país con el capitalismo salvaje (sin derechos para los trabajadores). La nacional enfrenta a los excluidos (o que se sienten excluidos) con el Estado que los excluye. En el Perú, las élites locales (con el apoyo de las élites globales) y las clases medias han logrado conservar el modelo neoliberal extremo y mantener a raya (por ahora) a los excluidos de las diversas regiones del país, especialmente de la Sierra y de la Selva. En los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, son los sectores excluidos los que han logrado (por ahora que quieren transformar en para siempre a través de reformas constitucionales) controlar el gobierno y la situación, apelando al nacionalismo y al estatismo.

Esta polarización entre el modelo neoliberal extremo y el nacionalismo y el estatismo a mi no me alegra sino que me preocupa porque la veo estéril y que, en todo caso, puede resolverse en una situación difícil y excepcional (entendida a lo Schmitt) mediante un decisionismo de derecha o un decisionismo de izquierda. Creo que esto es lo que se preanuncia en los países andinos en la coyuntura que estamos viviendo. Falta una síntesis creadora y una izquierda imaginativa y democrática que enfrente y resuelva esta amenazante polarización.

Sinesio López Jiménez

América Latina es una y diversa. Su unidad proviene de la vinculación al mercado mundial, de sus peculiaridades estructurales de atraso y también de algunas herencias culturales comunes. Su diversidad, en cambio, procede de la forma como se vincula a la globalización y a la dinámica del capitalismo mundial. Contrariamente a lo que se piensa, la globalización no es una máquina aplanadora que homogeniza a todos los países del mundo por los que atraviesa. Tampoco el capitalismo neoliberal es un buldózer homogenizador de economías y sociedades. Casi todos los países latinoamericanos comparten el mismo tipo de economía de mercado, pero ésta no funciona ni es gestionada de la misma manera en todos ellos. ¿De qué depende la diferente inserción de los países en la globalización y en el modelo neoliberal? La respuesta depende de los enfoques de los autores que han analizado este tema. Aquí sólo quiero referirme a Fernando Henrique Cardoso, destacado sociólogo de AL y ex Presidente de Brasil y a Rosemary Thorp, economista de primera línea y profesora de la Universidad de Oxford. La clave interpretativa de Cardoso y Faletto para explicar las formas de inserción de AL en el mercado mundial en la etapa de las economías de exportación es el tipo de propiedad y de control del capital en el sector agro-minero-exportador (producción nacional controlada y enclave), la capacidad de negociación y de apertura de las élites y el grado de autonomía de los estados, mientras la explicación de Rosemary Thorp reposa en una gama más amplia de factores: La demanda de los países centrales, la entrada de capitales, la diversidad de los productos que podía ofrecer cada país, el volumen de su población, la extensión geográfica y las características sociopolíticas de los países latinoamericanos. Para los recientes cambios neoliberales Roseamy Thorp ha diferenciado cinco modalidades de inserción: los países que buscaron aprovechar el cambio de paradigma (Chile, Argentina, Uruguay y México); los países a los que se les impuso una estabilización y una reforma radicales (Perú y Bolivia); los conversos renuentes (Brasil, Colombia y Costa Rica); los casos inconsistentes de sufrimiento para nada (Venezuela, Ecuador, Paraguay y Centroamérica); y los de mayor vulnerabilidad (El Caribe). Los resultados son diferentes, según estas diversas formas de inserción. También los problemas, los desafíos y las contradicciones. Los países andinos concentran y condensan todos problemas y contradicciones que genera el modelo neoliberal extremo (Perú y Bolivia) y el modelo neoliberal inconsistente que aplicó drásticas reformas estructurales sin resultados positivos a la vista (Venezuela y Ecuador). Colombia es, según Rosemary Thorp, un converso renuente desde la perspectiva del modelo neoliberal y de la globalización.

Qué es el modelo neoliberal extremo?. Efraín Gonzales de Olarte denomina así al modelo neoliberal que se aplicó en países cuya economía y cuyo estado habían colapsado (Perú y Bolivia), cuyas las élites locales (débiles y también colapsadas) tuvieron poca capacidad para negociar con los organismos internacionales los términos de su aplicación y que, por eso mismo, superpuso prácticamente las reformas estructurales (para destronar al Estado y entronar al mercado en la asignación de recursos para el desarrollo) a las políticas de estabilización (para acabar con la hiperinflación y controlar el déficit fiscal) generando altos costos sociales en los países en que se aplicó. El modelo neoliberal inconsistente se aplicó en aquellos países (Venezuela, Ecuador) en los que la importancia desmesurada de “el regalo del diablo” (el petróleo) distorsionó el manejo de las políticas, las reformas no tuvieron el apoyo político necesario y no existió un previo desarrollo institucional del Estado que las hiciera viables. En ambos modelos los resultados son prácticamente los mismos: una polarización social, política, electoral y geográfica que genera inestabilidad política e ingobernabilidad. Esa polarización oculta en realidad dos batallas: una de clases y otra nacional. La de clases enfrenta a los sectores populares modernos del país con el capitalismo salvaje (sin derechos para los trabajadores). La nacional enfrenta a los excluidos (o que se sienten excluidos) con el Estado que los excluye. En el Perú, las élites locales (con el apoyo de las élites globales) y las clases medias han logrado conservar el modelo neoliberal extremo y mantener a raya (por ahora) a los excluidos de las diversas regiones del país, especialmente de la Sierra y de la Selva. En los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, son los sectores excluidos los que han logrado (por ahora que quieren transformar en para siempre a través de reformas constitucionales) controlar el gobierno y la situación, apelando al nacionalismo y al estatismo.

Esta polarización entre el modelo neoliberal extremo y el nacionalismo y el estatismo a mi no me alegra sino que me preocupa porque la veo estéril y que, en todo caso, puede resolverse en una situación difícil y excepcional (entendida a lo Schmitt) mediante un decisionismo de derecha o un decisionismo de izquierda. Creo que esto es lo que se preanuncia en los países andinos en la coyuntura que estamos viviendo. Falta una síntesis creadora y una izquierda imaginativa y democrática que enfrente y resuelva esta amenazante polarización.

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EL PERU AVANZA, A PESAR DE GARCIA

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Sinesio López Jiménez

Del reciente mensaje al país de García, me parece que es útil rescatar dos cosas para dialogar con los lectores. La primera, su voluntad de rendir cuentas a los ciudadanos que son -hay que recordárselo a cada instante- los soberanos, esto es, los titulares del poder en una democracia. La segunda, la forma sobria, didáctica, profesoral de su presentación. García dejó de lado momentáneamente el bochinche, la confrontación, la discordia que han marcado estos seis primeros meses de gobierno para asumir una cierta pose de estadista. Después de escucharlo, verlo y leerlo casi todos los días en casi todos los medios, especialmente en el canal 7 hasta el cansancio, yo había llegado a la siguiente conclusión: La máxima tranquilidad de los ciudadanos depende del silencio de García.

Lo más discutible del mensaje presidencial es, desde luego, su contenido. Es necesario discutir, uno a uno, sus objetivos y sus logros. Aquí lo haremos en sucesivas entregas. Por ahora quiero plantear tres razones generales para discutir su contenido. La primera, la intención expresa de confundir el informe de lo realizado en los seis primeros meses de gobierno con las propuestas a realizar en el año 2007. Sugiero la siguiente hipótesis para entender esta confusión voluntaria de hechos y expectativas: Ante la conciencia de la modestia de sus realizaciones en estos seis primeros meses, García decidió mezclarlas con las propuestas del año que viene en un típico juego de ilusionista para impactar a los ciudadanos. Este juego puede ser, sin embargo, contraproducente porque puede terminar falseando los hechos mismos que aparecen entonces como “recuerdos, mentiras del pasado”, mezclados con las “esperanzas, mentiras venideras”, como decía el poeta Augusto Salaverry (si no mal recuerdo).

La segunda razón que induce a discutir el mensaje presidencial es la cuestión de los créditos de lo que García juzga como el logro más importante y que es, además, el primer objetivo de su gobierno: el crecimiento económico. Este aparece como un logro exclusivamente suyo y eso, obviamente, no es así. Todos sabemos que la economía experimentó una fase recesiva entre 1997 y el 2000 y que la reactivación comenzó en el 2001 y se ha mantenido ininterrumpida y crecientemente hasta ahora. García nada tuvo que ver en 5 años de crecimiento continuo. Este es, en todo caso, un mérito del gobierno de Toledo al que acompañaron circunstancias internacionales favorables que, generosamente, siguen acompañando también a García. ¿Cómo explicar esta creencia, a lo mejor sincera, de García que lo induce a sentirse el exclusivo autor de este, según él, logro mayor? Sugiero la siguiente hipótesis: Todas las personas que se sienten grandes protagonistas tienden a confundir su biografía con la historia del país en el que viven e ingenuamente creen que ella (la historia) comienza con ellos. Alexis de Tocqueville, destacado sociólogo y politólogo francés del siglo XIX, sugirió esta hipótesis para explicar tanto el predominio de las continuidades sobre las rupturas en la historia de Francia como las creencias y actitudes de los revolucionarios franceses de fines del siglo XVIII, pero yo pienso modestamente que ella puede extenderse a todos los que se sienten grandes protagonistas de la historia, lo sean o no efectivamente y sean o no revolucionarios.

Una tercera razón que nos lleva a discutir el contenido de su mensaje es el silencio de hechos (ataques contra las ONGs) y propuestas (pena de muerte para terrorista y violadores de niños) que García formuló y que llevaron al país a opinar a favor o en contra de las iniciativas presidenciales durante varios días de los seis primeros meses de gobierno alanista. Los silencios son algunas veces más elocuentes que las palabras. ¿Significa el silencio sobre estos hechos que reconoce los errores, pero que no se atreve a hacerlo en público?. ¿O el manto actual de silencio que cubre sus propuestas polémicas ha sido desplegado sólo para la ocasión de un mensaje que pretende ser consensual?. ¿O significa que algunas de sus propuestas no eran otra cosa que maniobras diversionistas para distraer a las oposiciones?.

Finalmente, ¿el Perú avanza como lo reitera machaconamente el mensaje de García?. Depende. Avanza ahora y es probable que avance en el futuro hasta cierto límite por el camino del crecimiento económico, no por García, sino por inercia que viene de atrás y porque Dios es peruano. En lo que el Perú no avanza y no va a avanzar es en la ruta democrática. En este caso es posible, por el contrario, que el Perú, como el cangrejo, retroceda a las cavernas autoritarias, sobre todo si se aplican las recetas de García silenciadas en el mensaje. El Perú tampoco va a avanzar en la ruta de la justicia social. Independientemente de lo que pase con la pobreza, incluso si disminuyera, la desigualdad social se va a profundizar, como ha sucedido en Chile, el país en donde ha tenido más éxito el modelo neoliberal. Pese a todo, el Perú avanza gracias al punche sostenido y admirable de los de abajo. Rengueando, ziczagueando, jadeando, protestando y esperando, el Perú avanza. A pesar de García.
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GARCIA QUIERE MATAR AL PERRO POR INANICION

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Sinesio López Jiménez

Nunca segundas partes fueron buenas. Si el primer artículo de García era malo, el último es peor. El primero tenía, al menos, la virtud de la provocación porque invitaba al debate intelectual y político. El último, en cambio, es tecnoburocrático y aburrido. Es un pequeño misil tierra a tierra. Hay, para comenzar, una contradicción entre el título (receta para acabar con el perro del hortelano) y el contenido (modestos cambios institucionales del Estado para estimular la inversión privada y favorecer a los empresarios). Con estas medidas García va a engordar a los propietarios de los grandes huertos y, de carambola, puede quizás acabar con el perro del hortelano (como lo desea) por inanición. Todas las medidas que propone (quitar al Estado la obsesión de del control total, estimular al empleado público que presta el mejor servicio, liberar los bienes que el Estado no usa ni trabaja, abrir a la producción y al trabajo las áreas sin uso que tiene el país, nuevos procedimientos para fomentar la inversión) tienen como exclusivo propósito estimular y garantizar la inversión privada. No propone una sola medida que tenga que ver con el perro del hortelano: empleo, el ingreso, la educación, la salud y el bienestar de los peruanos. Esta sería la mejor manera de acabar con todos los perros del hortelano. A esto habría que añadir las medidas de protección del medio ambiente para redondear la faena. Pero nada de esto ha sido propuesto. Todo para el capital, nada para la sociedad ni para el medio ambiente. El Estado, financiado por el IGV de todos (62%), está siendo puesto una vez más al servicio de los dueños del huerto. Si los perros aludidos no mueren por inanición (como espero) van a seguir ladrando fuerte (protestando). No se trata de uno sino de varios. Es casi una jauría. Señalo brevemente a los más impacientes. Están en primer lugar los que viven aplastados por el capitalismo salvaje (precarización del empleo, bajos salarios, malas condiciones de trabajo, services, contratos). Vienen luego los campesinos a los que se quiere despojar de sus tierras para entregarlas a las corporaciones mineras o los que ya se ven afectados por éstas en sus recursos naturales (agua, cultivos, medio ambiente, etc). Sigue el enorme contingente de desempleados y subempleados de las ciudades que buscan empleo y mejores condiciones de vida. Culmina este desfile de perros contestarios la enorme masa de los excluidos económica y socialmente de las regiones, especialmente de la sierra y de la selva. Según revelan las encuestas, éstos son los que demandan más Estado (que los incluya) a pesar del Estado actual (que los excluye). Demandan también una comunidad política (nación) que los incorpore y los considere como sus miembros. Estatismo y nacionalismo (que tanto asustan a los propietarios de los grandes huertos y a sus guardianes) son demandas, no de un conjunto de locos desfasados y desactualizados, sino de amplios sectores sociales que se sienten excluidos. Son las formas a través de las cuales ellos creen que pueden resolver sus problemas fundamentales y pueden ser incluidos en la vida económica y social del país. Son productos inevitables del neoliberalismo excluyente de América Latina. En unos países más que en otros. Neoliberalismo agresivo y estatistmo y nacionalismo son hermanos enemigos que se alimentan mutuamente. Como por un túnel del tiempo, el Perú y América Latina parecen volver a las épocas de la exclusión oligárquica y a las respuestas estatistas y nacionalistas que dicha exclusión generó. Han reaparecido el terreno y el clima en los que germinaron y crecieron los partidos nacional populares y las Apras de América Latina de los años 30 del siglo pasado.

Las recetas presidenciales no curan para nada el estatismo ni el sectarismo, a los que García confunde con el patrimonialismo. Más chamba para Hugo Neira. En una clase de sociología y política al paso Hugo tiene que explicar a García en qué consiste el patrimonialismo (Max Weber). Puedo contribuir gratuitamente con un pequeño adelanto. Patrimnialismo es lo que hace el APRA cuando gana las elecciones: copa al Estado con sus militantes, lo administra como si fuera su chacra apelando al derecho que supuestamente le otorga el triunfo electoral. Si García quiere acabar efectivamente con el perro del hortelano para que pueda funcionar sin sobresaltos la economía de mercado autorregulada tiene que hacer por lo menos dos cosas. Primero, proteger la sociedad y el mundo del trabajo acabando con el capitalismo salvaje y organismo un capitalismo con derechos (empleo de calidad, salarios dignos, jornada de ocho horas, condiciones adecuadas de trabajo, seguridad social de los trabajadores, etc, etc,). Segundo, proteger el medio ambiente y los recursos naturales cuyo deterioro nos afecta a todos y no sólo a los campesinos. La autorregulación del mercado puede funcionar, a estas alturas de los tiempos, si va acompañada por la autoprotección de la sociedad y por la protección del medio ambiente. Nada extraordinario. Este no es un programa socialista ni maximalista. Se mueve sólo en el horizonte de un capitalismo con rostro humano. Es puro liberalismo con equidad.

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EN DEFENSA DEL PERRO DEL HORTELANO

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Sinesio López Jiménez

El perro de García no es como el perro de Rousseau: fiel, leal y cariñoso. Por esa razón lo escogió como su único acompañante cuando los gobiernos de Francia y Suiza lo perseguían para encarcelarlo (por haber escrito La nueva Eloísa, Emilio y El Contrato Social) y el filósofo inglés David Hume le ofreció asilo en Inglaterra para protegerlo. Por el contrario, el perro de García es, por propia confesión, como el del hortelano: no come ni deja comer. Cada uno tiene el perro que se merece. Esta es la conclusión a la que llegué después de leer el extenso artículo que García publicó en el decano. Me sorprendió, en primer lugar, que García escribiera en El Comercio y que éste acogiera con evidente simpatía su artículo, dada la enemistad histórica que ha existido entre el APRA y el decano de la prensa nacional. Más allá de la sorpresa, me parece bien para el Perú y para la política peruana que dos enemigos históricos pasen de la enemistad a la reconciliación. Me llamó también la atención lo escrito por García porque lo que allí dice lo ubica en el polo opuesto de El antiimperialismo y el APRA y otros escritos fundacionales del partido de Alfonso de Ugarte. Esta negación de Haya de la Torre por Alan García es un asunto que concierte a los apristas y a los simpatizantes del APRA. Ellos tienen que confirmar o desautorizar esta negación doctrinaria del APRA por parte de García. El viraje ideológico a la derecha, que venía expresándose en las políticas del gobierno, aparece ahora dicho en blanco y negro como una negación explicita de la doctrina auroral del APRA. Me sorprendió asimismo que García escribiera como si estuviera descubriendo la pólvora cuando en realidad está repitiendo lo que ha pensado la derecha desde siempre, particularmente la oligarquía.

El modelo de desarrollo de la oligarquía fue la economía de exportación basada en la explotación de los abundantes, diversos y ricos recursos naturales, extraídos por la mano de obra que no siempre fue asalariada (porque los rentistas utilizaron extensamente el trabajo servil) y que siempre fue barata. ¿Cuál es la diferencia entre modelo económico oligárquico y el que propone García? . En realidad, casi ninguna. Lo que propone García es la profundización del mismo modelo con pocas y superficiales novedades. El trabajo servil de antes será ahora reemplazado por los services y por los contratos, típicas modalidades de trabajo (que utiliza el capitalismo salvaje para elevar desmesuradamente sus ganancias) contra las cuales insurgió la candidatura de García en el 2001 y en el 2006. La propuesta de García es privatizar los bosques amazónicos, vender las tierras comunales, expropiar a los campesinos y pobladores sus tierras para entregar el subsuelo a las grandes corporaciones extranjeras. García cree que este modelo de desarrollo hará del Perú, sino un paraíso, al menos un país con bienestar, pero que el gobierno aprista y él mismo como presidente no pueden impulsarlo porque tienen la férrea oposición del perro del hortelano.

Me pregunto si el perro del que habla – el del hortelano- al que le atribuye un enorme poder, no le asiste alguna razón frente a lo planteado por García. Después de todo, no hay que pensar que el perro del hortelano siempre está equivocado. Puede suceder que en algunas ocasiones su acción sea la correcta. Estamos acostumbrados a pensar que el perro del hortelano actúa siempre mal porque actúa por envidia que es considerada generalmente un sentimiento negativo. Tocqueville, el más brillante pensador político del siglo XIX, creía, sin embargo, que la envidia era un sentimiento democrático porque ayuda a combatir la desigualdad y estimula la búsqueda de la igualdad. Lo que sucede es que García comparte con Burke, un preclaro representante del pensamiento reaccionario, el mismo sentido de la envidia: “siendo desesperadamente pobres –escribió Burke refiriéndose a los curas pobres de la representación del clero en vísperas de la Revolución Francesa- no podían considerar la propiedad, tanto secular como eclesiástica, sino con ojos de envidia”. ¡Qué parecidos son esos curas franceses de los que habla Burke a los campesinos pobres a los que se refiere García y a los cuales quiere despojar de su propiedad para entregarla a las grandes corporaciones extranjeras!. Si de eso se trata, entonces el perro del hortelano tiene razón y no es tan diferente del perro de Rousseau.

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EL PERRO COMO CHIVO EXPLIATORIO

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Sinesio López Jiménez

Si nunca segundas partes fueron buenas, según Cervantes, ¿qué diría de las terceras?.. He dudado mucho en escribir una crítica al último artículo de García publicado en El Comercio. No he encontrado una idea seria que valga la pena discutir. Creo que este artículo es un material, no para analistas políticos o sociales, sino para sicoanalistas. Resulta que, según García, la pobreza no es producto de la explotación, ni de la dominación, ni de los capitalistas voraces, ni la desigualdad social creciente, ni de la incapacidad del Estado para combatirla con adecuadas políticas sociales y con los recursos necesarios, sino… de la pobreza intelectual del perro del hortelano. Por eso quizás el caricaturista de El Comercio ha resumido simplistamente el peculiar argumento de García con la figura de un perro rojo que se muerde la cola. El sicoanalista tendría que analizar tanto al perro del hortelano que se muerde la cola como al poderoso guardián (García) de los hortelanos. Me parece que el perro del hortelano, con perdón de mis amigos sicoanalistas por meterme en su campo, ha sufrido una metamorfosis y se ha convertido en el chivo expiatorio del fracaso de García y de su desaprobación mayoritaria por la ciudadanía. ¿ Y en qué consiste la pobreza intelectual del perro del hortelano?. García la resume en cuatro puntos: la lucha irracional e irrealista contra el exitoso capitalismo (neoliberal), la acusación al gobierno de no hacer nada para reducir la pobreza, el señalamiento de la desarticulación de los programas sociales y la repetición de la letanía que sostiene “que todo capital es un robo del trabajo ajeno y que la inversión siempre es explotación y dominación”, además de ser un perro provinciano y acomplejado. La primera parte es, en realidad, una pequeña biografía política de García: Su tránsito de desaforado populista y estatista (durante su primer gobierno) a fervoroso neoliberal (en lo que va de su segundo gobierno). Hay allí también la confesión sincera de su defección: “la realidad ha derrotado al perro del hortelano”. Lo que no me parece cierto ni justo es que confunda su biografía personal con la de todos los perros del hortelano del Perú y de América Latina que, en forma creciente y sostenida, siguen ladrando contra el neoliberalismo por excluyente e injusto.

La segunda parte es una crítica severa al perro del hortelano que se niega a ver el éxito de los programas y políticas sociales y el alto monto de recursos que se les asigna. García silencia la crítica de fondo: la separación perversa entre políticas económicas (para los ricos) y políticas sociales (para los pobres), olvidando que la mejor política social es una buena política económica. Uno de los caminos más seguros para salir de la pobreza es el que conduce a la generación de empleos de calidad y de salarios dignos. Eso obliga a repensar, cuestionar y reajustar el modelo neoliberal exclusivamente rentista que García celebra e impulsa. El asistencialismo de más de la mitad de los programas sociales puede mitigar la situación miserable de los pobres, pero no resolverla. El eje de las políticas sociales debiera ser el desarrollo de capacidades. Ese el papel de los programas de salud y de una reforma de la educación seria, integral y viable. Todo eso requiere invertir, no S/. 0.70 al día por cada pobre (Pedro Francke dixit), sino una ingente cantidad de recursos que se obtienen, no por óbolos que propician la corrupción, sino aplicando (a las ganancias extraordinarias, por ejemplo) la capacidad impositiva (extracción de impuestos) que tiene todo Estado soberano.

La tercera parte critica la objeción del perro hortelano a la forma de gestión de los programas sociales “con prioridades organizadas científicamente”, aprendida, no en las mejores maestrías de gerencia, gestión y políticas públicas, sino “en el modelo propuesto por Sembrando”, institución privada dirigida por la esposa de García. Lo que se cuestiona, sin embargo, no es sólo las deficiencias en la gerencia, gestión y administración de los programas sociales, sino la cosificación de los pobres que dichos programas implican. A los pobres se les trata, no como personas, sino como cosas. La pobreza es, sin duda, una situación destructora de los seres humanos, de su autoestima, de sus capacidades y potencialidades, pero, en medio de los despojos humanos que ella genera, encontramos una base mínima de reconstitución: la dignidad humana. Esta es la plataforma básica de igualdad de los seres humanos que los mismos pobres reivindican cuando se les pregunta por sus derechos: Ellos exigen ser tratados con dignidad. Esta constituye un valor inmaterialista primario que permite al pobre mismo, a través de su acción, recomponer los valores humanos materiales, corporales e inmateriales. En la cuarta parte, García censura al perro del hortelano que critica al capitalismo neoliberal victorioso y que promueve la protesta social. Lo que García defiende en esta parte es, como todo converso, el pensamiento único del credo neoliberal y la alta dosis de autoritarismo que eso implica, aunque ello signifique la negación arrogante de todo lo que las ciencias sociales han escrito sobre el capitalismo y su historia poco edificante.

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LA PASION DE PALMA

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Sinesio López Jiménez

Invito al lector a imaginar a Ricardo Palma, un hombre que amó los libros como nadie en el Perú, dirigiéndose un día de enero de 1881 a la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) y encontrar uno de los productos más preciados de la cultura y de la civilización, invadida por la barbarie, la soldadesca y los caballos. ¿Qué sintió Palma al ver a la BNP ocupada, saqueada, robada y mercantilizada por los invasores?. Es probable que en esas circunstancias lo invadieron todos los sentimientos fuertes a la vez: Humillación, ira, amor, odio. En esos momentos y en el resto de los años que vivió, Palma tuvo una doble pasión: la del sufrimiento y la de la agonía. Pasión en el primigenio sentido latino de sufrimiento profundo y agonía en el sentido griego de pugna, de lucha.

Ocupada la Biblioteca Nacional del Perú por el ejército chileno al mando del general Lagos en enero de 1881, la reacción altiva de Palma no se dejó esperar y se expresó en una indignada carta de protesta firmada por él y Odriozola. El gesto digno fue respondido con la persecución y el arresto durante 12 días en una embarcación chilena. Nombrado Director de la BNP en noviembre de 1883, inició la larga batalla por reconstruirla y por recuperar el patrimonio bibliográfico y documental robado por los invasores. A los diez días de nombrado, envía un informe al Ministro de Justicia e Instrucción Pública sobre la deplorable situación en que había encontrado la BNP en el momento en que asumió su cargo. Una de sus primeras acciones fue reparar el viejo local de la institución cuyos salones habían sido convertidos en cuartel y en caballeriza. Al mismo tiempo desplegó una agresiva campaña para recuperar los materiales bibliográficos que, según su Memoria de 1912, “andaban dispersos en las bodegas, donde los soldados los vendieron a trueque de copas de licor”. A pedido de Palma, se emitió el 16 de Noviembre de 1884 un bando prefectural que ordenaba “que los poseedores de libros con el sello de la Biblioteca los devolviesen al establecimiento”. De ese modo pudo recuperar, de acuerdo a la Memoria de 1884, 8,315 volúmenes que estaban en el Mercado Central (antiguamente Mercado de la Concepción), en chinganas, en jabonerías, en casas particulares y en manos de vendedores de libros antiguos.

En esa misma Memoria, Palma afirma haber recibido 624 tomos devueltos por Chile, gracias a la intervención del presidente Santa María que era su amigo. En 1888 hace un breve balance de lo recuperado: “Hasta el 28 de Julio de 1884, en que se inauguró el establecimiento, habíanse recogido del poder de particulares 8,315 volúmenes con el sello de la antigua biblioteca. En los cuatro años trascurridos se han recobrado 5,844 volúmenes más. La más importante de las devoluciones ha sido la que de dos cajones de libros muy notables hizo, por intermedio del Dr. D. Manuel Alvarez Calderón, un caballero francés, residente en Chile”. En total, Palma logró recuperar alrrededor de 15 mil volúmenes tanto de manos de particulares como de manos de los usurpadores que se llevaron, sin duda, lo más valioso de la colección. ¿Cuántos volúmes de la BNP se llevó el ejército chileno como si fuese botín de guerra?. Es difícil saberlo porque no se conoce el catálogo de la BNP de entonces. Lo único que se sabe por el mismo Palma, es que ella contaba, sin considerar los documentos, obras de arte y otros materiales que también fueron robados, con 56, 000 volúmenes en el momento de la ocupación y se quedó con 700 cuando la tropa chilena abandonó el local.

Palma no logró todo lo que quería para la BNP, pero abrió la ruta por la que hemos transitado la mayoría de sus directores. En lo que a mí respecta eso es precisamente lo que hice cuando el 10 de marzo del 2002 puse el tema de la devolución de los libros ante todo el cuerpo directivo de la Biblioteca Nacional de Chile a la que había sido invitado por Clara Butnik, la directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIRBAM) de entonces. Entre tensiones, negaciones y conversaciones la puerta se fue abriendo, especialmente cuando, con Nicolás Lynch, planteamos a mediados del 2003 el tema a Sergio Bitar, Ministro de Educación de Chile. Extraoficialmente se sabe que, a partir de entonces, se nombró una comisión que, culminada su tarea, emitió un informe reconociendo la existencia, en la BN de Chile, de los libros peruanos robados y salieron a la luz en los medios chilenos y peruanos a comienzos del 2005 hechos desconocidos hasta entonces como la catalogación de los libros sustraídos realizada por Domeyko a pedido del gobierno chileno. Todo esto fue debidamente informado a los cancilleres peruanos, a su pedido, en 2003 y 2005. El anuncio de Nivia Palma, directora actual de la DIRBAM de Chile y mujer del entorno de la presidente Bachelet, en el que expresa la voluntad de su institución y del gobierno chileno de devolver los libros robados a la BNP es la culminación de la doble pasión de Ricardo Palma. Que descanse en paz.
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