Archivo por meses: mayo 2018

LA POLITICA COMO GUERRA

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                                               Sinesio López Jiménez

El fujimorismo y la ultraderecha no hacen política sino guerra de baja intensidad o, para decirlo con más precisión, practican la política como guerra de baja intensidad. Sus herramientas preferidas de acción no son el discurso dialogante, la propuesta programática, el debate ideológico, la argumentación crítica y racional sino la sorpresa y la emboscada. Apelan a las Mamaniadas y a las Donayreadas y a cualquier forma de Montesinismo para enfrentar a sus enemigos y las celebran como si fueran el súmmum de la política. Sus héroes son Montesinos, Mamani y Donayre.

No tienen adversarios con los cuales disputar democráticamente el poder sino enemigos a los que hay que aniquilar. ¿Quiénes son sus enemigos?. En general, los que no piensan como ellos y, en particular, los terroristas o ex-terroristas, los marxistas, los izquierdistas y los caviares, entre los cuales no reconocen diferencia alguna. Todos son lo mismo: Son terroristas o defensores de terroristas. La forma más socorrida a través de la cual establecen los linderos de la enemistad política es el terruqueo.

Sus enemigos son siempre malos y, por esa razón, tienen que ser aniquilados. Mezclan la política como guerra de baja intensidad con la ética (o con la religión) y la convierten en fundamentalismo. Todo enemigo es malo (o es el demonio) y tiene que morir. No hay reglas de la guerra. El enemigo ya se rindió. No importa: tiene que morir porque es malo. Ya cumplió su condena de 25 años. No importa: Tiene que seguir preso y para eso hay que inventarle otros delitos.

La política como guerra de baja intensidad es permanente. Nunca acaba. El terrorismo ya fue derrotado, pero sigue siendo una amenaza. Por eso hay que seguir combatiendo al terrorismo y a sus supuestos aliados. El fujimorismo y la ultraderecha buscan generar miedo (en la gente) que justifique su guerra de baja intensidad y la construcción de un régimen autoritario, si no totalitario. Es el miedo para continuar con la guerra y para matar y morir. No es el miedo para acabar con la guerra de todos contra todos, para sobrevivir y pactar por la vida de todos, para construir un orden de paz con nuevas reglas e instituciones, como el de Hobbes. En realidad, Hobbes combina el miedo y la confianza en la construcción del Estado moderno.

Todas estas características políticas revelan que el fujimorismo y la ultraderecha son tributarios del pensamiento reaccionario (la política como guerra) en el campo de la política tal como ha sido asumido por Montesinos y algunos asesores del militarismo que han llevado hasta la distorsión las ideas reaccionarias de Carl Schmitt. Este pensaba que para entender la política hay que pensarla, no como guerra, sino desde la guerra y que es condenable la concepción de una enemistad absoluta que conduce a una guerra sin reglas.

El fujimorismo y la ultraderecha combinan el pensamiento reaccionario en el campo de la política con el pensamiento conservador (la defensa de la vida, con mis hijos no te metas, la ideología de género) en la vida social. Una combinación explosiva y peligrosa para la democracia.

LA JUSTICIA EN LA PICOTA

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                                   Sinesio López Jiménez

Los analistas y comentaristas han sugerido varias hipótesis para explicar las decisiones draconianas y contradictorias del fiscal Germán Suárez y del juez Richard Concepción sobre el caso Humala-Nadine. Algunos sostienen que es una respuesta de rebeldía y desacato de algunos fiscales y jueces a las decisiones del TC que los ha desautorizado en la cuestión de la prisión preventiva. Otros piensan que son sicarios de la toga digitados por algunos políticos que no quieren dar la cara. No faltan quienes afirman que sus veleidades obedecen a los vaivenes de los medios con los que no quieren desentonar.

Constato que el cuestionamiento de algunos fiscales y jueces a las decisiones del TC tienen el mismo aire de familia de las decisiones del Congreso que desacató y sacó la vuelta a las decisiones del TC sobre la inconstitucionalidad de impedir la formación de nuevos grupos parlamentarios.  En todo caso, la conducta de rebeldía de algunos fiscales y jueces y del Congreso revela un lamentable contagio institucional u ocultan la misma mano política que mueve a ambos. Sí esto es así, es fácil adivinar quienes están ahora detrás de estas rebeldías.

Todo este zanfarrancho judicial muestra que la autonomía y la imparcialidad de los jueces y fiscales son un mito. Madison, uno de los federalistas que impulsó la reforma constitucional de USA en 1787, señaló la causa fundamental cuando dijo: “Siendo general la ley no puede ser imparcial cuando los hombres sobre los que se aplica igualitariamente son desiguales”.

Algunos fiscales y jueces ni siquiera asumen la imparcialidad como orientación ética ni como un canon metodológico de acción. Los pocos que la valoran tienen que sufrir múltiples presiones ante las que terminan muchas veces sucumbiendo. Además, con excepciones, no llegan a la carrera judicial los mejores abogados y juristas, pese a que no está mal remunerada en el escalafón de funcionarios del Estado.

¿Cuáles son las presiones más frecuentes que buscan someter a fiscales y jueces?. Varias, pero señalo las más importantes. En primer lugar, la presión de los medios poderosos que acusan, juzgan y condenan. Algunos fiscales y jueces no hacen otra cosa que duplicar la justicia mediática para cuidar su imagen pública y asegurar su carrera judicial. En segundo lugar, el poder político (Ejecutivo, legislativo, partidos) directa o indirectamente vía el CNM que los nombra y destituye. En estos dos últimos años, el Congreso y el fujialanismo han desplegado acciones y gestos para someter a los fiscales y a los jueces con la finalidad de blindarse frente a cualquier acusación fiscal y judicial. Estos son los dos factores actuales que más pesan en la cuestión del Lava Jato y en el tratamiento diferencial que se da a los expresidentes y a los líderes políticos.

En tercer lugar, el poder económico que busca corromper a jueces y fiscales para obtener decisiones favorables a sus casos judiciales grandes, medianos y pequeños. Finalmente, las ideologías políticas bajo las que se han formado los abogados ayudan a controlar los colegios de abogados y los estrados judiciales.

VICTORIA PIRRICA

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Sinesio López Jiménez

La reciente encuesta de GFK (La República, 29/04/18) es, en realidad, una especie de parte final de las guerras políticas que KF y Kenji desplegaron para sacar a PPK del gobierno y a AF de la cárcel. Del balance de muertos y heridos se deduce que para ellos el logro de sus objetivos es una victoria pírrica.

KF puso, además, al nuevo gobierno de Vizcarra, su gobierno, al que está obligada a sostener y a ayudar a que tenga algún éxito si desea parar la caída en la opinión pública y mantener un rol protagónico en la política. Ya no puede hacer obstruccionismo, sino que está obligada a colaborar. FP es el nuevo oficialismo que tiene frente a sí un rol contradictorio: apoyar al gobierno y recuperar el espacio perdido por su lidereza. El oficialismo desgasta y los desafíos electorales se avecinan.

La lista de perdedores es larga. Desde luego el mayor perdedor ha sido PPK que fue obligado a renunciar, pero su principal enemiga, KF, ha quedado seriamente herida. Ella ha sido desplazada del primer lugar que siempre ocupaba en las encuestas al cuarto lugar. Algo parecido ha sucedido con Kenji. En los últimos meses logró desplazar a la hermana en el ranking de aprobación de los políticos, pero ha caído verticalmente al abismo.

Si se examina los últimos tres meses, es evidente que todos los líderes políticos han perdido algo de apoyo. Los que menos han perdido son Julio Guzmán, Alfredo Barnechea y Verónica Mendoza. Salvo AP, todas las bancadas parlamentarias pierden, en particular FP y PPK, los principales protagonistas de la guerra política. FP baja de 25% en mayo del 2017 a 9% en abril del 2018 y PPK, en el mismo lapso, desciende de 17% a 7%.  Con estas cifras el fujimorismo no puede cantar victoria.

Villanueva, el jefe de la PCM, no queda bien parado en la encuesta. Ocupa esa función gracias al acuerdo de Vizcarra con KF, quienes premian su rol de coordinador de los grupos parlamentarios que buscaban la vacancia de PPK, pese a que fracasó. De no ser por el operativo mafioso de Mamani, organizado por la mototaxi fujimorista, PPK no habría renunciado.

Poco importa si pierden los políticos. Lo más doloroso es que pierda el Perú y perdamos todos los peruanos. La desazón que expresan los encuestados con los políticos es, en el fondo, el reclamo de pérdida de tiempo y de oportunidades que han generado las guerras políticas fujimoristas y la incapacidad de las otras fuerzas políticas para frenarlas y derrotarlas. Las guerras políticas producen inestabilidad política y esta, a su vez, afecta el crecimiento y aumenta la pobreza.

Przeworski y Limongi, destacados polítólogos, investigaron si existe alguna relación entre los regímenes políticos (democracias y no democracias) y el crecimiento y encontraron en 80 países examinados que algunas democracias generan crecimiento y que algunas dictaduras también lo hacen. Eso significa que el tipo de régimen político no tiene que ver con el crecimiento sino que hay un factor importante que subyace a los diversos regímenes que, en gran medida, lo explica: la estabilidad política.