Archivo por meses: marzo 2009

SALVO EL MODELO, TODO ES ILUSION

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Sinesio López Jiménez

Muchas veces he pensado que entender a García no es tanto una tarea para los analistas políticos como para los psicoanalistas. ¿Cómo explicar políticamente sus bruscos y contradictorios estados de ánimo, sus discursos confrontacionales y sus demandas simultáneas de consenso, su continuo impulso a la firma de TLC y su pedido de consumo de los productos nacionales, sus marchas y contramarchas?. No todo es, sin embargo, materia psicoanalítica. Hay también materia política digna de ser analizada. Mi hipótesis es que el carácter imprevisto de la crisis mundial del capitalismo ha hecho perder el rumbo a algunos políticos (entre ellos García) que habían hecho una apuesta fuerte (de converso) por el modelo económico neoliberal y por el crecimiento económico sostenido. En un primer momento no sabían siquiera de qué se trataba. García tuvo la audacia de hablar de una crisis de crecimiento del capitalismo. Más aún: Quería que todos los líderes del mundo (reunidos en las cumbres) compartieran su desubicado diagnóstico. Luego sostuvo que la crisis mundial no nos alcanzaría porque el Perú es un país blindado. Su objetivo era convencer a los empresarios para que siguieran invirtiendo y a los peruanos para que estuvieran tranquilos. En un tercer momento propuso un plan anticrisis para amortiguar la crisis. El Estado hacía lo suyo e invitaba nuevamente a los empresarios a invertir y a arriesgar. Mientras tanto insiste en seguir firmando TLC cuando muchos países desarrollan políticas proteccionistas. Vino luego el despliegue de políticas neopopulistas (legalización de las invasiones urbanas, condonaciones de deudas del Banco de Materiales, ofrecimiento de otras condonaciones) para mantener contentos a los de debajo de la escala social mientras defiende el modelo neoliberal para los de arriba. Todos estos momentos y pasos dados por García en medio de la crisis que cada vez se siente más han estado acompañados por un optimismo desbordante que, como estrategia política, no ha producido los resultados esperados.

Hemos llegado al quinto momento en el que García ofrece a los empresarios y banqueros defender el modelo económico aún a costa de la democracia: “En el Perú, ha dicho García, el presidente tiene un poder: no puede hacer presidente al que él quisiera, pero sí puede evitar que sea presidente quien él no quiere. Yo lo he demostrado. De manera que puedo garantizarles a todos los que quieran traer un centavo a este país, que ese centavo está garantizado por la estabilidad política que va a tener el Perú en los próximos 10 años. Esta es mi contribución al largo plazo de la postcrisis que va a haber”. ¿Es esta una propuesta desesperada de García que busca romper la desconfianza y el inmovilismo de los empresarios y los banqueros ante la crisis o es una estrategia largamente pensada y madurada de la derecha peruana para mantener el modelo neoliberal? Mi hipótesis apuesta a que es más lo segundo que lo primero. Ello no obstante, la propuesta indecente de García puede ayudar a que los banqueros aflojen el puño y abran la cartera.

“Yo lo he demostrado”. Es una confesión sincera que debe haber sabido a chicharrón de sebo a Vargas Llosa y a todos los que apostaron por él en 1990. Cuando era populista radical aplicó la estrategia sin miramientos al candidato neoliberal. Hoy, que es un neoliberal converso, apunta contra el candidato que él llama antisistema: Ollanta Humala. ¿En qué consiste la estrategia antidemocrática de bloqueo y destrucción de las candidaturas que disgustan al gobernante de turno?. Si nos atenemos a lo que pasó en 1990, esa estrategia tuvo varias aristas, todas ellas antidemocráticas: uso y abuso de psicosociales imaginados y desplegados por la misma cúpula del poder, utilización desvergonzada de todos los recursos del poder del Estado, amenazas veladas y abiertas a las candidatos vetados por poder, etc., etc.

Una de las cosas que más llama la atención es el sentido que García le da al término anti-sistema. Para él, anti-sistema no es el que se opone a la democracia, como sucede en la tradición del análisis político, sino el que se opone al modelo económico neoliberal. En esto, como en otras dimensiones de la política, García ha terminado haciendo suyo el mismo punto de vista de la derecha económica y de la ultraderecha política. Por esas vueltas que da la vida, el político anti-sistema es García quien no acepta las reglas de juego democráticas y no se somete a los preceptos del constitucionalismo. En presencia de los banqueros ofrece sacrificar en el altar del modelo neoliberal al régimen democrático. Salvo el modelo económico, todo es ilusión. Si para salvarlo y hacerlo duradero es necesario sacrificar la democracia no hay que dudarlo. Estas parecen ser las nuevas consignas políticas de García. En estos tiempos en que abundan los líderes en el campo de la derecha, García se ofrece voluntariamente como su jefe.
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TODA LA MEMORIA

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Sinesio López Jiménez

Lo que estaba en el orden del día de la política peruana de esos días (agosto de 1983) era la forma de combatir con eficacia el terrorismo de Sendero Luminoso. Se abrían dos caminos: el de la política y el de la guerra sin cuartel. El gobierno y la mayoría parlamentaria habían abdicado de la política y habían optado por la guerra; las oposiciones de entonces (el Apra y la IU) insistían en el camino de la política. La propuesta de reemplazar las armas por el impulso al desarrollo de Ayacucho del general Huamán había sido derrotada. Se impuso entonces la barbarie de la tierra arrasada del general Noel. En esos días se discutía también con cierto apasionamiento la propuesta del diálogo con Sendero Luminoso formulada por el Fiscal de la Nación, el doctor Cavero Egúsquiza. Para echar más leña al fuego, el Dr. Cavero afirmó, además, que los senderistas eran también patriotas a su modo. La mayoría parlamentaria buscaba destituirlo, la oposición (con algunas discrepancias internas en el Apra) lo defendía y el Premier Schwalb expresaba su discrepancia, pero pedía respetar la opinión del Fiscal. Esa era la coyuntura política en la que escribí (en El Diario de Marka) la columna política que sigue. La señorita Martha Meier M. Q. ha citado en El Comercio del 14 de marzo del 2009 una parte de la columna, sacándola de contexto. Su intención es presentarme como filo-senderista que ahora pasa piola sin haber hecho la mínima autocrítica. Lo que hoy escribo y sostengo no es evaluado por la calidad del argumento sino por lo que supuestamente dije en el pasado. La típica falacia del argumento ad-hominen. Como en el pasado no existe lo que afirma, su falacia se cae. Patina la señorita Meier M.Q. porque sólo tiene “un poco de memoria” como lo reconoce en el mismo título de su artículo. Por eso reproduzco aquí toda la memoria para que el lector juzgue. Mi posición contra Sendero ha sido neta y clara desde sus inicios. Eso consta en artículos, polémicas políticas y debates en todos los escenarios en donde me ha tocado actuar: el periodismo, la política y la academia.

“Una vergüenza

Lo que sucedió el lunes por la noche en Diputados es una vergüenza nacional y pasará a los anales de la historia parlamentaria como la fecha trágica en la que la Cámara Joven renunció a su dignidad cívica para vestir la casaquilla militarista. Al negar el diálogo con Sendero Luminoso propuesto por el Fiscal de la Nación y avalar la acción represiva del general Noel, sancionando a Hugo Blanco con cuatro meses de suspensión, la mayoría parlamentaria no sólo ha actuado en forma torpe sino también suicida, porque ha bendecido la misma espada que mañana la abatirá. No deja de ser paradójico que sea Blanco, el menos parlamentarista de los representantes de la izquierda, el que defienda con su actitud intransigentemente antimilitarista al Parlamento y uno de sus principales métodos democráticos, el diálogo, y que sean los parlamentarios gobiernistas, autoproclamados defensores de la democracia, los que respalden los métodos genocidas del general Noel. Tal paradoja se explica, sin embargo, por la abdicación que ha hecho la derecha peruana hasta de sus propias instituciones representativas para devenir autoritaria y antidemocrática.

Lo peor de todo esto es que la vergüenza del lunes es la respuesta parlamentaria a la honrosa actitud del Fiscal de la Nación que, el domingo, había expresado la necesidad de defender la libertad de expresión a toda costa, reiterado su invitación al diálogo a Sendero Luminoso y sostenido que los senderistas son patriotas a su manera. El doctor Cavero expuso estos puntos de vista en el Canal 5, que lo entrevistó con la sibilina esperanza de arrancarle una condena contra la prensa de oposición y la promesa de la apertura de juicio contra los seudoperiodistas acusados por el general Briceño y el ministro del Interior. Al canal oficialista le salió, sin embargo, el tiro por la culata, porque el Fiscal de la Nación dijo lo que dijo para escándalo de la derecha pacata y traidora. Se dejaron escuchar entonces los gritos de las cavernas en los editoriales de los periódicos, en la radio, en la TV y hubo un diario que dejó impresa en primera plana su huella antidiluviana y gorilona. La mayoría parlamentaria juzgó que no podía quedarse atrás en este concierto de bárbaros y no se le ocurrió otra cosa que presentar una moción de “extrañeza” contra el Fiscal de la Nación, cuando la extraña era ella.

Lo que más ha irritado, sin embargo, la delicada sensibilidad de la derecha, es que el doctor Cavero haya sostenido que los senderistas son también patriotas. Ni más ni menos. Grite lo que grite la derecha, el Fiscal Supremo ha dicho una verdad del tamaño de un templo. Porque ¿quién es más patriota: Abimael Guzmán, que está dispuesto a morir y a matar por lo que cree -equivocadamente o no- bueno y justo para su país o Carlos Rodríguez Pastor, que ha puesto, sin arriesgar su pellejo, la economía del Perú en manos de las transnacionales y de la banca extranjera? La respuesta corresponde al lector”.

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NEOLIBERALISMO Y NEOPOPULISMO

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Sinesio López Jiménez

Gobernar para los ricos con el apoyo de los pobres es el sueño de todos los presidentes de derecha. Gracias a esa política los ricos se hacen más ricos y los pobres siguen siendo pobres. Los ricos engordan y los pobres aplauden porque reciben las migajas del festín. Esa es una política perversa que mantiene y oculta la injusticia. Ella no es una política en que todos ganan sino una política que fortalece a los ganadores de siempre y mantiene a raya a los perdedores de siempre. Ese sueño se convirtió en una pesadilla para muchos presidentes derechistas. No encontraron la fórmula o no tuvieron los recursos para tener contentos a los de abajo. Comenzaron más o menos bien, despertaron muchas expectativas, pero terminaron repudiados por la mayoría de los ciudadanos. Pocos han obtenido un cierto éxito (en el Perú) en la aplicación de ese tipo de políticas. Esos son los casos de Odría y Fujimori en el siglo XX por razones distintas. La guerra de Corea produjo una cierta bonanza exportadora y, gracias a ella, la dictadura odriísta pudo contar con ingresos fiscales que le permitieron desplegar un agresivo populismo de derecha: reparto de alimentos, autorización de invasiones a terrenos estatales, cultivo esmerado de clientelas, etc. etc. Fujimori pudo desplegar una agresiva política social (asistencialista en lo fundamental) gracias al apoyo del Banco Mundial y del BID que, en conjunto, le otorgaron 600 millones de dólares cada año desde 1993 hasta el 2000. A esa cantidad hay que sumar 200 millones de dólares provenientes del fisco. Fujimori pudo gastar 800 millones de dólares cada año en vaso de leche, comedores populares, Pronamach, construcción de escuelas y postas de salud, en donaciones a discreción, organización de clientelas políticas, etc.

El caso de Fujimori reviste algunas características especiales que vale la pena analizar. Fujimori no inventó la fórmula política que le permitiera tener contentos a los ricos y a los pobres ni obtuvo los recursos de alguna bonanza exportadora. Estos provinieron, como lo hemos señalado, de los organismos financieros internacionales y del fisco y la fórmula provino del modelo neoliberal. El neoliberalismo separa la política económica de las políticas sociales y prepara, de ese modo, el terreno para la vigencia del neopopulismo. Las primeras están definidas y orientadas al servicio de los ricos (apoyo total y sin límites a la inversión privada, economía autoregulada de mercado sin autoprotección de la sociedad, despreocupación por el tema de los empleos y los ingresos de la gente, desprotección del trabajador, multiplicación de los services) y las segundas para los pobres, olvidando que la mejor política social es una buena política económica. Sin empleos de calidad y sin salarios dignos no se sale de la pobreza. Sin un nivel educativo que alcance los 12 años como mínimo (educación primaria y secundaria completa) y sin una educación de calidad tampoco. La mayoría de los pobres en el Perú y en América Latina no llegan a romper las cadenas de la pobreza porque no llegan a tener la secundaria completa. En esas condiciones, la pobreza se autoreproduce. Sin vastos y agresivos programas de salud de calidad los pobres y los pobres extremos no pueden dejar de serlo. La miseria, el hambre, la enfermedad, el abandono, la pérdida de confianza en sí misma y la desesperanza los ahogan. Las dádivas del populismo de derecha y las políticas sociales asistencialistas pueden aliviar temporalmente sus angustias vitales pero no resuelven su situación de pobreza y extrema pobreza.

¿Por qué García no desplegó políticas distributivas adecuadas y justas ni aplicó políticas populistas en los tiempos de vacas gordas y de ganancias extraordinarias (gracias a la bonanza internacional) y de crecimiento de los ingresos fiscales (en 1 o 2 puntos)?. Mi hipótesis es que García no desplegó un agresivo populismo en la primera mitad de su gobierno porque no quiso perturbar el crecimiento sostenido en el tiempo, porque creyó ingenuamente (como su actual ministro de Economía y Finanzas) que el Perú iba a tener 15 años ininterrumpidos de crecimiento y porque quería pasar a la historia como el presidente que llevó a la economía a los picos más altos de su crecimiento. Borraba de esa manera la desastrosa imagen de su primer gobierno. Entonces fue más neoliberal que neopopulista. ¿Por qué despliega ahora las banderas del populismo cuando la economía entra en crisis y las arcas fiscales se secan?. ¿Llegó la etapa de la distribución?. ¿Qué puede distribuir García en tiempos de vacas flacas?. Mi hipótesis es que la pérdida de poder y de prestigio de los organismos financieros internacionales (FMI, BM, BID) y la crisis misma del neoliberalismo han dejado a García las manos libres para abrir las puertas a un populismo desbocado y sin controles. Esta es una salida política desesperada para amortiguar el creciente descontento de los pobres y muy pobres, neutralizar a Ollanta Humala como representante de los excluidos y abonar el terreno electoral de la derecha. Hoy (en un período de crisis) García es más neopopulista que neoliberal

García es, en realidad, un odriísta tardío, como agudamente ha señalado uno de los mejores analistas de la actual coyuntura política: Carlín.
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