Archivo por meses: junio 2013

EL NARRADOR DE CUENTOS

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Sinesio López Jiménez

Los ataques de Humala a la izquierda  son un gesto de cortesía para la derecha.  Constituyen una expresión más de confianza que ella exige del  presidente para volver a creer en él. En su momento (noviembre del 2011), la derecha pidió la cabeza de los izquierdistas que ocupaban algunos puestos de mando en el  gobierno y Humala la entregó en bandeja sin pestañar. Ahora ella celebra que Humala reniegue de sus antiguas convicciones (la gran transformación) y de sus aliados.

Humala reconoce que la izquierda “por primera vez llega al gobierno con nosotros, que son ministros con nosotros”. Pongamos los egos en su real dimensión. Más preciso sería decir que Humala y la izquierda llegaron al gobierno por primera vez porque, por un lado, asumieron en la primera vuelta la representación de los sectores contestatarios y disconformes con el establishment y, por otro, formaron acertadamente una coalición en la segunda vuelta con el centro derecha que detestaba al fujimorismo más que a la izquierda.

Sostiene Humala que la izquierda cometió algunos errores estratégicos, entre ellos la falta de autonomía conceptual y política (“cuando llovía en Moscú, salían con paraguas”), el abandono de la lucha por la justicia social y la “soberbia” de los intelectuales marxistas que se creían “los únicos intelectuales del país y despreciaban al resto porque no eran marxistas”. Convalida sus afirmaciones con su propia experiencia familiar. En defensa de don Isaac y su esposa y de toda la izquierda habría que decir que es una generalización excesiva la referencia a la falta de autonomía y a la soberbia y un desvarío la alusión al abandono de la lucha por la justicia social. ¿Se está mirando al espejo, señor presidente?.

Ninguneando algunos logros de la izquierda peruana sostiene que, a diferencia de otras latinoamericanas, apenas llegó a la alcaldía de Lima. Hay algo de cierto y mucho de falaz.  La división irresponsable de la IU en 1989 bloqueó el camino de la izquierda a Palacio de Gobierno y abrió las puertas a novatos sin tradición de izquierda (Fujimori, Toledo y Humala).  Es probable que si la IU no se hubiera dividido, Ollanta Humala no hubiera existido políticamente. Esto es, sin embargo, contra-historia.

“Los participantes (en el primer gabinete) que eran de izquierdas y que los colocamos ahí no aguantaron ni seis meses el Gobierno, se salieron y ahora están con la derecha” afirma Humala en una entrevista a El País de España que este diario reproduce (LR, 23/06/13). Una historia para la exportación contada al revés. La verdad histórica todos la conocen. Humala comenzó muy temprano el viraje a la derecha con la designación de Castilla en el MEF y Velarde en el BCR y con la continuidad del modelo liberal, siguió con Conga va sí o sí y continuó con la declaratoria de guerra a los movimientos contestatarios de Cajamarca. La izquierda no se salió, Humala la echó por presión de la derecha. Se reemplazó el diálogo por la confrontación (el gabinete Valdés que no fue a ninguna parte).

El hombre que se define, no de izquierda ni de derecha, sino de abajo ubica, sin embargo, su nacionalismo, que bebe de fuentes plurales, “en la izquierda latinoamericana con Lula y con Mujica”. ¿Qué dirán sus mandantes de la derecha?. Cuídese, señor presidente, de los periodicazos y de las atarantadas de los  que creen que son dueños de la verdad y del Perú.

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REINGRESANDO A LA CANCHA

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Sinesio López Jiménez

Con la ruptura de la IU en 1989, la izquierda dejó de representar a los sectores descontentos con el establisment que provienen principalmente de las clases populares y pobres. Ella se fragmentó y dejó de ser un actor político importante como lo había sido en la década del 80. Sus huestes se dispersaron y la representación del espacio social contestatario fue asumida sucesivamente por personajes sin una trayectoria de izquierda (Fujimori, Toledo, Humala) que ganaron con un programa de cambio, pero gobernaron con la derecha.

El tránsito por el espacio izquierdista les produjo, sin embargo, una cierta rentabilidad política. El fujimorismo recluta su base social mayoritaria de los sectores populares y pobres que habían sostenido a la izquierda en la década del 80. Los conquistó con agresivas políticas sociales clientelistas. Toledo (antes del escándalo de la corrupción) estaba convencido que podía representar a los sectores sociales contestatarios, populares y pobres. Algunos sectores izquierdistas veían ilusamente en él una alternativa posible. Humala, el último tránsfuga programático de la izquierda que gobierna para la derecha, aún es visto por amplios sectores sociales como un líder de centro-izquierda (LR, 2/6/13).

Es probable que la reaparición de la izquierda unificada en el Frente Amplio Patriótico (FAP) disipe esa ilusión. El reagrupamiento de la izquierda ha costado más de un año de diálogos y debates sobre diversos temas de política de mediano y largo plazo y sobre la necesidad de la unidad de las fuerzas dispersas para construir un sujeto político creíble y relevante. Serán necesarios algunos meses más de afianzamiento de la unidad para que la izquierda esté en forma para disputar los gobiernos regionales y municipales en el 2014 y el gobierno nacional en el 2016, sola o en coalición con otras fuerzas progresistas.

Una de las tareas pendientes de la izquierda es limpiar el terreno social y político en el que se mueve. La izquierda tiene que superar los errores del pasado, disipar las ilusiones del presente en algunos políticos que asumieron transitoriamente la representación de las clases populares, recuperar  la confianza del pueblo en ella y proponer un horizonte utópico de esperanza que haga posible la convivencia del progreso con la justicia, la libertad y la solidaridad.  Su ingreso se produce en un momento político de lucha darwiniana entre los líderes de la derecha por sobrevivir en un escenario político tugurizado y fangoso. Ninguno de los líderes de la derecha puede mostrar sus manos limpias. La corrupción que mancha a todos ellos (a unos más que a otros) puede acabar con sus ambiciones políticas.

El escenario económico y social también se presenta un poco sombrío. El Perú cuenta con una fortaleza macroeconómica gracias a los precios de las commodities, a la demanda internacional y al manejo responsable de las políticas monetaria y fiscal, pero la crisis internacional que ya llegó a China y la carencia de un desarrollo sostenible pueden generar algunas dificultades económicas. En ese contexto, los poderes fácticos enciman agresivamente a Humala quien cede sumisamente a sus presiones a costa de los intereses y las demandas de los trabajadores y  de los sectores populares. Estos son los desafíos inmediatos que tiene la izquierda. Esta es la cancha a la que entra la izquierda unificada en el FAP.

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ENTRE LAS MAFIAS Y EL PENSAMIENTO UNICO

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                                               Sinesio López Jiménez

Si la autonomía universitaria pudiera personificarse y hablar en medio de la actual confusión general diría con razón a varios representantes de las universidades públicas y privadas: No me defiendas compadre. Las mafias de algunas universidades públicas defienden la autonomía universitaria. Lo mismo hacen algunas camarillas enquistadas por años, como si fueran imprescindibles, en algunas universidades asociativas (sin fines de lucro). No se quedan atrás en esa defensa varias universidades societarias (con fines de lucro), de pésima  calidad  e interesadas  solo en el negocio educativo.  Para bien de la autonomía universitaria, felizmente han levantado la voz (también para defenderla) algunas universidades  públicas y privadas asociativas (y profesores) de calidad y de prestigio académico.

Reconozco que el concepto “autonomía universitaria” ha sido estirado hasta la ambigüedad y la confusión y el debate ha sido descontextualizado. Discutimos ahora (en un Estado de derecho al menos normativamente) como si estuviéramos en los años 20 (durante el Estado oligárquico, patrimonial y excluyente). La autonomía universitaria  ¿es absoluta o relativa?, ¿es parcial o es total?, ¿es respecto de los gobiernos o del Estado unitario?, ¿se basa en una situación real (como los estados federales) o es una ficción jurídica (como el BCR)?, ¿se refiere a lo nacional o a lo global?.

No me puedo extender en las respuestas, pero sostengo que la autonomía universitaria es relativa, parcial, se refiere principalmente a los gobiernos y es una ficción jurídica.  La autonomía universitaria se refiere al libre desarrollo de las actividades académicas y de investigación, a la libertad de pensamiento  y a la gestión y administración transparente y democrática de esas actividades. Nada más. ¿Se puede hablar de autonomía económica en universidades cuyos fondos vienen principalmente del Estado y sobre los cuales tienen que rendir cuentas?. Tengo la impresión que muchas universidades privadas demandan autonomía para no pagar impuestos. Hay que reconocer que nuestras universidades están en transición de lo nacional a lo global, que la ciencia y la tecnología no tienen patria, pero que están obligadas a impulsar un pensamiento autónomo.

Las universidades no son espacios virtuales, ellas ocupan un territorio y tienen autoridades estatales que ejercen jurisdicción sobre él. De eso no pueden escaparse. En esa medida tienen que ocupar un lugar en el Estado. ¿Cuál es ese lugar?.  Sin duda, el espacio educativo. Eso no significa que ellas tienen que someterse al Ministerio de Educación (perdiendo autonomía) sino que tienen que  coordinar con él, como lo señalan algunos proyecto al respecto. Esa coordinación supone dos cosas. Primero, definir a las universidades como un sistema y segundo, que ellas y los colegios profesionales (que son su producto) propongan ternas para que el poder legislativo (no el gobierno) elija entre ellas y se forme de ese modo el Consejo Nacional de Universidades. La ANR (integrada por gente honorable, pero también por impresentables) debe desaparecer.

El error fundamental de la Comisión parlamentaria de educación es pretender liberar a las universidades de las mafias y camarillas a través de los representantes del pensamiento único neoliberal (MEF y CONFIEP) y del nombramiento por el gobierno de los integrantes de la llamada Autoridad Nacional Universitaria. Eso viola  doblemente la autonomía. Es, en cambio, un acierto la elección de las autoridades universitarias mediante el sufragio universal.

 

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DERECHA E IZQUIERDA

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Sinesio López Jiménez

La desideoligación política no es tan grande como algunos analistas creen. Casi el 60% sigue guiándose por la ideología en el campo minado de la política. Sólo en los sectores pobres la desideologización es alta (47% en D y 53% en E). Los datos de la encuesta nacional urbana de GfK (LR, 02/13) muestran más bien que hay un abultado centro (sobre todo en los sectores sociales acomodados y en Lima) que probablemente fagocita a los escuálidos polos de la derecha y la izquierda que presentan un cierto equilibrio.

La encuesta no indaga sobre el peso de las posiciones extremas de ambos polos (la DBA y el Movadef) que viven apasionadamente las ideas cerradas en las que creen. Las otras posiciones de derecha e izquierda son más abiertas a la vida y a la experiencia. La derecha se distribuye por igual en Lima y en el interior del país, mientras la izquierda está principalmente en el interior. Pese al activismo intenso de los extremos, estos datos revelan que la dinámica política principal no discurre por los polos sino por el grueso centro, lo que convierte a la política en una actividad moderada, aburrida y mediocre.

El centro y la derecha están sobrepoblados de candidatos.  Estos no provienen de la vieja derecha oligárquica y gamonal sino de la nueva derecha que antes de los 70 se definió como izquierda o centro-izquierda (el Apra entre 1930-1956, AP y la DC-fracción PPC entre 1956-68) y de nuevos sectores que emergieron después de los 90 (el fujimorismo, Somos Perú, Perú Posible, Solidaridad nacional). La mayoría de los medios, algunos de ellos de origen oligárquico (El Comercio), constituye un poder fáctico y es el megáfono altisonante de la derecha económica y política. Estas reubicaciones ideológicas se explican por las reformas radicales de Velasco que acabaron con la oligarquía y el gamonalismo, asustaron a los reformistas incosecuentes,  los empujaron al campo de la derecha y pusieron en movimiento a ciertos sectores de las clases populares que engrosaron después las filas de la izquierda.

La izquierda está fragmentada en pequeños partidos y carece de un liderazgo reconocido que pueda unificarla.  El espacio de los sectores sociales descontentos y contestatarios, el terreno abonado de la izquierda, no tiene, por ahora, una representación política reconocida. El terrorismo de SL y del MRTA, la caída del muro de Berlín y la incapacidad de sus líderes para responder a estos nuevos desafíos (incluido el neoliberalismo) descolocaron y fragmentaron al frente político (IU) que había logrado unificar a casi toda la izquierda. Es probable que la aparición de un liderazgo que unifique a la izquierda y que representa al mundo de la protesta y del cambio reubique ideológicamente a Ollanta en el lugar del espectro ideológico que le corresponde puesto que ahora es considerado como un líder de centro-izquierda.

Además de los acontecimientos y procesos traumáticos que han redefinido el campo y el peso de las ideologías, es probable que algunos cambios en la cultura política y en la estructura social concurran también a explicar esa redefinición. Las desproletarización, la descampesinación, la creciente informalidad urbana, la emergencia de nuevos sectores medios, una cierta bonanza económica (del 2001 en adelante) originada por la sostenida demanda internacional y por los altos precios de las commodities ayudan a explicar la relativa desideologización, el abultamiento del centro y la debilidad de los polos de derecha e izquierda.

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