Archivo por meses: junio 2016

EL PODER EXAGERADO DE KF

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                                               Sinesio López Jiménez

La señora Fujimori exagera sobre el poder que efectivamente tiene. Ella cree que el control del Congreso y de FP, su partido, le otorga el poder suficiente para tener al gobierno de PPK en jaque permanente. Se equivoca. Esa exageración la lleva a exigir que, para sentarse a conversar, PPK le pida disculpas por los supuestos agravios de la campaña electoral. Lo quiere humillar.

¿Quién debe pedir disculpas a quién? A la señora Fujimori le han dicho muchas verdades que ella toma como ofensas. No es un agravio afirmar que ella fue la primera dama del gobierno más corrupto de la historia peruana, que  el gobierno de su padre cometió crímenes y delitos de lesa humanidad y que fue un régimen autoritario nacido de un golpe de Estado. Tampoco es un agravio sostener que la familia Fujimori quiere instaurar un régimen dinástico. Ella está donde está en la política, en gran medida, porque se apellida Fujimori. Y si ella sale del ruedo, se prepara Kenyi para reemplazarla.

Mucho menos es un agravio la denuncia según la cual el secretario general de su partido es investigado por la DEA por el supuesto delito de narcotráfico y por la Fiscalía peruana por el supuesto delito de lavado de activos desde hace dos años. Si todas estas denuncias (que no son todas) contra KF son verdades de a puño quien tiene que pedir disculpas al Perú y a los peruanos es ella por habernos querido vender gato por liebre.

Pero la señora Fujimori se equivoca sobre el poder que tiene el Congreso.  Es cierto que este tiene una serie de controles sobre el Ejecutivo en un presidencialismo parlamentarizado como el nuestro, pero esos controles tienen límites y no pueden abusar con ellos. El voto de investidura al gabinete, por ejemplo. Esos controles no lo convierten en parlamentarismo (en el que el Congreso es el primer poder del Estado) o en semi-presidencialismo (como equivocadamente piensa Sartori) ni eliminan el dato fundamental de todo presidencialismo: El Presidente de la República es jefe de Estado y jefe de gobierno.

Como jefe de gobierno, el Presidente controla el MEF, el superministerio que, desde hace  mucho tiempo, gobierna efectivamente al Perú y que, incluso, avasalla al Congreso que no tiene capacidades para limitar su poder. La alta burocracia del MEF y del BCR tiene un peso decisivo no sólo en la economía sino también en la política.

El poder del Ejecutivo se acrecienta si, como es previsible, los poderes fácticos (la CONFIEP y los medios) se alinean con PPK. No hay que olvidar el peso que tienen los medios en la correlación política de fuerzas. No son invencibles, pero tienen  mucho poder sobre todo cuando se trata de destruir al enemigo político. En la segunda vuelta los medios concentrados (particularmente el canal 4 y El Comercio) abandonaron a KF para respaldar decididamente a PPK. Sin ellos, las denuncias contra Ramírez (secretario general de FP) y Chlimper (primer Vicepresidente) no hubieran producido los estragos que produjeron en la candidata del fujimorismo.

UN GOBIERNO DIVIDIDO

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                                               Sinesio López Jiménez

Con el triunfo de Kuczynski en la segunda vuelta se instala en el Perú un gobierno dividido en el que el Presidente es de un partido (PPK) y el Congreso es controlado por otro partido (Fuerza Popular). Esta división no es un problema en un régimen presidencialista puro (como el de USA) en el que existe una clara autonomía de poderes, pero puede serlo en un presidencialismo parlamentarizado (como el nuestro) en el que el Presidente está sometido a ciertos controles parlamentarios. Entre estos, el voto de investidura del gabinete nombrado por el Presidente.

Pese a los problemas que trae consigo (en un presidencialismo parlamentarizado) el gobierno dividido, este es preferible a un gobierno absolutista en el que el Presidente de la República controla el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo y extiende luego su control al Poder Judicial y a los organismos de control institucional (Contraloría, TC, CNM, Defensoría, etc). Este hubiera sido el caso si KF hubiese triunfado en la segunda vuelta.

Una de las reformas políticas que es necesario hacer en el futuro es el cambio del régimen presidencialista parlamentarizado por el de presidencialismo puro debido a los problemas de gobernabilidad que aquel genera. Antes del gobierno de George Bush, USA tuvo 50 años de gobierno dividido y todo funcionó más o menos bien. Lamentablemente este cambio de régimen político no lo puede llevar a cabo el Congreso de la República (debido a sus propios intereses y a sus apetitos desmedidos de poder) sino un Poder Constituyente.

En el Perú hemos tenido algunas experiencias de gobierno dividido en el último año de los gobiernos de Humala y de Toledo y en todo el primer gobierno del Presidente Belaúnde. En este último caso el gobierno dividido generó graves problemas de gobernabilidad que culminaron en el golpe del general Velazco Alvarado (1968). Tratando de evitar el golpe, el Presidente Belaúnde hizo la propuesta de gabinetes conversados al Apra y al Odriísmo, pero ya era tarde.

Kuczynski conoce bien la permanente confrontación que desarrollaron Acción Popular y la Democracia Cristiana, por un lado, y la coalición Apra-Uno, por el otro, y que terminó en el golpe de Estado de Velazco. Es probable que esa experiencia lo lleve a evitar la confrontación y a plantear una política de concertación de alcances múltiples: acuerdos con el fujimorismo en el modelo económico y acuerdos con el centro y con la izquierda en todo lo que se refiere al despliegue de políticas sociales y al respeto de las libertades y de los derechos humanos. Como lo hizo Haya de la Torre en la Asamblea Constituyente (1979-1980).

La cosa no será fácil si se tiene en cuenta la dura polarización en la que se ha desarrollada la segunda vuelta y la estrecha diferencia de los resultados. El fujimorismo tiene sangre en el ojo y el antifujimorismo radical es muy fuerte en la izquierda. Las dificultades se incrementan si se tiene en cuenta que los diversos líderes de la oposición quieren situarse bien frente al gobierno y a la opinión pública con miras a las elecciones regionales y locales del 2018 y a las elecciones generales del bicentenario (2021). Que sea difícil no significa, sin embargo, que sea imposible.

LEALTAD Y ATRACCION EN LAS SEGUNDAS VUELTAS

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Sinesio Lopez Jimenez

Desde una perspectiva meramente electoral, los competidores de las segundas vueltas tienen que realizar tres operaciones básicas: retener lo ganado en la primera vuelta, ganar los votos de los que no pasaron a la segunda vuelta y obtener el apoyo de los que votaron blanco y viciado en la primera vuelta. Lo primero alude a la capacidad de retener la lealtad de los que votaron en la primera vuelta mientras la segunda y la tercera se refiere a la capacidad de atracción de los votantes de otras tiendas políticas y de los que rechazan todas las opciones electorales.

Anunciar estas operaciones es fácil, pero ejecutarlas es difícil porque ellas pueden chocar entre sí. Retener los votos de la primera vuelta puede entrar en  tensión o en contradicción con las concesiones que los candidatos que pasan a la segunda  tienen que hacer a los que no votaron por ellos en la primera. Ese riesgo se corre y se hace efectivo cuando algún sector de votantes abandona el barco por algún tipo de desacuerdo. En el 2001 García le arranchó 62 distritos de los 892 que habían votado por Toledo y este le arrebató solo 3 de los 231 que había obtenido el líder aprista en la primera vuelta.

En el 2006 García le quitó a Humala 12 de los 961 distritos en los que había triunfado en la primera vuelta y Humala le quitó a García 4 de los 204 en los que había ganado. En el 2011 KF le arrebató 11 distritos a Humala y este le quitó 68 distritos. El patrón básico de las secundas vueltas es, sin embargo, que los competidores mantiene la lealtad de la mayoría de lo ganado en la primera vuelta.

La operación más importante es obtener el apoyo de los que votaron por otros candidatos que no llegaron a la segunda vuelta. En 2001 Toledo atrajo a 336 distritos y García a 232 distritos que no votaron por ellos en la primera vuelta. En 2006 Humala atrajo a 336 distritos, principalmente de la sierra, y García a 260, ubicados especialmente en la costa que son más poblados. En 2011 Humala atrajo a 265 distritos tanto de la costa como de la sierra mientras KF obtuvo el apoyo de 232 distritos, ubicados especialmente en la costa. Ambos candidatos compartieron casi por igual el apoyo de la selva.

El nivel de atracción de los candidatos de la segunda vuelta depende de la cercanía geográfica y social que creen tener los votantes con ellos, por un lado,  y de la lejanía ideológica y política que los electores tienen o creen tener con los candidatos. La capacidad de atracción de KF se apoya más en la cercanía geográfica y social de los votantes con ella  y la capacidad de atracción de PPK se debe a la  distancia ideológica y política que sienten algunos sectores de votantes con respecto a KF. Los que votan PPK están votando en realidad contra KF.

Cuando la disputa por el voto es ajustada, ganar el voto viciado y blanco puede ser decisivo. En el 2001 Toledo obtuvo el apoyo de 66 distritos que habían votado blanco o viciado  en la primera vuelta, mientras García sólo obtuvo el respaldo de 22. En el 2006, 79 distritos que habían votado blanco o viciado en la primera vuelta votaron por Humala en la segunda vuelta mientras que por García solo votaron 20.

Lima es, en general, una plaza decisiva que define la segunda vuelta. En el 2001 García atrajo a casi todos los distritos de los conos y Toledo a los distritos de clase media y alta.  En 2006 García recibió el apoyo de todos los distritos de Lima sin haber ganado uno solo en la primera vuelta. Los recibió gratis de los otros candidatos, especialmente de Lourdes Flores. En 2011 KF perdió pese a que tuvo el respaldo de casi todos los distritos de Lima.