Archivo por meses: agosto 2010

POLARIZAR MA NON TROPPO

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Sinesio López Jiménez
Más allá de los dimes y diretes entre Lourdes y Kouri, a la derecha y a la ultraderecha no les disgustaba que la polarización política se diera en su propia cancha. Con ella Alex Kouri y Lourdes Flores habían logrado que las elecciones municipales y regionales de Lima fueran una pichanguita de amigos temporalmente enfrentados por el fenómeno de la corrupción. Con la caída de la candidatura de Kouri y la disparada de Susana Villarán, el juego político ha cambiado, la cancha se ha ensanchado y los protagonistas son ahora antagonistas en serio. La polarización anterior (que se daba en el campo de la derecha) se está desplazando aceleradamente hacia una polarización entre la derecha y la centro- izquierda. La ultraderecha cavernaria, miope, torpe y pavloviana como siempre, ha ayudado a Susana en esta tarea. La candidata de Fuerza Social debiera darle las gracias.
¿Le interesa a Susana polarizar el escenario electoral?. Mi hipótesis es que la polarización la favorece. A ella le conviene que la dinámica política y electoral discurra por los polos de la derecha y de la centro-izquierda. Susana debe polarizar ma non troppo por varias razones. En primer lugar, porque esta no es una situación de (aguda) crisis social y política que tiende a desaparecer al centro y a tensar la política en los polos. Ahora existe un abultado centro que no va a desaparecer. En segundo lugar, la polarización calculadamente graduada no puede poner en riesgo el alto nivel de apoyo que ahora tiene en los sectores sociales A y B. Este es un capital político importante que debe conservar y que le da credibilidad. En tercer lugar, la polarización tiene que graduarse con mucha imaginación en el campo ideológico. La centro-izquierda, como aconsejaba Norberto Bobbio, tiene que combinar adecuadamente la demanda de igualdad con la exigencia de libertad. Es un socialismo democrático y liberal.
En cuarto lugar, es necesario desplegar la habilidad necesaria para graduar la polarización política en una ciudad conservadora como Lima. La brutal crisis económica y social del primer gobierno de García, el terror de los 80, el autoritarismo de los 90, el alto grado de integración al mercado de la última década y los privilegios centralistas de siempre han ido cincelando poco a poco el carácter conservador de Lima de hoy. La cosa es distinta en la provincia, sobre todo en las zonas rurales de la sierra y de la selva, en donde existe una ira contenida, combinada con una esperanza de cambio y de mejora. Susana debe tener en cuenta la polarización social que existe en la capital y tiene que atraer a los sectores C, D y E que cobijan al electorado que le puede dar el triunfo. ¿Qué hacer?. Mi hipótesis es que la necesidad de ganar a estos sectores induce a Susana a ensanchar los temas de la polarización. Ya no basta el tema de la corrupción. Es necesario plantear con firmeza la igualdad de oportunidades para los sectores C, D y E.

Los candidatos limeños no sólo postulan a la alcaldía de Lima sino también a la presidencia de la región de Lima. En esa medida, ellos tienen una ingerencia importante en los campos de la educación y la salud públicas. La tarea de Susana en estos campos es hacer que esos servicios públicos sean verdaderos mecanismos de igualación de oportunidades para los sectores C, D y E. Eso significa que ellos tengan una alta calidad y lleguen a todos los sectores sociales. Actualmente las políticas de educación y de salud públicas han institucionalizado la discriminación social, étnica y racial. A ellos acuden los pobres y los cholos. Sólo excepcionalmente un egresado de la educación pública puede competir exitosamente con los egresados de los mejores centros de educación privada en donde se educan los hijos de las clases medias y altas. La velocidad del desplazamiento de la polarización puede ayudar a Susana a superar la distancia que la separa de Lourdes. Alea jacta est.
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UN PAIS CORRUPTO

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Sinesio López Jiménez
Donde se pone el dedo brota pus. El lapidario diagnóstico del Perú que González Prada hizo un siglo atrás sigue en pie. Según diversas encuestas sobre la corrupción, el gobierno, el Estado y el país, todos ellos son corruptos. El 80% de la gente piensa que el Perú es un país corrupto. Casi nada ni nadie se salvan. Esta es, sin duda, una visión desmoralizada y desmoralizante de los ciudadanos. Ella transmite la sensación de derrota. Da la impresión que la corrupción es un mal incurable frente al cual casi todos han tirado la toalla. ¿Este diagnóstico es realista o pesimista?. Si la corrupción es generalizada, ¿quiénes y a través de qué medios pueden combatirla con eficacia?.
Antes de sugerir algunas propuestas de lucha contra la corrupción, quiero analizar primero el realismo o el pesimismo del diagnóstico. Creo que la percepción de la gente es exagerada, justificada quizá por la persistencia del fenómeno y por el poco o nulo interés de los gobiernos (salvo el breve gobierno de Paniagua), las instituciones estatales, los partidos políticos y las organizaciones sociales para combatirlo. En términos objetivos, la corrupción del fujimorismo (que alcanzó dimensiones siderales) no ha sido superada. Los gobiernos que lo sucedieron han sido menos corruptos, sin duda. Pero ninguno de ellos ha sido capaz de proponer y desarrollar una política pública coherente y eficaz de lucha contra la corrupción. Todo lo contrario, han imaginado políticas para evadirla.
García, por ejemplo, se afanó por buscar un contralor amigo de su gobierno, inventó incluso una contralora a su medida dentro del Ejecutivo, ha copado algunas instituciones de control horizontal (instancias del poder judicial, Fiscalía, CNM, TC), ha buscado neutralizar el control social (persecución contra las ONGs y pretensión de debilitar a algunos medios de comunicación incómodos), trata de evadir el control vertical (no presentando candidatos al municipio y a la presidencia de la república para evitar la sanción ciudadana) y ha gobernado con el fujimorismo (sus dos vicepresidentes y el apoyo fujimorista en el Congreso). Todo esto encubierto con un discurso demagógico anticorrupción que, obviamente, nadie cree. Esta es la razón por la cual los ciudadanos piensan que los gobiernos y las instituciones estatales son crecientemente corruptos.
Como es natural, la gente habla del Estado visible (poderes del Estado, burocracia civil y militar, sistema legal y judicial, distribución del poder estatal en el territorio), pero se le escapa lo que yo he llamado el Estado invisible: los poderes fácticos que han capturado los aparatos económicos del Estado y que, junto con la cúpula de los gobiernos, deciden políticas económicas y se reparten el botín. Es allí (los aparatos económicos) donde se produce la gran corrupción. Es el Estado clepto-patrimonialista. Es hora de comenzar a iluminar estos espacios oscuros e invisibles del Estado para ir más allá de la corruptela y comprender la corrupción en grande.
¿Qué hacer?. En primer lugar, es necesario dejar operar con autonomía a todas las organizaciones e instituciones de control horizontal, social y vertical. En segundo lugar, todas estas instituciones de control deben formular y desplegar en forma coordinada una propuesta coherente y eficaz de política anti-corrupción. En tercer lugar, cada uno debe hacer lo suyo (su especialización) en esa propuesta coordinada. Todos controlan y fiscalizan, pero los ciudadanos (control vertical) sancionan a los políticos corruptos no eligiéndolos, la sociedad civil y la esfera pública (control social) vigilan, denuncian e iluminan permanentemente los actos de corrupción del Estado y del gobierno y las instituciones estatales de control horizontal sancionan legalmente. Los ciudadanos bien podrían comenzar ya en las próximas elecciones (2010 y 2011) que se avecinan. De ese modo acabarían también con los sueños de volver el 2016.
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EL ESCENARIO MUNICIPAL

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Sinesio López Jiménez
Analistas y políticos han discutido siempre el carácter de las elecciones municipales. Ellos se preguntan si éstas tienen un carácter puramente vecinal o asumen también un sentido político. Es necesario distinguir dos aspectos: Uno objetivo y otro subjetivo. Desde una perspectiva objetiva, las elecciones municipales son siempre políticas toda vez que en ellas se eligen a las autoridades que administran los poderes locales (que constituyen uno de los niveles del poder del Estado). Desde el punto de vista subjetivo, esto es, del sentido que los ciudadanos les otorgan a las elecciones municipales, el carácter político o vecinal de estas depende del nivel de institucionalización del sistema de partidos. Si éste tiene un alto nivel de institucionalización, las elecciones municipales tienden a ser a ser políticas en todos los niveles; pero si ese sistema tiene un bajo nivel de institucionalización, estas tienden a ser vecinales en los distritos, pero tienden a ser políticas en las provincias. Las primeras se orientan por relaciones cara a cara y por criterios de eficiencia, de prestigio, de clientela de los candidatos mientras las segundas (que implican relaciones a distancia) involucran algún criterio político (corrupción, vinculación u oposición al gobierno, relación con grupos políticos, caudillismo político).
En el caso de Lima Metropolitana las elecciones municipales son políticas al ciento por ciento. Sus características más saltantes provienen de su sentido político: la fragmentación electoral, la polarización entre Lourdes y Kouri, el despunte muy claro de la candidata de UN-PPC, el repliegue del Apra y sus conflictos internos, el despegue de Susana Villarán. En primer lugar, la fragmentación se explica por la inexistencia de un sistema de partidos. En segundo lugar, el parteaguas de la polarización entre Lourdes y Kouri es la corrupción. ¿Se mantendrá hasta el final esta polarización que se da en el campo de la derecha? Todo indica que el criterio (la corrupción) y el campo (derecha) de polarización pueden amenguar, pero se van a mantener. En tercer lugar, en esa polarización, Lourdes saca una notable ventaja. Ella, a diferencia de Kouri, tiene una identidad y una organización política que ha sabido cultivar y que ha obtenido un alto nivel de aceptación en el electorado limeño relativamente conservador que valora mayoritariamente, sin embargo, la honestidad en el manejo de los asuntos públicos. De no mediar garrafales metidas de pata ni denuncias explosivas contra ella, Lourdes se va mantener en la punta hasta el final.
En cuarto lugar, esta polarización ha suscitado dos tipos de respuesta política. La primera, la del Apra, particularmente de García y de su dirección política, que la acepta y se acomoda a ella, retirando a su candidato y aprestándose a respaldar a Kouri. No sorprende esta apuesta si se tiene en cuenta que los vicepresidentes de García son dos connotados fujimoristas y que ha recibido el apoyo permanente del fujimorismo en el Congreso. Este respaldo a Kouri ahora anuncia también el respaldo a Keiko en las elecciones del 2011. Esa apuesta de la dirección aprista abona las aspiraciones de retorno García en el 2016 y choca frontalmente con Carlos Roca, candidato democráticamente elegido, y las bases apristas que lo respaldan. Roca ha levantado las banderas de la centro-izquierda, de la honestidad y de la democracia en el partido. Habría que preguntarse si el candidato aprista tiene la fuerza política suficiente para defender y desarrollar sus puntos de vista. Porque voluntad y calidad tiene y son indiscutibles.
La segunda respuesta a la polarización temprana entre Lourdes y Kouri proviene de Susana Villarán y su deseo de sacarla del campo de la derecha para colocarla entre la derecha y la izquierda moderada combinando eficiencia, honestidad y democracia. Si se congela la polarización en los niveles actuales, Susana puede avanzar como ya señalan las encuestas.
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