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HAROLD BLOOM Y LA ESCUELA DEL RESENTIMIENTO

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Publicado en Diario Viral, Arequipa 27 de febrero de 2021

Gran parte de la crítica adversa a El canon occidental de Bloom responde, por un lado, a los excesos y apasionamiento del autor, los cuales no oculta, y, por otro lado, a una actitud creciente dentro del postestructuralismo y posmodernismo literario periféricos (asiático, estadounidense y sus legados en América Latina), los cuales han abandonado sin mayor reflexión el estudio de los aspectos formales del texto literario a favor de un reduccionismo extrínseco (cultural, histórico, sociológico, antropológico, étnico, racial, etc.). Tal como se puede apreciar en algunos establecimientos académicos, la especificidad de los estudios literarios se viene disolviendo en el estudio, revisión y debates concernientes a otras disciplinas, especialmente, en el marco de la expansión de los Cultural Studies en los Estados Unidos y en América Latina a partir de los años noventa.

Al margen de los evidentes sesgos de Bloom en la configuración de su canon occidental, y del flagrante desconocimiento de la literatura latinoamericana, evidente cuando señala que Borges, Carpentier y Neruda son los fundadores de la literatura hispanoamericana, Bloom acierta al observar el abandono masivo de los estudios literarios a favor de aproximaciones extrínsecas ideológicas y moralistas. Sin embargo,  es posible matizar también las críticas de Bloom contra las “escuelas del resentimiento”, ya que en una misma categoría sitúa diversas posturas teóricas, pero sin matices o singularidades. Por ejemplo, en el caso de los Cultural Studies, los fundadores de la Escuela de Birmingham, Raymond Williams, E.P. Thompson y Richard Hoggart, provenían de las humanidades y enfatizaron la importancia de una atenta lectura del texto literario, particularmente Richard Hoggart. No obstante, observaron que los métodos de análisis literario podían ser exportados para el estudio de objetos tradicionalmente no comprendidos como literarios, y a problematizar la literariedad de la literatura y la interseccionalidad entre la clase, la nación y la literatura. El problema, desde mi punto de vista, es cuando las teorías literarias francesas se amplificaron en la academia estadounidense en un contexto de multiculturalismo, luchas por los derechos civiles, luchas feministas y declive de las grandes figuras de la teoría literaria europea de los años sesenta que, como bien apunta Terry Eagleton, no tuvieron sucesores a la altura de sus maestros ni avanzaron en nuevos desarrollos sino que sobre todo hubo una usufructo de la teoría literaria para adquirir notoriedad, en perjuicio de su aliento crítico inicial. El contexto sociopolítico y cultura de los Estados Unidos en los años sesenta y setenta fue propicio para desplazar las discusiones literarias hacia las seductoras ideas de la teoría francesa.

La vehemencia con la que Bloom emplaza, por ejemplo, a la crítica feminista le impide establecer un canon mínimo de la literatura escrita por mujeres o algún esbozo del mismo. Al respecto, en un sentido opuesto, María Victoria Reyzábal emprende una ejemplar construcción de un canon fundamentado y razonado de la literatura escrita por mujeres en España desde la Edad Media hasta el siglo XIX, sin perder de vista implicancias sociohistóricas en la producción de los textos examinados.

Un enfoque desde la teoría de los polisistemas es útil para superar las limitaciones y excesos del canon occidental de Bloom. Asentada sobre la tradición estructuralista, la teoría de los polisistemas plantea un abordaje complejo de los diversos sistemas que conforman, en nuestro caso, el fenómeno literario. En este sentido, no son solamente las estructuras formales textuales las únicas que ameritan ser analizadas e interpretadas, sino las variedad de estructuras extratextuales (sociales, políticas, histórica, económicas, etc.) que configuran sistemas complejos interrelacionados, donde alguno o algunos es más decisivo que otros, pero donde también corresponde y es posible describir las reglas que organizan el sistema. El lugar central del texto se comprende como parte de un “sistema dinámico cuyos componentes heterogéneos: acciones, procesos, fenómenos, se integran y vinculan recíprocamente”, anota Reyzábal.

En síntesis, una aproximación exclusivamente centrada en el texto es tan reductiva como una aproximación que soslaya el texto literario evaluándolo en función de las premisas de una teoría, sin detenerse en que el análisis textual también es fundamental para su interpretación, por lo cual Bloom, aunque en un sentido inverso, incurre en la reducción que denuncia en las “escuelas del resentimiento”.