Yo también ¡me muero por Muriel!

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Arturo Caballero
acaballerom@pucp.edu.pe

TRAILER DE MUERO POR MURIEL

Debo confesar que mis expectivas acerca de la última película de Augusto Cabada (Lima, 1961) no eran muy altas debido a que, muy rara vez, una producción peruana puede sorprender gratamente a un cinéfilo con ojos agudos como el autor de esta nota. Cabada como guionista tiene buenos antecedentes: trabajó con Francisco Lombardi en La boca del lobo, Sin compasión y Bajo la piel, además de la adaptación de La fiesta del chivo con Luis Llosa.

Una sombra al frente de Augusto Tamayo, tuvo una cobertura mediática importante en virtud del gran esfuerzo en la realización del filme, pero dejando la sensación que el espectador tenía que verla porque se había invertido mucho tiempo en filmarla y porque la escenografía y vestuario no merecían la indiferencia del público. La crítica según Durand fue muy dura con su cinta y, notablemente mortificado, dijo que, para el público “las críticas pasan pero las películas quedan”. Con Días de Santiago de Josué Méndez sucedió lo contrario: la cobertura de los medios fue escasa y —como suele suceder con las películas y los libros de calidad que circulan en espacios reducidos hasta que la crítica oficial les expide la bendición que las consagra como productos culturales canónicos— pasó inadvertida para el gran público; pero, en lo referente a la crítica especializada, los elogios llegaron de todos lados. Por todo ello, asistí con cierta reticencia a la exhibición de Muero por Muriel (2004) aprovechando el día del cine, saludable iniciativa que tiene como finalidad incentivar la cultura del cine y, de paso, combatir la creciente piratería.

Basada en la novela de Lalo Mercado, Muerte en la calle de los inocentes, la cinta atrapa desde el inicio, sobre todo a aquellos que disfrutamos de la buena literatura o padecemos delirios de escritor. Félix (Salvador Del Solar) es un guionista que escribe para una productora de telenovelas, trabajo que no disfruta pero que compensa, de alguna manera, su mediocre vida. Abocado an terminar su novela, es tratado como un iluso por su compañera de trabajo. Muriel (Andrea Montenegro) lo aborda, desinhibida como ella misma, en el bar de un lujoso hotel veraniego, mientras él escribe su novela abstraído de todo lo que le rodea —no en vano, Félix está convencido que puede emular a Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique o al mismísimo Ernest Hemingway—. Luego de varias copas de más, ambos terminan en la habitación de Félix quien se rinde ante la voluptuosa figura de Muriel. Al día siguiente, Bernie Pollack (Diego Bertie), antiguo condiscípulo del colegio, reconoce a Félix en el hotel luego de mucho tiempo sin verse. Bernie es un millonario que prefirió ser un pituco peruano que un sudaca en España. Frívolo, lisuriento, insensible, triunfador, alcohólico, reúne todas las características del millonario cuarentón que despilfarra su dinero en mantener un estilo de vida que lo distinga del populacho.

La imagen exitosa de Bernie opaca la debilidad de carácter, decisión y agallas de Félix, quien, para no rezagarse en la conversación, saca a relucir su reciente aventura nocturna. Describe con lujo de detalles lo acontecido con una desconocida la noche anterior, relato que es interrumpido justo cuando Muriel aparece en escena y es presentada por Bernie como su esposa. La trama sigue su curso natural: Bernie y Muriel se hacen amantes jugando al filo de la sospecha. Si alguna virtud debemos reconocerle a esta película yo me inclino por el suspenso en la trama la cual trasciende la sencilla historia sobre una mujer fatal que seduce a un ingenuo aspirante a novelista. Las conjeturas del espectador se desbaratan a cada instante. Muriel está lejos de ser una criminal fría y calculadora porque es eminentemente pasional, irreflexiva e impulsiva. Cuando estamos convencidos de que Muriel pretende seducir a Félix para matar al insoportable Bernie (la escena donde Muriel aparece con el rostro golpeado sugiere la idea de que, intencionalmente, busca indignar a Félix para que este resuelva la situación) nos sorprende su preocupación por la integridad de Félix: Bernie visita su departamento donde los dos amantes se hallaban; luego de una tensa conversación en la que Bernie comenta a Félix su certeza acerca de la infidelidad de Muriel y de lo que les haría a ella y a su amante, justo cuando introduce su mano en el bolsillo, Muriel que espiaba por detrás, golpea a Bernie en la cabeza con una escultura causándole la muerte.

Otro punto a favor de esta cinta es el manejo del humor y el drama, y en esto tiene mucho que ver no solo la adaptación de la novela sino, además, la interpretación de los actores. Siempre he criticado el hecho que nuestros actores carezcan de espontaneidad en sus interpretaciones ya sean en series de televisión (la última parte de La gran sangre abunda en actuaciones fallidas) o en el cine. Salvo honorables excepciones, es el común denominador de nuestros actores la falta de naturalidad. Alguna vez un amigo actor me explicó que ello ocurría debido a que el grueso de nuestros actores proviene del teatro y de allí dan el gran salto a la pantalla chica o grande. No obstante, no es menos cierto que, en los últimos años, actores y actrices que reiteradamente aparecen en películas peruanas de mayor o menor resonancia, ni siquiera han pisado las tablas.

En Muero por Muriel, las actuaciones, en general, están a la altura de lo que exige la trama. Diego Bertie y Ricky Tosso tienen intervenciones sobresalientes. Tosso interpreta a un suboficial de la Policía Nacional sumergido en la depresión ante el abandono de su esposa. El “osito” Briones como lo llaman en el cuerpo policial es recomendado por un compañero para vigilar a la esposa de Pollack. La incursión del Oso Briones le da una vuelta de tuerca a la trama que hasta ese momento hacía reír en ciertos pasajes. Hay un antes y un después de Briones ya que la oscuridad de este personaje irradia pesimismo, fracaso y sobrecogimiento por el dramatismo que le imprime a su papel.

A todo esto, la técnica de la narración fragmentada le añade suspenso a la historia ya que el espectador puede completar las conjeturas sueltas de la primera parte antes de la aparición concreta de Briones: un carterista arrebata a Muriel su cartera y Briones interviene recuperando lo robado; Muriel le agradece con un sincero beso en la mejilla y, en ese momento de la primera perspectiva, desconocemos cual es el rol de este oscuro personaje.

La cinta se terminó de grabar el 2004 y recibió el apoyo de CONACINE. A pesar de las dificultades que atravesó la producción puesto que el director designado no pudo dirigirla, Cabada nos entrega un producto muy por encima del nivel usual al que nos tiene acostumbrado la cartelera nacional. Los puntos flacos me parecieron los efectos de la sangre: Briones es herido en el hombro por Muriel e, instantáneamente, la sangre no fluye sino que está seca en cuestión de segundos. Otra más es la opacidad de la cita en varias escenas. La actuación de “nerd” de Salvador Del Solar no me convenció mucho pero sacó adelante a su personaje. Finalmente, felicitaciones a Augusto Cabada por esta cinta a pesar que él “no muere por Muriel”.

Ficha técnica

Título: Muero por Muriel
Estreno: 15.11.07
País: Perú
Año:2007
Género: Drama, thriller
Director: Augusto Cabada
Intérpretes: Andrea Montenegro, Salvador del Solar, Diego Bertie, Ricky Tosso, Bruno Odar
Distribuye: UIP

Puntuación: 2.8 / Votos: 5

Un pensamiento en “Yo también ¡me muero por Muriel!

  1. gerardo

    "Una sombra al frente", de Augusto Tamayo fue una cinta decepcionante, para el olvido. Estereotipos inaguantables. Pésimas actuaciones y efectos especiales paupérrimos.

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