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El silencio, por Jorge Luis Borges

La belleza y la hondura de este poema de Jorge Luis Borges, es el silencio como experiencia, como paradoja que nos recupera para el amor, que nos dirá todo: “Sentirás el latido enamorado/ Con que tu corazón recuperado/ Te irá diciendo todo, todo, todo.”.

El silencio

No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar quédate mudo
Que un silencio sin fin sea tu escudo
Y al miso tiempo tu perfecta espada.

No llames si la puerta esta cerrada
No llores si el dolor es más agudo
No cantes si el camino es menos rudo
No interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente
Que poco a poco y silenciosamente
Inundarás tu pecho transparente.

Sentirás el latido enamorado
Con que tu corazón recuperado
Te irá diciendo todo, todo, todo.
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De ‘otras Indias mejores’ a ‘otras Américas mejores’

“Embarcarse para estas y otras Indias mejores”, San Juan de la Cruz. Correspondencia.

Por Manuel Piqueras

Tiempo de memoria en tiempo de crisis, volver a las fuentes, desde estas Páginas Libres, queremos hacer la remembranza de dos grandes creadores de la cultura peruana, Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937) y Gustavo Gutiérrez Merino (1928). Tengo conciencia de que son dos fuentes de inspiración de mi vida y mis escritos, de mi imaginario intelectual y vital, pero manteniendo el  maravilloso  discernimiento y elección del hombre libre: releyéndolos y respetándolos en el misterio impenetrable de sus creaciones.

 

“Estamos, en estos días, asistiendo a la exposición retrospectiva de la obra del artista español Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937), en el Museo de Arte de Lima. En pocas semanas se entregará el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez Merino (1928). ¿Qué une a estas dos originales personalidades de nuestra creación cultural? Piqueras Cotolí y Gutiérrez Merino, cada uno en su propio lenguaje, en dos momentos críticos y lúcidos de la historia de las Américas, logran articular, con fortaleza y delicadeza, todas las sangres fragmentadas y enfrentadas en estas tierras de tragedia y esperanza. Sus obras iluminan como un haz de luz, el laberinto de nuestra identidad: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?

Manuel Piqueras, escultor y arquitecto español, en su búsqueda de un lenguaje plástico -arquitectónico y escultórico- que congregara universos complejos, diversos y polarizados -los horizontes tempranos, intermedios y tardíos del mundo andino, y las tradiciones del mundo hispánico-, trazó un camino original en la creación de una obra artística, de una visión estética, y de un principio de humanidad andino y universal. El Pabellón del Perú, su obra cumbre, que ganó la medalla de oro para nuestra patria en la Feria Iberoamericana de Sevilla (1927-1930), es la plasmación de lo que Piqueras nombró como estilo “neoperuano”, un collage andino e hispánico llevado hasta sus últimas consecuencias: “Manuel Piqueras Cotolí fue, sobre todo, el forjador de un estilo arquitectónico que reivindicaba nuestro lugar en el mundo. La mixtura entre lo hispano y lo precolombino, entre lo moderno y la raíz de nuestra identidad”.

Su exploración artística está ubicada en una gran corriente del pensamiento de sentido y del gran arte de los siglos XIX y XX en Europa y América, que se ha ido planteando crecientemente como una ruptura con una visión europea -u occidental- encerrada en sí misma, y se ha ido embarcando en una apertura ascendente a la diversidad cultural dentro de la universalidad humana. Gustavo Gutiérrez -fraile, sacerdote y teólogo peruano-, a lo largo de su vida y su obra, va abriéndose paso no sólo en la maduración de un gran pensamiento teológico, sino en la ascensión hacia un bello lenguaje poético cargado de fuerza y ternura. Sus obras maestras, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, una reflexión sobre el libro de Job (1986) y En busca de los pobres de Jesucristo, el pensamiento de Bartolomé de las Casas (1992), constituyen una contribución fundamental a la creación cultural, histórica y actual de una utopía andina y universal.

Gutiérrez va haciendo camino desde su hablar de Dios, desde el sufrimiento del inocente. En esa huella humilde va hilvanando una utopía que conduce desde “otras Indias mejores” en el siglo XVI hasta “otras Américas mejores” en el siglo XXI. Entre estas dos centurias se producirán dos cambios de época que han conmovido los cimientos de la humanidad hacia horizontes ilimitados. En nombre del Dios de Jesucristo, del valor de la vida y la libertad humana, y desde el punto de visión de los pobres, Gustavo Gutiérrez es, junto con su antecesor Bartolomé de Las Casas, la conciencia lúcida de la continuidad y discontinuidad de la destrucción y la restitución de los indígenas en el siglo XVI, y de la opresión y liberación de los pobres en el siglo XX largo.”.

 

La Republica.pe
28 de septiembre de 2003

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El lavatorio de los pies de mi madre, María Angélica

Una prima muy querida, sobrina en línea directa de mi madre, me preguntó hoy: ¿Dónde va a ser la misa de tu madre? Mi respuesta evocó inmediatamente lo que siempre he llamado “el lavatorio de los pies de mi madre”, recordando el Evangelio de San Juan.

“La celebración del lavatorio de los pies” (Juan: 13,1-20) es algo que llevo muy dentro de mi corazón. Cuando era un púber, encontré casualmente a mi madre en una habitación discreta de la casa, lavándole los pies a una sirvienta muy jovencita, que tenía una infección con pus en un dedo. Me quedé absolutamente sorprendido, sin entender nada en ese momento − el impacto me causó náuseas–, mirando a mi madre arrodillada ante una sirvienta, sin decir ni una palabra, curándola con mucho cariño y respeto.

Esto ha marcado mi vida y es coherente con lo que he escrito, María Angélica: mansedumbre y astucia. Mi madre era una mujer creyente, lectora de la Biblia, equilibrada, ecuánime, con los pies en tierra, de gran ternura. De ahí su talento pedagógico para transmitir como una suave brisa un mensaje y un testimonio de compasión y solidaridad humana y cristiana a sus hijos.

No hay misa de conmemoración en el segundo año de su partida. La costumbre general acá es la misa del mes y la misa del año del fallecimiento de un pariente, y la visita a las tumbas en los cementerios en el día de Todos los Santos, que se conoce en la religiosidad popular como día de los difuntos.

Personalmente, recordaré este domingo su mensaje y su testimonio en lo profundo de mi corazón y de mis entrañas, en esta casa de Barranco –“el pequeño Malámbito”−, con tranquilidad y paz, tal como ella me enseñó”.

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In memoriam de mi madre

María Angélica:
Mansedumbre y astucia

Salmo 131
Con espíritu de infancia

No está inflado, Yaveh, mi corazón,
ni mis ojos subidos.
No he tomado un camino de grandezas
ni de prodigios que me vienen anchos.
No, mantengo mi alma en paz y silencio
como niño destetado en el regazo de su madre.
¡Cómo niño destetado está mi alma en mí!
¡Espera, Israel, en Yaveh
desde ahora y por siempre!

En mi memoria viva, el mensaje y el testimonio de mi madre, María Angélica, −al conmemorar el segundo año de su partida, el próximo domingo 26 de febrero−, se resumen en tres grandes enseñanzas cristianas y humanas, que iluminaron el sentido de mi vida, de mi palabra y de mi acción: buscar la inocencia con experiencia, cuidarse de los hijos de las tinieblas que son más astutos que los hijos de la luz, y adquirir la capacidad de moverse en medio de lobos, con la astucia de la serpiente y la mansedumbre de la paloma.

En el recuerdo vivo de mi madre, Mujer-Amor, en su vida y en su muerte, sus iluminaciones son de una vigencia sorprendente. Son, además, según la Escritura, el corazón pensante de la predicación de Jesús de Nazaret. Están presentes en toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. No están en el centro de este breve texto las luces y sombras de mi existencia, sino por encima de todo, la remembranza del mensaje y del testimonio de mi madre.

Su enseñanza fundamental: inocencia con experiencia

He estado pensando en la visión del pequeño que me transmitió mi madre desde que era niño hasta que me hice adulto. Me habló de los niños y de los adultos (“inocencia con experiencia”, en el caso de los adultos) según la enseñanza de Jesús: “Yo te bendigo Padre, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a pequeños” (Mateo, 11-25), la que tan bellamente se expresa también en el Salmo 131, Con espíritu de infancia, que encabeza esta breve meditación.

La preferencia por el pequeño es la inversión mesiánica central de Jesús, alrededor de la cual se despliegan todas sus otras inversiones mesiánicas: su predicación sobre la compasión y la solidaridad, sobre la justicia y la caridad; la acogida a la viuda, al huérfano y al extranjero. A veces, siento y pienso que la perspectiva del pequeño nos liberará y nos salvará. Sólo tenemos que confiar, como confiamos en el amor entre el amado y la amada, que se revela en el bello poema, Noche Oscura, de San Juan de la Cruz.

Un sentido realista del mal: los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas

“Los hijos de las tinieblas son más astutos (…) que los hijos de la luz” (Lucas, 16-8), es un tema fundamental que recorre toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, que mi madre me citaba iluminándome para fortalecerme y no dejarme inerme ante mis propios límites humanos y al acecho exterior de los hijos de las tinieblas. Tardaba en tomar conciencia de este mensaje que me removía hasta los conchos.

Todo el mensaje de mi madre se resume en la palabra de Jesús: mansedumbre y astucia

“Miren que yo los envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues astutos como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo, 10-16). ¡Cuántas veces escuché esta iluminación en la maternidad y filiación que compartí felizmente con ella!

Gracias, María Angélica, madre maravillosa, tu recuerdo libera y salva por siempre.

A mis familias Piqueras Luna y Piqueras Villarán, con amor.

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Tu voz en mi memoria

Grela Bravo, poetisa murciana, española: “Con una amplia formación en Psicología, especializada en Mediación Intercultural y Social, estudios de Diseño y muchísima experiencia, ha descrito una carrera notable en la que siempre ha dejado su sello, ligado a una idea: no renunciar nunca a ir un poco más allá.

Soñadora, idealista y tan realista como para seguir soñando e idealizando nos presenta su última aventura, esta web, que aúna muchos proyectos en un espacio abierto al mundo, donde las palabras y las imágenes llenaran de arte esos vacíos diarios que Grela se ha dedicado a llenar desde su niñez, cuando con facilidad para las expresiones plásticas fue labrando una sólida sensibilidad creativa que, sin duda, merece ser conocida.”.

“Guardaré tu voz en mi
memoria
para despertarla cada vez que sea
necesario
Oiré de nuevo mi presente
en tu pasado
concediéndole tantas veces
como pueda
el futuro que le fue negado.
Prometo no olvidar
las arrugas de estas manos
que alzaste en apoyo
de un grito que tardó tanto
… y te devolvió un sueño
más tarde que temprano
del que amanecerías
tal vez sin estar a mi lado.
Confieso que nunca más
narraré la historia
sin dejar de recordar tus ojos
incrédulos contándolo
y la esperanza cana de tu voz
en mi memoria,
despertando mi conciencia
cada vez que vuelva a ser
necesario.”.

Dedicado a todos aquellos que más allá del ecuador de sus días decidieron mirar atrás y apretar el ritmo de sus pasos, sumándose a la carrera de muchos jóvenes sin dudarlo!

Posted by Grela Bravo on jun 3, 2011 in Poesía

http://www.articularte.com/?p=7714
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El viaje del poeta hacia la muerte

La Odisea y Odiseo más allá de Homero, serán para siempre una inspiración para la vida y la poesía universal. Joaquín Piqueras, el poeta murciano, parte de viaje hacia la muerte. A su retorno, luego de años de navegante, en Ítaca, su tierra, lo espera un sudario tejido a lo largo de su viaje. Como escribe el poeta: “Todos los caminos conducen hacia la muerte, lo único que podemos esperar es que en nuestra Odisea particular los dioses nos sean propicios.”.
“.………Para salvar a su familia
enterró sus temores y a bordo de una patera
se lanzó en compañía
de otras almas en pena
en busca de la tierra prometida,
y así vivió su particular odisea:
en el camino encontró
lotófagos, cíclopes y hasta las sirenas
de la Guardia Civil. Y desde entonces sintió
su particular descenso a los infiernos.

.……….A la tierra baldía que lo vio
nacer fue devuelto,
pero su fiel esposa no lo estaba esperando:
no sólo había tejido un sudario
sino que además decidió estrenarlo.”.

Una odisea personalizada,
por Joaquín Piqueras.

El poeta murciano Joaquín Piqueras ganó el 2009, el Premio Nacional ‘González de Lama’”.
http://joaquinpiqueras.blogspot.com/
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Dale vida a tus sueños, por Mario Benedetti

Gran poema de Mario Benedetti, darle vida a los sueños es remembranza, despertar y vigilia, como expresa inspirado el gran pensador poético, Walter Benjamin. Benedetti con una belleza sin igual habla de la vida de los sueños o de los sueños de la vida: “con los ojos abiertos y los miedos dormidos, con los ojos cerrados y los sueños despiertos.”.
Dale vida a los sueños que alimentan el alma,
y aunque tu mente sienta necesidad humana,
de conseguir las metas y de escalar montañas,
nunca rompas tus sueños,
porque matas el alma.
Dale vida a tus sueños aunque te llamen loco,
no los dejes que mueran de hastío,
poco a poco,
no les rompas las alas que son de fantasía,
déjalos que vuelen contigo en compañía,
Dale vida a tus sueños y, con ellos volando,
tocarás las estrellas y el viento susurrando,
te contará secretos que para ti ha guardado,
y sentirás el cuerpo con caricias bañado,
del alma que despierta para estar a tu lado.
Dale vida a los sueños que tienes escondidos,
descubrirás que puedes vivir esos momentos
con los ojos abiertos y los miedos dormidos,
con los ojos cerrados y los sueños despiertos.

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Muerte y resurrección de los sueños

Bellísimo poema de Pedro Salinas (1891-1951), gran poeta español y universal, poetiza con hondura los sueños en la natalidad y la mortalidad de la condición humana. Mira el amor humano en sus tensiones más desgarradoras. Del poeta es esa expresión maravillosa en la lengua de la Mancha, simbólica y real: “A veces los sueños se desensueñan y se encarnan”.
Nunca se entiende un sueño
más que cuando se quiere a un ser humano
despacio, muy despacio
y sin mucha esperanza.

Por ti he sabido yo cómo era el rostro
de un sueño: sólo ojos.
La cara de los sueños
mirada pura es, viene derecha,
diciendo: “A ti te escojo, a ti, entre todas”
como lo dice el rayo o la fortuna.
Un sueño me eligió desde sus ojos,
que me parecerán siempre los tuyos.

Por ti supe también
cómo se peina un sueño.
Con qué cuidado parte sus cabellos
con una raya que recuerda
a la estela que traza sobre el agua
la luna primeriza del estío.
Mi mano, o una sombra de mi mano,
o acaso ni una sombra,
la memoria, tan sólo, de mi mano
jamás acarició una cabellera
tan lenta y tan profunda
como la de ese sueño que me diste.
En el pelo, en el pelo de tu sueño
fueron mis pensamientos enredándose,
entrando poco a poco, y se han perdido
tan voluntariamente en él que nunca
los quiero rescatar: su gloria es ésa.
Que estén allí, que duermas
sobre las despeinadas
memorias que mi alma te ha dejado
entretejidas en su cabellera.

Por ti he cogido a un sueño de las manos.
Por ti mi mano de mortal materia,
ha tocado los dedos,
tan trémulos, tan vagos,
como sombras de chopos en el agua,
con los que un sueño roza al mundo
sin que apenas lo sienta
nadie más que la frente consagrada.
Por ti he cogido un sueño de las manos,
o de las que parecen manos, alas.
Las he tenido entre las mías,
un año y otro año y otro año,
como se tienen las de un ser que va a marcharse,
fingiendo que es para decirle adiós,
pero con tal ternura al estrecharlas,
que renuncia a su fuga y nuestro tacto,
de adiós se nos transmuta en bienvenida.
Por ti aprendí el lenguaje
tan breve y misterioso de los sueños.
Cabría en el cristal
de una gota de agua.
Está hecho de dos letras cuyos trazos
aluden con su recta y con su curva
a la humana pareja, hombre y mujer.
“Sí” dice, sólo “sí”.
Los sueños nunca dicen otra cosa.
Nos dicen “sí” o se callan en la muerte.

Por ti he sabido cómo andan los sueños.
Llevan los pies desnudos
y parecen más altos todavía.
El ama por que cruzan se nos queda
como playa que primero holló
Venus al pisar tierra, concediéndole
las indelebles señas de su mito:
las huellas de los dioses no se borran.
Entre el vasto rumor de los tacones,
que surcan las ciudades colosales,
mi oído a veces percibe
un rumor leve como de hoja seca,
o de planta desnuda: es que te acercas,
por las celestes avenidas solas,
es que vienes a mí, desde mi sueño.

He sabido por tí de qué color
es la sangre de un sueño. Yo la he visto
cuando un día le abriste tú las venas
escapar dulcemente, sin prisa, como el día
más hermoso de abril, que no quisiera
morirse tan temprano y se desangra,
despacio, triste, recordando
la dicha de su vida:
su aurora, su mañana, sin rescate.

Por ti he asistido, porque lo quisiste,
al morirse de un sueño.
Poco a poco se muere
como agoniza el campo en el regazo
crepuscular, por orden de la altura.
Primero, lo que estaba al ras de la tierra,
la hierba, la primer oscurecida:
luego, en el árbol, las cimeras hojas,
donde la luz, tamblando se resiste,
y al fin el cielo todo, lo supremo.
Los sueños siempre empiezan a morirse
por los pies que no quieren ya llevarlos.
Como el cielo de un sueño está en sus ojos
lo último que se apaga es su mirada.

Y por ti he visto lo que nunca viera:
el cadáver de un sueño.
Lo veo, día a día, al levantarme, aquí, en mi cara.
(Has vuelto tu mirar hacia otro rostro)
Me lo siento en las manos,
enormes fosas llenas de tu falta.
Está yacente: tumba le es mi pecho.
Me resuena en los pasos
que van, como viviendo, hacia mi muete.
Ya sé el secreto último:
el cadáver de un sueño es carne viva,
es un hombre de pie, que tuvo como un sueño,
y alguien se lo mató. Que vive finge.
Pero ya, antes de ser su propio muerto,
está siendo el cadáver de un sueño.
Por ti sabré, quizá, como viviendo
se resucita aún, entre los muertos.

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Bocas ávidas de poesía

Restauro con mi esperma,
Eurídice,
el tejido colágeno
de tu belleza,
y lo hago
con la inercia de mi deseo
incandescente,
e intento sembrar
así la semilla de un amor
que nace, se reproduce
y muere
en tu boca ávida
de algo más que poesía.

(Joaquín Piqueras, Los infiernos de Orfeo, Diputación de León, Colección Provincia, 2010)

Joaquín Piqueras, poeta murciano, en el 2009 ganó el Premio Nacional ‘González de Lama’”, España.

http://joaquinpiqueras.blogspot.com/
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Eros: amor humano hasta lo desconocido

Hacer el amor, siempre hasta la agonía, hasta la muerte.

No hay amor de a de veras, sin los secretos de alcoba, sin la intimidad insondable.

Kamasutra posmoderno: ritual de seducción de la pareja en el deseo inagotable.

Es un derecho de los amantes, respetarnos y amarnos a la vez: gozo y dignidad.

Te deseo como un humano, ternura, y como un animal, brutalidad (Te tomaré por donde lloras y por donde ríes).

No juguemos con las palabras de animales humanos, son un tratado de acogida.

Noches, semanas, meses…de placer, no hay tiempo ni espacio, nada existe, sino: eros.

La consagración de las rosas de la primavera, la estación de la esperanza.

Manuel Piqueras, “Tu me sedujiste y yo me deje seducir”, en Las paradojas de la soledad. Lima. 2011.(inédito) Leer más »