De ‘otras Indias mejores’ a ‘otras Américas mejores’

“Embarcarse para estas y otras Indias mejores”, San Juan de la Cruz. Correspondencia.

Por Manuel Piqueras

Tiempo de memoria en tiempo de crisis, volver a las fuentes, desde estas Páginas Libres, queremos hacer la remembranza de dos grandes creadores de la cultura peruana, Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937) y Gustavo Gutiérrez Merino (1928). Tengo conciencia de que son dos fuentes de inspiración de mi vida y mis escritos, de mi imaginario intelectual y vital, pero manteniendo el  maravilloso  discernimiento y elección del hombre libre: releyéndolos y respetándolos en el misterio impenetrable de sus creaciones.

 

“Estamos, en estos días, asistiendo a la exposición retrospectiva de la obra del artista español Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937), en el Museo de Arte de Lima. En pocas semanas se entregará el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez Merino (1928). ¿Qué une a estas dos originales personalidades de nuestra creación cultural? Piqueras Cotolí y Gutiérrez Merino, cada uno en su propio lenguaje, en dos momentos críticos y lúcidos de la historia de las Américas, logran articular, con fortaleza y delicadeza, todas las sangres fragmentadas y enfrentadas en estas tierras de tragedia y esperanza. Sus obras iluminan como un haz de luz, el laberinto de nuestra identidad: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?

Manuel Piqueras, escultor y arquitecto español, en su búsqueda de un lenguaje plástico -arquitectónico y escultórico- que congregara universos complejos, diversos y polarizados -los horizontes tempranos, intermedios y tardíos del mundo andino, y las tradiciones del mundo hispánico-, trazó un camino original en la creación de una obra artística, de una visión estética, y de un principio de humanidad andino y universal. El Pabellón del Perú, su obra cumbre, que ganó la medalla de oro para nuestra patria en la Feria Iberoamericana de Sevilla (1927-1930), es la plasmación de lo que Piqueras nombró como estilo “neoperuano”, un collage andino e hispánico llevado hasta sus últimas consecuencias: “Manuel Piqueras Cotolí fue, sobre todo, el forjador de un estilo arquitectónico que reivindicaba nuestro lugar en el mundo. La mixtura entre lo hispano y lo precolombino, entre lo moderno y la raíz de nuestra identidad”.

Su exploración artística está ubicada en una gran corriente del pensamiento de sentido y del gran arte de los siglos XIX y XX en Europa y América, que se ha ido planteando crecientemente como una ruptura con una visión europea -u occidental- encerrada en sí misma, y se ha ido embarcando en una apertura ascendente a la diversidad cultural dentro de la universalidad humana. Gustavo Gutiérrez -fraile, sacerdote y teólogo peruano-, a lo largo de su vida y su obra, va abriéndose paso no sólo en la maduración de un gran pensamiento teológico, sino en la ascensión hacia un bello lenguaje poético cargado de fuerza y ternura. Sus obras maestras, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, una reflexión sobre el libro de Job (1986) y En busca de los pobres de Jesucristo, el pensamiento de Bartolomé de las Casas (1992), constituyen una contribución fundamental a la creación cultural, histórica y actual de una utopía andina y universal.

Gutiérrez va haciendo camino desde su hablar de Dios, desde el sufrimiento del inocente. En esa huella humilde va hilvanando una utopía que conduce desde “otras Indias mejores” en el siglo XVI hasta “otras Américas mejores” en el siglo XXI. Entre estas dos centurias se producirán dos cambios de época que han conmovido los cimientos de la humanidad hacia horizontes ilimitados. En nombre del Dios de Jesucristo, del valor de la vida y la libertad humana, y desde el punto de visión de los pobres, Gustavo Gutiérrez es, junto con su antecesor Bartolomé de Las Casas, la conciencia lúcida de la continuidad y discontinuidad de la destrucción y la restitución de los indígenas en el siglo XVI, y de la opresión y liberación de los pobres en el siglo XX largo.”.

 

La Republica.pe
28 de septiembre de 2003

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