Archivo de la categoría: General

Items that do not fit in other categories

Romance del Nacimiento, por San Juan de la Cruz

En la poesía de San Juan de la Cruz, el romance entre el amado y la amada transfigurado en la pareja humana, predomina sobre cualquier otro tema literario: “Abrazado de su esposa […] festejando el desposorio que entre tales dos había […]”. “Dios en el pesebre allí lloraba y gemía […]. Y el llanto del hombre en Dios, y en el hombre la alegría, lo cual del uno y del otro tan ajeno ser solía […]”. Este genio para la humanización de lo divino en toda su poesía, hace de este poema, bellísimo y único. Estamos acostumbrados a una poética dulzona sobre Navidad. San Juan de la Cruz rompe con estos poemas almibarados.

“Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer había,
así como desposado
de su tálamo salía,

abrazado con su esposa,
que en sus brazos la traía,
al cual la graciosa Madre
en su pesebre ponía,

entre unos animales
que a la sazón allí había,
los hombres decían cantares,
los ángeles melodía,

festejando el desposorio
que entre tales dos había,
pero Dios en el pesebre
allí lloraba y gemía,

que eran joyas que la esposa
al desposorio traía,
y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía:

el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro
tan ajeno ser solía.”.

20121225-greco_natividad-1-.jpg

Leer más »

Gustavo Gutiérrez. Premio Nacional de Cultura.

Gustavo Gutiérrez —fraile, sacerdote y teólogo peruano— se mueve en la paradoja de la muerte de la teología por la supremacía de la práctica, la contemplación y el silencio. En contraindicación, anuncia la vida de la teología por la preeminencia del hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente.

El signo distintivo de la personalidad de este hombre que bebe del pozo de la tragedia andina y universal es su maestría de la amistad que rompe todo límite. El significado de esta gracia se asocia a su espiritualidad marcada por el proyecto de amistad con Dios y de amistad con los pobres. El tiempo, como escucha de los seres humanos concretos que sufren despojo y asesinato, y de todas las personas únicas e irrepetibles que se duelen a secas. El Evangelio de Juan, que proclama el proyecto de amistad de Jesús, inspira esta centralidad de la amistad en la palabra y la acción de Gutiérrez. En esta alteridad se inscribe su apasionado gusto por la vida, la libertad y la belleza, y su notable sentido del humor, que marcan toda su existencia y su obra.

Lo que más le indigna a este testigo del Dios de Jesucristo es el cinismo de quienes fundan y conservan el sufrimiento humano, despojan y asesinan al pobre y al diferente, exterminan las culturas nativas y destruyen el hábitat natural en el fontano lugar de “las Indias”, “las Américas” y el mundo. El Evangelio de Mateo, en el que Jesús habla del discipulado como un camino acechado por los riesgos del fariseísmo y el cinismo -cuando va acercándose la hora de su muerte en cruz-, es una fuente esencial de la reflexión y la acción de Gutiérrez. No es Pedro negando a Jesús tres veces a causa de su poca fe el que lo indigna; no es Judas traicionando a Jesús, por razón de su ideología mesiánica y sectaria, el que lo indigna; es el cinismo de Herodes y Pilatos asesinando y despojando a los inocentes el que lo indigna, el que lo remueve hasta los conchos.

Recorrer la vida y la obra de este hombre con sus 84 años nos lleva al misterio de Dios y al misterio del mundo, en el cual el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob y de Jesucristo se encarnó, sufrió muerte de cruz y resucitó. Este misterio del amor de Dios, que todo lo envuelve, se juega entre la cálida luz y la dura luz, es la sinrazón de la esperanza de Gutiérrez, aunque este principio de esperanza no llegue siquiera a tener la pequeñez de una gota de rocío o de una brizna de paja. El discípulo es, a la vez, en su mundo interno y externo, aquel que articula con firmeza y delicadeza todas las sangres fragmentadas y enfrentadas en estas tierras de tragedia y esperanza.

Manuel Piqueras. Gustavo Gutiérrez. Hablar de Dios desde las Indias y las Américas. Lima: 2004. http://blog.pucp.edu.pe/media/avatar/392.pdf Leer más »

San Juan de la Cruz y César Vallejo

Noche oscura, de San Juan de la Cruz, uno de los poemas más bellos de la literatura, nos conduce a una experiencia de contemplación del misterio del sufrimiento humano, de su naturaleza paradojal: “la noche oscura me guiaba más cierta que la luz del mediodía”.

“Voy a hablar de la esperanza”, remembranza y despertar, el excepcional poema en prosa de César Vallejo. Es sorprendente la trasposición poética de la realidad de este gran poeta universal, en que la esperanza se teje, con firmeza y delicadeza, desde el sufrimiento humano, limpio de calificativos, solo sustantivo.

Como en el poema de César Vallejo, Juan de la Cruz nos revela el gran arte poético que la humanidad ha creado, la mayor lucidez de que es capaz la especie humana en la Tierra y el universo. El pensador poético, tal como nos lo manifestó Walter Benjamin, permite mirar lejos, como un Amadeus de la lengua de La Mancha. Juan de la Cruz y César Vallejo, entre unas Indias y Américas mejores, son el principio y el fin.

Noche oscura y Voy a hablar de la esperanza, tejidos poéticos de San Juan de la Cruz y de César Vallejo, son un collage maravilloso de dos grandes clásicos. Intuyo que esta amalgama abre espacios maduros y originales en la poética hispanoamericana. Más allá de su publicación, los poemas tocan fibras íntimas del lector. Estos textos, desde mi juventud, estuvieron en mi imagen mental fragmentados; la articulación se produjo por inspiración en un punto crítico de mi existencia madura, como interrumpido por la idea de Henri Bergson sobre “[el] instinto esclarecido por la inteligencia”.

Manuel Piqueras, VII. Epílogo, en Las Paradojas de la soledad. Lima: 2012. Biblioteca virtual Amazon.

Leer más »

El jardín secreto

El jardín secreto,

por Manuel Piqueras

El patito feo encontró un jardín secreto donde era amado y respetado, allí pasaba el tiempo en un mundo de belleza y creación, allí las heridas del alma se curaban. La abuela pata y los jóvenes tíos patos lo acogían siempre, aunque fuera tan distinto. Un Edén oculto, el dulce reino de la granja, se llamaba Malambito.

La abuela pata

La abuela pata le contaba cuentos entretenidísimos y lo hacía reír a él, niño maltratado, con sus bromas finas y ocurrentes. El patito feo se las ingeniaba para pasar el máximo de tiempo junto a ella, esos momentos eran un bálsamo, lo llenaban de alegría y tranquilidad.

Los jóvenes tíos patos

El patito feo admiraba a los jóvenes tíos patos por su imaginación sin límites y estaba atentísimo a todas sus ocurrencias. Gozaba con sus graciosas agudezas, con sus argumentos inteligentes, con sus vericuetos retóricos y con sus trasmutaciones de chocolate. Los tíos menores eran como Melquíades en sus años mozos, ese personaje misterioso que hablaba sánscrito, una lengua muerta, como lo descubrirían todos en Cien años de Soledad, un cuento de un tal Gabriel García Márquez.

El ficus ausente y presente

En medio de la casa grande de Malambito, había un viejo ficus inmenso. El patito feo se maravillaba jugando a su alrededor, trepando por su enorme tronco añejo y sus ramas endurecidas desde tiempo inmemorial. También, una poza de agua donde el patito feo podía chapotear.

Tras pasar largas horas en el árbol y en la poza, retornaba al rincón del Museo de los Patos, construido por el difunto abuelo pato. Allí moraban la abuela pata y los jóvenes tíos patos. Era un hogar de protección y cuidado, de inteligencia y creatividad, de goce y sazón de la vida.

La remembranza del abuelo pato estaba presente en la vida de esta familia de animales humanos, su sombra de ficus ausente cubría de luz todo el jardín secreto, diseñado y edificado como casa de la memoria.

Manuel Piqueras, I. Dispuesto a morir, en Las Paradojas de la soledad. Lima: 2012. Biblioteca virtual Amazon. Leer más »

Manuel Piqueras Cotolí: fusión hispano, andina y universal

El Pabellón del Perú en la Feria Iberoamericana de Sevilla, que inventó Manuel Piqueras Cotolí entre 1929 y 1930, ganó la Medalla de Oro en este evento internacional de gran significación para la artes en el mundo. Su punto de visión estético, su creación artística y su principio de humanidad se relaciona con la idea germinal de: “ir a lo hondo, hacia atrás”, donde opone “fusión frente a superposición”. Su genio fue el de haber logrado una obra maestra en la mistura de estilos arquitectónicos y escultóricos que estaba presente en toda la historia del arte universal.

“Manuel Piqueras Cotolí hizo del espacio americano el lugar significante de su búsqueda estética, de su creación artística y de su exploración de un principio de humanidad, de confrontación con el pasado para dar cara al futuro de un nuevo renacimiento de la identidad de las Américas. El artista hispanoamericano fue, en ese sentido, un creador multifacético del siglo XX. Funda un lenguaje original en las artes plásticas peruanas; lo hace, además, en el centro histórico colonial español en el sur de las llamadas “Indias” durante el siglo XVI, y en el núcleo histórico neocolonial criollo de las llamadas “Américas” durante los siglos XIX y XX.

En la nueva visión estética, el artista español oponía “fusión” a “superposición” de dos estilos arquitectónicos y escultóricos distintos y opuestos: los de las culturas indígenas y los de las españolas. Así, señalaba que: “Observando la raza nueva aún en formación. Viendo algunos ejemplares de la arquitectura peruana en la Colonia, [constaté que] solamente hay superposición de estilos [indígenas y españoles]”.

Para Piqueras, “fusionar” significaba unir estilos diferentes como iconografías vivas no como una colección de antigüedades superpuestas, en una monumental síntesis nueva: “[Esta visión de la superposición de estilos] me hizo pensar que era posible ensayar o resucitar como veremos más adelante una arquitectura netamente peruana; moderna, en la cual estuvieran reflejados, el espíritu, los ritmos, el alma de un pueblo; de los pueblos y las culturas que pasaron por estas tierras”.
A contracorriente, “superponer” era poner un estilo sobre otro: de un lado, una relación de dominación y sumisión, de yuxtaposición de lo español sobre lo indígena en el caso del “hispanismo” neocolonial; de otro, sustituir el lenguaje plástico por una denuncia social de la situación de los indígenas vencidos por los españoles conquistadores y encomenderos o por sus herederos republicanos -oligarcas y gamonales- en el caso del “indigenismo”.

Su juicio estético sobre la cultura y el estilo artístico colonial y neocolonial es lúcido, irónico y lapidario: “En plena colonia crece un arte español nacido aquí. Es el criollo, colonial. Siglo 19. Fines de la colonia, República, una inmensa laguna, desde poco antes de la Independencia hasta hoy. Influencia europea, imitación sin orden ni concierto, ni gusto, que lo arruina y lo confunde todo. Renacimiento colonial, hispano-yanquisante con gafas californianas”.

El artista trasciende las visiones antagónicas “hispanistas” e “indigenistas”, en una síntesis nueva, en un melting pot andino, hispánico y universal democráticamente articulado. Piqueras busca ir a lo hondo, hacia atrás, hacia lo prehispánico, presentando el lado vigoroso y creativo de la cultura indígena frente a la española no el camino trillado de la visión de los vencedores ni de los vencidos en la Conquista, la Colonia y la República: “Con este concepto como guía, como obsesión, desde el año 1919 empecé a aplicar la decoración indígena sobre formas europeas, criollas o españolas (1919-1921 fachada de la Escuela de Bellas Artes de Lima. 1924 salón del Palacio de Gobierno) pero esto no era lo que buscaba, no satisfacía mi anhelo. […] Tenía que ir a lo hondo, hacia atrás, para encontrar un firme [fundamento] […] Con estos elementos y con un espíritu totalmente moderno, porque moderna es toda la vida que vivimos y cualquier reproducción arqueológica nos hubiera llevado a hacer algo muerto, empecé a dibujar el Pabellón con que el Perú concurría a la Feria Iberoamericana de Sevilla, creyendo que la Nación debía presentarse ante las demás, en este magnífico certamen, con algo suyo, muy suyo, que la diferenciara de las otras, que la afirmara en su personalidad artística. […] En el Pabellón peruano he intentado esto para el Perú y para América”.

El Pabellón del Perú, su obra cumbre, que ganó el Gran Premio para nuestra patria en la Feria Iberoamericana de Sevilla (1927-1930), es la plasmación de lo que Piqueras nombró tentativamente como estilo neoperuano, un collage andino e hispánico llevado hasta sus últimas consecuencias: “Manuel Piqueras Cotolí fue, sobre todo, el forjador de un estilo arquitectónico (y escultórico) que reivindicaba nuestro lugar en el mundo. La mixtura entre lo hispano y lo precolombino, entre lo moderno y la raíz de nuestra identidad”.”.

Manuel Piqueras Luna, En busca de la tierra del padre, revista Páginas 186. Instituto Bartolomé de Las Casas, Centro de Estudios y Publicaciones. Lima: abril, 2004.

mpiqueras

Leer más »

Manuel Piqueras Cotolí y el Inca Garcilaso de la Vega

Desde mi juventud no había vuelto a leer, Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), estoy maravillado con esta obra maestra del Siglo XVI. Esta relectura de madurez, de la más grande fábula escrita a horcajadas entre la realidad y la imaginación, hace casi medio milenio, me ha fascinado. La mirada de Manuel Piqueras Cotolí al Inca Garcilaso, me lleva a escribir esta breve memoria del bien retornado.

Como señala, Mario Vargas Llosa, en su notable escrito literario, El Inca Garcilaso y la lengua de todos: “Pero, si hay que buscar un principio en el largo camino del español, desde sus remotos orígenes en las montañas asediadas de Iberia hasta su formidable proyección presente, no estaría mal señalarle como fecha y lugar de nacimiento los de los Comentarios Reales que escribió, hace cuatro siglos, en un lugar de Andalucía, un cuzqueño expatriado al que espoleaba una agridulce melancolía y esa ansiedad de escribidor de preservar la vida o de crearla, sirviéndose de las palabras”.

Manuel Piqueras Cotolí, en 1935, dos años antes de su muerte intempestiva, con su intuición genial, capturo el enigma del Inca Garcilaso y de su obra: fusión hispano, andina y universal. En el IV Centenario de la Fundación de Lima y por encargo de la colonia española, esculpe una placa en bronce y dibuja un monumento al Inca, para rendirle homenaje. Su relación intelectual y vital con el Inca y su obra es temprana, en Córdoba, el gran centro cultural de Al-Andalucia, que formó parte del periodo formativo de Piqueras Cotolí, siendo muy joven.

20121009-photo_-12-.jpg

Leer más »

Mi espiritualidad: el pequeño

A mis nietas, Andrea, Alejandra, Maite e Isabela, las niñas de mis sueños
Cuando parta del dulce reino de la Tierra, solo quiero decir: noche oscura, fue el pequeño quien me guío más que la luz del medio día en mi aventura humana.

Entre las luces y sombras de nuestra condición humana, de un combate espiritual sin fin, los que tuvimos una historia de sufrimiento y esperanza encontramos el sentido de nuestra existencia en esa espiritualidad, cuya inspiración se halla en la inversión mesiánica central de Jesús de Nazaret: “Yo te agradezco, Padre, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a pequeños”. Mateo 11: 25.

Un clamor se ha oído en Nazaret, mucho llanto y lamento: es Jesús que llora por los niños heridos de alma, “Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Pero el que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y lo hundan en lo profundo del mar”. Mateo, 18: 5-6.

Este es el único testimonio, que les dejo a mis hijos amados, Soledad, Emmanuel e Ignacio.

Que la tranquilidad y la paz esté con nosotros.

20120927-photo-1-.jpg

Leer más »

En el nombre de Soraida Caso, por Patricia del Río

Desde estas Páginas Libres, publicamos este escrito de Patricia del Río Labarthe, en el nombre de Soraida Caso, niña asesinada por la espalda, a secas. La periodista y escritora nos ofrece un bello y hondo texto en la frontera entre el microrelato y la poesía en prosa, verdadero y valiente, fuerte y delicado a la vez.

Si te llamas Soraida, por Patricia del Río.

Si te llamas Soraida Caso, y naciste en un pueblo perdido de la región Junín, llamado Ranrapata, un día te puedes morir de un balazo en la espalda, sin que a nadie le interese siquiera recoger tu cuerpo.

Si te llamas Soraida Caso y tienes ocho años, tu cadáver puede aparecer días después, tirado en un barranco; y nadie se tomará el trabajo de hacer un minuto de silencio por tu muerte.

Si te llamas Soraida Caso, el ministro de Defensa, Pedro Cateriano, le echará la culpa a los ladridos de los perros, y el ministro del Interior señalará a tu madre de insensible por no avisar (no sabemos muy bien a quién) que te habían matado por la espalda en un operativo confuso, torpe, al parecer improvisado.

Si te llamas Soraida Caso, la ministra de la Mujer y la señora Nadine Heredia, que tiene por esposo al presidente, irán a recibir a tus hermanitos al aeropuerto, dirán que los rescataron de las garras de Sendero Luminoso, no se tomarán el trabajo de corroborar los hechos y, por supuesto, ignorarán tu muerte, porque claro, eso les malograría la foto.

Si te llamas Soraida Caso, te enterrarán en un ataúd blanco, sin que una sola de esas autoridades que insisten en insinuar que tus padres son terrucos sin presentar una sola prueba, se dignen asistir a tu entierro, mandar una corona de flores, ofrecer siquiera unas disculpas.

Si te llamas Soraida Caso, el congresista oficialista Freddy Otárola dirá que el operativo que te mató fue impecable.

Si te llamas Soraida Caso, el cardenal Juan Luis Cipriani pedirá que recemos por ti, pero también nos recordará que en lugares como Ranrapata hay que entrar a matar, sin mayor cuidado, y no con mandil y guantes blancos, porque ahí todos son pobres como tú, y segurito que todos son terrucos.

Si te llamas Soraida Caso, y te moriste solita, en medio del campo, con tu carita contra el suelo, mientras todos corrían aterrorizados por las balas, tu muerte llenará titulares solo una semana, los políticos la usarán para atacarse, y luego alguna otra noticia te mandará al olvido.

Si te llamas Soraida Caso, y naciste en Ranrapata, lo más probable es que no acabes el colegio, que te embaraces a los quince años, que trabajes desde tus primeros años de vida, que te rapte un senderista, o que presentes altos índices de desnutrición. Pero también existe la posibilidad, que un día mientras juegas en tu chacra, ladre un perro, entren hombres disparando, y a ti te mate una bala por la espalda, y te quedes ahí tirada, agonizando y solita. Y ese día nadie se avergonzará de tu muerte, ningún ministro renunciará, la Primera Dama no se parará en la foto de tu entierro. No habrá pésame ni condolencias para tus padres.

Porque te llamas Soraida, porque te apellidas Caso, porque naciste en Ranrapata y hace años que nos acostumbramos a que muertes como la tuya no le importen a nadie.”.

El Comercio.com, Jueves 20 de setiembre de 2012. Leer más »

Albert Camus: la memoria del pobre entre el absurdo y la rebelión

“Le seul moyen d’affronter un monde sans liberté est de devenir si absolument libre qu’on fasse de sa propre existence un acte de révolte.” Albert Camus, L’Homme révolté
Albert Camus (1913-1960), despliega la fuerza de su pensamiento poético en su obra maestra, El hombre rebelde (1952). En su ensayo filosófico Camus “se propone proseguir, ante el asesinato y la rebelión, una reflexión comenzada alrededor del suicidio y de la noción de absurdo”, expuesta en su obra filosófica germinal, El mito de Sísifo (1942). En los ciclos camusianos de creación, el absurdo se vuelca en la rebelión y al final gira en el amor. Entre el primer y ultimo ensayo, el pensador poético plantea: “Desde la memoria del pobre, en la luz (del absurdo y la rebelión), el mundo sigue siendo nuestro primer y último amor”. Este manifiesto camusiano, tiene una actualidad absoluta en este tiempo de tragedia y esperanza.

El horror ante el asesinato y el despojo lógico

En la gran crisis mundial del Siglo XX largo, tiempo de asesinato y despojo de inmensas masas de víctimas inocentes, se conmovieron los cimientos más profundos de la humanidad. Ante esta realidad, Camus se pregunto: “¿La vida tiene sentido de ser vivida?”. Su primera respuesta fue el absurdo, seguida luego por la rebelión y, antes de su muerte, por el amor.

La porción inocente consciente de la humanidad vivió el siglo en la compleja combinación de estas tres respuestas. Camus encontró su fuerza en la “memoria de los pobres”, en “ese secreto de luz cálida, (…) que lo había ayudado a vivir y a vencerlo todo” .

El encuentro de la inocencia con experiencia

Las relaciones de amistad y de admiración intelectual entre Hannah Arentd y Albert Camus son notorias, se asemejan a las que Arendt tuvo con Walter Benjamín. Terminada la Segunda Guerra Mundial, entre 1945 y 1949, Karl Jaspers y Hannah Arendt volvieron a reunirse en la empresa común: “La filosofía debería volverse concreta y práctica, sin olvidar por ello ni un solo momento su origen”.

La revista Die Waltung, fundada por Jaspers, fue un lugar significativo de la reforma intelectual y moral del pensamiento de nuestra civilización, Albert Camus fue uno de sus más importantes colaboradores. En este proyecto Arendt se aproxima a Camus y a su obra, señalando que dentro de la filosofía de la existencia francesa, Camus, en particular, era “un nuevo tipo de persona, alguien que sencillamente y sin nacionalismo europeo alguno era un europeo”.

En 1952, Arendt realizó un viaje desde Nueva York hasta el viejo continente, llevando su obra maestra Los orígenes del totalitarismo, publicada en inglés. En su estadía en Paris quedo muy decepcionada del “hegelianismo organizado” de los intelectuales franceses, salvo de Camus “Ayer vi a Camus; sin duda, el mejor hombre que hoy tiene Francia. Esta muy por encima del resto de los intelectuales (franceses). “

Ese mismo año Camus publico El hombre rebelde, el “hegelianismo organizado” —Jean Paul Sartre, Simone de Beauvioir, etc.— reaccionaron ideológicamente y sin escrúpulos para aislarlo. Camus conoció tiempos de soledad, Arendt le envió una carta que expresaba su reconocimiento “He leído El hombre rebelde, me gusta mucho” .

En 1957, Camus recibió el Premio Nobel en Literatura, preparaba una novela que llamaba El primer hombre. A la mitad del camino, el 4 de enero de 1960, Camus encontró la muerte en un accidente de automóvil.

En los años sesenta, dos obras maestras, Sobre la revolución de Hannah Arendt y El hombre rebelde de Albert Camus, fueron la lectura obligatoria en la rebelión del discurso libre de los estudiantes de Berkeley.

El absurdo

La existencia humana, en tiempo de mega crisis, de asesinato y despojo lógico, se precipita al abismo del absurdo. En el imaginario se produce una catástrofe de sentido, las representaciones colectivas se pueblan de guerras y de campos, y de sus víctimas en masa. En la mitología, la leyenda antigua de Sísifo, la maldición ritual de subir y bajar de una montaña sin propósito alguno, es el sin sentido mismo.

El pensamiento poético de Camus, bebe del pozo de su tiempo, mas allá del nihilismo de Andre Gide, plantea la única pregunta significante ante esta trágica concreción: “¿Vale la pena la vida de ser vivida?. ” El suicidio colectivo se torna una respuesta metafísica hipotética frente a una catástrofe del sentido de la existencia humana.

La rebelión

El asesinato y el despojo lógico se incrementan rompiendo todo límite humano y moral. El problema de la rebelión adquiere sentido preciso en el pensamiento occidental con el cristianismo. Camus propone una rebelión con sentido —opuesta al resentimiento, a la dominación y a la violencia—.

La rebelión metafísica, la rebelión histórica, y la rebelión y el arte se encuentra escindidas entre el bien y el mal, y el mal radical. La crítica demoledora de Camus a las rebeliones históricas más importantes por su extensión e intensidad en el mundo, el bolchevismo y el nazismo, posee un sorprendente parecido con la de Walter Benjamín en sus notables “Tesis sobre la filosofía de la Historia”.

La rebelión del medio día que plantea Camus, se halla en el polo opuesto de la rebelión en nombre de la ideología y el terror. En el imaginario, el mito y el pensamiento del medio día, a la mitad del camino, entre los extremos racionales, cínicos y violentos de la criba de la modernidad, se revela la luz del amor al mundo del hombre en rebelión.

Desde la memoria del pobre, el secreto de luz cálida

Los ciclos simbólicos y conceptuales de la creación camusiana, conducen al misterio del soplo del secreto de luz cálida en el mundo, desde la memoria del pobre: “La solidaridad de los hombres se funda en el movimiento de rebelión y éste, a su vez, no encuentra justificación sino en esa complicidad. Tendremos, por lo tanto, derecho a decir que toda rebelión que se autoriza a negar o a destruir esa solidaridad pierde por ello el nombre de rebelión y coincide en realidad con un consentimiento homicida” .

“Apocalipsis: el amor nunca muere”, en Solidaridad frente a homicidio: ensayos sobre la no violencia militante en el siglo veintiuno. Ideele. Lima: 2003.

Camus

Leer más »

La tragedia y la esperanza de vivir

LITERATURA
AUTOR MANUEL PIQUERAS
PÁGINAS 32

LAS PARADOJAS DE LA SOLEDAD

Con textos de anclaje híbrido,
entre el razonamiento filosófico
la poesía y el aforismo, este libro
hurga en lo que, a lo Unamuno,
podríamos llamar la tragedia de
vivir. Hay un desgarro existencial
en todos los textos, pero aun tras el
dolor intenso, muestran una luz de
esperanza. Disponible en la tienda
virtual Amazon.

Somos, Año XXV/ Nº 1339,
Sábado 4 de agosto de 2012,
de El Comercio, p. 14. — en Lima, Peru.

20120828-manuel.jpg

Leer más »