Desde nuestro encuentro más íntimo hemos compartido un tiempo cronológico corto. Sin embargo, vivimos un tiempo kairológico de una intensidad sorprendente que trasciende largamente los años, los meses, los días y las horas.
¿Cómo se crea un lenguaje de amor, una forma de expresarlo bella y honda? Juntos lo hicimos, como un niño o una niña se aproximan a tientas al misterio.
Y nació la confianza, nuestra fidelidad y nuestra lealtad inquebrantable.
Intuyo que algo nos quiere decir el entretejido trinitario que esbozamos juntos:
Primero, el descubrimiento de nuestros ancestros comunes, la maravillosa relación de cariño entre ellos, la de nuestros abuelos especialmente; la de nuestros bisabuelos es el telón de fondo, de donde proviene prístino el eco de la voz interior de nuestros padres. Vamos descubriendo entrelazos de historias de amor entre ellos, es como beber en un pozo de querencia y de creatividad, que embriaga nuestras almas.
Segundo, nuestras experiencias de vida largas, con sus luces y sombras, el asombro de un hombre y una mujer de corazón limpio que se han hecho independientes y autónomos en busca de la felicidad y de la redención, a contrapelo. La belleza y la creación artística son esenciales en nosotros porque nos hacen libres para amar.
Tercero, el amor a Dios, al prójimo y a la naturaleza, que es un enigma envolvente de los dos entretejidos señalados anteriormente. Hemos dialogado sobre lo insondable de nuestro universalismo, de nuestra mente abierta, de nuestra aventura humana cosmopolita con su apertura a todas las espiritualidades de la humanidad, desde el Cristo cósmico hasta el Buda cósmico que –intuyo- es una fuente esencial de la vida del espíritu.
Estas cartas de amor trinitario siempre rematan en ese bello poema de San Juan de la Cruz: “Éntreme sin saber: y quédeme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo”. En palabras del gran narrador peruano, José María Arguedas: “Es mucho menos lo que sabemos que la gran esperanza que sentimos”. La magia del kairós del lazo trinitario de amor es un quédeme no sabiendo por siempre.
MP
Coda:
“Nupcias
El cielo y la tierra se complementan…todo en el cosmos es un misterio…y he comprendido ser parte de un solo cuerpo, el espíritu lo envuelve todo y ahí estamos libres sin egos como niños…en el eterno presente…Te quiero”.
MM
Cuadro: Marc Chagall, El Concierto.