De un lado, esperamos que el presidente Obama declare la ilegalidad y la ilegitimidad -junto a la comunidad internacional-, de ese genocidio del Estado sionista de Israel. Recordemos que Israel es el país que recibe la mayor ayuda económica y militar del planeta de USA, debería iniciarse una presión sin ambages por ese lado a cambio de la paz y no el Apartheid entre Israel y Palestina.
De otro, el presidente Obama debería comenzar gradualmente la retirada de las tropas de Irak, buscando integrar a las fuerzas del Medio Oriente contrarias al fundamentalismo y al terrorismo, a la Unión Europea y a los Estados Unidos de América en un acuerdo de paz duradero multilateral en el teatro de la Organización de las Naciones Unidas.
“A la mitad de camino, entre los extremos”, como señalaba bien el gautama Buda, las medidas señaladas en política internacional son la única forma de derrotar al terrorismo de Al Qaeda y de neutralizar a Sharom contra Shalom.
La inteligencia, el pragmatismo y la astucia política del presidente Obama, así como su triunfo electoral sin parangon, navega a favor de un contrataque al terror y al exterminio de población civil en Gaza, puede contar con el apoyo masivo de las sociedades civiles y los estados modernos a una escala nacional y global sin precedentes, sino lo hace será el inicio de un camino plagado de errores y sinsabores. En todo caso, “la pelota está en su cancha”.
Hagamos memoria, como señalabamos en estas páginas, meses atrás: “Jimmy Carter, ex presidente de Estados Unidos y Premio Nóbel de la Paz 2002, rompió un tabú mundial declarando que el Estado de Israel posee un arsenal nuclear que nunca ha sido confirmado por sus autoridades; ésta declaración la realizó en un festival literario de Gales, en el Reino Unido. Carter, con una excelente formación matemática y con una brillante carrera como Ingeniero nuclear en la US NAVY -profesión que dejó para atender responsabilidades que lo urgieron como consecuencia del fallecimiento de su padre-, sabe muy bien a que apunta con su denuncia de que Israel tiene al menos 150 armas atómicas en su arsenal nuclear. Esta manifestación va de la mano con su insistencia lúcida y valiente de que: “Uno de los más grandes crímenes contra los derechos humanos sobre la Tierra es la hambruna y el aislamiento de 1,6 millones de palestinos”.
Sí, el proyecto de Carter es un Israel y una Palestina como Tierra de paz y no de guerra, de tolerancia y no de intolerancia, de vida y no de muerte, de libertad y no de marginación. Hay que mirar lejos con realismo, la paz auténtica en el Medio Oriente y en el mundo se juega mucho en ese escenario real y simbólico, la política internacional de USA debe cambiar totalmente, luego de la avalancha del petróleo sangriento de la administración Bush multiplicada en nombre del fundamentalismo de la “Libertad infinita” -equiparable al fundamentalismo del “Jihad” o “Guerra Santa” del terrorismo de los extremistas islámicos-.
Carter está analizando y buscando una salida correcta a esta guerra de los extremos acentuada desde la crisis mundial el 11 de septiembre de 2001. Más aún, él desplegó una iniciativa conciente pisando fuerte para colocar el tema crucial de la guerra y la paz, de la libertad y el Apartheid en la agenda política internacional que sobre todo ha tenido incidencia en el teatro de las elecciones generales en USA de este año. ¿Si no, cuándo, más adelante, poselecciones, en medio de otra ilegal, amoral y desastrosa “guerra preventiva” que como un hecho consumado lanzó la administración Bush? Hay que “coger al toro por las astas”, hoy.
Esperamos el nuevo libro de Jimmy Carter, sobre el proceso de paz en el Medio Oriente. El ex presidente dijo en el Centro Carter en Atlanta que su último libro, “Podemos lograr la paz en la Tierra Santa”, sería publicado luego de que el Presidente electo Barack Obama asuma el cargo el próximo 20 de enero del 2009. Creemos que este escrito aportará ideas, datos y propuestas que estimularan nuestro pensamiento y acción en la lucha por una paz auténtica y por aliviar el sufrimiento humano en “El reino de los cielos”, diría como en su bello y aleccionador filme, el gran cineasta inglés, Ridley Scott.