Obama: la astucia e inteligencia del poder más allá de la utopía

El pragmatismo del presidente electo de los Estados Unidos de América, se orienta a recuperar el liderazgo deteriorado por los ocho años de la desastrosa administración Busch, para ello retoma los ideales de los Padres Fundadores del Experimento Americano, pero adaptándolos con una astucia fría -que se condice con su fama de poseer “acero en la médula”-, a la coyuntura crítica que vive su país, moral, política y económica, nacional e internacional.

Antonio Cano, corresponsal del diario El País, nos presenta un adecuado enfoque de los hombre y mujeres del señor presidente en la próxima administración USA, de la orientación que este equipo transparenta. Como informa el corresponsal español: “Todos ellos comparten mi pragmatismo sobre el uso del poder y mis ideas sobre el papel de Estados Unidos como líder mundial”, dijo Obama. Se trata de personalidades relevantes y, aunque algunas de sus misiones sean distintas -la Secretaría de Seguridad Nacional, por ejemplo, está específicamente dedicada a la vigilancia de las fronteras-, pueden interferirse en algunas de las muchas áreas de acción común. Obama descartó ayer ese problema. “He juntado este equipo”, explicó, “porque creo en las personalidades fuertes con opiniones contundentes. Uno de los peligros en la Casa Blanca es el de que todo el mundo piense igual y no haya sobre lo que discutir. Yo quiero un debate encendido. Pero que quede claro que yo, como presidente, fijaré la política a seguir. Yo seré el responsable de la visión que este equipo se encargue de difundir”, dijo.”

El presidente Barack Obama es el dueño de la pelota, es una síntesis original de jugadores brilantes de fama mundial de todas las sangres, como Pelé y Maradona, en sus mejores tiempos, es un armador estratégico. Ha colocado en la cancha grande a key players para orientar, del saque, con su poder y carisma presidencial todo el juego a su objetivo estratégico, un cambio en la arena de la Casa Blanca: “Hillary Clinton dirigirá la política exterior y Gates se mantiene en el Pentágono. El presidente electo pretende recuperar el liderazgo internacional de EE UU”, señala acertadamente el diario El País.

La cuestión que es interesante observar en esta armazón de su forma de gobierno es la astucia e inteligencia de su lucha política y de su ejercicio del poder, opuesta a la mediocridad, tan insoportable en la política convencional existente a escala nacional e internacional -estemos en acuerdo o desacuerdo con sus opciones y decisiones-. Probablemente en esto consiste “el nuevo amanecer”, no en el la palabra y la acción surgida de la tradición e innovación de la utopía. Esto no quiere decir que las soluciones de fondo a los graves problemas en la casa doméstica y en la casa del mundo estén a la vuelta de la esquina, la incertidumbre y la humildad, el talento y el trabajo serán los mejores compañeros de ruta del presidente Obama.

“Cambio en la Casa Blanca. Obama: “Es hora de un nuevo amanecer”, por Antonio Cano, El País, Washington D. C., 2/12/2008.

El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer, al presentar a sus colaboradores en materia de seguridad y política exterior, “un nuevo amanecer” del liderazgo norteamericano en el mundo, basado en la reconstrucción de las alianzas rotas y en un nuevo concepto de la fuerza que no sólo recurre a la acción militar, sino a la diplomacia y a la aplicación consecuente de los principios de libertad, justicia y democracia sobre los que se fundamenta este país.

En su primera alusión al papel internacional de su Administración desde que fue elegido presidente, Obama definió una combinación de pragmatismo para aceptar los límites que Estados Unidos encuentra hoy para imponer su criterio y de idealismo para propagar, preferentemente de forma pacífica, los valores americanos allá hasta donde se pueda.

“En este mundo incierto”, manifestó Obama en una conferencia de prensa en Chicago, “ha llegado la hora de un nuevo comienzo, de un nuevo amanecer del liderazgo americano para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Fortaleceremos nuestra capacidad para derrotar a nuestros enemigos y apoyar a nuestros amigos. Renovaremos las viejas alianzas y forjaremos nuevas y duraderas sociedades. Demostraremos al mundo que Estados Unidos es implacable en la defensa de su pueblo, firme en la promoción de sus intereses y comprometido con los ideales que iluminan como un faro al mundo, la democracia y la justicia, porque los valores americanos son el mejor producto de exportación de este país”.

Para tan ambiciosa misión, Obama se ha rodeado de un equipo de magníficos en el que domina la experiencia, el conocimiento de la realidad mundial y de su oficio, así como la voluntad de actuar con criterio bipartidista. “Cuando busco a los mejores para servir a Estados Unidos, no voy pidiendo la filiación política… Cuando se trata de proteger a nuestra nación no somos republicanos ni demócratas, somos americanos, porque ningún partido tiene el monopolio del poder y de la sabiduría”, declaró el presidente electo.

En ese equipo brilla especialmente Hillary Clinton, próxima secretaria de Estado, una auténtica estrella internacional que con su sola presencia multiplica el atractivo mundial por la nueva Administración estadounidense.

Pero no desentonan tampoco Robert Gates, que continúa como secretario de Defensa para marcar el continuismo en los asuntos que tienen que ver con la estrategia puramente militar; James Jones, un general de los marines retirado que será el Consejero Nacional de Seguridad; Eric Holder, fiscal general y una figura unánimemente reconocida como una de las grandes autoridades judiciales del país, y Janet Napolitano, que tratará de reproducir en la Secretaría de Seguridad Nacional el éxito que ha tenido como gobernadora de Arizona.

Susan Rice, la más joven del equipo, aportará desde la embajada estadounidense en Naciones Unidas, un cargo de jerarquía ministerial, la ambición de esta Administración de recomponer las organizaciones internacionales.

“Todos ellos comparten mi pragmatismo sobre el uso del poder y mis ideas sobre el papel de Estados Unidos como líder mundial”, dijo Obama. Se trata de personalidades relevantes y, aunque algunas de sus misiones sean distintas -la Secretaría de Seguridad Nacional, por ejemplo, está específicamente dedicada a la vigilancia de las fronteras-, pueden interferirse en algunas de las muchas áreas de acción común.

Obama descartó ayer ese problema. “He juntado este equipo”, explicó, “porque creo en las personalidades fuertes con opiniones contundentes. Uno de los peligros en la Casa Blanca es el de que todo el mundo piense igual y no haya sobre lo que discutir. Yo quiero un debate encendido. Pero que quede claro que yo, como presidente, fijaré la política a seguir. Yo seré el responsable de la visión que este equipo se encargue de difundir”, dijo.

El presidente electo no aludió ayer en el discurso de presentación de sus colaboradores a uno de los objetivos políticos que señaló en la campaña electoral: la retirada de las tropas de Irak. Después, durante las preguntas de los periodistas, señaló que, aunque sigue creyendo que el plazo de 16 meses que estableció en su momento sigue siendo factible, escuchará “la recomendación de los responsables militares” antes de anunciar una fecha definitiva para la salida de los soldados. Obama tampoco aludió al cierre de la prisión de Guantánamo, una promesa electoral que choca ahora con múltiples obstáculos

Si hubiera que calificar simple y burdamente a los nuevos responsables de la política exterior estadounidense -Clinton, Holder, Napolitano y Rice necesitan aún confirmación del Congreso; Gates, no, porque ya es secretario, y Jones, tampoco porque su cargo no lo requiere-, habría que situarlos más en el campo de los halcones que en el de las palomas.

Obama no apuesta por caras nuevas y biografías liberales, sino por personajes claramente capaces de acompañar la retórica renovadora del presidente con un mensaje de firmeza a los enemigos de Estados Unidos. El trío Clinton-Jones-Gates es, desde luego, un gran alivio para quienes temían que un presidente joven y neófito cayera en la tentación de una política exterior inocente y débil.

Pendiente aún la ratificación de Bill Richardson como secretario de Comercio y de Tom Daschle como secretario de Salud, junto a otros cargos menores, el Gobierno de Obama queda constituido en un tiempo récord, a casi 50 días de la toma de posesión, con un plazo suficiente como para cumplir su promesa de hacerse visible con decisiones de peso desde el primer momento.”

EL PAIS:COM. Madrid: 2 de diciembre de 2008.

Puntuación: 0 / Votos: 0