Sí, el proyecto de Carter es un Israel y una Palestina como Tierra de paz y no de guerra, de tolerancia y no de intolerancia, de vida y no de muerte, de libertad y no de marginación. Hay que mirar lejos con realismo, la paz auténtica en el Medio Oriente y en el mundo se juega mucho en ese escenario real y simbólico, la política internacional de USA debe cambiar totalmente, luego de la avalancha del petróleo sangriento de la administración Bush multiplicada en nombre del fundamentalismo de la “Libertad infinita” -equiparable al fundamentalismo del “Jihad” o “Guerra Santa” del terrorismo de los extremistas islámicos-.
Carter está analizando y buscando una salida correcta a esta guerra de los extremos acentuada desde la crisis mundial el 11 de septiembre de 2001. Más aún, él ha desplegado una iniciativa conciente pisando fuerte para colocar el tema crucial de la guerra y la paz, de la libertad y el Apartheid en la agenda política internacional que sobre todo tiene gran incidencia en el teatro de las elecciones generales en USA de este año. ¿Si no, cuándo, más adelante, poselecciones, en medio de otra ilegal, amoral y desastrosa “guerra preventiva” que como un hecho consumado lanzó la administración Bush? Hay que coger al toro por las astas, hoy.