EL FUTURO DE LA REPÚBLICA LIBERAL DEMOCRÁTICA VENEZOLANA ESTÁ EN SU PASADO

Por Germán Carrera Damas, historiador venezolano

En enero de 2005 dirigí a mis compatriotas, y especialmente a mis colegas historiadores, el primero de los que he denominado Mensajes históricos. Lo titulé “En defensa de las bases históricas de la conciencia nacional”. Su objetivo era llamar la atención sobre la necesidad de enfrentar una grave amenaza. Ésta consistía en que: “El minado de la conciencia histórica de los venezolanos ha venido adelantándose de manera constante y progresiva. Lo que inicialmente parecía ser disparate historicista se ha revelado como parte de una estrategia ideológica dirigida a despojarnos del orgullo derivado del haber creado, como pueblo, la porción más sentida y significativa de nuestro pasado inmediato, el régimen sociopolítico democrático, nuestra obra fundamental del siglo XX.”

En junio del mismo año 2005, reforcé el Mensaje que acabo de citar con otro, el 3º, titulado Recordar la Democracia, dirigido a recomendar la actitud que debíamos adoptar los patriotas ante la amenaza sobre la cual había alertado: “Los venezolanos tenemos una democracia moderna que recordar, y ha quedado fuera de dudas que nuestro recuerdo de la democracia lo vivimos como voluntad de defensa y rescate de la que debemos considerar la obra sociopolítica fundamental de la Venezuela independiente. Esta actitud, que ha sido demostrada masiva y tenazmente, en gigantescas manifestaciones callejeras y en el ejercicio de derechos ciudadanos, perdura y aprovecha las oportunidades de expresarse. Así lo han comprendido también quienes hoy intentan secuestrar la sociedad venezolana y privarla de su más sentido recuerdo. Es lo que explica la doble estrategia fraguada por los secuestradores: Mientras se esfuerzan por desacreditar la democracia recordada, negándole toda virtud, siembran el totalitarismo al excluir de la ciudadanía activa a más de la mitad de la población, y al someter a un estado de humillante mendicidad a la otra mitad.”

Nada de circunstancial hay en el hecho de que me permita hoy evocar estos mensajes. Lo hago porque creo oportuno que reflexionemos sobre el alcance de dos preguntas, necesitadas de consideración por todos y cada uno de nosotros:

La primera pregunta plantea la necesidad de un examen de conciencia: ¿Cuánto éxito ha tenido la estrategia totalitaria de perversión de la conciencia histórica de los venezolanos?

La segunda pregunta se deriva lógicamente de la respuesta que le demos a la primera: ¿Qué debemos hacer para reparar el daño causado y derivar de ello nuevas fuerzas para fortalecer nuestra conciencia histórica, y honrarla con nuestra acción presente?

No se le escapará a quien esto lea que al formular estas preguntas parto de dos comprobaciones. En primer lugar, la de que se ha dañado la conciencia histórica del Venezolano. En segundo lugar, la de que podemos reparar el daño y derivar de ello fuerzas para honrarla. Queda claro así que asumo la responsabilidad de explicar tales comprobaciones.

Séame permitido el que antes de entrar a explicar la primera comprobación, consistente en que la conciencia histórica del venezolano patriota ha sido dañada, fundamente, apelando a los recursos de mi oficio de historiador, los términos de la explicación que intentaré ofrecer. Los fundamentos caben en una sintética fórmula en tres tiempos: 1º En la Historia, escrita con mayúscula no existe el pasado; existe el tiempo histórico, en el cual se conjugan los que convencionalmente denominaos pasado, presente y futuro. 2º Esto es aún más cierto en el caso de la Historia de una sociedad recién nacida, como lo es la republicana venezolana. Por algo estamos conmemorando que cumplimos lo que un orador oficial ha denominado “nuestros primeros doscientos años de Independencia”, persuadido, supongo, de que habrán segundos doscientos años. Todo confluye en mi certidumbre histórica, expresada en términos convencionales, de que el futuro de la recién nacida sociedad republicana venezolana está en su pasado.

Molesta mi entendimiento, y sacude mi conciencia histórica, el escuchar a dirigentes políticos ¿influidos por algunos científicos sociales y políticos, analistas y encuestadores? sentenciar que no se pretende volver al pasado, al bipartidismo puntofijista, a la cuarta. Tengo derecho a preguntarme si lo hacen adoptando, irreflexivamente, la conceptualización de nuestro pasado republicano democrático utilizada como arma por el enemigo al que, sin embargo, combaten. Vienen al caso algunas puntualizaciones:

En primer lugar, al rechazar, esos dirigentes políticos, el volver al pasado, su determinación significa, quiéranlo o no, negarse el derecho a rescatar la libertad y la democracia, como única fórmula, históricamente comprobada, de erradicar el despotismo; mal que nos acosa desde que rompimos la República de Colombia, en 1830. ¿O es que carecen de sentido histórico, hasta el punto de incurrir en el infantilismo intelectual de imaginar un régimen sociopolítico que no suscite reparos y objeciones? ¿O es que los suscitados por el despotismo resurrecto son más llevaderos que los suscitados por la Democracia?

En segundo lugar, al rechazar, los dirigentes políticos aludidos, el bipartidismo puntofijista, ignoran tres hechos comprobados: 1º En la Venezuela democrática nunca hubo bipartidismo. No se conoce un caso en el cual la competencia democrática entre partidos no desemboque en que sobresalgan dos de ellos, según los resultados electorales. 2º La consolidación de la República liberal democrática, que ocurrió a partir del 31 de octubre de 1958, se inició cuando fue suscrito el denominado Pacto de “Punto Fijo” por Jóvito Villalba, en representación de Unión Republicana Democrática; Rafael Caldera, en representación del Partido Social Cristiano Copei, y Rómulo Betancourt, en representación de Acción Democrática. Más importante aún, ese Pacto dio origen al Programa mínimo conjunto de gobierno, suscrito el 6 de diciembre de 1958 por Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y el Contraalmirante retirado Wolfgang Larrazábal. 3º Estos acuerdos interpartidistas sentaron las bases del Gobierno de Coalición, que llevó a cabo la liquidación de la agobiante herencia de la Dictadura, tanto en lo político como en lo social.

En tercer lugar, quedó así comprobado que la consolidación de la República liberal democrática resultó del entendimiento en Nueva York, en 1957, de los tres esclarecidos dirigentes políticos que acordaron los documentos fundacionales mencionados. En términos más directos: tres hombres fueron capaces de interpretar las aspiraciones democráticas de los venezolanos, como quedó demostrado en la altísima participación electoral. ¿Tuvieron necesidad de consultar a la opinión pública? ¿O, de su parte, lo hicieron con la militancia de las organizaciones políticas que representaron? ¿Invalidó el no haberlo hecho lo socialmente acertado y beneficioso de sus acuerdos y decisiones?

La sociedad democrática venezolana está abocada a otro momento decisivo de su historia. Tendrá que asumir decididamente la defensa de la República, reafirmando su vigencia plena, basada en el libre ejercicio de la Soberanía popular como principio inmanente tanto a la formación como al ejercicio y la finalidad del Poder público en una República liberal democrática. ¿Para estos fines, cuál experiencia le servirá de guía, si no de modelo? ¿Dónde buscarlo? Puedo afirmarlo rotundamente: no hay una experiencia que supere la edificada por el pueblo venezolano y que hoy pueden y deben recordar y rescatar el pueblo y sus orientadores sociales y políticos.

Al decir esto último no me refiero a términos más o menos lejanos, sino a los que de hecho seguimos viviendo en el tiempo histórico, porque el haberlos vivido condujo a la más importante realidad de nuestro tiempo sociopolítico: la Democracia ha dejado de ser, en Venezuela, un propósito y una determinación nacidos del patriotismo y la lucidez de un puñado de hombres bien intencionados, y del modo ejemplar como ejercieron el Poder público. La voluntad democrática se ha convertido en una fuerza que brota de la sociedad y determina la conducta a seguir por los dirigentes políticos y sus partidos.

Es difícil concebir una modalidad más viable de acatamiento de este cambio histórico fundamental de la sociedad venezolana que la actualmente practicada. Una trascendental unidad democrática, integrada por las más diversas fuerzas, sociales y políticas, que luchan por la preservación de la República, el restablecimiento pleno de la Democracia, y la adopción del procedimiento de las elecciones primarias para escoger el candidato presidencial de la unidad democrática, -aplicando en esto lo propuesto por la histórica Comisión Presidencial para la Reforma del Estado, COPRE-, marca el nivel más alto concebido para conseguir la plena vigencia de la Soberanía popular.

¿Es razonable, en estas circunstancias, seguir repitiendo, inadvertidamente, que debe prescindirse del pasado histórico para determinar el porvenir de la sociedad democrática venezolana? De pretenderse seguir por ese imposible camino, que, sin embargo, algunos predican, el objetivo no sería posible ni siquiera escogiendo un candidato que no tenga más de 12 años cumplidos, o que haya hibernado, en ausencia virginal, hasta la actualidad.

Permítanme terminal haciendo votos porque prevalezca la sensatez histórica.

Caracas, mayo de 2011.
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Manuel González Prada: el primer peruano moderno

Entrevista a Juan Luis Orrego en Biblioteca Imprescindibles Peruanos publicada por el diario El Comercio

La obra en prosa de González Prada es una consecuencia de la guerra con Chile. ¿Se puede decir que con la derrota nace tanto el Perú contemporáneo como su primer pensador moderno?

Históricamente sí, pues el Perú moderno nace después del fracaso de la primera república, marcado por el caudillismo, el derroche del guano y la derrota contra Chile. Horas de lucha se termina de escribir, a pesar del criticismo de su autor, cuando nacía lo que Basadre llamó la “República Aristocrática”, un periodo marcado por el consenso político, la estabilidad institucional y un crecimiento y desarrollo autónomos. Ahora, si bien es cierto que antes de la Guerra del Pacífico hubo algunos políticos e intelectuales que denunciaron la decadencia o la inmoralidad (Fernando Casós, por ejemplo), Gonzáles Prada se presenta como un “libre pensador” convertido al anarquismo, al anticlericalismo e, incluso, al ateísmo; no hay duda que es tributario de una pensamiento que le era ajeno a cualquier crítico precedente. Es también moderno porque se perfiló en uno de los intelectuales de mayor trascendencia en el desarrollo de las ideas políticas del siglo XX peruano. Influyó notablemente en el pensamiento de la Generación del 900 y en las ideas de Haya de la Torre y Mariátegui.

José Carlos Mariátegui escribió: “González Prada no interpretó este pueblo, no esclareció sus problemas, no legó un programa a la generación que debía venir después. Mas representa, de toda suerte, un instante –el primer instante lúcido– de la conciencia del Perú”. ¿Considera que esta es una apreciación correcta?

Si tenemos en cuenta que el estilo de Gonzáles Prada se quedó en el discurso, el ensayo o el estilo panfletario, la opinión de Mariátegui se ajustaría a lo correcto. No hay en el autor de Páginas libres un libro orgánico, una investigación sólida y documentada sobre un tema en particular o un programa político integral y de largo aliento para el país. El libro que comentamos aparece en 1908 y, aun año antes, en Francia, Francisco García Calderón ya había publicado Le Pérou contemporain, primer libro de interpretación de la realidad peruana desde la óptica del civilismo más “progresista”. Para algunos, su figura tampoco calzaría en el perfil de maestro, pues su espíritu libre le impidió formar un grupo o una generación de discípulos. Sin embargo, sus ideas, que eran como latigazos a la conciencia nacional, su espíritu hipercrítico, casi incendiario, y su lucidez para captar lo que otros no veían o no querían poner por escrito, lo colocan como referente del intelectual que es percibido como la “reserva moral” de un país.

A través de su vida González Prada fue positivista, liberal, librepensador y anarquista. ¿De él se puede decir que legó una ideología o de un espíritu de denuncia?
Más que una ideología, nos legó un espíritu de denuncia, una voz de alarma, por ejemplo, ante la mediocridad y la corrupción públicas. De allí su ascendencia, especialmente en los jóvenes (como en el caso del joven Haya de la Torre), por ese espíritu de rebeldía ante el orden establecido.

Es notoria su influencia en la obra de Mariátegui y Haya de la Torre, sobre todo en lo que respecta al problema del indio. ¿Cómo se puede evaluar la importancia de Páginas Libres y Horas de Lucha en el derrotero del siglo XX peruano?
En efecto, para nuestro autor el Perú estaba formado, básicamente, por una multitud de indios diseminados en la Cordillera. El problema del indio –añadió- había sido creado por la Conquista por la crueldad y la ambición de los invasores. El indio, sin embargo, no era inferior al blanco o al mestizo. Su problema se resolvería dándole educación de calidad e independizarlo de las tres “autoridades” que lo explotaban (el gamonal, el prefecto y el cura) para que logre mejores condiciones sociales y económicas en la vida nacional. La república criolla, concluyó Gonzáles Prada, no había cambiado el estado de postración del hombre andino. Estas ideas tuvieron enorme influencia no solo en Haya o Mariátegui sino también en la generación de intelectuales indigenistas de la década de 1920. Asimismo, al afirmar que los grandes problemas del Perú, provenían del legado de España, una nación atrasada a la que había que olvidar si queríamos construir un país moderno, fue uno de los precursores, también a nivel intelectual, de lo que luego las ciencias sociales, en la segunda mitad del siglo XX, llamó la “herencia colonial” para explicar la realidad peruana.

Nada escapa del fuste de Horas de Lucha. ¿Cómo encajó la sociedad peruana este ataque contra ella?
A corto plazo, en casi nada. La “República Aristocrática”, dominada por el civilismo, siguió su curso, sin grandes sobresaltos, hasta 1919. El modelo económico, orientado a la exportación, y la situación del indio, a pesar de la rebelión de Rumi Maqui (Puno, 1915), se mantuvieron casi inalterables. Por su lado, la Generación del 900, encabezada por José de la Riva-Agüero y los hermanos Francisco y Ventura García Calderón, si bien en un inicio se entusiasmó con las ideas del ilustre librepensador, no encontró sitio en el Partido Civil. Los García Calderón se fueron del país antes de la publicación de Horas de lucha y Riva-Agüero, luego de la creación de un partido que no tuvo arraigo popular y del golpe de Leguía, se autoexilió y, de su liberalismo inicial, emigró a posturas más conservadoras. En todo caso, las luchas obreras que se dieron durante estos años sí estuvieron teñidas por las ideas anarquistas defendidas por Gonzáles Prada y algunos inmigrantes europeos, especialmente italianos, asentados en Lima.

Luis Alberto Sánchez señala que la obra de González Prada ha pasado por diversos procesos de apreciación y negación. ¿No es una ironía de la historia hacer de él un autor “oficial”? ¿Ha terminado siendo más importante para la literatura que para la política?
Desde muy joven, Luis Alberto Sánchez fue admirador de las ideas de Gonzáles Prada y, cuando escribió su historia de la literatura peruana, lo incluyó en un lugar protagónico. Para bien o para mal, sabemos que la obra de Sánchez estableció el canon de los autores y las obras que debían formar parte de la literatura nacional. De allí que aparezca un escritor tan contestatario (y solitario) formando parte de la lista “oficial” de autores peruanos.

En Horas de Lucha se aprecia el germen de varias corrientes que no aflorarían sino hasta varias décadas después, como el feminismo, el vegetarianismo, el laicismo y hasta incluso un indigenismo más sociológico que romántico, por llamarlo de alguna forma. ¿Qué tan adelantado estaba González Prada a su época?
No sé si “adelantado”, aunque por lo menos bastante “actualizado” con las corrientes ideológicas e intelectuales de su época. Su formación académica, su estancia en Europa y el deseo de estar al día con las nuevas ideas hicieron de él también un hombre cosmopolita. Cuando leemos Horas de lucha constatamos su gran dominio de la historia, de los autores clásicos y los pensadores de su tiempo.

¿Por qué un peruano debería leer Horas de Lucha ahora? ¿Cuál es su vigencia más de cien años después?
Porque nunca debe perderse el horizonte crítico, la capacidad de rebelarse o de indignarse frente al atropello, la corrupción la explotación o la inoperancia. Esa es, en el fondo, su vigencia. Frente al acomodamiento, a la mirada al costado o a la contemplación pasiva, Horas de lucha es un llamado a la reflexión y a la acción. También es un llamado a la honestidad intelectual, a la coherencia entre el pensamiento y la vida práctica.

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‘Todo régimen de carácter totalitario necesita borrar la conciencia histórica’

ENTREVISTA AL HISTORIADOR VENEZOLANO GERMÁN CARRERA DAMAS

Caracas, 06 de Mayo ( Noticias24).- En el marco de la celebración del Bicentenario de vida independiente y soberana de los países latinoamericanos, la Universidad Monteávila organizó, entre el 3 y el 6 de mayo, las II Jornadas sobre las “Reflexiones de la Venezuela Histórica”; las cuales trataron temas acerca de Venezuela y sus orígenes republicanos, centrando su atención específicamente en los hechos ocurridos el 5 de julio de 1811. Noticias24 tuvo la oportunidad y el placer de entrevistar a uno de sus más importantes expositores, al gran historiador Germán Carrera Dama, quien ilustra de una manera muy jovial y práctica, la evolución y desarrollo histórico del país.

¿Basado en los hechos históricos, Venezuela es un país que logrará alcanzar la estabilidad social, económica y política?
No es que la alcanzará, Venezuela había logrado un alto nivel de estabilidad política, económica y social. Ha entrado en una fase crítica por una errónea conducción, tanto de la sociedad, como de la economía… Pero ya ha acumulado una experiencia y ha formado de tal manera una fuerza social, que a mí no me cabe la menor duda que prevalecerá pronto y yo diría con mayor eficiencia que antes. Si ustedes estudian lo que es el comienzo de la Venezuela moderna, se darán cuenta que eranmuy escasos los recursos, tanto materiales como humanos con que se contaban. Ahora no, Venezuela es un país rico, no por su petróleo, sino por los venezolanos que no solo han adquirido experiencia para su desarrollo profesional, sino que han adquirido algo muy importante que es la conciencia democrática, como no existe en ningún otro pueblo de América Latina.

¿Cuál es la importancia de que los venezolanos conozcamos nuestra propia historia?
Todo régimen de carácter totalitario, como es este régimen militar-militarista establecido en Venezuela, necesita no ya confundir, sino incluso borrar la conciencia histórica para darle a la gente la impresión de que ellos están haciendo la historia. Por eso, todo ese esfuerzo por borrar lo que ellos llaman la IV República y crearse su propia visión de la historia. Igual hicieron los nazis, igual hicieron los soviéticos, igual hicieron los chinos… y ¿Qué queda de ellos? ¿Quién se acuerda de un historiador del nazismo? … ¿y en Cuba?, ¿dónde está la historiografía cubana?… en las universidades norteamericanas. Este es un hecho real. Esos regímenes totalitarios, que intentan sustituir la conciencia histórica de un pueblo como el nuestro, están condenados al fracaso.

¿Qué opina del llamado Socialismo del siglo XXI?
Yo no me ocupo de mitología.

¿En qué se diferenciaría el sistema monárquico del sistema de gobierno actual en Venezuela? ¿Habría alguna similitud?
Es más grave la situación, nosotros estamos todavía como pueblo en una fase de liquidación de la conciencia monárquica, hemos avanzado mucho y la prueba es que la mayoría del pueblo venezolano es democrático, vota, quiere tener libertad, etc… Pero todavía una parte de la sociedad venezolana, perdura a ciertos hábitos que son directamente heredados de la sociedad monárquica. ¿No se han fijado de cuántas personas serias, honorables y respetables dicen: “es que el Presidente no sabe lo que está pasando, si el Presidente supiera… que venga el Presidente a ver lo que está sucediendo” .

¿Qué pasaría, por ejemplo, si a un granjero norteamericano, al que se le inunda la finca, dice: “el presidente Obama debe venir a ver lo que me está pasando a mí”?, lo considerarían loco. Sin embargo, todavía en Venezuela hay mucho resabio, como es resabio la idea de que elJefe del Estado es una especie de soberano omnipotente, que está por encima de toda consideración, no solo social sino incluso legal.
Yo diría que estos regímenes militar-militarista están más cerca de la monarquía absoluta, que de la República, a pesar de tener una Constitución, pero que la ignora olímpicamente. También Fernando VII anuló la constitución del 12.

¿Si tuviera que recomendar algunos de sus libros al venezolano de a pie, cuál sería y por qué?
Esa es la pregunta más difícil, porque casi estoy a punto de decirle ¡el próximo! (risas). Pero, para ser justos, hace casi medio siglo yo publiqué un libro que se titul“El culto a Bolívar”, de ese libro ya se han hecho 8 ediciones y yo no he cambiado ni una letra de esa primera edición. Pero ese libro no fue simplemente un ejercicio intelectual, ni siquiera académico (aunque fue mi tesis doctoral), era algo más. Yo pretendía prevenir a los que estabanreinstaurando la democracia en Venezuela en el año 59, y pretendía advertirles que era necesaria una nueva lectura de este bolivarianismo que había servido de una manera tan eficaz para todos los gobiernos dictatoriales, incluso el que acababa de terminar con Marcos Pérez Jiménez, mostrándole cómo en el pensamiento atribuido y en el uso del respeto que el pueblo de Venezuela tiene a Bolívar, que es genuino y es auténtico, había un instrumento poderosísimo que iba a servir para manejar y manipular al pueblo, llevándolo por caminos que podrían ser tan nefastos como el que estamos viviendo. Fíjense que este régimen nació bajo la égida del “bolivarianismo-militarismo”. Lamentablemente aquel libro (bueno… fue ilusión mía), pensé que podía ser leído por quienes dirigían la política… Yo no pretendo darle direcciones a los políticos, pero tengo la impresión de que no fue leído, no porque el libro valiera mucho, sino por el asunto de lo que trata, que merecía una reflexión muy seria como creo que ahora sí lo tiene un buen número de hombres que han desarrollado esas ideas en una forma que me hace a mí sentir muy orgulloso, no de lo que hice sino de lo que han hecho. Estoy hablando de Manuel Caballero, Elías Pino Iturrieta y de todos aquellos que han desarrollado, en una forma creativa, que a mí me produce la satisfacción de haber estimulado un poco eso. Pero sí lamento que no haya habido una reflexión política de lo peligroso que puede llegar a ser el culto a Bolívar.

¿En una palabra, cómo definiría a Venezuela?
Venezuela para mí, primero, no requiere definición, en el sentido que yo he sido un absoluto venezolano. He vivido más de la mitad de mi vida en el exterior, estuve 10 años exilado por Pérez Jiménez, he trabajado en universidades en muchos sitios, pero siempre, siempre, mi objetivo estuvo claro: Estar en Venezuela y trabajar en Venezuela, tratando de contribuir aunque fuera modestamente como profesor, a que los venezolanos empeñados por su esfuerzo en construir un gran país, pudieran hacerlo quizás con más fuerza. Venezuela es fundamentalmente un pueblo que quiere construir una sociedad democrática, ese es el valor que tiene para mí el venezolano.

En su ponencia indicó lo siguiente: Los pueblos no se mueven por las ideas, sino por las creencias. ¿Podría explicarnos un poco esa afirmación?
No pretendo decir que las ideas no tengan significación, lo que pasa es que vistas en un nivel de los intelectuales y los investigadores, las ideas son proposiciones que requieren explicación, ya esta se escriba en libros para justificar una idea, pero cuando la idea entra ya en lo que llamaríamos la conciencia común, la conciencia social, pierde ese carácter de proposición por demostrar y se convierte en una creencia. ¿Qué quiere decir esto? Es algo que se admite y se asume sin necesidad de comprobación, este es el principio de todas las religiones. ¿Cómo se llama la oración básica del cristianismo católico? El credo. Efectivamente eso tiene una razón de ser y una razón de ser muy profunda. Nosotros creemos que los hombres luchan por las ideas y sí, es posible. Hay hombres que han sido mártires por sus ideas, pero la masa de la sociedad cuando defiende alguno de estos valores que han sido formulados con ideas, lo hace dentro de una diversidad de interpretaciones, que pueden resultar hasta contradictorias, es decir, de 10 personas, 10 tienen una idea diferente o propia de lo que es la democracia y de lo que es la libertad. Pero lo sienten igual. Yo les puedo decir que con todo los años de historiador que tengo, me he puesto a estudiar a los jóvenes, y he encontrado que el más claro, el más fecundo y el más comprensivo de los programas políticos que se han presentado en esta Venezuela en lucha contra el totalitarismo, es el que han formulado los jóvenes cuando dicen “democracia y libertad”.

(Por José Luis Mijares / Noticias24)

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La Lima subterránea: la ciudad de los muertos


(peruestilo.pe)

La Lima virreinal no es solo la ciudad de los templos barrocos, de los monasterios o de las casonas con balcones de cajón; hay también una Lima oculta, subterránea y poco conocida. Es la ciudad de los muertos, de los cementerios y de los pasajes o galerías por debajo de las pistas o veredas por las que hoy transitamos. Es una urbe casi desconocida, a la que la arqueología no le ha prestado mucha atención. Sin embargo, en los últimos años, parte de esa Lima sumergida está siendo descubierta. A veces por casualidad, debido a obras de carácter urbano, o por la curiosidad de arqueólogos e historiadores.

Vayamos, primero, a una información que apareció en un periódico local hace casi 80 años: “Hilario Cano tuvo un día la ocurrencia de bajar a un hoyo en medio del patio de la actual bomba, al que nadie del regimiento había entrado. Perdió el miedo y bajó, hallando una galería, cuyos muros y el piso eran de ladrillos grandes, teniendo el conjunto de un aspecto tétrico. Caminó por dicha galería hasta notar que el piso iba en declive y luego volvía a tomar su nivel inicial. Pero, como sintiera una racha de aire fuerte y nada podía ver debido a la oscuridad, se asustó y corrió hacia la salida, poniendo en conocimiento de su primer comandante lo que había observado. Cuando pasaron los minutos, Cano tuvo una hemorragia nasal que lo envió al hospital por un rato” (El Comercio, 19 de Julio de 1934).

Estas historias de galerías subterráneas en nuestra ciudad son muy antiguas. Al parecer, existen muchas construcciones bajo tierra, ya sea por motivos religiosos, militares o de defensa. En suma, según el imaginario popular, el centro de Lima está conectado por túneles o pasajes subterráneos, similares a los que construyeron los mineros para la famosa operación de rescate “Chavín de Huántar”.

Durante los años virreinales, alguien llamó a Lima “la ciudad convento”, no solo por la gran devoción de los limeños sino por la gran cantidad de iglesias, conventos y monasterios que albergaba la Ciudad de los Reyes. Cada congregación edificaba su templo, de allí la gran cantidad de iglesias que vemos hoy en la parte antigua de nuestra capital. Para algunos, aunque hoy varias de las construcciones religiosas de la colonia han sido reemplazadas por edificios o derruidas para abrir plazas o avenidas, es posible que todo lo que estaba debajo, todavía siga allí. Y no estamos hablando solo de los cementerios en las iglesias, las famosas catacumbas, como las de San Francisco, los Huérfanos o Santa Ana, sino por otro tipo de construcciones.

Cuenta Ricardo Palma en su tradición La casa de Pilatos que, en 1635, “un cierto mozo truhán que llevaba alcoholizados los aposentos de la cabeza” entró a la casona referida como la casa de Pilatos (hoy sede del Tribunal Constitucional) y sintió el murmullo de gente, confiando encontrar alguna jarana. “Vio sentado a uno de los hombres más acaudalados de la ciudad, el portugués Don Manuel Bautista Pérez, y hasta cien compatriotas de este escuchando con reverente silencio el discurso que les dirigía Pérez.Había un crucifijo tamaño natural. Cuando terminó el discurso, todos le dieron un ramalazo al Cristo crucificado. Pérez, como Pilatos, autorizaba con su impasible presencia el escarnecedor castigo. El espía no quiso ver más profanaciones, escapó como pudo y fue con el chisme a la Inquisición, que pocas horas después echó zarpa encima a más de cien judíos portugueses”, relata Palma. Cuenta la tradición que esta mansión (propiedad de la familia Esquivel y Jarava) tuvo un pasaje subterráneo que alcanzaba las 6 cuadras de longitud y se comunicaba con la iglesia de San Pedro, que pertenecía a los jesuitas.

Pero no todas las galerías bajo tierra se hacían por factores religiosos. Estaban también los pasajes que comunicaban un lugar con otro, como los caminos que unían tanto las casas coloniales (con el respectivo acuerdo entre los propietarios) como Palacio de Gobierno donde existe un pasaje que tenía como único fin las comunicaciones. Estos caminos subsisten en nuestro suelo, pero, al no haber mucha arqueología colonial, el tema pasa desapercibido. También está el tema de la seguridad. Muchos de estos túneles eran, y siguen siendo, considerados secretos militares. Muchos son clasificados como comunicaciones cerradas, oficiales. También existe el mito de la existencia de tesoros bajo el suelo del centro de Lima: como en la Colonia no había bancos, tanto la población civil como las órdenes religiosas, que vivían en constante alerta por algún ataque de los piratas, decidió depositar sus riquezas bajo tierra y ocultar su fortuna. No son pocas las historias de los que, con la esperanza de encontrar fortuna, se han pusieron a excavar en el centro de nuestra capital.

En suma, existe la curiosidad de saber, por ejemplo, que si caminamos por la Plaza San Martín o la Plaza de Armas, existen caminos paralelos varios metros abajo. Si los hay, la gran mayoría de estos continúan siendo secretos, por motivos de seguridad.

LIMA, CIUDAD DE LOS MUERTOS.- En la Lima colonial, según la ideología del barroco, la mayoría de sus habitantes pensaba que las procesiones y los entierros en o cerca de de las iglesias eran un momento clave en el cual las almas eran liberadas del Purgatorio. A otro nivel, más socio-económico, según Adam Warren, los comerciantes y los hacendados veían en el elaborado rito barroco de los cortejos fúnebres, en su ubicación privilegiada dentro de las iglesias y en las capellanías representaciones simbólicas de su posición dentro del orden de la sociedad colonial. Por ello, desde la segunda mitad del siglo XVI, se excavaron bóvedas de sepulcros bajo el pavimento de casi todas las iglesias limeñas. Algunas de estas tumbas pertenecían a los patronos o benefactores de las capillas, pero la mayor parte de las criptas, como lo anota el padre Antonio San Cristóbal, eran colectivas, ya sea de comunidades, cofradías o hermandades.

Sin embargo, a partir de la década de 1770, médicos, filósofos y funcionarios públicos, tributarios de las nuevas ideas de la Ilustración, buscaron reformar este sistema de entierros para prevenir las enfermedades. Esta campaña de reforma alcanzó gran resonancia debido, además, a una serie de epidemias que afectaron Lima a finales del siglo XVIII. Los expertos sostenían que la reforma en los cementerios y la separación de los vivos de los muertos solucionarían los graves problemas de salud que afectaban a la capital del Virreinato. Decían que la gran causa de las epidemias eran los aires pestilentes que emanaban de los cuerpos en descomposición enterrados en las iglesias, de los cadáveres que eran llevados en las elaboradas procesiones fúnebres y de los desperdicios estancados en las calles angostas y en las viejas acequias, todo lo cual quedaba atrapado en los cielos nublados de la ciudad. En efecto, el clima húmedo de Lima, su ubicación geográfica al pie de los andes, sus barrios hacinados y las prácticas funerarias de su población causaban y diseminaban las enfermedades. En tal sentido, la apertura del Cementerio General, en 1808, en las afueras de Lima, buscó eliminar aquellos ritos y costumbres “impropias” y “extravagantes”. Además, como dice Warren, buscó reemplazar las manifestaciones externas y públicas de piedad por otras de carácter interna y contemplativa. Como es natural, los limeños se negaron a aceptar estas nuevas nociones de piedad y pasarán muchos años, a lo largo del XIX, para que se generalice la aceptación de los entierros en los nuevos cementerios.

Las catacumbas de San Francisco.- Son las más famosas y visitadas por limeños y turistas. A diferencia de las demás, conforman un vasto laberinto unificado de salones, capillas, departamentos, corredores y osarios. La construcción o el diseño de estas catacumbas fueron paralelos al avance de la iglesia. Hasta 1650, las bóvedas sepulcrales fueron como las de las otras iglesias, es decir, eran independientes e incomunicadas; estaban localizadas bajo las naves laterales, ocupadas entonces por capillas cerradas, propiedad de patrones y cofradías. Por ejemplo, la poderosa Cofradía de los vascos, bajo la advocación de Nuestra Señora de Aránzazu, compró dos capillas en la iglesia franciscana; otras capillas eran propiedad de la cofradía de los Reyes de los morenos o de la cofradía de La Concepción.

Cuando se inició la construcción de la nueva iglesia, en 1656, se reestructuraron todas las bóvedas sepulcrales. Como anota el padre San Cristóbal: “Para abrir los cimientos de los grandes pilares de la iglesia, excavaron todo el sector central del crucero y de la nave central. Allí fabricaron el ancho sector plano sobre pilares bajo el centro del crucero y de la nave central. Pero, además, aprovecharon la ocasión de comunicarlas entre sí y con las nuevas, abriendo puertas y pasadizos en los muros primitivos. Es muy difícil identificar actualmente los lugares por donde se rompieron los muros para interconectar todos los enterramientos particulares con los nuevos”. Como vemos, las nuevas obras “desprivatizaron” los enterramientos. Con el establecimiento de la planta basilical, obra del alarife Manuel de Escobar, los propietarios de las capillas perdieron el dominio sobre tales sectores, que se abrieron al tránsito público. Cabe destacar que después de culminada la nueva iglesia, en 1672, no se abrieron nuevas bóvedas sepulcrales. Además, no hubiera sido posible, ya que el subsuelo de San Francisco quedó totalmente ocupado por el sistema de gran laberinto unificado que integró los enterramientos anteriores a 1656 y los que se conformaron durante la construcción del nuevo templo.

Hoy las catacumbas son un Museo. Se calcula que hay unas 25 mil personas enterradas allí. En 1947, sus galerías y pasajes, que estaban tapiados fueron abiertas para efectuar trabajos de excavación, limpieza e instalaciones de luz. Tres años después, en 1950, las catacumbas quedaron abiertas al público. Solo nos quedaría lamentar que esta verdadera “ciudad de los muertos” no estuviera abierta en los tiempos de don Ricardo Palma pues, de hecho, algunas de sus tradiciones se habrían alimentado de sus historias y hoy tendríamos una leyenda más poética sobre este museo, casi único en América.

Las bóvedas de la iglesia de Los Huérfanos.- Ubicada entre la séptima cuadra del jirón Azángaro y la cuarta cuadra del jirón Apurímac (antiguas calles de Huérfanos y Chacarilla de San Bernardo), la historia de esta iglesia es casi desconocida para los limeños. Su nombre original fue Parroquia del Hospicio de Niños Huérfanos de Nuestra Señora de Atocha, pues se construyó al lado del primer centro de asistencia a la niñez desvalida en América del Sur. El templo fue levantado, en 1603, por Luis de Ojeda “El Pecador”, quien, según narra Ricardo Palma, recorría la ciudad cargando dos huérfanos en brazos en busca de compasión y limosnas para mantener el hogar de estos niños expósitos. Sin embargo, el terremoto de 1687 destruyó la iglesia. Costo mucho reconstruirla y, cuando estaba ya casi lista para su inauguración, otro terremoto, el de 1746, la destruyó nuevamente. Fue levantada nuevamente, en 20 años, bajo los cánones del rococó y del neoclásico, imperantes a finales del XVIII, y la novedad fue su planta de forma elíptica, única en la América del Sur hispana. Según Jorge Bernales Ballesteros, “A la iglesia se le puso bajo la advocación del Corazón de Jesús, y funcionó como Vice-Parroquia de la Catedral, pero su denominación fue refutada en 1790 por el Fiscal del Consejo de indias, pues estaba en contra de lo recomendado por la Sagrada Congregación de ritos de que no se diese adoración separada al Corazón de Jesús; el nombre prevaleció de forma oficial, aunque popularmente continuó siendo la iglesia de los huérfanos, nombre con el cual ha llegado hasta nuestros días”.

Sin embargo, lo que más nos interesa por nuestro tema es que la iglesia, al haber pertenecido a la Casa de los Huérfanos, el papa Paulo V le concedió el privilegio de poder enterrar a los párvulos en su recinto. Asimismo, como ocurría con los cementerios de las otras iglesias de Lima, diversas cofradías aportaron dinero para ser enterrados en este recinto, como Santísimo sacramento, Nuestra Señora de la Regla, Nuestro Amo Sacramentado, Bautismo de San Juan, Santa Catalina de Siena o Nuestra Señora de Amparo, entre otras. Como es de suponer, en sus bóvedas está enterrado Luis el Pecador, fundador de toda la obra.

Como anotan en su trabajo los arqueólogos e historiadores Antonio Coello y Richard Chuhue, actualmente, debajo de la iglesia, todavía puede verse la gran bóveda sepulcral, a la que se ingresa por una escalera que desciende desde la nave central del templo. Una vez que se accede a este nivel, se observa un gran recinto de planta rectangular, que se extiende por debajo de la nave central. Hacia el fondo de este ambiente, hay un muro enorme donde hay varios nichos, algunos sellados, en los que se puede leer claramente los nombres de las personas enterradas. También hay otros nichos que no se han conservado muy bien debido al tiempo y al saqueo de personas inescrupulosas en su afán de buscar tesoros coloniales que, además, han alterado el orden de las osamentas. De otro lado, al centro de esta área hay una enorme fosa que, según los sacerdotes, sería el osario de los niños huérfanos; otra versión, dada por el padre San Cristóbal, apunta a que tuvo un objetivo antisísmico: el hoyo captaría los movimientos telúricos creando, al interior del pozo, una caja de resonancia desde donde no saldrían las ondas expansivas de cualquier movimiento telúrico. Hacia el lado izquierdo, hay un muro central, donde también hay nichos y un par de pequeños ventiladores que dan al jirón Azángaro (para las personas que transitan por allí, pasan desapercibidos); las ventanas son rectangulares y están protegidas por barrotes de fierro. Es por aquí que ingresa la luz solar, pero muy escasa, lo que convierte al recinto en un lugar muy oscuro, lúgubre, casi tenebroso. El visitante necesita luz artificial para conocer estas catacumbas.

Las catacumbas de la parroquia de Santa Ana.- Los antecedentes de esta parroquia se remontan a 1553, cuando el arzobispo fray Jerónimo de Loayza fundó el Hospital de Santa Ana, solo para indios. Tuvo dos salas, una larga y grande para hombres, y otra aparte para las mujeres; estaban totalmente separadas. Después, el mismo Loayza, añadió dos salas más, con lo cual se formaron los cruceros. Según Jorge Bernales Ballesteros, las salas de los hombres estaban cubiertas con esteras; eran tan anchas que tenían, al medio, pilares para sostener las vigas. La iglesia, que estaba aislada, se convirtió en parroquia; se le hizo capilla mayor de bóveda y dos capillas más, una para Sagrario y otra para Bautisterio. Esta iglesia sirvió hasta muy entrado el siglo XVII, pues solo se le añadieron un campanario y portada nueva. La iglesia que vemos hoy ha experimentado muchas modificaciones, y presenta una fachada simple, de estilo neoclásico.

Respecto a nuestra investigación, recientes trabajos arqueológicos nos han revelado la existencia de varias criptas en esta parroquia. Se trata de muros de ladrillo sobre cimientos de cantos rodados y argamasa de calicanto, con gran cantidad de osamentas, asociadas a grumos de cal y ladrillo. En efecto, se trata de catacumbas, que habían estado con sus accesos bloqueados. Sabemos que, en octubre de 2008, hubo una incursión arqueológica. Según el informe, la cripta es grande, muy larga y oscura; con dirección hacia el altar, hay una pared tapiada. Se encontró muchos cadáveres, esqueletos enteros y huesos amontonados de gente del pueblo, básicamente indios y algunos negros y mestizos. Mide unos 30 metros para el lado de la puerta y unos 20 metros a la dirección del altar. Es un lugar frío, oscuro y maloliente. Hay varios ambientes; en uno de ellos, el número de cadáveres puede ser entre 1500 y 1800, todos en posición decúbito dorsal y en su posición original; incluso hay un niño de pocos meses de haber nacido. La cantidad de restos humanos es abundante y están esparcidos por todos los rincones de los ambientes. Al parecer, las criptas fueron clausuradas a finales del siglo XVIII. En suma, en el espacio que ocupa la iglesia de Santa Ana se realizaron enormes perforaciones para construir las estructuras de las criptas como era costumbre en la construcción de los templos. De acuerdo a los datos históricos y las evidencias halladas, en las excavaciones no se han hallado restos prehispánicos no obstante que este lugar estaba ligado a la gran huaca de Jerónimo de Silva.

El Real Hospital de San Andrés.- Fue el primer hospital de Lima, creado en 1538 (tres años después de la fundación de la ciudad), dedicado exclusivamente a los enfermos españoles. Sin embargo, su fama radica en que fue, probablemente, el lugar donde se enterraron a las momias de algunos incas del Tawantinsuyo, según testimonios no solo de cronistas del siglo XVI sino también por algunos historiadores, como Polo, Odriozola, Riva Agüero, Loredo y Rostworowski. Este hospital, del que queda su iglesia, el claustro mayor, el patio menor (también conocido como “Patio de locos” o “Loquería San Andrés”) y un par de salas originales fue dividido luego en dos partes: el hospitl propiamente dicho y el anfiteatro Anatómico, fundado por el virrey Gil de Taboada y Lemos en 1792. Recordemos que en este Anfiteatro se iniciaron los primeros estudios de anatomía hasta que, en 1811, por influencia del médico y científico Hipólito Unanue, se creó el Colegio de Medicina de San Fernando (luego llamado Colegio de la Independencia, aunque siempre dedicado a la formación de galenos). El Colegio de San Fernando seguiría funcionando junto al Hospital de San Andrés, pero, mientras el hospital languidecía (viejo y descuidado, cerró en 1821, cuando sus enfermos pasan al Hospital de San Bartolomé; reabrió en 1835), el Colegio de la Independencia se convertiría en la Facultad de Medicina de Lima, entre 1855 y 1856; por sus aulas pasarían Casimiro Ulloa, Cayetano Heredia y Daniel A. Carrión, entre otros.

¿A qué viene esta historia? Resulta que, el año 2005, un equipo de excavación, dirigido por los arqueólogos Brian Bauer y Antonio Coello, incursionó en el antiguo Hospital de San Andrés. Concretamente, las obras se realizaron al interior de una bóveda de cañón corrido, completamente enterrada, en la que se encontraron huesos humanos, como extremidades y cráneos con cortes o perforaciones que, seguramente, sirvieron para las clases de medicina en el siglo XIX. La pregunta es ¿cómo llegaron estas osamentas? Se sabe que en el siglo XIX la Facultad de Medicina pidió permiso especial a la Beneficencia Pública para que los estudiantes pudieran ingresar al Cementerio General (hoy “Matías maestro”) para extraer de la fosa común cuerpos de personas que no eran reclamadas por sus familiares para darles sepultura deseada. Estos cuerpos, luego de ser estudiados, eran seccionados, fraccionados y hasta pintados para diferenciarlos; a otros se les aplicaba metales a manera de grapas para luego ser armados y exhibidos como un cuerpo entero.

La bóveda que excavó este grupo de investigación colinda por el Oeste con el claustro mayor de San Andrés y hacia el Norte con la cuadra 7 del jirón Huallaga. Cuando ingresaron los arqueólogos, era un patio donde se guardaban autos decomisados por la Comisaría de San Andrés. Los huesos humanos correspondían a hombres, de condición muy pobre, de escasos recursos, sin familiares que los reclamen (como los cuerpos que hasta hoy usan los estudiantes de Medicina). En suma, los huesos estuvieron dedicados a las investigaciones teórico-prácticas realizadas en el antiguo Hospital de San Andrés y que, luego de ser estudiados, fueron arrojados a esta bóveda, convirtiéndola en un gran osario.

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Nuevo libro: ‘La independencias iberoamericanas en su laberinto’

Manuel Chust (ed.) Las independencias iberoamericanas en su laberinto,
Publicaciones de la Universitat de Valencia, Valencia, 2010.

El laberinto de las Independencias Iberoamericanas es una obra diferente a las diversas que se han publicado acerca de las independencias Iberoamericanas en estos años conmemorativos de los Bicentenarios. Destacados historiadores e historiadoras de ambos continentes reflexionan sobre cuestiones generales que han preocupado a la historiografía especializada en los últimos treinta años. Reflexiones que polemizan, contrastan, reafirman o proponen planteamientos alternativos y diferentes para intentar encontrar salidas, en forma de respuestas, al laberinto de las Independencias Iberoamericanas. Propósito del editor fue ofrecer un estudio amplio, plural, diverso, en el que cupiesen la mayor parte de las escuelas e interpretaciones historiográficas y ponerlas en discusión, en debate calmado, científico y reflexivo. Por ello se ha reunido, para contrastar sus respuestas, a un variado grupo que representa diferentes generaciones, diferentes formaciones intelectuales, de diferentes países, tanto de Europa como de Iberoamérica o de los Estados Unidos y, por tanto, de ópticas diversas, tantas como las interpretaciones poliédricas que ofrece el laberinto de las Independencias Iberoamericanas.

Los autores que participan en este estudio son Óscar Almario, Juan Andreo, Nidia R. Areces, Xiomara Avendaño Rojas,Enrique Ayala, Beatriz Bragoni, David Bushnell, Eduardo Cavieres, Carlos Contreras, Tulio Halperin Donghi, John Elliott, Josep Fontana, Ivana Frasquet, Ana Frega, Patricia Galeana, Jorge Gelman, Alberto Gil Novales, Brian Hamnett,Véronique Hébrard, Sajid A. Herrera, Marta Irurozqui, Miquel Izard, John Lynch, Armando Martínez Garnica, Sara E. Mata, Juan Marchena, Carlos Marichal, Federica Morelli, Alfonso Múnera, Víctor Peralta, João Paulo G. Pimenta, Mónica Quijada, Ana Ribeiro, Jaime E. Rodríguez, Julio Sánchez Gómez, María Luisa Soux, Tomás Straka, Clément Thibaud, Eric Van Young, Geneviève Verdo, Michael Zeuske.

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II CONCURSO NACIONAL HACIA EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ 2021

BASES DEL II CONCURSO NACIONAL HACIA EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ 2021

FUNDAMENTACIÓN
Al acercarse la celebración del bicentenario de la Independencia del Perú y de varios países de América se hace necesario retomar el estudio de este proceso como un acontecimiento no solo nacional, sino continental y, aún más, como iberoamericano, dado que las transformaciones que se produjeron afectaron tanto a la península como al Nuevo Mundo. Al tomar conciencia de la importancia que tiene el hecho de la independencia en la formación o consolidación de la identidad nacional, y las deficiencias de la enseñanza de la Historia Patria a nivel escolar, se ha considerado que una manera de revertir esta situación y lograr interesar al profesor de Educación Primaria en el conocimiento y difusión de esta materia es incentivando su interés por la investigación en estos temas. Esta convocatoria para docentes de Educación Primaria es el segundo paso, ya que en primer concurso, en el año 2010, se convocó a los docentes de Educación Secundaria, constituyéndose un precedente y estímulo a la investigación de nuestra historia nacional, regional y local. Para posteriores concursos se convocarán a los estudiantes de Educación Secundaria y de otros niveles tanto de alumnos como de profesores, de tal manera que para el 2021 el conocimiento del tema de la independencia haya alcanzado, para la mayoría de la población, su verdadero significado en la determinación nacional y de nuestro porvenir.

OBJETIVOS:
-Interesar al docente de Educación Primaria en la profundización del estudio de la Independencia del Perú como base de nuestra identidad y aspiraciones nacionales.
-Incentivar al docente de Educación Primaria en el estudio de la historia regional y local como parte del proceso nacional e iberoamericano, para una mejor comprensión del tema y de la historia nacional.
-Desarrollar en el docente de Educación Primaria su capacidad para la investigación histórica.
-Compilar a través de los trabajos que se presentan información acerca de la bibliografía y fuentes existentes en las provincias, con miras a una publicación al respecto.
-Convertir al docente en el agente difusor, a través de sus alumnos, de una mejor comprensión del tema de la Independencia.

PARTICIPANTES:
Docentes titulados, con formación en educación para el nivel de primaria, en actual ejercicio, en instituciones educativas públicas y privadas del ámbito nacional.

PRESENTACIÓN DE LOS TRABAJOS:
Trabajos individuales, originales e inéditos, de investigación histórica sobre temas vinculados a la Independencia de nuestro país, que no hayan participado en concursos anteriores.
El tema general del concurso es la Independencia del Perú, pero para efectos de la investigación deberá circunscribirse a aspectos específicos.
Estos son algunos de los temas que podrían ser objeto de la investigación:

-El pensamiento de la independencia.
-Los primeros intentos revolucionarios locales.
-Francisco de Zela y la revolución de 1811.
-La literatura revolucionaria.
-Los sermones en las Iglesias a favor o en contra de la independencia.
-El campesino en la lucha emancipadora.
-Actitudes realistas locales.
-La independencia en el arte.
-Las montoneras.
-La presencia femenina en la independencia.
-La participación extranjera en la independencia antes de la intervención de San Martín y Bolívar.
-Las rutas de la independencia.
-Pensamiento educativo e independencia.
-Perú hacia el 2021: Política y Estado.

Extensión mínima 20 páginas; extensión máxima de 30 páginas, papel bond A4, 25 a 27 líneas por página, letra tahoma #12, tres copias en papel y una versión digital en CD.
Deben seguirse las normas internacionales para los trabajos de investigación en la forma de presentar las fuentes bibliográficas, orales, hemerográficas y digitales; así como las notas a pie de página y las citas textuales en el documento final.
Es obligatoria la consulta bibliográfica y documental. Es optativa la consulta informática.
Los trabajos serán firmados con pseudónimos. En sobre aparte irán los datos del autor: título del trabajo de investigación, nombre completo, dirección, teléfonos (fijo y celular), institución de la que egresó, especialidad, dirección y teléfono centro de trabajo y correo electrónico personal.
Los trabajos de investigación serán recibidos personalmente o por correo postal (no correo electrónico), por mesa de partes del Ministerio de Educación del Perú, en la siguiente dirección: Av. De la Poesía 155 – San Borja – Lima (Costado de la Biblioteca Nacional). Horario de atención de Lunes a Viernes de 8:30 a.m a 5:00 p.m. (horario corrido).
Los trabajos no se recepcionarán fuera del plazo máximo establecido.

JURADO EVALUADOR:
El Jurado Evaluador será designado por las instituciones organizadoras y estará integrado por personas de probada idoneidad y trayectoria profesional.
El Jurado será responsable de la evaluación técnico-profesional e imparcial de los trabajos de investigación, presentados en concordancia con lo establecido en las bases. Sus fallos serán inapelables, debiéndose registrar las calificaciones en e l Acta de Resultados, la que será incluida en el informa final.
En caso que, a juicio del Jurado Evaluador, los trabajos de investigación presentados no se ajusten a los criterios de evaluación establecidos en las bases, se declarará desierto.
Los resultados se publicarán en la página web del Ministerio de Educación www.minedu.gob.pe, Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación www.oeiperu.org y el Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú www.ira.pucp.edu.pe en la fecha indicada en el cronograma.
Los docentes ganadores para ser premiados presentarán su título profesional, en original o copia legalizada, de la institución superior de la que egresaron.

CRONOGRAMA DEL CONCURSO:
Convocatoria: 18 de marzo al 31 de mayo 2011
Recepción de los trabajos de investigación: 01 al 10 de junio de 2011
Evaluación de los trabajos de investigación por el jurado evaluador: 13 al 23 de junio de 2011
Publicación del cuadro de resultados: 24 de junio de 2011
Ceremonia de premiación: 11 de julio de 2011

PREMIACIÓN:
Los premios y estímulos consisitirán en:

1er. Puesto: S/.2000.00 (dos mil nuevos soles), Chaski, Diploma y una biblioteca personal.

2do. Puesto: S/.1000.00 (mil nuevos soles), Chaski, Diploma y una biblioteca personal.

3er. Puesto: S/.700.00 (setecientos nuevos soles), Chaski, Diploma y una biblioteca personal.

4to. Puesto: S/.500.00 (quinientos nuevos soles), Chaski, Diploma y una biblioteca personal.

Cualquier aspecto no considerado en las Bases del II CONCURSO NACIONAL “HACIA EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDECIA DEL PERÚ 2021” será resuelto por los organizadores.
Para resolver las consultas sobre el concurso agradeceremos comunicarse con la especialista Lorena Gaona a los siguientes teléfonos 615-5800, 615-5830 anexos 26214 – 21154 y 21157 o al correo electrónico lgaona@minedu.gob.pe

ORGANIZADORES:

Ministerio de Educación
Dirección de Promoción Escolar, Cultura y Deporte
Teléfonos: 615-5800 / 615-5830 anexos 26214 – 21154 y 21157
www.minedu.gob.pe

Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación
www.oeiperu.org

Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Per
www.ira.pucp.edu.pe

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Las islas del Callao

Es el conjunto de islas e islotes que se encuentra al frente de las bahías de Miraflores y el Callao. Las islas son dos, San Lorenzo y El Frontón; los islotes son tres, Palominos, Cabinzas y La Horadada.

San Lorenzo.- Es la isla más grande del litoral peruano; mide casi 8 kilómetros de longitud y, en su parte más alta, alcanza los 404 metros. Aunque no tiene agua dulce, la humedad de la condensación nocturna permite el crecimiento de algunas plantas. Es la defensa natural de la costa del Callao contra las mareas. Sin embargo, la isla nunca tuvo ocupación humana permanente por la ausencia de fuentes de agua dulce. Fue visitada constantemente por habitantes del Perú prehispánico, quienes la usaron como lugar de pesca y cementerio. En efecto, las investigaciones comprueban que fue lugar de habitación temporal de pescadores nativos; en su zona sur existe un cementerio, con aproximadamente tres mil tumbas y, según el historiador Carlos Romero, existió también un templo de adoración a la Luna.

Relatos virreinales cuentan que, en 1544, sirvió de prisión al depuesto virrey Blasco Núñez de Vela y se sabe también que fue utilizada como cantera en la que trabajaban esclavos para obtener la piedra que se usaba en las construcciones limeñas. Otros relatos hablan que sirvió, por un tiempo, como depósito para delincuentes indios y negros, que luego debían purgar sus condenas en las minas de Huancavelica. El 13 de febrero de 1579, el corsario más famoso de la historia, sir Francis Drake, penetró al Callao doblando el extremo norte de la isla de San Lorenzo. Aprovechando la oscuridad, Drake se abasteció de vino y frutas que sustrajo de uno de los trece barcos que estaban fondeados y, además, cargó en el suyo 1,500 barras de plata y 200 mil pesos en moneda, que encontró en otro. Cuando el virrey Toledo organizó escuadrones de hombres armados para combatirlo, Drake ya se encontraba lejos, contando alegremente su botín. Durante el siglo XVII, los holandeses Joris van Spielbergen (Jorge de Spilberg, en español) y Jacobo L’Hermite causaron también pánico en el Callao. La escuadra de L’Hermite fue la más grande que haya atacado al Callao. Se componía de once navíos con 294 cañones y 1637 hombres. El pirata holandés llegó al Callao en mayo de 1624 y permaneció en el puerto hasta por más de un mes. Durante el asedio, muchos piratas murieron víctimas del escorbuto, enfermedad que habían contraído mientras navegaban hasta nuestras costas. Entre los enfermos se encontraba el mismo L´Hermite, quien murió en su buque y fue enterrado junto a 600 de sus hombres en la Isla San Lorenzo. Por ello, al norte de la isla yacen los restos de 600 holandeses que, al mando del famoso pirata Jacobo L´Hermite, en 1624 bloquearon el puerto del Callao y mantuvieron su flota invasora durante cinco meses, lanzando su artillería contra la ciudad, pero muriendo en el intento de saquear Lima y alrededores.

Iniciada la República, el sabio Charles Darwin hizo trabajos científicos en San Lorenzo (1835). Luego, en 1866, la escuadra española se retiró a San Lorenzo, durante ocho días, tras ser derrotada en el Combate del Dos de Mayo; el general hispano casto Méndez Núñez atendió aquí la curación de las heridas que recibió durante la contienda y supervisó la reparación de sus naves antes de su retorno a la Península. Desde 1872, un súbdito inglés, Josiah Harris (más conocido como el Coronel Harris), ocupó la isla. En la caleta Paraíso estableció una Fundición y Factoría de tubos de cañerías a vapor, con sus respectivos talleres de carpintería, herrería y ensogue de metales. Trajo desarmada, desde Boston, una lujosa casa de dos pisos. Lamentablemente, durante la guerra del Pacífico (1881-1883), San Lorenzo estuvo bajo el control del ejército chileno, que le sirvió de apostadero naval, factoría y campo de concentración. Los invasores destrozaron e incendiaron las pocas viviendas que existían en la isla, especialmente las instalaciones construidas por Harris. Luego de la guerra, según testimonios de la época, en 1890, unas 30 personas vivían en San Lorenzo, entre picapedreros, pescadores y empleados de la Casa y Factoría Harris; la mayoría eran inmigrantes (ingleses, franceses, italianos, suecos, y chinos). Cabe destacar que, formalmente, fue incorporada al territorio del Callao por ley dictada el 18 de noviembre de 1899.

A inicios del siglo XX, la Marina de Guerra inició su presencia en la isla con el establecimiento, en 1908, de un depósito para explosivos. Paralelamente, Carlos I. Lissón, como profesor de Geología y Petrografía, hizo incursiones e informes científicos de la isla. Asimismo, el arqueólogo alemán Max Uhle excavó en el cementerio prehispánico, en el extremo sur de la isla (Caleta de la Cruz) y halló objetos de metal y fardos funerarios que corresponderían a finales del Intermedio y Horizonte Tardío (900-1,532 d.C.). Cabe destacar que, en 1913, cuando el gobierno de Guillermo Billinghurst se interesó en realizar obras de expansión portuaria en el Callo, hubo el proyecto del ingeniero holandés J. Kraus de unir La Punta con San Lorenzo, a través de un puente, y construir un dique seco en la caleta Gaviotas. Afortunadamente, para la protección del ecosistema de la isla, el proyecto de Kraus no se ejecutó.

Cuando llegó el “Oncenio”, se habilitó, como prisión política, el Sanatorio Militar y la estación Cuarentenaria, construidos durante el primer gobierno de Leguía (1908-12), ubicadas en la caleta Sanitaria. Los adversarios del régimen eran enviados presos a San Lorenzo. En 1926, se inauguró, en la caleta Paraíso, la Base Naval de la Marina. En 1930, tras su caída, el presidente Leguía fue recluido aquí por unos días (luego sería trasladado al Panóptico). Años más tarde, en 1932, ocurrió otro acontecimiento polémico en la isla. A raíz de un motín de la marinería de los cruceros Almirante Grau y Coronel Bolognesi, y luego de un proceso sumario, ocho marineros fueron fusilados en el antiguo cementerio republicano, en la caleta Panteón. A inicios de la década de 1990, la Base Naval de isla sirvió de cárcel temporal a los recientemente capturados líderes de los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA mientras se construían cárceles de máxima seguridad para recibirlos. Por último, en febrero de 2010, el Instituto Nacional de Cultura declaró como “Patrimonio Cultural de la Nación” a veinte monumentos arqueológicos existentes en la isla

La fauna silvestre en San Lorenzo.- La isla alberga en su territorio una gran variedad de especies de flora y fauna, marina y terrestre; lamentablemente, su fauna silvestre se encuentra amenazada. Entre las especies que aún podemos encontrar en San Lorenzo tenemos:

1. Pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti)
2. Pelícano peruano o Alcatraz (Pelicanus thagus)
3. Guanay (Phalacrocorax bougainvillii)
4. Chuita (Phalacrocorax gaimardi)
5. Piquero común o peruano (Sula variegata)
6. Nutria marina o gato marino (Lutra felina o Lontra felina).
7. Lobo fino o de dos pelos (Arctocephalus australis).
8. Lobo chusco o de un pelo (Otaria flavescens o byronia).
9. Zarcillo (Larosterna inca).
10. Piquero camanay o de pata azul (Sula nebouxii).
11. Rayador negro (Rynchops niger)
12. Gaviota dominicana (Larus dominicus).
13. Cuervo de mar (Phalacrocorax brasilianus u olivaceus).
14. Halcón peregrino (Falco peregrinus)
15. Ostrero negro (Haematopus ater).
16. Ostrero común americano (Haematopus palliatus).

Según el arqueólogo José Antonio Hudtwalcker, la Ley Nº 28793 (octubre 2004) establece se declare de interés nacional la protección, conservación y repoblamiento de las islas, rocas y puntas guaneras del país. El Decreto Supremo Nº 024-2009 (diciembre 2009) crea la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras; incluye 33 unidades territoriales (22 islas e islotes y 11 puntas guaneras). Específicamente, de la zona del Callao, solo se incluyó en este “sistema” a Cabinzas y Palominos. Inexplicablemente, San Lorenzo y El Frontón fueron excluidas. Hay que tener en cuenta que la conservación de las islas, islotes y puntas guaneras ayudará al desarrollo sostenible de la pesquería peruana, recuperando los recursos agotados y manteniendo oportunidades de trabajo a largo plazo para miles de pescadores artesanales peruanos. Por ello, el DS Nº 024-2009 debió incluir en su listado a todo el grupo de las islas del Callao (conformado por las islas San Lorenzo, El Frontón, Cabinzas, Palominos y la Roca Horada).

El Frontón.- Se encuentra al sureste de San Lorenzo, separada por un estrecho canal (es una prolongación natural a ésta y probablemente estuvo unida a ella en tiempos remotos); los pescadores del Callao también la llamaban “El Muerto”. Muy parecida a San Lorenzo, aunque de dimensiones más pequeñas (un kilómetro cuadrado), tiene pequeñas caletas donde, por muchos años, se embarcó el guano recolectado en sus terrazas. Sin embargo, de todas las caletas, la única abordable es la “Colonia Penal”, que mira hacia el Callao. Su nombre deriva de la colonia penal del Frontón, inaugurada en 1918 durante el gobierno de José Pardo y Barreda; los trabajos de construcción estuvieron a cargo del coronel Teobaldo González. En sus primeros años funcionaron canteras, donde los presos se encargaban de fabricar adoquines para pavimentar las calles de Lima. Con el tiempo, se convirtió también en “cárcel política”; por ejemplo, el ex-presidente Fernando Belaúnde Terry fue encerrado aquí durante 12 días (mayo de 1959) cuando se disponía a inaugurar en Arequipa una convención de su partido en contra del segundo gobierno de Manuel Prado Ugarteche (otros presos políticos fueron Pedro Beltrán y Sebastián Salazar Bondy). Sin embargo, el suceso por el que más se conoce esta isla es el motín ocurrido el 18 de junio de 1986, durante el primer gobierno de Alan García Pérez, de parte de los reclusos pertenecientes al movimiento terrorista Sendero Luminoso. De la historia carcelaria de la isla, han quedado los siguientes testimonios: Julio Garrido Malaver (El Frontón, 1966); Julián Petrovick (La isla y los trabajos, 1944); y Jesús Ángel García (Una isla que se metió a la ciudad, 1977).

Cabinzas.- Conjunto de islotes ubicados detrás de San Lorenzo, hacia el lado de afuera; en algunos mapas ingleses del XIX se les llama “islas Wells”. Hasta la década de 1920, se extrajo abundante guano. Hoy siguen habitados por aves guaneras (pelícanos, guanayes, chuitas, piqueros y patillos); posee grutas y cavernas naturales. Son visitadas habitualmente por turistas que arriban en botes y yates; también son refugio natural de leones marinos.

Palominos: el Faro.- Se trata de cuatro islotes ubicados a casi 2,5 kilómetros al sur de San Lorenzo, también al lado de afuera. En el islote mayor se encuentra un faro, construido en 1897, que reemplazó al faro de Terry, que se ubicaba en San Lorenzo. Por su antigüedad y valor histórico, debería ser declarado patrimonio cultural. Existe la historia de un joven de 20 años, José Salvador Ureta, guardián de este faro, quien tuvo que nadar cuatro horas desde este islote al Callao para traer una embarcación y rescatar a su amigo, de apellido Sormani, quien sufrió una grave afección respiratoria. El hecho ocurrió en abril de 1906; su valerosa actuación, salvó la vida del amigo. En estos islotes todavía sea precian terrazas guaneras y la mayor población de lobos marinos en el departamento de Lima.

La Horadada.- Es un conjunto de rocas o peñas ubicadas a cuatro kilómetros al este de la cabecera de El Frontón. Sus rocas son una buena referencia par los navegantes, sobre todo cuando se está viniendo del sur con dirección al Callao. Se llama así porque se trató de un islote horadado cuyo hueco miraba a la playa de Magdalena del Mar, a unos 5 kilómetros y medio del litoral. Sin embargo, un sismo ocurrido el 20 de septiembre de 1898, desplomó el “puente” que formaba la bóveda del agujero y convirtió al islote en dos peñas (algo similar a lo que ocurrió con la formación rocosa llamada “La Catedral”, en Paracas, durante el terremoto de agosto de 2007).

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Nuevo libro: ‘Crisis y decadencia. El Virreinato del Perú en el siglo XVII’

CRISIS Y DECADENCIA. EL VIRREINATO DEL PERU EN EL SIGLO XVII
ANDRIEN, Kenneth J.
Año edición: 2011
Nro. Páginas: 288
Precio soles: S/. 35.00
Precio dólares: US$ 12.50

El siglo XVII fue una centuria de cambios y, por lo mismo, de crisis para la economía del virreinato del Perú. La minería dejaba de ser el único motor de la producción y el intercambio; comenzaba a compartir su papel con otros sectores, menos vinculados al mercado exterior y más conectados con las necesidades locales. En este contexto, sobrevino un programa de reforma fiscal desde Madrid, que se propuso aumentar la carga tributaria que pesaba sobre la colonia. La mitad del siglo XVII fue el escenario temporal de la batalla que libraron las autoridades metropolitanas, las virreinales y los empresarios coloniales por imponer los nuevos tributos, los primeros, y por esquivarlos, los últimos. Crisis y decadencia, el virreinato del Perú en el siglo XVII, da cuenta de esa historia; al hacerlo ilumina el proceso económico que vivía el Perú un siglo después de terminada la conquista española y ofrece datos valiosos sobre la producción, el co mercio y la recaudación tributaria. En definitiva, es un clásico de la historia económica del Perú.

Kenneth J. Andrien es profesor de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, y un gran conocedor de la historia económica y política de los países andinos.

Contenido

PREFACIO A LA EDICIÓN EN CASTELLANO
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN

ECONOMÍA Y FINANZAS
1.La economía virreinal en transición
2.La política de la Real Hacienda y la crisis fiscal

EL SISTEMA DE HACIENDA Y LAS FUERZAS DE CAMBIO
3.La crisis y el sistema administrativo
4.La autoridad del rey y la venta de cargos fiscales

REFORMA, RESISTENCIA Y DECADENCIA IMPERIAL
5.El fracaso del arbitrismo, 1607-1664
6.La visita general, 1664-1690

CONCLUSIONES
APÉNDICES
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