Archivo por meses: mayo 2009

‘Los abusos de la memoria’, libro de Tzvetan Todorov

Tzvetan Todorov, premio Príncipe de Asturias de 2008, describe en Los abusos de la memoria (Paidós) una Europa actual prisionera de su pasado, de sus traumas. El intelectual búlgaro (nacionalizado francés) ofrece la metáfora de la identidad personal para ahondar sobre la comunitaria, sobre la sociedad. Metáfora que tiene una larga tradición filosófica.

El psicoanálisis libera de los lastres subconscientes del pasado precisamente trayendo el trauma al presente. Este trauma, antes velado y ahora al descubierto de la consciencia, adquiere una nueva dimensión, pero dentro de una distancia. Un trauma revelado se puede analizar, discutir precisamente por su distanciamiento racional. Y en esa distancia deja de ser lastre, deja de regir.

Todorov medita sobre los traumas de la memoria colectiva, medita sobre el olvido y sobre el perdón. Cuestiona muchas cosas y anima a cuestionar. Como dijo Spinoza, el profeta, que es autoridad, genera adeptos, el filósofo, que es crítica, genera más filósofos.

Los totalitarismos llevaban un control absoluto de la memoria histórica. Ellos hacían la selección constitutiva a todo acto de memoria. La democracia, justamente, debe fomentar la búsqueda de la verdad histórica no oficial, explica. “Ninguna institución superior dentro del Estado, debería poder decir: usted no tiene derecho a buscar por sí mismo la verdad de los hechos, aquellos que no acepten la versión oficial del pasado serán castigados”.

Memoria abusiva.- El trauma europeo por excelencia, el Holocausto, asume un combate: el negacionismo. En Francia es un delito (no en España) y sobre esto habla el ensayista: “Por eso, la Ley Gayssot, que sanciona las elucubraciones negacionistas no es bienvenida incluso si responde a buenas intenciones: no corresponde a la Ley contar la Historia; le basta con castigar la difamación o la incitación al odio racial”.

Los abusos de la memoria que encuentra Todorov, impiden el avance social. “Sacralizar la memoria es otro modo de hacerla estéril”, dice. Se debe cuestionar la deriva social de una nación cuando ésta se ancla al pasado como un asidero insobornable, granito moral. Como cuando la Italia fascista se veía como continuación de la Roma imperial. Se trata de una memoria obligada y excesiva, o abusiva, que diría el intelectual.

Todorov considera que comparando se encuentra la salud. El Holocausto judío, cuenta, no es un hecho singular, separado jurídicamente y más condenable que el genocidio armenio de los soviéticos. Sobre todo, no es más abominable que hechos acontecidos en el presente. Ya no se trata de valorar qué fue peor, el infierno de Austwichz o los ‘gulag’ de la cuenca del Kolyma, el asunto es el atropello que habita en el presente. Se sugiere una sobre exposición cegadora al pasado.

“Hoy mismo, la memoria de la Segunda Guerra Mundial permanece viva en Europa, conservada mediante innumerables conmemoraciones, publicaciones y emisiones de radio o televisión; pero la repetición ritual del “no hay que olvidar” no repercute con ninguna consecuencia visible sobre los procesos de limpieza étnica, de torturas y de ejecuciones en masa que se producen al mismo tiempo, dentro de la propia Europa”. O, se puede añadir, en África u Oriente Próximo. Esto es, el fascismo parece ser siempre cosa de otros y de ayer.

Por una política del presente.- Se vindica aquí un pasado como referencia cuestionable, no como futuro inamovible. Si el arte occidental se distingue de otras grandes tradiciones artísticas por su valoración de la innovación o de la originalidad, en el ámbito ideológico, Todorov contempla Occidente como a una ballena encallada. La política se ocupa del presente, ese es su punto de mira, su marco de legislación.

“Si el pasado debe regir el presente, ¿quiénes, entre judíos, cristianos y musulmanes, podrían renunciar a sus pretensiones territoriales sobre Jerusalén?”, inquiere. Y más adelante sentencia: “Una manera de distinguir los buenos usos de los abusos consiste en preguntarnos sobre sus resultados y sopesar el bien y el mal de los actos que se pretenden fundados sobre la memoria del pasado”. Un resultado malo sería la guerra, uno bueno la paz. Una memoria frentista es un abuso ‘todoroviano’.

Conmemorar las víctimas del pasado es gratificador, mientras que resulta incómodo ocuparse de las de hoy en día. O dicho de otro modo, como también sugiere el autor, ¿puede arrogarse un país como Francia el estatuto de víctima para juzgar crímenes contra la humanidad después de sus políticas coloniales de tortura en Argelia? ¿Qué es humanidad exactamente, dónde esta el contexto necesario para usar esa palabra?

Se puede estar o no de acuerdo con Todorov, y quizá sus argumentaciones saltan de un lado a otro gratuitamente, pero es uno de esos libros que generan debate. Y más aquí en España. Muchas expresiones aquí antedichas salen todos los días en la sección de Nacional.

tomado de El Mundo de España (15/05/09)


Todorov, aquí en la foto, describe en su libro un Occidente traumatizado

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La Iglesia que resistió al franquismo

Hace unos días murió Wilberto Delso, ex sacerdote que protagonizó en los dos últimos años del franquismo un duro enfrentamiento con el entonces arzobispo de Zaragoza Pedro Cantero Cuadrado.

Wilberto Delso era desde mayo de 1968 párroco de Fabara, una pequeña localidad zaragozana de 1.500 habitantes. El conflicto comenzó seis años después, en mayo de 1974, cuando, con motivo de una visita pastoral al pueblo, un grupo de vecinos le transmitió al arzobispo graves acusaciones contra su párroco: usaba un léxico “grosero e indecente”, promovía “la lucha violenta de clases”, despreciaba la autoridad de la Iglesia y enseñaba “la liberación sexual” a la juventud. A la vista de esas acusaciones, Cantero Cuadrado decidió, el 14 de junio, cesar a Wilberto Delso como cura de Fabara.

Wilberto Delso se negó a acatar esa decisión y le secundaron 24 sacerdotes de la diócesis, que se consideraban también cesados y, en carta al arzobispo, criticaban su “autoritarismo” y su intento de “ahogar” a un sector de la Iglesia que trataba de “comprometerse en la liberación de los oprimidos”. La jerarquía diocesana apoyó a Cantero, secundado también por el Ayuntamiento franquista de Fabara, mientras que Delso encontró el respaldo de un sector considerable de vecinos y de diversas comunidades cristianas de Aragón.

El conflicto se enquistó: Cantero no cedió y nunca permitió que Delso volviera a ejercer como párroco de Fabara. Algunos de esos curas, como el propio Delso, abandonaron el sacerdocio, formaron familias y se ganaron la vida como trabajadores.

La rebeldía de esos sacerdotes frente a la jerarquía reflejaba el proceso de transformación en el que se encontraba la Iglesia católica en los últimos años del franquismo. Ya no era la Iglesia de la cruzada, la que había intentado recatolizar España a golpe de represión, moral reaccionaria y valores religiosos tradicionales. Pero el legado que le quedaba de esa larga época dorada de privilegios era tan impresionante que muchos de sus representantes caminaron asidos de la mano con el Caudillo hasta el final. Cantero Cuadrado y Wilberto Delso representaban los polos antagónicos de esa Iglesia que, cuando el franquismo agonizaba, transitaba entre el autoritarismo y la protesta de los curas obreros.

Cantero Cuadrado había sido capellán del arma de Caballería durante la guerra y asesor nacional de la institución falangista Auxilio Social en los primeros años de la dictadura. Estudió Humanidades, Filosofía, Teología y Derecho, pero toda su ciencia la puso al servicio de Franco, como procurador en Cortes, consejero del Reino y, al morir Franco, miembro del Consejo de la Regencia. No bastaba con ser obispo, en Barbastro (1952-1954), en Huelva (1954-1964), y arzobispo de Zaragoza (1964-77). Un verdadero dirigente de la Iglesia de Franco debía llevar su compromiso más lejos, hasta mancharse en la “democracia orgánica” montada por el Caudillo salvador. Para eso habían hecho la guerra y para eso conquistaron la paz. Cantero murió en 1978, tres años más tarde que su Generalísimo. Tenía 76 años. Toda una vida al servicio de la Patria.

Pero la jerarquía eclesiástica, el catolicismo y el clero no pudieron permanecer inmunes a los cambios socioeconómicos y culturales que desde comienzos de los años sesenta desafiaron al aparato político de la dictadura franquista. La secularización de la sociedad española, que acompañó ese rápido proceso de industrialización y urbanización, coincidió en el tiempo con tendencias generales de cambio que llegaban desde el Concilio Vaticano II. La opinión y práctica católica comenzó a ser más plural, con sacerdotes jóvenes que abandonaban la ideología tradicional, trabajadores de la JOC (Juventud Obrera Católica) y de la HOAC (Hermandad Obrera Católica) que militaban en contra del franquismo, y sectores cristianos que elucubraban con los marxistas sobre la futura sociedad que seguiría al derrumbe del capitalismo.

Curas y católicos que hablaban de democracia y socialismo y criticaban a la dictadura y a sus manifestaciones más represivas. Todo eso era nuevo, muy nuevo, en España y parece lógico que provocara una reacción de amplios sectores franquistas, acostumbrados a una Iglesia servil y entusiasta con la dictadura. Porque la Iglesia cambió mucho, si se compara con el otro pilar básico de la dictadura, el Ejército, que se identificó con Franco y con el régimen sin apenas fisuras y lo sostuvo hasta el último momento. Pero, pese a esos cambios, la dictadura franquista mantuvo su identidad nacional católica hasta el último suspiro, la jerarquía y la mayoría de los eclesiásticos acompañaban con sus ceremonias a las autoridades públicas, rendían pleitesía a Franco y no quisieron saber nada de perdón ni de reconciliación.

No es casualidad carente de significado que esa parte de la Iglesia, pese a la democracia y al trato exquisito que sus Gobiernos le han dado en materia de educación y financiación, sea hoy la dominante, atrincherada en esos privilegios, en el recuerdo a sus mártires y en su verdad histórica, la única que reconoce. De la otra Iglesia, de la que resistió a la dictadura y a los jerarcas franquistas, sólo queda el recuerdo, ecos de rebeldía de otros tiempos. Como la de Wilberto Delso.

Por Julián Casanova, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza
A continuación, algunas imágenes de la Iglesia católica española en actutudes de apoyo a la dictadura de Francisco Franco:




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Nuevo libro: ‘Enciclopedia Contemporánea de América Latina y el Caribe’

En su discurso frente a la Academia Sueca, en diciembre de 1982, el premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez comentó que explicar Latinoamérica no es una empresa fácil. “No es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos”. El escritor, sin embargo, también reivindicó el derecho de los latinoamericanos a escribir su propia historia, y el reto es asumido por los editores de la Enciclopedia Contemporánea de América Latina y el Caribe (Akal), una obra de 1.300 páginas que glosa la historia contemporánea de la región.

El libro fue presentado ayer en la Casa de América de Madrid, en un acto al que asistieron el embajador de Venezuela en España, Alfredo Toro Hardy; el consejero cultural de la Embajada de México, Jaime del Arenal, e historiadores españoles, Elena Hernández Sandoica y Pedro Pérez-Herrero. El editor de Akal, Jesús Encina, destacó que la enciclopedia es el producto de “un esfuerzo único”, motivado por el deseo de “entender la visión latinoamericana”.

La obra se publicó originalmente en Brasil en 2006, y ésta es su primera traducción al castellano. Producto del trabajo de más de un centenar de investigadores, en su mayoría latinoamericanos, la enciclopedia recoge información sobre los principales acontecimientos históricos, sociales, económicos y culturales de la región, acompañados por mapas, tablas, ilustraciones y fotografías.

Entender Latinoamérica

“La obra no está dirigida a un público concreto”, comentó Encina, y explicó que se trata de “un paso de muchos” para entender la visión latinoamericana. El editor destacó además el enfoque “crítico e independiente” de la obra. “Es bueno que inspire debate, pues la polémica conduce al conocimiento”, agregó. El catedrático de Historia de América de la Universidad de Alcalá Pedro Pérez Herrero destacó que la obra se propone “rescatar las mil caras” de América Latina. “Es una enciclopedia latinoamericana escrita por latinoamericanos para el mundo global”, añadió.

Por su parte, el embajador venezolano, Alfredo Toro Hardy, calificó de “relevante, pertinente y necesaria” la edición debido al “déficit de conocimiento” que existe en España hacia Latinoamérica. Al desconocimiento en el exterior sobre América Latina también se refirió la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid Elena Hernández Sandoica, que, en su opinión, se puede “reparar” con la lectura de esta enciclopedia.

El mexicano Jaime del Arenal destacó que la iniciativa de la obra haya nacido en Brasil y subrayó que, de los 119 investigadores que participaron en la obra, 54 son brasileños. Del Arenal se refirió a la importancia de que en el resto de países de habla hispana de la región se presenten iniciativas similares. Encina respondió que la enciclopedia reúne visiones distintas que brindan “matices propios”, útiles para enriquecer la visión de una región “compleja y diversa”.

Mapas, tablas, ilustraciones y fotografías completan los textos de intelectuales latinoamericanos, que se extienden a lo largo de las más de 1.300 páginas de la Enciclopedia.

El editor de Akal, Jesús Espino, dijo esperar que esta publicación se convierta en una “piedra de toque” para que en el futuro se puede conocer mejor a la región que hasta ahora. Toro Hardy definió la publicación de “relevante, pertinente y necesaria” debido al “déficit de conocimiento” que, a su juicio, existe en España en relación a América Latina.

En este mismo sentido se expresó Hernández Sandoica, quien habló del “déficit académico, cultural y ciudadano” de la realidad latinoamericana que se puede “reparar” con esta Enciclopedia. Dirigida a estudiantes, académicos, empresarios y profesionales en general, el catedrático Pérez-Herrero aseguró que la obra “rescata” el continente y la identidad latinoamericana concentrándose principalmente en el siglo XX con un “enfoque crítico e independiente” a través de un total de 119 autores. “Es una Enciclopedia latinoamericana escrita por latinoamericanos para el mundo global”, dijo, antes de añadir que la obra se propone rescatar las “mil caras” de América Latina y el Caribe.

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Notas sobre la Escuela Militar de Chorrillos

La Escuela Militar de Chorrillos es una de las instituciones educativas más antiguas del Perú, pues su fundación se remonta al 30 de enero de 1830, por el gobierno del general Agustín Gamarra. Tuvo como primer local un ambiente del convento de San Pedro, en el centro de Lima. Luego de dos años de formación, egresó de allí la primera promoción de 109 oficiales, entre subtenientes de infantería y alfereces de caballería, del Ejército peruano.

Lamentablemente, por las disputas entre los caudillos y el desorden general, fue clausurada en 1834 y reabierta por el presidente Ramón Castilla, en 1850, con el nombre de Instituto Militar. Esta nueva “escuela” funcionó solo 4 años, primero en uno de los ambientes del Hospital Carrión (Bellavista, Callao), y luego en un local de la calle del Espíritu Santo, en Lima. Luego, en este mismo local, con el nombre de Colegio Militar y Naval, se restableció su funcionamiento entre 1859 y 1867, luego del cual entró en nuevo receso. A pesar de la crisis económica, en 1872, el presidente civil Manuel Pardo, ordenó su reapertura con el nombre de Colegio Militar. Funcionó con esa denominación hasta 1879, pues, a consecuencia de la Guerra del Pacífico, fue cerrado porque sus cadetes solicitaron ser dados de alta en el Ejército que marchó a la Campaña del Sur.

Esta azarosa vida de la formación militar en nuestro país se debió, básicamente, a que, hasta la década de 1880 el ejército peruano no era una institución profesional (igual ocurría en el resto de América Latina) y menos aún nacional. El ejército estaba dividido por las luchas entre los caudillos. La disciplina o la “lealtad” no eran a la institución sino en función del caudillo de turno. Por ello, todos los intentos por formar y profesionalizar a los oficiales tuvieron corto alcance. Fue luego de la Guerra del Pacífico, y luego de la guerra civil entre Iglesias y Cáceres, que llegó la oportunidad de poner las bases de un ejército profesional, nacional, obediente de la constitución y del poder civil (entre 1889 y 1984, el gobierno de Cáceres decide reabrir el Colegio Militar en un local anexo al Cuartel Guadalupe).

De esta nueva concepción del ejército fue partidario el presidente Nicolás de Piérola quien, el 31 de diciembre de 1896, dispuso la creación de una nueva Escuela Militar, para la que manda traer una Misión Militar francesa para su organización y administración. Su local estuvo en la Escuela de Clases (“Los Cabitos”), inaugurada en abril de 1898. El primer Director fue el coronel Pablo Clement, jefe de la “misión francesa”, quien ejerció el cargo hasta 1901 (en 1922 regresó a la Escuela donde dio a conocer las radicales modificaciones que los conceptos clásicos de la guerra habían experimentado durante la Primera Guerra Mundial); le sucedió el coronel Eduardo Dogny, quien permaneció en el cargo hasta 1910.

Cabe destacar que en 1945, luego de haber funcionado durante 47 años en el local de “Los Cabitos”, se dispuso el traslado de la Escuela a su actual local, con el nombre de Escuela de Oficiales hasta que, en 1951, la dictadura de Odría oficializó el nombre de Escuela Militar de Chorrillos.


Alumnos de la Escuela

El antiguo tranvía a su paso por la Escuela en Chorrillos

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Hoy en Madrid: los bicentenarios de las independencias de América Latina

Un acto institucional ha reunido este lunes en la Casa de América a los Reyes, los Príncipes de Asturias, las principales figuras del Ejecutivo español, el ex presidente Felipe González y a los representantes de los países de Hispanoamérica que a partir de este año celebrarán los 200 años de la declaración de la independencia. Los oradores del encuentro han precisado el espíritu de la estrategia de España para la conmemoración de este aniversario, que puede ser resumido en una frase de la intervención de González: “Podemos hacer una muy buena tarea juntos”. Los aniversarios comienzan en Bolivia y Ecuador, prosiguen en 2010 en México, Argentina, Venezuela, Colombia y Chile, hasta culminar con las previstas en Centroamérica en 2021.

El ex mandatario socialista ha considerado que España e Hispanoamérica deben abocarse a atender los desafíos de educación, desarrollo del capital humano y buen uso de energía. “Si enfrentamos esa realidad de cara y no la disimulamos, yo creo que podemos encarar el futuro con mucha esperanza, sobre todo para nuestros pueblos, que lo llevan esperando una temporada”, ha asegurado el político, que desempeña el cargo de embajador plenipotenciario para la conmemoración de los bicentenarios.

España, mediador entre Europa y América

El Rey ha afirmado que los bicentenarios son “una buena ocasión” para reflexionar sobre el futuro de Iberoamérica y sobre su “peso e identidad a escala internacional”, con la intención de que su “voz sea tenida más en cuenta”. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha insistido en el mensaje de unidad al expresar el deseo de “acompañar” a los auténticos protagonistas de estas celebraciones. “España es un país que no se puede comprender sin Iberoamérica”, ha precisado. El mandatario ha anunciado que una de las metas de la presidencia española de la Unión Europea, en el primer semestre de 2010, será profundizar la relación con América Latina y Caribe. Don Juan Carlos ha expresado un anhelo parecido, al pedir un “salto cualitativo” en el vínculo entre Europa e Iberoamérica.

El acto ha servido también para que Zapatero evalúe la tarea del Rey en el fortalecimiento de los vínculos entre la ex Metrópolis y las ex colonias americanas. Según el jefe del Gobierno, Don Juan Carlos ha sido una “especial referencia” que ha cumplido “más que ejemplarmente” el mandato de favorecer un “fuerte vínculo” entre la monarquía constitucional y las democracias iberoamericanas. Una tarea que Don Felipe continúa con “brillantez y dedicación”, ha añadido Zapatero, que ha recordado que el heredero de la Corona ha acudido ya a 48 tomas de posesión de presidentes de América Latina.

Adaptado de El País de España (11/05/09)

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La gripe española, 90 años después

Si se presentara ahora una pandemia como la gripe española de 1918, que afectó a la mitad de la población mundial y causó entre 25 y 40 millones de muertes, sólo en España podría matar a medio millón de personas y causaría, en todo el mundo, entre 62 y 72 millones de fallecimientos.

Han pasado 90 años del inicio de la última gran alarma sanitaria por una patología infecciosa aguda como fue la pandemia de “gripe española”. La hipótesis más aceptada sostiene que el primer brote epidémico ocurrió en una base militar norteamericana el mes de marzo de 1918 y que, las tropas enviadas por ese país a Europa, a luchar en la Primera Guerra Mundial, transportaron el virus al Viejo Continente, apareciendo los primeros casos de gripe en Francia el mes de abril. Entre abril y junio la primera onda epidémica se extendió por Europa y por el este de Asia, tras atravesar el Océano Pacífico. En junio llegó a Suramérica, en julio al Pacífico Sur y en agosto a la India y a las costas africanas.

Pero la verdadera onda epidémica, la más mortífera, fue la del otoño de 1918. El virus de la gripe, mutado y extremadamente virulento, se difundió por Europa, las dos Américas, África, Asia y Oceanía, causando millones de muertos en todo el mundo, la mayoría de ellos a lo largo del mes de octubre de 1918. La estimación del número de fallecidos es muy complicada, ya que las tasas de mortalidad por la gripe y sus complicaciones respiratorias variaron de unas regiones a otras del globo.

Hay que aceptar que enfermó del 50% al 55% de la población mundial y que el número de fallecidos fue diferente según países y regiones: en Europa se consideran unas tasas de mortalidad de alrededor el 0,5%, aunque en algunos países y regiones creemos que fue superior al 1%; en África hay tasas documentadas del 3% al 5%; en algunas islas del Pacífico, como Samoa, se han calculado tasas de mortalidad del 23%, y en algunas localidades aisladas de Alaska y Canadá, pobladas por inuit (esquimales), murió casi el 100% de su población.

La primera cuantificación mundial la hizo Jordan en 1927, estimando la cifra de muertos por la pandemia en 21,5 millones. Cálculos más fiables de los últimos años, como los de Patterson y Pyle, sitúan el número de muertos entre 24,7 y 39,3 millones de personas. Las cifras entre 50 y 100 millones que circulan en Internet y en algunos medios de comunicación parecen exageradas y al servicio de determinados intereses económicos y políticos.

Los historiadores de la medicina han descrito unas 30 epidemias y pandemias de gripe en la Edad Moderna, diagnosticadas como “catarrhus epidemicus”, “toses epidémicas”, “epidemia de catarros” o términos similares hasta que, a mediados del siglo XVIII, se empiezan a utilizar los términos “grippe” e “influenza”. A diferencia de las gripes estacionales, benignas, que ocurren casi todos los inviernos, estas pandemias, a veces de una virulencia exacerbada, han ocurrido en ciclos más largos que oscilan entre los 11 y los 25 años. Estos ciclos se relacionan con todo tipo de circunstancias, incluso astronómicas, y conducen a predecir que podemos estar ante una nueva pandemia entre los años 2008 y 2013.

El último episodio de gripe aviar, una epizootia causada por un virus que se relaciona directamente con el que ocasionó la gripe española, apareció en Hong Kong en 1997 y se ha extendido, a lo largo de estos últimos años, por Asia, África y Europa. Casi todos los casos que se han presentado en humanos se han concentrado en Indonesia, Vietnam y Egipto, y se han confirmado un total de casi 400 enfermos que han presentado una tasa de mortalidad del 63,5%.

¿Qué ocurriría si este virus H5N1 produjera una pandemia similar a la gripe española? A lo largo de la historia, las grandes pandemias de peste, cólera, gripe u otras enfermedades, no se han presentado siempre igual. No han repetido su virulencia ni su distribución, aunque sí han presentado muchos elementos en común. La pandemia gripal que viene podría ser como la gripe española, pero también como la gripe italiana, la gripe asiática o la gripe rusa, que causaron una gran alarma social pero presentaron una mortalidad mucho más reducida.

En el peor de los casos, si ocurriera una pandemia de gripe idéntica a la de 1918, podría ocasionar la muerte en España de medio millón de personas y en todo el mundo entre 62 y 72 millones de fallecimientos. El caos que podría producir la mitad de la población mundial enferma y algo más del 1% de muertos por esta causa sería enorme. Nuestra estructura sanitaria no podría hacer frente a un desafío de esta envergadura y los problemas sociales, económicos, políticos y de orden público que acarrearía en todo el mundo serían incalculables.

Tomado de El País (08/05/09)


Soldados norteamericanos afectados por la gripe española en un campamento militar en Francia

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La guardia suiza podría aceptar mujeres en el futuro

La Guardia Suiza se plantea abrir sus filas en un futuro a las mujeres, según el comandante del ejército pontificio, Daniel Anring, quien precisó que él no descarta la entrada de las féminas “para unos u otros cometidos”. Anring hizo estas manifestaciones en la vigilia de la ceremonia de jura de bandera de 32 nuevos reclutas del ejército más pequeño de mundo, que se celebrará hoy, como todos los 6 de mayo desde 1527, en el Vaticano.

En declaraciones al telediario “Studio Aperto” de la emisora Italia1, Anring dijo que el reclutamiento de mujeres en la Guardia Suiza “puede ser posible” y que él, “personalmente, se lo imagina en uno u otro cometido”. Sobre si el reclutamiento de mujeres causaría problemas logísticos, teniendo en cuenta que los espacios destinados a la Guardia Suiza son escasos y el cuartel donde se alojan sus 110 hombres pequeño, Anring indicó que “algunos podrían producirse, pero se podrían resolver”.

Las declaraciones de Anring contrastan con las que hizo en 2004 el anterior comandante, el coronel Elmar Maeder, quien afirmó categóricamente que “jamás” una mujer formaría parte de la Guardia Suiza “o, al menos, durante mi mandato”. Maeder señaló en aquel momento que los aspectos negativos eran más que los positivos y citó entre ellos los altos costes que supondría construir nuevos alojamientos y motivos de disciplina. “Imaginemos que viven bajo el mismo techo 110 guardias de menos de 30 años de ambos sexos. Se producirían celos y otros problemas que perturbarían el servicio. No echo la culpa a las mujeres, pero esa es la realidad que debemos tener en cuenta”, precisó Mader.

La Guardia Suiza -compuesta por 110 miembros varones- fue creada cuando el papa Julio II, en 1506, negoció con algunos cantones helvéticos el envío de voluntarios para formar un contingente estable en Roma, como guardia personal y de su residencia. Los soldados de la Guardia papal deben ser oriundos de algún cantón suizo, católicos, solteros en el momento de su incorporación al servicio, tener entre 20 y 30 años y con una altura mínima de 1,74 metros.

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Obras en favor de los obreros durante el gobierno del mariscal Benavides, 1933-1939

Durante los años 30, la reacción de los grupos oligárquicos frente a la coyuntura de convulsión social y política desatada por el aprismo y el comunismo fue la de una política que combinaba la represión militar y un activo paternalismo asistencial como mecanismos para “desmovilizar” a los grupos populares; esa fue la política que intentó impulsar Sánchez Cerro (su asesinato, en 1933, frenó este proyecto) y la dictadura del general Benavides, entre 1933 y 1939. En esta década, se construyeron más de 4 mil unidades de vivienda para los obreros, como parte sustancial de este plan por neutralizar la violencia social. Este ambicioso programa promovido por el EStado en favor de los obreros, especialmente en materia de vivienda, quedó cancelado en 1939 con la llegada al poder de Manuel Prado, quien dejó a la iniciativa privada la construcción de viviendas y barrios para los sectores más pobres de Lima. A continuación, presentamos un resumen de las obras emprendidas por el gobierno de Benavides:

Se construyeron Restaurantes Populares, amplios, decorados con motivos culturales y dotados de mobiliario sólido; había vajilla de buena calidad, así como equipos de cocina, hornos y calderas de gran capacidad, todo lo cual garantizaba una buena elaboración de alimentos y una perfecta higiene. Al mismo tiempo, un personal especializado de dietistas aseguraba el suministro de menús debidamente balanceados, según lo recomendado por al bromatología. De esta manera, en los Restaurantes Populares los sectores más modestos de la población (obreros, empleados, vendedores ambulantes) tenían acceso diario a una alimentación abundante y barata. También se creó un Patronato de Desayunos Gratuitos para ofrecer a los niños una ración matinal suficiente para afrontar el desgaste de las horas de estudio. Los Restaurantes Populares estaban en:

a. El Nº 1 estaba en la calle Huaquilla (Lima), inaugurado el 8 de abril de 1934 con capacidad para atender 800 comensales.

b. El Nº 2 estaba en al avenida Francisco Pizarro (Rímac), inaugurado el 27 de julio de 1935 con capacidad para atender a800 personas.

c. El Nº 3 frente a la Plaza Manco Cápac (La Victoria), inaugurado el 8 de abril de 1936 con capacidad para atender 600 personas por turno.

d. El Nº 4 en el Paseo Garibaldi (Callao), inaugurado el 14 de diciembre de 1935, tenía 3 comedores: uno para 400 y dos para 200 comensales cada uno.

Asimismo, en 1933, el gobierno se propuso una política sistemática para construir Barrios Obreros siguiendo las más modernas técnicas urbanísticas: viviendas amplias, de material noble, bien distribuidas, con jardines y comodidades tipo chalet, agrupadas en complejos urbanos dotados de campos deportivos, piscinas, diversos servicios y medios de recreación. Los que se construyeron fueron:

a. El Barrio Obrero Modelo del Frigorífico (Callao), inaugurado el 7 de marzo de 1936. Eran 118 casas construidas sobre un área de 36 mil metros cuadrados con sistema de agua propio por medio de un pozo artesiano. Tenía una escuela para 300 alumnos; un puesto de policía; un cine para 400 espectadores y una piscina de 8×18 metros; varios parques que sumaban 8 mil metros cuadrados; un centro cívico; y un mercado de abastos, con farmacia y consultorio médico incluidos.

b. El Barrio Obrero de La Victoria tenía 60 casas en un terreno situado en als inmediaciones de la Escuela de Artes y Oficios (Hoy Politécnico José Pardo), entre los jirones Andahuaylas, García Naranjo, 28 de Julio, Obreros y el antiguo callejón de la Huerta de Mendoza. Contaba con campos deportivos, piscina, agua potable y parques.

c. El barrio Obrero del Rímac, con 44 casas en las tierras de la Huerta Samar, sobre la margen derecha del río Rímac, vecino de la Alameda de los Próceres, arteria principal de la nueva urbanización del Rímac. También tenía campos deportivos y pileta de natación, calzadas con alumbrado y jardines circundantes.


Barrio Obrero Frigorífico del Callao

En 1935, el gobierno le encargó al doctor Edgardo Rebagliati, especialista en derecho laboral, la tarea de diseñar un Seguro Social Obrero sobre la base de experiencias similares en otros países. De esta manera, el 12 de agosto de 1936 se promulgó la Ley Nº 8433 que establecía el Seguro Social Obrero para cubrir los riesgos de enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte.

Finalmente, la primera piedra del Hospital Obrero de Lima fue colocada el 15 de marzo de 1938. El gran hospital quedó ubicado frente a la Alameda Grau, en terrenos de la antigua Huerta de Pellejo, sobre un área de 42 mil metros cuadrados. Su capacidad fue de 542 camas: 160 de medicina general, 160 de cirugía, 150 de tuberculosis, 60 de maternidad y 12 de emergencia. No preveía salas comunes sino camas repartidas en grupos de 4 y 8, con separación individual y camas independientes para enfermos que ingresaran de noche.

La obra fue inaugurada el 3 de diciembre de 1939 con asistencia del presidente Benavides, bendiciendo el acto el arzobispo de Lima, el monseñor Pedro Pascual Farfán, en medio del entusiasmo general. Un periódico describió así el acontecimiento: Desde mucho antes de la hora indicada en las respectivas invitaciones para el acto de inauguración del Policlínico, sito en la avenida Grau, se hallaba estacionado numeroso público en los alrededores del Hospital, esperando la llegada del Jefe de Estado. Comisiones de las diversas instituciones de trabajadores se hallaban presentes con sus estandartes, dando un aspecto más animado al ambiente. Además, una gran masa popular aguardaba el arribo del Presidente. Otros policlínicos para obreros se construyeron en La Oroya y en Chincha.

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El alma de América Latina

Por: Jorge Volpi

“Nadie sale indemne de su lectura”, afirma Jorge Volpi sobre Las venas abiertas de América Latina, el libro de Eduardo Galeano que Hugo Chávez regaló a Barack Obama. El escritor mexicano reflexiona sobre su vigencia e imagina que el presidente de EE UU corresponda con el obsequio de Forgotten Continent, de Michael Reid.
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El gesto no es banal. Acostumbrado a protagonizar escándalos en todas sus citas internacionales, esta vez Hugo Chávez sorprende a sus detractores. En lugar de burlarse del mandatario de una república vecina, intercambiar denuestos con el rey de España o reventar los acuerdos, en la V Cumbre de las Américas se comporta con moderación, casi con mesura. A diferencia de Fidel Castro, su ídolo y maestro, quien fulmina la euforia despertada por Barack Obama entre sus colegas latinoamericanos, el presidente de Venezuela no logra sustraerse a su encanto. Poco antes, congregado con su pandilla del ALBA en Cumaná, amenazó con encararlo, pero cuando al fin lo tiene a su lado, escucha sus tersas palabras y constata el tono de su piel, decide un cambio de estrategia. Obama no es Bush e insultarlo sólo le restaría simpatías: lo único que le importa a un caudillo democrático. En un gesto de caballerosidad -y, admitámoslo, de repentina sutileza-, Chávez prefiere confrontarlo de manera civilizada. No un insulto, sino un libro. Y no cualquiera: Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. Una bomba literaria que muy probablemente Obama no ha leído, pero que -seamos justos- en efecto tendría que leer.

Podrán decirse muchas cosa sobre esta obra de culto de la izquierda latinoamericana, que es maniquea o extremista, que distorsiona o exagera, pero nadie sale indemne de su lectura: ante este abigarrado relato de las vejaciones -en su mayor parte ciertas- que América Latina ha sufrido a manos de Estados Unidos, uno no puede sino terminar escandalizado. Publicada en 1971, y elevada al inmediato rango de “best seller” en lengua española -setenta ediciones hasta 2007-, no esconde su interpretación marxista ni sus ataques al capitalismo y al imperialismo. Si en 1969 el Zavalita de Vargas Llosa se preguntaba en Conversación en La Catedral: “¿En qué momento se jodió el Perú?”, Galeano se demoró apenas dos años en dar su respuesta para América Latina. Su horizonte teórico, la llamada “teoría de la dependencia”, hacía recaer todos los males de la región en los otros: los explotadores europeos y luego estadounidenses que no han dejado de enriquecerse a sus expensas. La tesis de Galeano, defendida con pasión y singular destreza narrativa, quizás no baste para explicar nuestro subdesarrollo, pero los hechos que enumera tampoco pueden desdeñarse aduciendo su ceguera ideológica. Como pocos panfletistas de nuestro tiempo, Galeano supo poner el dedo en la llaga y, a 35 años de distancia -y a 20 de la caída del muro-, conserva intacta su capacidad de indignar.

Imaginemos la escena: acomodado en su asiento del Air Force One rumbo a Washington, Obama toma el libro que le obsequió Chávez y, más por aburrimiento que por curiosidad, lo hojea al desgaire, lee un par de párrafos y, como le ha ocurrido a miles, queda atrapado por la un tanto engañosa pero siempre inquietante narración de Galeano. Alguien tan sensible a las humillaciones sufridas por los afroamericanos podría descubrir en sus páginas más de una coincidencia con su educación radical, y sin duda le ayudaría a comprender mejor a quienes desconfían de Estados Unidos, incluso de esa parte de Estados Unidos que, escapando a los prejuicios, le permitió convertirse en presidente.

Las venas abiertas de América Latina no es un manual de historia sino un vigoroso panfleto, y así debe ser leído y criticado. Su pesimismo resulta indigesto -los empresarios son siempre rapaces, los gobernantes siempre corruptos, los pobres siempre víctimas-, pero en esta época en que el capitalismo sufre su propia crisis de identidad conviene no olvidar las injusticias cometidas en su nombre. Su lectura puede resultar adictiva -mérito para su autor, peligro para sus fanáticos, sobre todo si se trata de líderes populistas como Chávez- y quien pretenda tener un panorama más amplio de América Latina ha de disponer de un antídoto. Desde su aparición, cientos de libros han tratado de descalificar a Galeano, pero ninguno se ha mantenido vigente durante casi cuatro décadas (y menos escalar al puesto seis de Amazon.com).

Alejado de las réplicas viscerales de tantos escritores latinoamericanos, en especial de esa malograda imitación de derecha, el Manual del perfecto idiota latinoamericano de Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa (1997), convendría oponer a Galeano el brillante ensayo del periodista británico Michael Reid, Forgotten Continent. The Battle for Latin America’s Soul (2007), cuya traducción al español está por aparecer. Responsable de la sección de las Américas de The Economist, Reid tampoco oculta su perspectiva ideológica, su preocupación ante el populismo y su defensa de la tradición liberal. El título es explícito: para Reid, América Latina se ha convertido en una de las zonas más olvidadas del planeta, pues si bien los desafíos que enfrenta continúan siendo mayúsculos, no se comparan con el ascenso de China o el infierno de África. Tras revisar las distintas teorías que explican el subdesarrollo de la región -y de discrepar con Galeano con particular vehemencia-, Reid analiza el auge y la caída del consenso de Washington, critica la deriva populista de Chávez y ensalza la transformación de Chile o Brasil (y se permite ser más severo con México). Frente al pesimismo de Galeano, Reid enuncia un optimismo moderado: las democracias latinoamericanas de principios del siglo XXI acarrean un sinfín de lastres, pero la solución a sus problemas no se halla en la vía revolucionaria del pasado sino en acentuar las reformas institucionales del presente: entre estos dos extremos radica la verdadera “lucha por el alma de América Latina”.

Imaginemos un final para esta historia: de vuelta en la Casa Blanca, con unas densas ojeras al no haber podido abandonar la lectura de Las venas abiertas de América Latina, Barack Obama estampa su firma en una copia de Forgotten Continent: “For my friend Hugo Chávez”. Si por una vez los dos líderes se atrevieran a conocer los argumentos del otro, y a evaluarlos serenamente, sin amenazas ni insultos, “entre iguales”, sería ya un gran avance para la región.

Este artículo fue publicado en El País de España (02/05/09)

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Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968) ha publicado recientemente la novela El jardín devastado (Alfaguara, 2008. 192 páginas. 18 euros) y la recopilación de ensayos Mentiras contagiosas (Páginas de Espuma. Madrid, 2008. 256 páginas. 15 euros).

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NO AL COLEGIO DE HISTORIADORES DEL PERÚ

Pronunciamiento contra la creación del Colegio de Historiadores del Perú

La Comisión de Educación del Congreso de la República ha aprobado el proyecto de ley Nº 904/2006-CR, por el cual se pretende crear un Colegio Profesional de Historiadores. Los abajo firmantes consideramos que, entre muchas otras razones, debemos oponernos a este proyecto por los siguientes motivos:

1) La creación de un colegio de historiadores viola la libertad de expresión y acceso a la información

El proyectado Colegio Profesional de Historiadores del Perú restringiría las posibilidades de comunicar o publicar información histórica, pues reservaría para los colegiados la posibilidad de pronunciarse sobre hechos del pasado. Además, limitaría las formas de investigar temas históricos ya que plantea restricciones para el acceso a la información. En este sentido, el proyecto es inconstitucional, pues atenta contra aquellos derechos que garantizan la libertad de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento.

2) Un colegio de historiadores limitaría el libre ejercicio profesional y el desarrollo académico de los historiadores

El proyectado colegio impediría que muchos destacados historiadores nacionales y extranjeros se desempeñen en el Perú puesto que, sin el título de licenciatura, no estarían inscritos en el mencionado colegio. Esta restricción impediría, por ejemplo, que reconocidos magísteres y doctores en Historia no licenciados puedan ejercer la investigación o la docencia universitaria. De otro lado, al establecer como único requisito para poder ejercer como historiador la obtención de la licenciatura y la inscripción en el proyectado colegio, se frenaría el desarrollo profesional meritocrático, pues la colegiatura facilitaría la obtención de plazas laborales a historiadores que no tendrían la necesidad de realizar estudios de posgrado o de continuar con sus investigaciones. Al mismo tiempo, este colegio no tendría cómo promover el crecimiento del campo laboral de los historiadores.

3) Un colegio de historiadores sería una traba para el desarrollo de la disciplina y para el enriquecimiento del conocimiento del pasado

Porque el proyecto pretende depurar o erradicar un supuesto intrusismo profesional por parte de no historiadores y, de esa manera, cerrar la posibilidad de que los no historiadores puedan investigar o difundir información sobre la historia. Esta pretensión afectaría el fructífero intercambio académico y debilitaría los lazos que se tejen desde hace muchos años con otras ciencias y disciplinas.

4) El trabajo del historiador no se puede regular con un colegio

El trabajo de los historiadores es completamente distinto al de los médicos, arquitectos, abogados, ingenieros, contadores, entre otros, cuyo ejercicio profesional sí genera un impacto inmediato en la sociedad y sí requiere de filtros que regulen su ejercicio. El trabajo histórico es en esencia humanista y liberal, y debe renovarse constantemente. Su regulación, validación o evaluación ética se produce en instancias distintas de las de un colegio profesional; más bien ocurre en la relación que los historiadores establecen con facultades, centros de investigación y redes académicas.

5) Un colegio de historiadores no es necesario

Finalmente, no existe un peligro real que, como se plantea en la exposición de motivos del proyecto, amenace el ejercicio de la profesión de los historiadores o impida el desarrollo de la disciplina. Reafirmamos, entonces, que nadie puede ni debe controlar el modo como la historia es narrada, pues ella es de dominio público de todos los peruanos, y que un colegio profesional no generaría beneficios ni inmediatos ni a largo plazo para los historiadores, pues solo sería una instancia burocrática más que, por lo antes expuesto, entorpecería la labor de los historiadores y el desarrollo de la disciplina.

Lima, 04 de mayo de 2009
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