Uno de los principales argumentos utilizados por el ministerio de Agricultura para justificar la introducción de semillas transgénicas de maíz amarillo duro (MAD) al país, es que aumentarán los rendimientos y en el futuro el Perú ya no dependerá de las importaciones de ese producto.
Como se sabe, el MAD es el alimento principal de los pollos, una industria alimentaria muy poderosa en el país y fuertemente oligopolizada. El Perú importa aproximadamente el 60% del MAD que consume. Una buena parte de ese maíz importado es transgénico–¿cuánto? Es algo sobre lo que las autoridades deberían informar.
El MINAG, a través del funcionario Willian Vivanco, aseveró que la producción agrícola del Perú podría crecer alrededor de 60% en un periodo máximo de tres años gracias al uso de semillas transgénicas. ¿Es cierta esta afirmación, o es parte de la información manipulada por los interesados en la importación de estas semillas de la que estamos siendo testigos?
No es cierta. La revisión de una docena de estudios académicos sobre soja y maíz en Estados Unidos llevó a la conclusión de que después de 13 años no hubo incremento de rendimientos como resultado del uso de dichas semillas. El aumento de rendimiento que sí hubo se debió al mejoramiento de prácticas agrícolas y a técnicas tradicionales de hibridación.
En el Perú los rendimientos del MAD no son uniformes. En varios departamentos, sobre todo de costa, los rendimientos son altos, superando las 7 y aún las 8 TM/ha, mientras que en otros son bajos.
En Lambayeque se han logrado rendimientos por encima de las 10 TM/ha, y en Pampagrande, en la empresa Pomalca, hasta 13 TM/ha, utilizando riego por goteo. En ninguno de estos casos se han utilizado semillas transgénicas.
El propio INIA tiene un programa de investigación del maíz no transgénico. En el año 2007, presentó el híbrido INIA 611 de alta calidad proteica. El entonces jefe del INIA, Ing. Daniel Reynoso Tantaleán, declaró “este híbrido de maíz ubica al Perú en un posición muy competitiva frente a los maíces que importamos de Argentina, Estados Unidos entre otros”. El híbrido fue probado en diferentes lugares de la costa y se demostró “su excelente adaptabilidad, resistencia a enfermedades y potencial de rendimiento, que llegó a producir hasta 16 toneladas de grano por hectárea. También ha sido probado con éxito en condiciones de selva.”
Lo lógico es que estas semillas y otras mejoras logradas hasta el momento sean difundidas en todas las regiones en las que se siembra este cultivo, y entre todos los productores. Para alcanzar el alza promedio de rendimientos no son necesarias las semillas transgénicas, menos aún con los riesgos de diferente orden que pueden acarrear, como se ha hecho público en el debate generado por la aprobación del decreto supremo 002-2011-AG. Es necesario que el ministerio de Agricultura y el gobierno resistan las presiones de los lobistas que tienen como asesores y atienda a los intereses y necesidades del país.
FUENTE: LA PRIMERA PERU Sigue leyendo