– …En cambio, yo siento todo lo contrario, cuando la veo, ella brilla. Desprende una luz maravillosa. Le tengo gran, pero gran simpatía
– Nunca me había sentido tan Manolito como cuando la escucho participar. ¡Es que ella es demasiado cheguevarezca!
– Probablemente me cae tan bien porque me veo reflejada en ella en algún momento de mi vida. Claro que es irónico teniendo en cuenta que me lleva como que 40 años…
– jajaja… bueno en cierta forma Dharma me llena de esperanzas porque me dice que uno puede seguir siendo adolescente y conservar los sueños aún a los sesenta años… ¡osea que yo estoy en pañales!
– Y sus cabellos…. oh Mon Dieu… ¡sus cabellos plateados son una exquisitez!
– ¿Ves? Es que ni siquiera la puedo contradecir con su huelga panfletaria en el salón. Me dice con su cabello despeinado en eterno paro comunal de toma de carretera, que la vida es una irreverente y que yo soy más Manolito que Manolito mismo.
– Oh md! ¡Cómo amo a esa mujer! Vegetariana, ambientalista, promotora de los derechos humanos, amante de todos los animales – eso sí, muy escrupulosa con los políticos-, socialista, filósofa, socióloga, y maestra de educación especial… azul, verde, y celeste como el cielo… de todos los colores del arco iris. Amante de las estrellas y de las mariposas de color azul, y también de las mariquitas y de los escarabajos de jardín. Completamente hippie…. y encima ¡despeinada! ¿Qué más puede pedir el mundo de la vida? Écoutez-moi! Yo te aseguro que si no fuera porque tiene una Mac, ella definitivamente usaría Linux… y encima Debian, en el colmo de su radicalidad de noble corazón de lechuga…
– Yo no lo sé… con ella me siento como el extremo más radical de un rockefelleriano wall-streeterezco, y sé que no soy taaaan así… nunca tanto
– Lo que sucede es que ella, a sus sesenta y tantos años condensa décadas y décadas y más décadas de toda la esencia y el espíritu de una Libertad libre y completamente Mafaldezca. Y todas las arrugas del mundo para decirle a la vida: «Te conozco bacalao»
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