Archivo por meses: enero 2012

Parecida a la noche

De pronto, como hecatombe maldita después del bacanal romano, las clases de piano y de ballet cambiaron por las rutinas grises de la fábrica metalmecánica. Los esfuerzos eran inauditos por mantener la disciplina literaria, por conservar la curiosidad y la pasión por Tabucchi, Kundera, Le Clézio, Tomasi, Borges… Pero ella andaba desamparada por el mundo como la Doménica que nunca pudo crear Luchino Visconti: sus escritores amantes le daban la espalda cual spleen en una mañana del martes gris.

Estaba consolándose – y enloqueciendo a la vez- porque ya no podía ir a la cinemateca a intentar hablar con Truffaut y confesarle, una vez más, la devoción pura y pecadora por sus obras. En fábrica la esperaba el mameluco beige, los guantes de lona, los zapatos punta de acero, las herramientas y el aceite lubricante. Leer más »

Antoine Doinel

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Si supieras que me encantaría que me hables. Que me digas «hola ¿cómo estás?» (¿en qué momento te volviste tan adictivo, di?)
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Merder

«Ahora no te quejes del cochino dinero porque nunca antes te atreviste a cuestionarle la higiene»
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– yo también conocí a una persona así… un caballero ya muy entrado en años que se sumergía en una experiencia casi mística cuando me hablaba del dinero: «on doit merder de l’argent»

– puaj

– preocupante realmente… y entraba en éxtasis, no te imaginas.

– c’est degueulasse!

– y alienante…
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