Una de las escenas más hermosas del film Pierrot le Fou es aquella donde aparece el irresistiblemente sutil e inteligente Raymond Devos.
Luego de que Marianne huye dejando en esperanzas sísificas a Pierrot – tengamos presente que Marianne le dice a Pierrot que confie en ella, sin embargo huye con Fred, el que supuestamente era su hermano -. Pierrot se dirige al puerto con la intención de encontrarla, aunque muy en el fondo, yo creo que él era conciente de que ella ya no estaría esperándolo…
En el puerto encuentra a un atormentado hombre que gime y gime mientras dice que una melodía lo desborda hasta la desesperación. Aquella música sólo suena para este desventurado hombre – ¡ya muchos quisieran tener esta clase de desventura! -. Aquí comienza el monólogo absurdo del hombre del puerto.
Podríamos decir que la historia amorosa de la vida del hombre del puerto, es musicalmente triste y absurda al mismo tiempo. Aquella melodía que quiere seducirlo y cansarlo a la vez, es Trisurda. – ¿existiría acaso alguna palabra más propicia para describir a la melodía de su alma?-. Cada vez que el hombre del puerto enamoraba a una mujer, la melodía lo rodeaba y lo embargaba. Leer más