Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe
A continuación, publicamos una selección de poemas publicados recientemente, tanto en Arequipa como en Lima, por jóvenes escritores. En diversas oportunidades, me hicieron llegar sus textos para que les brindara mis impresiones; sin embargo, considero que tan importante como la crítica es la difusión de la creación literaria que, sobre todo en poesía, atraviesa dificultades en cuanto a la publicación, distribución y continuidad de las publicaciones. La mayoría de editoriales que publicaron los libros que contienen estos poemas son independientes y lanzan tirajes que, en el mejor de los casos, no sobrepasan los 500 ejemplares —inclusive en editoriales transnacionales, la publicación de un libro de poesía de Watanabe en España no excede los 2000 ejemplares— lo cual nos da una idea acerca de lo complicado que resulta publicar poesía hoy en nuestro país. Mediante esta breve antología, deseamos brindar un reconocimiento a todos aquellos amigos poetas que siguen apostando por la creación literaria a pesar de las dificultades de este oficio.
Revelaciones
La lejanía me sabe ahora
a las nubes que se pierden
en Andrómedas…
Un árbol canta
quizá con instinto de cardumen
revelándonos:
diques
olas
sonidos
estrellas
Cartílagos que se esconden
tras la sombra de una piedra
Robert Baca Oviedo (Arequipa, 1986)
Ideograma. Arequipa: Dragostea, 2007.
Desnudo Centro
Dulcemente restregamos carbones en los ojos
y boqueamos nuevamente el aire
Preguntas por aquel lejano pájaro
que se vistió de tierra
o por la insomne ola que llaga al mar
para extraer los secretos de su abismo
Sólo el filo de la duda nos enseña:
en la orgía de la Luna
nuestras sombras
no tienen insondables
horizontes
Uno a uno cuentas tus miembros
lamiendo la orilla del cuchillo
esparciendo ensordeciendo
todos los enigmas
de aquel
Desnudo Centro
Dante Ramírez La Torre (Lima, 1980)
Poema encarnado. Lima: Hipocampo, 2008.
Mare Magnum
Para Ángela
¿Sabes algo de la belleza? ¿Del mar?
Como un incesante, tumultuoso
devenir llegan olas, y se van,
y no queda sino un efímero rugido, un rezumante
balbuceo salino, y una remota nostalgia de algo ajeno e innombrable
ya definitivamente perdido.
¿Sabe el mar de su belleza?
(A lo lejos, en un resquicio del ocaso, una milenaria plegaria
de mercuriales navíos, inapetentes náufragos
E incógnitas mareas
y airados peces en llameantes vuelos espectrales).
¿Saben la arena, el viento, el atardecer amarillento,
el oleaje insaciable
De su atávica rutina, de su vitalismo irrefrenable,
de su inefable desmesura o turbio sosiego?
¿Sabes tú?
¿Sabe acaso el Mar del mar?
Jimmy Marroquín (Arequipa, 1970)
Teoría angélica. Lima: Lago Sagrado, 2006.
Ícaro ensaya su primer vuelo
La primera tristeza que invadió su corazón de niño:
Saber que no era un ave
Que no podía volar
Y saber que eso era tan físico como su odio a sí mismo
Que más bien iba a ser un hombre de bien y olvidarse de tantas cosas
Desagradable aroma de su inocencia
Cada tarde ensaya su vuelo y cae siempre de cabeza
Llora, gime, mira con envidia a las aves
Alguna vez probó marihuana
Peor aquel viaje terminó en una golpiza
Pero no se rinde
Crea artilugios de poeta, sueña con plumas y que es un ave fénix
Hermoso, ÌCARO, pero tonto, tercamente, cae mil y mil veces
Y así crece, con dolor, pero no le salen alas
Le salen brazos con los que trabaja de noche
Y piernas con las que huye de día
Huye de aquella maldición de estar pegado a la tierra
De aquella estúpida gravedad
Que no lo deja volar
Quiere dejar atrás todo dolor
Emigrar a una tierra donde nadie lo dañe
Donde pueda hacer piruetas en el aire, feliz, ÍCARO.
Rodolfo Pacheco (Lima, 1969-2008)
Alucinada Cordelia. Lima: Hipocampo, 2006.
los ojos ausentes
la neblina me abraza
como tus caricias de nieve
ojo de mi madre
ojo tuyo
en el cáliz del desayuno
ojos millones
silenciosamente ausentes
los dos ojos
omniscientes
en mi cama de almohadas de hielo
Edwin Camasca (Ayacucho, 1972)
En el fragor del silencio. Lima: Fondo Editorial UNMSM / Dedo crítico.
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