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The Hurt Locker venció a Avatar

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Avatar: el gran derrotado en el Oscar 2010

La última película de James Cameron, Avatar, venía precedida de varios premios en diferentes certámenes (Globo de Oro a la mejor película, mejor director; BAFTA a los mejores efectos especiales y diseño de producción) y del récord histórico de recaudación que supera también a una cinta suya como Titanic. Las expectativas de que arrasara con la mayoría de nominaciones eran altas; sin embargo, The Hurt Locker (Zona de miedo) de Kathryn Bigelow —ex esposa de Cameron— no era tampoco una película desconocida. Si es que alguna podía aguarle la fiesta a Avatar, era precisamente la cinta de Bigelow acerca de la historia de los escuadrones que desactivan bombas en Irak.

Avatar llegó al Oscar con 9 nominaciones, de las cuales solo obtuvo 3 galardones: mejor cinematografía, mejores efectos visuales y mejor dirección de arte. En cambio, The Hurt Locker 6 estatuillas, entre ellas también la de mejor película. El efecto Avatar fue intenso y cobró notoriedad rápidamente sobre todo entre los espectadores, medios publicitarios, movimientos ecologistas; sin embargo, no ocurrió así con la mayor parte de la crítica especializada, salvo que se le reconocía la innovación tecnológica en la animación y los efectos visuales. Si bien en el Globo de Oro la ganadora fue la cinta de James Cameron, ya en los BAFTA, Kathryn Bigelow se perfilaba como la favorita, pues allí también obtuvo más premios que su competidora.

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¿Por qué la cinta de Bigelow ganó a la taquillera Avatar? A mi modo ver, al jurado de la Academia no pudo escapar al influjo del contexto actual que viven los Estados Unidos, cuyas fuerzas armadas ocupan Irak y Afganistán sin haber obtenido los resultados esperados. Así como las cintas sobre el Holocausto judío son casi siempre fuertes candidatas a premios internacionales (sin perjuicio de la verdad histórica que, por supuesto, es lamentable), las producciones norteamericanas que ensalzan los valores tradicionales de su nación suelen obtener el reconocimiento de la crítica. Al parecer, los jurados prefirieron galardonar una película en la que, según la directora, no se reflexiona sobre las causas de la guerra en sí, sino que se expone la dramática situación de los soldados estadounidenses en aquellas tierras hostiles en las que las fuerzas invasoras son presentadas como víctimas de la insania terrorista.

Al respecto, Bigelow declaró en una entrevista:

-¿No cree que al menos defienda la presencia y el trabajo de EEUU en Irak?

Más bien creo que muestra el horror de la guerra y su futilidad. Lo que pasa es que a menudo se nos condiciona a creer que el cine antibelicista solo puede ser aquel que incluya un personaje que grita proclamas como «¡Odio esta guerra!». Yo, en cambio, odio esas proclamas y también esas películas.

-¿Y qué placer obtendrían de ella?

La guerra responde a un deseo genéticamente codificado de reafirmar nuestra humanidad. No hay una mejor forma de llevar a cabo esa evaluación. Todas las neuronas que controlan nuestro instinto de supervivencia se activan a la hora de pasar por una experiencia como ésa.

Al mismo tiempo, se dejó de lado a una cinta como Avatar que, evidentemente, cuestionaba la política internacional no solo de gobiernos como el de los Estados Unidos, sino de los gobiernos detrás del poder, como son las corporaciones transnacionales, y del uso de la fuerza militar como garante de los intereses del capital transnacional.

Por todo ello, en mi opinión, la premiación a The Hurt Locker es un intento de limpiar el rostro a las fuerzas armadas norteamericanas o de, al menos, matizar su actuación, luego de que Avatar las expusiera (no directamente a ellas sino a las fuerzas armadas en general) como un contingente de mercenarios sin escrúpulos que solo encuentran razón a su existencia mediante la guerra, porque, de lo contrario, no tienen lugar ni siquiera en la Tierra y que, de no existir conflictos, se las arreglarán para provocarlos.
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