Carlos Arturo Caballero
acaballerom@pucp.edu.pe
Salí en busca de un café para darme tiempo de organizar las notas que tomé sobre Río de Janeiro durante las últimas tres semanas y de una librería para adquirir las crónicas de Carlos Drummond de Andrade, últimamente reeditadas por la editorial Cosac Naify: Confissões de Minas (1974) y Passeios na ilha (1975). Esta pesquisa me condujo a la librería Travessa de Ipanema. Este local y el de Shopping Leblon son amplios, bien organizados y muy surtidos de libros. El de Ipanema es más pequeño, pero no menos acogedor y atractivo. De todas sus sucursales en Río, ambas merecen una visita obligatoria si nos animamos a una incursión libresca poco convencional. Luego de comprar los libros de Drummond (el poeta y cronista itabirano se está convirtiendo en una obsesión literaria como lo fueron César Moro y Mario Vargas Llosa) subí al Bazzar y no resistí la tentación de escribir una nota sobre el lugar, pese a que inicialmente vine con otros propósitos.
Travessa se ubica en la quinta cuadra de la Rua Visconde de Pirajá, una avenida que discurre por el sector más comercial y noctámbulo de Ipanema (la avenida Larco sería su equivalente miraflorino). Las áreas temáticas son diversas y están bien clasificadas, el catálogo virtual está a disposición de los visitantes y el personal de sala es atento y cordial. Cualquier lector interesado puede tomar un libro y leerlo tranquilamente en los confortables sofás cercanos a las estanterías sin mayor compromiso que cuidarlo y devolverlo a su lugar de origen. El que los libros no estén sellados por una cubierta plástica facilita su acceso a quien desee leerlos o simplemente darles una hojeada. En este sentido, lo más cercano a esta librería en Lima es El Virrey de Miguel Dasso en San Isidro. En contraste con El Crisol de Lima, la propuesta de Travessa es de lejos superior y mucho más interesante, ya que, a pesar que lo intenta reiteradamente, aquella sigue un modelo convencional de librería: solo vende libros u otros productos similares. Ofrece lo que le gusta a la gente, lo que circula en el mercado comercial limitado a unas cuantas editoriales, títulos y autores taquilleros que aseguren una venta fija.
Por el contrario, el concepto de Travessa va más allá de la venta de libros, pues fusiona las letras, la música, las artes visuales y la gastronomía. Y es que esta simpática librería es tanto o más visitada por el Bazzar Café que está en el segundo nivel, que por sus libros, CDs y películas. Si se nos antojara un despertar intelectual se puede desayunar un café da manhã, mientras se lee el diario o un libro, o disfrutar de una gustosa merienda a media tarde. El tiempo no apremia: las sucursales de Leblon e Ipanema atienden hasta las 23 horas. El nivel de la música ambiental no perturba, sino más bien complementa agradablemente la conversación y la lectura. Y no se piense que sólo se escucha bossanova, MPB, samba o pagode. En el preciso instante que trazo estas líneas, acaban de pasar de João Gilberto a Motown. En general, el ambiente es muy agradable y propicio para charlar a cualquier hora del día.
En el local principal del restaurante Bazzar en la Rua Barão da Torre se ha iniciado un proyecto que fusiona la gastronomía y las diversas formas de arte explorando los puntos de encuentro entre estas representaciones culturales. Para ello se ha montado la muestra «Bazzar em foto», donde diferentes artistas que utilizan la fotografía como lenguaje transportaron sus obras a un enorme panel localizado en la entrada del restaurante.
Los libros en promedio son caros. Pero también hay librerías de anticuarios que ofrecen una alternativa más económica con el agregado de una experiencia más íntima y retrospectiva. Si se gusta de los libros viejos y primeras ediciones hay que visitar Mar de Histórias en la calle Francisco Sá, Copacabana. Hace unos meses compré ediciones antiguas de las crónicas y poesías de Drummond y los cuentos completos de Rubem Fonseca. En esta ocasión, encontré Seleta en prosa e verso una edición crítica que reúne crónicas y poesía seleccionadas por el autor. El dueño me mostró la primera edición de Fazendeiro do Ar (1955) editada por José Olympio, agotada y aun no reeditada, y otra edición príncipe autografiada de Contos de aprendiz (1951). Ambos ejemplares se vendían a casi el doble de lo que cuestan otras reediciones de Drummond en las librerías. El librero me comentó que los nietos de Drummond, quienes viven a un par de cuadras en el departamento que habitara el poeta a la altura del puesto 6 de Copacabana, visitan a menudo su librería.
Ahora me dispongo a terminar las tareas pendientes, me quedan unos cuantos días más en Río para redondear notas, artículos y crónicas, y con ello doy fin a mis travesías en la «Ciudad Maravillosa» temporalmente. La próxima semana nos vemos desde la «Ciudad de la Furia»: Buenos Aires.
Ipanema, 3 de enero de 2012 Sigue leyendo