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UN AMANTE TRÁGICO

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Javier Bernal (Arequipa, 1973) acaba de publicar en Lima su primer libro de poesía Exégesis trágica de un amante, el cual tuve el placer de presentar en la Casa de Literatura Peruana junto al crítico Jim Anchante. Con Javier me une una gran amistad de larga data, desde el colegio La Salle de Arequipa, pasando por las aulas agustinas en la escuela de Literatura, la creación musical en algunas bandas de rock acústico y nueva trova que infructuosamente intentamos llevar adelante, la revista de Artes y Letras Náufrago, y la aventura limeña hasta hace algunos años. Actualmente, Javier Bernal ejerce la docencia superior en diversas universidades de Lima. Pero este año decidió publicar un conjunto de poemas escritos recientemente, lo cual, al parecer, fue un indicio de que desde su concepción, estos versos presionaron al autor para ver la luz no mucho después de ser escritos en el papel o en la pantalla del ordenador como es habitual hoy en día.

Exégesis trágica de un amante nos propone una poesía concebida sobre la base de la experiencia, particularmente, la desazón amorosa. Nada nuevo hay en decir que la experiencia brinda material para la creación artística o que no siempre aquella resulta determinante para el eventual creador. Sin embargo, la experiencia no es el hecho en sí del cual somos testigos, sino la interpretación por la cual en tanto sujetos lo convertimos en vivencia, es decir que nos apropiamos parcialmente de un acontecimiento, como no puede ser de otra manera, pues el lenguaje en general, y la poesía en especial, nos demuestran que no es posible capturar la realidad en toda su dimensión. En consecuencia, no solo hay hechos aislados, sino sobre todo, vivencias, interpretaciones siempre tendenciosas, algunas satisfactorias, y otras, más bien, desgarradoras.

El tema de la experiencia como fuente para la creación se observa desde el título que anuncia una interpretación inevitablemente trágica de lo que no pueden ser más que una serie de vivencias (de antemano, toda experiencia es ya una interpretación). Ese adjetivo anticipa ya una situación adversa cuyo estado no ha sido casual, sino resultado de su condición de amante. Y es que la tragedia solo puede ser evaluada en su desenlace al compararse con el inicio de la aventura emprendida por el protagonista. Es trágica la exégesis del amante porque en contraste con un pasado dichoso, pleno y feliz, el presente es agreste, triste y desdichado. En consecuencias, la exégesis del yo poético es un esfuerzo de autoanálisis, una introspección en la memoria para hallar ese momento crítico en el que todo se echó a perder.

Esta exploración tiene como incentivo la nostalgia, como medio la memoria, y como remedio y adversario, a la vez, al olvido. La nostalgia por un pasado en el cual el placer vivido fue muy intenso. El placer residual del presente es tan solo un remoto indicio de lo que en algún momento significó la plenitud amorosa, de la cual solo toma consciencia retrospectivamente. El placer actual es directamente proporcional al tiempo transcurrido: mientras más lejos de remonta en sus recuerdos, el amante se siente más dichoso. En cambio, mientras más próximos, la vida amorosa luce menos satisfactoria. Como si el hallazgo del momento en que todo se echó a perder fuese la piedra de toque que le reveló la cadena de fracasos sentimentales que estarían por venir.

La memoria permite al amante indagar y retener momentáneamente su pasado, a evocar los buenos y los malos momentos. Visto así, es una forma de subvertir el tiempo, de recuperar la experiencia subjetiva mediante la introspección en la memoria personal. La literatura entendida como creación artística implica indaga en nuestra propia subjetividad, una subjetividad interpelada por discursos diferentes y contradictorios. Y al respecto Exégesis trágica de un amante muestra un esfuerzo por conciliar las interpretaciones dolorosas y/o placenteras que desde el presente pugnan por dominar una versión de su propia historia amorosa, la cual es sin duda trágica por el desenlace. Porque la interpretación devenida tragedia solo fue posible luego de una exploración autocrítica de su propia historia, a través de la cual el amante traza una genealogía que transita tanto por los grandes como los, aparentemente, pequeños o intrascendentes encuentros amorosos.

El olvido es temido y también invocado como remedio contra el dolor. Porque no hay situación más dramática para el amante dentro de su exégesis que quedar sumergido en el olvido. Prefiere olvidar antes que ser olvidado. En este sentido, olvidar es un legítimo derecho para el amante al cual solo le queda este recurso para liberarse y emprender nuevas experiencias amatorias, pero es una facultad que solo se la reserva para sí, pues desearía ser una perpetua presencia en la memoria de la mujer amada.

De otro lado, en algunos pasajes, los versos reiteran temas y frases que dan la impresión de leer el mismo poema en momentos diferentes. Por esta razón, ciertos poemas que hacen ganar en intensidad al libro son opacados por otros que repiten motivos y fragmentos a manera de frases hechas. Aparte de ello, el lenguaje elegido apoya muy poco las imágenes sugerentes o atrevidas, de esas que al lector de poesía lo conducen a especular sobre los sentidos o a trasladarle los propios a lo que se descubre en el poema. Asimismo, se aprecia notable influencia de la poesía vanguardista en la organización visual de varios poemas que juegan con la tipografía y el espacio en blanco. Sin embargo, escasea la aventura vanguardista de arriesgar por un lenguaje donde la metáfora sea protagonista.

Ninguna experiencia es totalmente traducible como lenguaje. Siempre quedará un saldo no representable esperando por la palabra más idónea para salir del anonimato, pero no para ser identificada sin mayor dificultad, sino por el contrario, para despertar nuevas sensaciones y abrir nuevos caminos para la representación de ese residuo evasivo a la palabra. Ese es en suma el trabajo del poeta. Buscar el mejor lenguaje para manifestar lo incomprensible de la experiencia. Javier Bernal acaba de dar el primer paso. Sigue leyendo