En los últimos 10 años, se viene apreciando un fenómeno editorial en Arequipa que décadas atrás resultaba inusual. Se trata de una inquietud por la creación literaria y por la puesta en circulación de dicha creación mediante revistas y libros. Si bien era frecuente que las revistas tuvieran una frecuencia inconstante y que no pasarán de ser fugaces intentos de juntar los intereses afines de un grupo de amigos, sin ninguna pretensión empresarial, hoy nos damos cuenta de que se vienen consolidando espacios de publicación alternativos a los circuitos oficiales.
En Lima, editoriales como Matalamanga, Estruendomudo, Mesa Redonda, Bizarro Editores, Hipocampo, entre otras, han cobrado una gran notoriedad debido a que realizan un trabajo destacado en sus ediciones publicando a jóvenes escritores así como a algunos ya consagrados como Oswaldo Reynoso, Fernando Ampuero o al mismo Bryce Echenique. La antología sobre relatos acerca del conflicto armado interno Toda la sangre, elaborada por el crítico literario Gustavo Faverón y editada por Matalamanga, se ha convertido en un texto referencial sobre el tema que trata. De otra parte, Estruendomudo ha puesto en circulación sus ediciones dentro y fuera del país. Esta labor, en palabras de su creador, Álvaro Lasso, ha sido una constante lucha contra la adversidad, puesto que no es nada fácil subsistir como una editorial independiente en un contexto en el que la lectura no es una prioridad del ciudadano promedio en el Perú y con la competencia de transnacionales como Crisol, Alfaguara, Planeta y demás que poseen una infraestructura y redes de distribución que difícilmente se pueden igualar desde el circuito independiente.
En Arequipa, ha ocurrido un fenómeno similar. Las revistas literarias han dado paso a los libros editados por colectivos literarios que han diseñado una propuesta conceptual que concilia el arte de la edición con contenidos de riguroso acabado. Nos referimos al Grupo Editorial Dragostea y a Cascahuesos Editores, quienes, a pesar de no ser los únicos, destacan notablemente porque en cada publicación ratifican sus propuestas y trascienden lo meramente episódico con la finalidad de dar continuidad a su proyecto. Anteriormente, Grita Editores también realizó publicaciones importantes de poetas y narradores jóvenes de la localidad.
Estos proyectos editoriales se ven potenciados por instituciones culturales que los convocan para que presenten sus productos y, de esta manera, de a conocer sus propuestas. Y es que estas no solo destacan por la formalización de la editorial, sino por la preocupación estética y el concepto detrás de cada publicación. Por lo que hemos apreciado, cada edición tiene un sello que la distingue, es decir, es el autor quien quiere transmitir algo más allá del texto e incidir en la concepción del libro-objeto en el que se fusiona texto, imagen y movimiento. La presentación del primer “libro” de Kreit Vargas, Elephant Gun, en la Alianza Francesa de Arequipa, fue un ejemplo de ello. Poesía, crítica literaria y performance todos juntos en escena.
Otro factor que contribuyó al desarrollo de las editoriales independientes en Arequipa ha sido la continuidad de las últimas ferias del libro, sobre todo la I Feria Internacional del Libro que congregó a una gran cantidad de visitantes, lo cual redundó en un rotundo éxito de ventas. La continuidad de esta feria en Arequipa parece asegurada como resultado de un esfuerzo conjunto entre entidades públicas como privadas, que, progresivamente están dejando de ver el arte como una actividad excéntrica, poco o nada rentable, o propia de personas volubles e irresponsables. También, se nota que del lado de los integrantes de futuros proyectos editoriales, existe el convencimiento de que si no hay un objetivo empresarial, la pervivencia de la revista o de la editorial corre el riesgo de convertirse en un fuego fatuo.
Paralelamente, el “boom” del crecimiento económico en Arequipa permite que cada vez más consumidores puedan destinar una mayor parte de sus ingresos al consumo de bienes culturales. Es muy posible que dentro de algunos meses la librería Crisol aperture una sucursal en la Ciudad Blanca, lo cual animará mucho más el circuito de consumo de libros. A ello, debería seguir una mayor oferta de espectáculos culturales, no solo con motivo del aniversario de la ciudad, sino como una presencia constante que motive a la población a ver en la cultura una industria que genera ingresos. Que Arequipa se convierta en la Capital de las Artes y Letras Peruanas consolidaría el actual proceso de crecimiento haciéndolo extensivo a otras actividades económicas como el turismo y aunándose a la ya consagrada gastronomía arequipeña.
Por todo lo mencionado, creemos que se ha avanzado mucho en la difusión de la producción literaria local, pero aún falta mucho por hacer. Falta que los lectores se animen a consumir este tipo de literatura que es de difícil acceso, puesto que sus tirajes son cortos en comparación a las grandes editoriales. Sin embargo, nos permiten tener contacto con aquello que se produce en nuestro entorno inmediato y obtener una valoración que tiene el privilegio de la actualidad constante.
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