EL CANON LITERARIO Y LAS ANTOLOGÍAS

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Publicado en Diario Viral, Arequipa, sábado 20 de febrero de 2021

La definición preceptiva de canon establece que se trata de un corpus determinado de autores y obras literarias que congregan lo más representativo de la producción literaria de un periodo o de la tradición literaria de una nación. No obstante, esta definición ha sido debatida desde teorías postestructuralistas. La pregunta por el canon ya no se detiene en lo que este contiene sino en los criterios que determinan lo canónico. La noción de canon es eminentemente dinámica, ya que se trata de un cuerpo de textos cuya selección obedece más a los criterios históricos, ideológicos y culturales que a cualidades exclusivamente estéticas, intrínsecas a los textos literarios. Sin embargo, entre una noción clásica de canon, en la cual se sustenta generalmente la necesidad y trascendencia de ciertos autores y obras; y otra noción posmoderna de canon, que relativiza y homologa cualquier producción literaria, incluso desfigurando las fronteras de la literariedad, se debe precisar que la noción de canon es útil para dar cuenta tanto de la producción literaria como de los discursos literarios, extraliterarios o paraliterarios que determinan la selección de esta producción. En tanto la configuración del canon es realizada retrospectivamente desde un presente, es inevitable que los paradigmas de la época en que se construye el canon influyan en su construcción,  a diferencia de la presunción que parte de una reconstrucción de las condiciones de producción del texto literario como si este pudiera ser pensado con total abstracción del presente desde donde se lo piensa. Finalmente, lo que corresponde hacer con el concepto de canon es aproximarse a su delimitación a fin de historizar los criterios de formación y examinar los puntos de inflexión del canon para comprender y explicar su apertura o cerrazón. Esto nos mostrará que el canon, tanto a nivel de los criterios como de los textos que lo conforman, es dinámico.

¿Qué defiende o rechaza y a qué se enfrenta un antologador cuando edita una antología con pretensiones de representatividad nacional? En primer lugar, una concepción sobre la literatura. La antología rechaza los paradigmas estéticos hegemónicos o los legitima a través de los textos y autores seleccionados. El prólogo se presenta como un paratexto que anticipa los motivos de la antología, brinda un panorama general y, en ocasiones fundamenta una propuesta estética que polemiza con otras propuestas alternas. La recepción de una antología está mediada por el conjunto de modelos literarios que integran el campo literario, en el sentido que Bourdieu emplea el concepto de campo, dentro del cual la antología publicada busca instalarse o crearse un espacio. Asimismo, el antólogo enfrenta la problemática de la conservación o la modificación del canon literario. Las encendidas polémicas en torno a una antología publicada suelen girar en torno a una cierta idea de lo que es o debería ser el canon. De un modo otro, el antólogo despliega una relectura de la tradición mediante la cual actualiza la relación entre el pasado y el presente, de modo que las antologías participan más activamente en la reformulación del canon que las propias obras literarias. Esto nos conduce a reflexionar sobre la continuidad y discontinuidad del canon literario. A diferencia de una definición descriptiva de antología, la cual señala que se trata un listado de obras, una definición más compleja indica que la antología tiene un efecto sinérgico por lo cual su valor trasciende la acumulación de cuantificable de textos, a la cual se añade a la lectura individual de los textos realizada por el antólogo. El asunto aquí es que los criterios que legitiman el cuerpo de la antología suponen un ejercicio de poder y contrapoder frente a los sujetos, grupos e instituciones más influyentes en la construcción de un imaginario colectivo respecto a la literatura.  Los gustos dominantes y las relaciones entre estructuras de poder, así como los rasgos característicos de una sociedad pueden ser enjuiciados o se puede dar lugar a tendencias latentes o manifiestas. Aquí es oportuno mencionar a Hugo Achúgar, para quien el ejercicio de memoria es un ejercicio de poder, dentro de lo cual ingresan el antólogo y las antologías en función de su poder canonizador. Finalmente, la frecuente discusión sobre los textos y autores excluidos y paralelamente la presencia los antologados es otra de las circunstancia que el antólogo enfrenta al editar una antología. Ello se relaciona con lo que Guzmán Moncada denomina “campo antológico”, noción que en línea de Bourdieu propone reflexionar sobre lo que se pone en juego en una antología, la selección de textos y aquello que no fue antologado.

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