Publicado en Correo, lunes 25 de mayo de 2015
La figura del escritor-animal es el aspecto más sugerente de Tu mitad animal (UCV, 2014), última novela de Pedro Novoa. Desde las primeras líneas, el narrador personaje emplaza sin ambages a esa otra mitad que, pese a su confinamiento, siempre tuvo de algún modo el control. En otros momentos, los menos logrados, la historia gira hacia un ajuste de cuentas literario (escritores, editoriales, libros) donde el narrador personaje fustiga con ironía y rabia a quienes considera no merecen ocupar el lugar que tienen.
Sin embargo, el instante fundacional de la escritura comienza cuando el narrador somete a su bestia interna al rigor de la razón. Este efecto se desdoblamiento se refuerza mediante el empleo de la segunda persona, enfoque narrativo que apoya la interpelación al otro que puede ser uno mismo. No es casual que los pasajes más introspectivos evoquen Aura de Carlos Fuentes.
El narrador se escinde entre el sujeto que relata y su lado animal. Ese narrador que interpela a su animalidad acomete la tarea de organizar las pulsiones primarias que, de lo contrario, solo son bravata e ímpetu, pero nada más. Novoa recupera el tópico romántico de la creación artística como efecto de una posesión sobrenatural, cuya presencia y ausencia provocan angustia en el creador, y también retoma la dualidad razón-pasión en tanto motores de la creación. Así, el narrador deviene intermediario entre el animal que ruge y el hombre que necesita contar su propia historia.