Archivo por meses: noviembre 2007

Nueva ética para la sociedad global

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Ética intercultural. La razón práctica frente a los retos de la diversidad cultural
Norbert Bilbeny.
Ariel, 2004

Arturo Caballero

La globalización es un tema ampliamente tratado desde diversos puntos de vista, de tal manera que decir algo revelador en torno a este fenómeno resulta cada vez más difícil. A ello se agregan las abundantes publicaciones que abordan este tema repitiendo los mismos lugares comunes (cultura, pobreza, sociedad, política, economía, tecnología, medios de comunicación, etc). En este sentido, el ensayo de Norbert Bilbeny (Barcelona, 1953) aporta argumentos claramente desarrollados a favor de la necesidad de una ética intercultural en tiempos de globalización.

Bilbeny es catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Barcelona y director de la Maestría en Inmigración y Educación Intercultural además de investigador invitado en las universidades de Berkeley, Harvard y Toronto. Entre sus obras destacan Europa después de Sarajevo. Claves éticas y políticas de la ciudadanía europea (1996), La revolución en la ética (1997), Política sin Estado (1998), Sócrates, el saber como ética (1998), Democracia para la diversidad (1999) y Por una causa común. Ética para la diversidad (2002) cuyos temas básicos son la democracia pluralista y la ética intercultural.

La tesis sostenida por Bilbeny en Ética intercultural es demostrar la viabilidad de una ética compatible y compartible entre las culturas, la cual considera no sólo posible, sino además, necesaria. Este proyecto, según Bilbeny, debe partir del reconocimiento de las diferencias interculturales: “una ética intercultural es más original y arriesgada que otras propuestas de acción y pensamiento moral, porque desde antiguo se ha querido mundial o ‘universal’ (…) pero no se había detenido a pensar que este todo al que se refiere está hecho por y para la diferencia, y no sólo para lo común o igual” (8)

Se trata de una ética práctica y concreta ya que se dirige a las culturas y no a la cultura en abstracto, en aras del respeto a la diversidad cultural. La ética intercultural no aspira a convertirse en un debate circunstancial o de moda entre los intelectuales, sino que busca formar parte de la experiencia cotidiana del sujeto en tiempos de inevitable contacto, y muchas veces, conflicto entre culturas distintas. En esto radica su carácter práctico: “no puede partir de cero (…) sino de la necesidad práctica de articular mejor la convivencia en las sociedades de composición pluricultural” (8-9).

La necesidad de una ética intercultural se sustenta en que la globalización exige patrones morales que regulen a las sociedades globalizadas. Ante el incremento de los problemas globales (terrorismo, pobreza, calentamiento global, etc.) se necesitan pautas interculturales para que las sociedades lleguen a acuerdos a favor de la coexistencia pacífica.

Bilbeny aclara que, de ninguna manera, la ética intercultural favorece el multiculturalismo radical (caracterizado por la fragmentación de identidades en conflicto y autoafirmación sin coincidencias) o el relativismo cultural extremo (que considera distintas a todas las culturas e imposible cualquier compatibilidad de valores culturales). También se aleja del escepticismo postmoderno que, opuesto a toda aspiración de totalidad, en tanto la ética intercultural se pretende, como toda ética, universal o global, la califica de hegemónica o totalitaria.

El ensayo inicia con una revisión del monoculturalismo en la ética donde hace notar que desde Occidente se ha promovida una ética en apariencia universal, pero que en realidad, descansa en principios propios del lugar donde se enuncian, favoreciendo el particularismo en detrimento del pluralismo cultural: “En el ámbito de la filosofía moral europea y norteamericana casi todos sus más destacados autores promueven un discurso que en realidad, por muy inteligible y loable que resulte para todas las culturas, sólo es comprensible y aplicable por los miembros de la cultura desde la cual —y, no pocas veces, por la cual— se produce este discurso” (15). El monoculturalismo en la ética viene a ser la concepción por la cual una cultural proyecta sus propios valores a otras con la pretensión de universalidad, ignorando que ella misma es parte y no todo. “La ética occidental adolece aún hoy de esta falta de pluralismo constitutivo a la hora de enjuiciar, de entrada, otras culturas morales, así como de presentarse a sí misma frente al resto” (19). Esta concepción falla al suponer un carácter único y homogéneo de los valores culturales.

En el capítulo I, “Fundamentos empíricos”, y II, “Reglas procedimentales”, el autor expone los argumentos que sustentan la tesis de una ética intercultural viable a pesar de la diversidad cultural. Los fundamentos empíricos son aquellos que por ser verificables mediante la observación y la experiencia, aportan objetividad en su estudio. La finalidad de este capítulo es aportar un argumento de carácter observable para que sirva como apoyo a la idea de un sustrato común a la especie humana, punto de partida para demostrar que pese a las diferencias culturales existe cierta base inalterable en el hombre. Tales fundamentos empíricos son la base biológica (estructura del sistema nervioso) y la base neurocognitiva (los procesos psicológicos y su relación con la base biológica). Respecto a la base biológica indica que: “Puesto que la neurofisiología cerebral no presenta variaciones entre grupos raciales y étnicos, puede concluirse que la especie humana está biológicamente facultada para compartir procesos evaluativos y que las diferencias de juicio, a este respecto, sólo dependerán del aprendizaje cultural y de la elección individual”. De otro lado, la base neurocognitiva se refiera a la forma en que la especie humana procesa la información del entorno: “la neuropsicología supone para el estudio de la mente humana la existencia de un marco integrado en el que cerebro, mente y conducta están unidos por un nexo natural —y cultural— de continuidad” (35). Lo que a fin de cuentas quiere decir que en todos los seres humanos los mecanismos psicológicos funcionan de la misma manera porque tienen una correlación con la estructura anátomo-fisiológica del sistema nervioso.

Como complemento del sustrato material, el método reflexivo aporta la consideración de una racionalidad que permita el establecimiento de reglas procedimentales, que no son normas sino pautas a seguir para hacer efectiva una ética intercultural. La justificación es que existe en el ser humano una disposición general a la reflexión y la crítica, requerible para tomar distancia de las propias creencias. Tales reglas sólo “indican cómo deben ser decididas y aplicadas éstas. No dicen, pues, lo que está bien o está mal, aunque condicionan lo que debe entenderse por ello en un contexto pluricultural” (59). La regla de autonomía (pensar, actuar y elegir por uno mismo sin excluir hacerlo junto a otros o con ellos); la regla de reciprocidad (tener en cuenta al otro del mismo modo que ellos han de considerar mi existencia, es decir, ponerse en el lugar del otro a la hora de pensar) y la regla de reflexividad (pensar de acuerdo con uno mismo luego de ser autónomos y de ponerse en el lugar del otro, o sea, ser consecuente con el pensamiento propio traducido en acciones).

Los alcances y limitaciones para la consecución de valores transculturales vigentes son el tema del capítulo III, “Pautas interculturales”. Aceptación y respeto mutuo son para Bilbeny, valores interculturales básicos, preferibles a tolerancia, reconocimiento y respeto solo. En esta parte explica las diferencias conceptuales entre estos términos y el porqué la tolerancia, por ejemplo, no es suficiente para establecer una pauta intercultural. Tolerancia, reconocimiento y respeto solo carecen de dos elemento vitales para la interculturalidad que son la interacción y la cooperación. No habrá interculturalidad si los grupos no están dispuestos a aprender y enriquecerse de los otros: “Tolerancia y reconocimiento no poseen el carácter ético activo que acompaña, en cambio, a la aceptación, la cual incluye ya esos dos valores citados (…) En la aceptación no hay ‘no acción’, como en el hecho de ‘tolerar’ (…) Al contrario, en el hecho de aceptar la acción es bilateral (…) es interacción (…) Aceptar es recibir de buen grado, y eso es imposible sin el entendimiento y la participación en reciprocidad”.(136)

Los límites de la ética intercultural son materia de la segunda parte de este capítulo. Aquellas equivocaciones dificultan el desarrollo de la ética intercultural son las falacias que se introducen en el discurso de la interculturalidad: culturalista, relativista, genética, naturalista, idealista, logicista, diferencialista, logocentrista, dicotomista y etnocentrista. La interculturalidad se contrapone a cualquier valor cultural amparado en estas falacias que acentúan las diferencias irreconcialiables o el particularismo cultural ya que propone “valores compartibles, coincidentes, participables, comunes y (…) valores interculturales” (161).

El ensayo culmina con un epílogo en el cual razona a favor de la posibilidad de las comparaciones culturales debido a que compartimos como especie humana, rasgos fundamentales comunes, a pesar de nuestras evidentes y conflictivas diferencias. Primero contrasta las nociones de centralismo y perspectivismo para refutar la tesis monista de la cultura (monoculturalismo) con el objetivo de descentrar la ética y librarla de particularismos. Si bien el perspectivismo brinda un abanico mayor de opciones, es preciso definir los matices que este posee. Bilbeny repasa todas las tendencias filosóficas que abarcan el espectro del relativismo cultural para, finalmente, optar por el relativismo moderado o normativo —el cual desencadena en un multiculturalismo interculturalista, que propone la integración respetando la diferencia—; totalmente opuesto al multiculturalismo diferencialista que alienta la fragmentación y el choque de identidades.

El libro está escrito en un lenguaje claro y con ideas bien estructuradas como debe estar escrito un texto de divulgación, puesto que la complejidad no implica la ininteligibilidad. Es posible tratar temas complejos y ser claro a la vez. Sin embargo, en este ensayo faltó el análisis de situaciones concretas de la sociedad y la cultura actuales, tan abundantes en ejemplos pertinentes a la interculturalidad lo que habría sido de mucha utilidad analizar y matizar con la teoría. Fuera del prólogo, en el resto del libro la teoría de la interculturalidad está descontextualizada; no hay referentes en los que se le vea una aplicación ni tampoco dialoga con otros autores contemporáneos afines o distantes a su propuesta. Me hubiera gustado que Bilbeny mencione la guerra en Irak, los conflictos tribales en África, la migración desde Europa Oriental hacia las metrópolis occidentales, el conflicto étnico en Kosovo, por decir solo algunos casos representativos. Por otro lado, Giovanni Sartori en La sociedad multiétnica y Samuel Huntington en El choque de civilizaciones, mantienen diferencias y coincidencias con la propuesta de Bilbeny, quien no los cita en su bibliografía a pesar de que aquellos trataron este tema.

La lectura de Ética intercultural nos introduce en un debate actual y ahonda en la necesidad de un compromiso viable e indispensable entre las sociedades globalizadas que ven acentuados los conflictos culturales tanto dentro como fuera de sus límites políticos. Personalmente, este sería un libro que le recomendaría leer a don Isaac Humala y a todos los reservistas etnocaceristas.
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Nueva ética para la sociedad global

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Ética intercultural. La razón práctica frente a los retos de la diversidad cultural
Norbert Bilbeny.
Ariel, 2004

Arturo Caballero

La globalización es un tema ampliamente tratado desde diversos puntos de vista, de tal manera que decir algo revelador en torno a este fenómeno resulta cada vez más difícil. A ello se agregan las abundantes publicaciones que abordan este tema repitiendo los mismos lugares comunes (cultura, pobreza, sociedad, política, economía, tecnología, medios de comunicación, etc). En este sentido, el ensayo de Norbert Bilbeny (Barcelona, 1953) aporta argumentos claramente desarrollados a favor de la necesidad de una ética intercultural en tiempos de globalización.

Bilbeny es catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Barcelona y director de la Maestría en Inmigración y Educación Intercultural además de investigador invitado en las universidades de Berkeley, Harvard y Toronto. Entre sus obras destacan Europa después de Sarajevo. Claves éticas y políticas de la ciudadanía europea (1996), La revolución en la ética (1997), Política sin Estado (1998), Sócrates, el saber como ética (1998), Democracia para la diversidad (1999) y Por una causa común. Ética para la diversidad (2002) cuyos temas básicos son la democracia pluralista y la ética intercultural.

La tesis sostenida por Bilbeny en Ética intercultural es demostrar la viabilidad de una ética compatible y compartible entre las culturas, la cual considera no sólo posible, sino además, necesaria. Este proyecto, según Bilbeny, debe partir del reconocimiento de las diferencias interculturales: “una ética intercultural es más original y arriesgada que otras propuestas de acción y pensamiento moral, porque desde antiguo se ha querido mundial o ‘universal’ (…) pero no se había detenido a pensar que este todo al que se refiere está hecho por y para la diferencia, y no sólo para lo común o igual” (8)

Se trata de una ética práctica y concreta ya que se dirige a las culturas y no a la cultura en abstracto, en aras del respeto a la diversidad cultural. La ética intercultural no aspira a convertirse en un debate circunstancial o de moda entre los intelectuales, sino que busca formar parte de la experiencia cotidiana del sujeto en tiempos de inevitable contacto, y muchas veces, conflicto entre culturas distintas. En esto radica su carácter práctico: “no puede partir de cero (…) sino de la necesidad práctica de articular mejor la convivencia en las sociedades de composición pluricultural” (8-9).

La necesidad de una ética intercultural se sustenta en que la globalización exige patrones morales que regulen a las sociedades globalizadas. Ante el incremento de los problemas globales (terrorismo, pobreza, calentamiento global, etc.) se necesitan pautas interculturales para que las sociedades lleguen a acuerdos a favor de la coexistencia pacífica.

Bilbeny aclara que, de ninguna manera, la ética intercultural favorece el multiculturalismo radical (caracterizado por la fragmentación de identidades en conflicto y autoafirmación sin coincidencias) o el relativismo cultural extremo (que considera distintas a todas las culturas e imposible cualquier compatibilidad de valores culturales). También se aleja del escepticismo postmoderno que, opuesto a toda aspiración de totalidad, en tanto la ética intercultural se pretende, como toda ética, universal o global, la califica de hegemónica o totalitaria.

El ensayo inicia con una revisión del monoculturalismo en la ética donde hace notar que desde Occidente se ha promovida una ética en apariencia universal, pero que en realidad, descansa en principios propios del lugar donde se enuncian, favoreciendo el particularismo en detrimento del pluralismo cultural: “En el ámbito de la filosofía moral europea y norteamericana casi todos sus más destacados autores promueven un discurso que en realidad, por muy inteligible y loable que resulte para todas las culturas, sólo es comprensible y aplicable por los miembros de la cultura desde la cual —y, no pocas veces, por la cual— se produce este discurso” (15). El monoculturalismo en la ética viene a ser la concepción por la cual una cultural proyecta sus propios valores a otras con la pretensión de universalidad, ignorando que ella misma es parte y no todo. “La ética occidental adolece aún hoy de esta falta de pluralismo constitutivo a la hora de enjuiciar, de entrada, otras culturas morales, así como de presentarse a sí misma frente al resto” (19). Esta concepción falla al suponer un carácter único y homogéneo de los valores culturales.

En el capítulo I, “Fundamentos empíricos”, y II, “Reglas procedimentales”, el autor expone los argumentos que sustentan la tesis de una ética intercultural viable a pesar de la diversidad cultural. Los fundamentos empíricos son aquellos que por ser verificables mediante la observación y la experiencia, aportan objetividad en su estudio. La finalidad de este capítulo es aportar un argumento de carácter observable para que sirva como apoyo a la idea de un sustrato común a la especie humana, punto de partida para demostrar que pese a las diferencias culturales existe cierta base inalterable en el hombre. Tales fundamentos empíricos son la base biológica (estructura del sistema nervioso) y la base neurocognitiva (los procesos psicológicos y su relación con la base biológica). Respecto a la base biológica indica que: “Puesto que la neurofisiología cerebral no presenta variaciones entre grupos raciales y étnicos, puede concluirse que la especie humana está biológicamente facultada para compartir procesos evaluativos y que las diferencias de juicio, a este respecto, sólo dependerán del aprendizaje cultural y de la elección individual”. De otro lado, la base neurocognitiva se refiera a la forma en que la especie humana procesa la información del entorno: “la neuropsicología supone para el estudio de la mente humana la existencia de un marco integrado en el que cerebro, mente y conducta están unidos por un nexo natural —y cultural— de continuidad” (35). Lo que a fin de cuentas quiere decir que en todos los seres humanos los mecanismos psicológicos funcionan de la misma manera porque tienen una correlación con la estructura anátomo-fisiológica del sistema nervioso.

Como complemento del sustrato material, el método reflexivo aporta la consideración de una racionalidad que permita el establecimiento de reglas procedimentales, que no son normas sino pautas a seguir para hacer efectiva una ética intercultural. La justificación es que existe en el ser humano una disposición general a la reflexión y la crítica, requerible para tomar distancia de las propias creencias. Tales reglas sólo “indican cómo deben ser decididas y aplicadas éstas. No dicen, pues, lo que está bien o está mal, aunque condicionan lo que debe entenderse por ello en un contexto pluricultural” (59). La regla de autonomía (pensar, actuar y elegir por uno mismo sin excluir hacerlo junto a otros o con ellos); la regla de reciprocidad (tener en cuenta al otro del mismo modo que ellos han de considerar mi existencia, es decir, ponerse en el lugar del otro a la hora de pensar) y la regla de reflexividad (pensar de acuerdo con uno mismo luego de ser autónomos y de ponerse en el lugar del otro, o sea, ser consecuente con el pensamiento propio traducido en acciones).

Los alcances y limitaciones para la consecución de valores transculturales vigentes son el tema del capítulo III, “Pautas interculturales”. Aceptación y respeto mutuo son para Bilbeny, valores interculturales básicos, preferibles a tolerancia, reconocimiento y respeto solo. En esta parte explica las diferencias conceptuales entre estos términos y el porqué la tolerancia, por ejemplo, no es suficiente para establecer una pauta intercultural. Tolerancia, reconocimiento y respeto solo carecen de dos elemento vitales para la interculturalidad que son la interacción y la cooperación. No habrá interculturalidad si los grupos no están dispuestos a aprender y enriquecerse de los otros: “Tolerancia y reconocimiento no poseen el carácter ético activo que acompaña, en cambio, a la aceptación, la cual incluye ya esos dos valores citados (…) En la aceptación no hay ‘no acción’, como en el hecho de ‘tolerar’ (…) Al contrario, en el hecho de aceptar la acción es bilateral (…) es interacción (…) Aceptar es recibir de buen grado, y eso es imposible sin el entendimiento y la participación en reciprocidad”.(136)

Los límites de la ética intercultural son materia de la segunda parte de este capítulo. Aquellas equivocaciones dificultan el desarrollo de la ética intercultural son las falacias que se introducen en el discurso de la interculturalidad: culturalista, relativista, genética, naturalista, idealista, logicista, diferencialista, logocentrista, dicotomista y etnocentrista. La interculturalidad se contrapone a cualquier valor cultural amparado en estas falacias que acentúan las diferencias irreconcialiables o el particularismo cultural ya que propone “valores compartibles, coincidentes, participables, comunes y (…) valores interculturales” (161).

El ensayo culmina con un epílogo en el cual razona a favor de la posibilidad de las comparaciones culturales debido a que compartimos como especie humana, rasgos fundamentales comunes, a pesar de nuestras evidentes y conflictivas diferencias. Primero contrasta las nociones de centralismo y perspectivismo para refutar la tesis monista de la cultura (monoculturalismo) con el objetivo de descentrar la ética y librarla de particularismos. Si bien el perspectivismo brinda un abanico mayor de opciones, es preciso definir los matices que este posee. Bilbeny repasa todas las tendencias filosóficas que abarcan el espectro del relativismo cultural para, finalmente, optar por el relativismo moderado o normativo —el cual desencadena en un multiculturalismo interculturalista, que propone la integración respetando la diferencia—; totalmente opuesto al multiculturalismo diferencialista que alienta la fragmentación y el choque de identidades.

El libro está escrito en un lenguaje claro y con ideas bien estructuradas como debe estar escrito un texto de divulgación, puesto que la complejidad no implica la ininteligibilidad. Es posible tratar temas complejos y ser claro a la vez. Sin embargo, en este ensayo faltó el análisis de situaciones concretas de la sociedad y la cultura actuales, tan abundantes en ejemplos pertinentes a la interculturalidad lo que habría sido de mucha utilidad analizar y matizar con la teoría. Fuera del prólogo, en el resto del libro la teoría de la interculturalidad está descontextualizada; no hay referentes en los que se le vea una aplicación ni tampoco dialoga con otros autores contemporáneos afines o distantes a su propuesta. Me hubiera gustado que Bilbeny mencione la guerra en Irak, los conflictos tribales en África, la migración desde Europa Oriental hacia las metrópolis occidentales, el conflicto étnico en Kosovo, por decir solo algunos casos representativos. Por otro lado, Giovanni Sartori en La sociedad multiétnica y Samuel Huntington en El choque de civilizaciones, mantienen diferencias y coincidencias con la propuesta de Bilbeny, quien no los cita en su bibliografía a pesar de que aquellos trataron este tema.

La lectura de Ética intercultural nos introduce en un debate actual y ahonda en la necesidad de un compromiso viable e indispensable entre las sociedades globalizadas que ven acentuados los conflictos culturales tanto dentro como fuera de sus límites políticos. Personalmente, este sería un libro que le recomendaría leer a don Isaac Humala y a todos los reservistas etnocaceristas.
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Semblanza poética de Percy Gibson

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“Del misterio insondable de la muerte
brota el profundo enigma de la vida:
música, luz, palpitación, colores,
entre sombra, silencio y nada… vibran.
‘Ser o no ser’ es el problema eterno:
—panteísta, epicúreo, voluptuoso,
estoico, soñador, místico, asceta—
¿dónde está la verdad?…¿dónde está el fondo?”

Fragmento de “Sinfonía filosófica”

Percy Gibson (Arequipa, Perú, 1885 – Bieleffeld, Alemania, 1960)

Por Carlos Arturo Caballero
acaballerom@pucp.edu.pe

La poesía de Percy Gibson evolucionó desde sus inicios modernistas hacia el vanguardismo de tendencia futurista y hacia cierto tono de protesta de notable influencia de González Prada. Pero, de otro lado, la parte más memorable de su obra corresponde a los retratos poéticos del paisaje rural de Arequipa. Pueblos tradicionales de la Arequipa de antaño como Yanahuara, Tingo, Tiabaya, Cayma y San Isidro entre otros, conforman el escenario lírico de nuestro insigne poeta.

Además del paisaje, es la vida aldeana el elemento principal de sus descripciones, añadiendo temas prosaicos poco comunes para la época. Mezcla de ruralismo y futurismo, también encontramos en su poética, la desazón de quien observa cómo ha cambiado la realidad local y cómo las tradiciones van quedando en el olvido: “El árbol, la hierba, la pastora —¿dónde están? […] ilusiones que no volverán” […] He vuelto al campo hoy día y me ha dolido el corazón… La casa de la abuela está vacía. Todo es desolación, todos han muerto”.

Cabe resaltar al humor como otro elemento característico de la poesía de Gibson, evidente en las descripciones rurales y en las caracterizaciones de los campesinos y en los cuadros de costumbres de la vida cotidiana arequipeño de principios del siglo XX.

Gibson publicó poco. Evangelio democrático (Lima, 1915), Jornada heroica. Trompetería en tono mayor al 2 de mayo (Arequipa, 1916), Yo soy (México, 1949) cuentan entre sus obras más notables.

Como un homenaje al distinguido poeta arequipeño y autor del vals “Melgar”, Náufrago publica los poemas finalistas del concurso que organizamos con el auspicio de la Alianza Francesa y del diario Noticias a quienes agradecemos por todas las facilidades brindadas para la realización de este evento literario. Felicitamos a los jóvenes finalistas y a todos aquellos que con su participación lograron sacar adelante este concurso. En las siguientes ediciones, iremos publicando los poemas finalistas en orden de mérito.

La magia del delirio

Quiero percibir una vez más
Ese aliento de vida que hace falta
Renacer del oscuro averno que me embarga
Rescatar de las tinieblas esos mis sueños
¿Seré yo quien ha cambiado?
La solución más simple y más desagradable
¿Será que mi espíritu se ha muerto?
Y ninguna realidad siento palpable

Quiero percibir una vez más…
Ya no ser una lluvia de fragmentos
Quiero dejar de correr hacia atrás
Y vomitar de una vez tanto recuerdo

Veo parte de lo que ves…
Igual a ti pero voy enloqueciendo
Voy cayendo y nadie me ve
La magia del delirio surte efecto

Calles cóncavas, cielo convexo
Voy cayendo y nadie me ve
La sinfonía de un error complejo
Trato en vano de ponerme en pie

Embriaguez, muerte, silencio
Y sensaciones de amanecer
Alegría, joven vida, llanto
Y yo esperando volverte a ver

Esta pobre alma perdida por dentro
Envidia a todo aquel, joven espíritu enfermo
Que se enamora, se emborracha, se muere
Para mañana seguir viviendo

Quiero percibir una vez más… tu aire
Quiero vida mía besarte, hacerlo eterno
Aunque del mundo de los vivos vea solo parte
Quiero una vez mas sentir lo que es el miedo

Caigo lentamente y todos me ven
Observo al auto embestir mi cuerpo
Mi vida se niega a ceder
mis ojos se niegan a ver
Me despido de lo efímero, dolor no siento

Sí, he cambiado yo, mi espíritu se ha muerto
¿Cómo entonces formulo pensamiento?
Aun sangrante mi cabeza no quiere entenderlo
Muy lentamente mi alma se desprende de mi cuerpo

Mi ser se va desvaneciendo…
Sigo sobre el mojado pavimento.
Han pasado 5 años desde mi fallecimiento
Pero hoy la magia del delirio me esta consumiendo
Por fin esta noche mi esencia va muriendo.

Andrea Alvarado Cornejo.
Primer lugar

Lo Haría Solo Por Ti

Si pudiera dar mi vida para que siempre tuvieras una sonrisa en tus labios,
la daría porque solo pensaría en tu felicidad.

Si pudiera salir volando para ir hacia donde tú estás,
lo haría porque solo pensaría en estar contigo.

Si pudiera detener el tiempo,
lo haría solo para quedarme contemplándote una eternidad.

Si pudiera tomar todos tus problemas,
lo haría para nunca verte triste,
porque tu tristeza es la mía.

Si pudiera escribir todo lo que siento por ti,
ni las palabras de todos los idiomas alcanzarían para expresar mi amor hacia ti.

Si pudiera escuchar las melodías más dulces
diría que no se comparan a tu voz

Si pudiera expresar toda la felicidad que siento cuando te veo,
ni todas las risas y carcajadas del mundo bastarían para demostrar esa gran alegría.

Si pudiera ver los ojos más bellos de este mundo
diría que no tienen tu mirada,
esa mirada que siempre sabe lo que me pasa,
esa mirada tan sincera que me das cuando te veo,
esa mirada con la que me dices te quiero,
esa mirada a la que nunca le puedo mentir.

Si pudiera admirar los paisajes más hermosos del universo,
diría que no se comparan con lo que hay en tu corazón.

Si pudiera escribir mil versos,
Lo haría y mi única inspiración serías tú.

Karol Huamantuma Tejada
Segundo lugar

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Semblanza poética de Percy Gibson

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“Del misterio insondable de la muerte
brota el profundo enigma de la vida:
música, luz, palpitación, colores,
entre sombra, silencio y nada… vibran.
‘Ser o no ser’ es el problema eterno:
—panteísta, epicúreo, voluptuoso,
estoico, soñador, místico, asceta—
¿dónde está la verdad?…¿dónde está el fondo?”

Fragmento de “Sinfonía filosófica”

Percy Gibson (Arequipa, Perú, 1885 – Bieleffeld, Alemania, 1960)

Por Carlos Arturo Caballero
acaballerom@pucp.edu.pe

La poesía de Percy Gibson evolucionó desde sus inicios modernistas hacia el vanguardismo de tendencia futurista y hacia cierto tono de protesta de notable influencia de González Prada. Pero, de otro lado, la parte más memorable de su obra corresponde a los retratos poéticos del paisaje rural de Arequipa. Pueblos tradicionales de la Arequipa de antaño como Yanahuara, Tingo, Tiabaya, Cayma y San Isidro entre otros, conforman el escenario lírico de nuestro insigne poeta.

Además del paisaje, es la vida aldeana el elemento principal de sus descripciones, añadiendo temas prosaicos poco comunes para la época. Mezcla de ruralismo y futurismo, también encontramos en su poética, la desazón de quien observa cómo ha cambiado la realidad local y cómo las tradiciones van quedando en el olvido: “El árbol, la hierba, la pastora —¿dónde están? […] ilusiones que no volverán” […] He vuelto al campo hoy día y me ha dolido el corazón… La casa de la abuela está vacía. Todo es desolación, todos han muerto”.

Cabe resaltar al humor como otro elemento característico de la poesía de Gibson, evidente en las descripciones rurales y en las caracterizaciones de los campesinos y en los cuadros de costumbres de la vida cotidiana arequipeño de principios del siglo XX.

Gibson publicó poco. Evangelio democrático (Lima, 1915), Jornada heroica. Trompetería en tono mayor al 2 de mayo (Arequipa, 1916), Yo soy (México, 1949) cuentan entre sus obras más notables.

Como un homenaje al distinguido poeta arequipeño y autor del vals “Melgar”, Náufrago publica los poemas finalistas del concurso que organizamos con el auspicio de la Alianza Francesa y del diario Noticias a quienes agradecemos por todas las facilidades brindadas para la realización de este evento literario. Felicitamos a los jóvenes finalistas y a todos aquellos que con su participación lograron sacar adelante este concurso. En las siguientes ediciones, iremos publicando los poemas finalistas en orden de mérito.

La magia del delirio

Quiero percibir una vez más
Ese aliento de vida que hace falta
Renacer del oscuro averno que me embarga
Rescatar de las tinieblas esos mis sueños
¿Seré yo quien ha cambiado?
La solución más simple y más desagradable
¿Será que mi espíritu se ha muerto?
Y ninguna realidad siento palpable

Quiero percibir una vez más…
Ya no ser una lluvia de fragmentos
Quiero dejar de correr hacia atrás
Y vomitar de una vez tanto recuerdo

Veo parte de lo que ves…
Igual a ti pero voy enloqueciendo
Voy cayendo y nadie me ve
La magia del delirio surte efecto

Calles cóncavas, cielo convexo
Voy cayendo y nadie me ve
La sinfonía de un error complejo
Trato en vano de ponerme en pie

Embriaguez, muerte, silencio
Y sensaciones de amanecer
Alegría, joven vida, llanto
Y yo esperando volverte a ver

Esta pobre alma perdida por dentro
Envidia a todo aquel, joven espíritu enfermo
Que se enamora, se emborracha, se muere
Para mañana seguir viviendo

Quiero percibir una vez más… tu aire
Quiero vida mía besarte, hacerlo eterno
Aunque del mundo de los vivos vea solo parte
Quiero una vez mas sentir lo que es el miedo

Caigo lentamente y todos me ven
Observo al auto embestir mi cuerpo
Mi vida se niega a ceder
mis ojos se niegan a ver
Me despido de lo efímero, dolor no siento

Sí, he cambiado yo, mi espíritu se ha muerto
¿Cómo entonces formulo pensamiento?
Aun sangrante mi cabeza no quiere entenderlo
Muy lentamente mi alma se desprende de mi cuerpo

Mi ser se va desvaneciendo…
Sigo sobre el mojado pavimento.
Han pasado 5 años desde mi fallecimiento
Pero hoy la magia del delirio me esta consumiendo
Por fin esta noche mi esencia va muriendo.

Andrea Alvarado Cornejo.
Primer lugar

Lo Haría Solo Por Ti

Si pudiera dar mi vida para que siempre tuvieras una sonrisa en tus labios,
la daría porque solo pensaría en tu felicidad.

Si pudiera salir volando para ir hacia donde tú estás,
lo haría porque solo pensaría en estar contigo.

Si pudiera detener el tiempo,
lo haría solo para quedarme contemplándote una eternidad.

Si pudiera tomar todos tus problemas,
lo haría para nunca verte triste,
porque tu tristeza es la mía.

Si pudiera escribir todo lo que siento por ti,
ni las palabras de todos los idiomas alcanzarían para expresar mi amor hacia ti.

Si pudiera escuchar las melodías más dulces
diría que no se comparan a tu voz

Si pudiera expresar toda la felicidad que siento cuando te veo,
ni todas las risas y carcajadas del mundo bastarían para demostrar esa gran alegría.

Si pudiera ver los ojos más bellos de este mundo
diría que no tienen tu mirada,
esa mirada que siempre sabe lo que me pasa,
esa mirada tan sincera que me das cuando te veo,
esa mirada con la que me dices te quiero,
esa mirada a la que nunca le puedo mentir.

Si pudiera admirar los paisajes más hermosos del universo,
diría que no se comparan con lo que hay en tu corazón.

Si pudiera escribir mil versos,
Lo haría y mi única inspiración serías tú.

Karol Huamantuma Tejada
Segundo lugar

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Finalistas del I Concurso de Poesía Escolar “Percy Gibson” 2007

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Acta de premiación.

El día 30 de octubre de 2007, a las 19.15 horas, en la ciudad de Lima, el jurado se reunió para elegir a los finalistas del I Concurso de Poesía Escolar “Percy Gibson” 2007. Una vez aperturados los correos electrónicos donde se registraban los trabajos, procedieron a la selección, resultando dos finalistas para el primer y segundo lugar y tres menciones honrosas. Luego, se procedió con verificar la identidad de todos los finalistas aperturando los correos que contenían los datos personales. El resultado final es el que sigue:

Primer puesto:

Beca de la Alianza Francesa
Beca de la Academia Preuniversitaria Alexander Fleming
Colección de libros
Diploma
Publicación en la página cultural El Náufrago y en blog de Internet

•La magia del delirio
Andrea Alvarado Cornejo.
Pseudónimo: “Dark”

Menciones honrosas

Diplomas
Libros de la Editorial VIBUPA
Diploma
Publicación en la página cultural El Náufrago y en blog de Internet

•Lo Haría Solo Por Ti
Karol Huamantuma Tejada
Pseudónimo: “Enamorada”

•Mi tierra donde nací
Nombre: José Carlos Portugal Portugal
Pseudónimo: “J.C.”

•Vivir de un recuerdo
Evelyn Rosado Riveros
Pseudónimo: “Ivipink”

Jurado calificador:

Arturo Caballero Medina
Henry Rivas Succari

Lima, 30 de octubre de 2007.
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Finalistas del I Concurso de Poesía Escolar “Percy Gibson” 2007

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Acta de premiación.

El día 30 de octubre de 2007, a las 19.15 horas, en la ciudad de Lima, el jurado se reunió para elegir a los finalistas del I Concurso de Poesía Escolar “Percy Gibson” 2007. Una vez aperturados los correos electrónicos donde se registraban los trabajos, procedieron a la selección, resultando dos finalistas para el primer y segundo lugar y tres menciones honrosas. Luego, se procedió con verificar la identidad de todos los finalistas aperturando los correos que contenían los datos personales. El resultado final es el que sigue:

Primer puesto:

Beca de la Alianza Francesa
Beca de la Academia Preuniversitaria Alexander Fleming
Colección de libros
Diploma
Publicación en la página cultural El Náufrago y en blog de Internet

•La magia del delirio
Andrea Alvarado Cornejo.
Pseudónimo: “Dark”

Menciones honrosas

Diplomas
Libros de la Editorial VIBUPA
Diploma
Publicación en la página cultural El Náufrago y en blog de Internet

•Lo Haría Solo Por Ti
Karol Huamantuma Tejada
Pseudónimo: “Enamorada”

•Mi tierra donde nací
Nombre: José Carlos Portugal Portugal
Pseudónimo: “J.C.”

•Vivir de un recuerdo
Evelyn Rosado Riveros
Pseudónimo: “Ivipink”

Jurado calificador:

Arturo Caballero Medina
Henry Rivas Succari

Lima, 30 de octubre de 2007.
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