El silencio que se escucha: tiempo y sazón

Coelet, intelectual hebreo de gran cultura, aristócrata, inconformista y creyente nos ofrece este bello canto al don de la natalidad y la mortalidad, en el Siglo III a. C.. La nota maravillosa de este discurso poético es el gusto y la sazón bendecidos por el Dios de la vida, la libertad y la ternura.

“Eclesiastés 3, 1-8, 9, 12-13.

1 Todo tiene su tiempo y sazón, /todas las tareas bajo el sol:
2 tiempo de nacer, tiempo de morir;/
tiempo de plantar, tiempo de arrancar;
3 tiempo de matar, tiempo de sanar;/
tiempo de derruir, tiempo de construir;
4 tiempo de llorar, tiempo de reír;/
tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar;
5 tiempo de arrojar piedras, tiempo de recoger piedras;/
tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse;
6 tiempo de buscar, tiempo de perder;/
tiempo de guardar, tiempo de desechar;
7 tiempo de rasgar, tiempo de coser;/
tiempo de callar, tiempo de hablar;
8 tiempo de amar, tiempo de odiar;/
tiempo de guerra, tiempo de paz.

9 ¿Qué gana el que trabaja con fatiga?

12 Comprendo que no hay para el
hombre más felicidad que alegrarse y
buscar el bienestar en su vida.
13 Y que todo hombre coma y beba y disfrute
bien en medio de sus fatigas, eso es don
de Dios”.

Traducción a la lengua española del texto de la Escritura Eclesiastés, 3, 1-8, 9, 12-3, presentada y tematizada por Gustavo Gutiérrez, en uno de sus notables retiros que se realizan en el espacio abierto del Movimiento de Profesionales Católicos (MPC).

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