Un collage de textos e imágenes. Escribir es un embarazo y un parto prolongado, inspirado, doloroso y sublime, nace del pensamiento del corazón y de la fuerza-débil-fuerte de las entrañas.
Tres grandes directoras del gran arte del cine: Agnieszka Holland, Margarethe von Trotta, Noami Kawase.
Agradezco a estas tres mujeres -grandes talentos artísticos- que me acompañan en el silencio de la noche oscura con sus obras magistrales en este tiempo de duelo.
Tengo una memoria fotográfica y cinematográfica, un ojo mental −diría Hannah Arendt−; no poseo memoria auditiva –por un oído me entra y por otro me sale−. Mi obra está llena de imágenes simbólicas sustantivas y se construye sobre la base de la mirada y la escritura.
Tengo el propósito, en algún momento, de presentar en un breve guion y en una representación audiovisual corta a tres grandes directoras del cine contemporáneo: Agnieszka Holland (Polonia, 1948), Margarethe von Trotta (Alemania, 1942) y Noami Kawase (Japón, 1969). La sabiduría de la mirada consiste en saber dónde está lo esencial de sus grandes obras.
Coping Beethoven (en las tiendas en español, Beethoven: mounstruo inmortal), por la gran directora de cine Agnieszka Holland. Solo una niña podía cuidar y salvar con su ternura inteligente la vida y la música de Beethoven.
He seguido la aventura cinematográfica de Agnieszka Holland desde hace años, ella ha marcado mi obra escrita, pero nada se compara a este filme: la Novena Sinfonía (la Coral, la Alegría) y La Gran Fuga (concierto de cámara opus 133, el Agradecimiento) de Beethoven, que oí desde mi niñez en el estudio de mi abuelo Manuel en Malambito, con mis tíos Juan y Alejandro. Anna, una joven compositora y copista con gran talento, entra como una brisa suave en la tormenta creadora de Beethoven, en el jardín secreto de la creación de este genial músico y se produce un cambio total en ambos. Es la voz de Dios y el combate espiritual de Beethoven con Dios a la vez.
https://es.wikipedia.org/wiki/Agnieszka_Holland
Post Scriptum:
Creemos que ante el réquiem de los pobres hay que regresar al absurdo y al suicidio para purificar la rebelión y darle un sentido real al amor. Quiero situar esta intuición fundamental en un texto sobre Albert Camus donde reflexionaba: “Albert Camus (1913-1960) despliega la fuerza de su pensamiento poético en su obra maestra El hombre rebelde (1952). En su ensayo filosófico Camus “se propone proseguir, ante el asesinato y la rebelión, una reflexión comenzada alrededor del suicidio y de la noción de absurdo”, expuesta en su obra filosófica germinal El mito de Sísifo (1942). En los ciclos camusianos de creación, el absurdo se vuelca en la rebelión y al final gira en torno al amor. Entre el primer y último ensayo, el pensador poético plantea: “En la luz (del absurdo y la rebelión), el mundo sigue siendo nuestro primer y último amor”. Volver a lo hondo, hacia atrás, hacia el absurdo y el suicidio es nuestro ethos.
Manuel Piqueras, “V. Tierra Wanka: piedra sagrada”, en Las Paradojas de la soledad. Lima: 2012. Tienda virtual Amazon.
Fuente del título de este collage en alumbramiento: “El artista como sufridor ejemplar”. Susan Sontag, Contra la interpretación. “Amor constante más allá de la muerte”, Francisco de Quevedo, Antología poética.
Corrección: Carmen Ollé.