Un buen año 2017: no será nada fácil. A contrapelo: espiritualidad y creatividad.

Un buen año 2017: no será nada fácil… 

Lucharé por un buen año 2017, como una experiencia personal y comunitaria con sentido de vida, amor y ternura, pero no será nada fácil, las circunstancias serán un camino empedrado en la intimidad y en la sociabilidad, en lo privado y en lo público. Como decía el gran librero peruano, Juan Mejía Baca: “Qué difícil es ser peruano en el Perú, pero no imposible”. Sin embargo, es el heroísmo anónimo de la vida cotidiana el que me da gusto y sazón por la vida.

Como clamó con delicadeza un día hace muchos años mi amada hija Soledad, postrada por su dolor a raíz de la violencia extrema que investigué en mis años parlamentarios: “papá no sabes cuánto te admiro, pero tu estas en las grandes cosas, no en la pequeñas”. Me conmovió, me interpeló, quiero estar en las cosas simples como canta Mercedes Sosa, inspirada en el poeta Cesare Pavese, como escribo a lo largo de toda mi obra, La edad de la utopía, etcétera, escuchando la voz de mi hija que falleció recientemente.

Lucharé por un buen año 2017, como una experiencia social y colectiva, global y local con sentido, no será nada fácil. Ayer miré y vi un filme, “71 Fragmentos de una cronología del azar” (1994), del director de cine Michael Haneke, tercera parte de la trilogía de la violencia en la sociedad moderna. Este último cuarto de siglo nos ha llevado de Clinton a Busch, de Obama a Trump, el 2016 es un antes y un después de una avalancha de violencia que poetiza y canta Bob Dylan, y que hemos previsto en nuestros escritos. El artista es un sufridor ejemplar de este horror, como escribía Susan Sontag. La tragedia que viene es inconmensurable, la gente común no sabe que todo es posible, como comentaba Hannah Arendt en su obra maestra, Los orígenes del totalitarismo.

Espiritualidad: sufrimiento y liberación

La experiencia de sufrimiento humano es el principio y fundamento de la felicidad y de la redención, de la liberación y de la salvación. La libertad de discernir y elegir entre los dos bandos, destruir y autodestruirse, o ser feliz y redimirse depende de cada persona única, en esto nadie decide por otro.

Éste relato vivo está en las tradiciones de las espiritualidades judeocristianas e hinduistas y budistas que nutren mi propia espiritualidad. Ignacio de Loyola resume su espiritualidad en una paradoja: “Actúa como si todo dependiera de ti, y ora como si todo dependiera de Dios”, lo esencial es invisible a los ojos, tiempo y fidelidad volcados en el prójimo, compasión y solidaridad con las personas únicas que amamos y con los olvidados de la humanidad. La vida, pasión y muerte de mi hija amada Soledad, ilumina esta actitud global de lo que debe ser un proyecto y estilo de vida. Es verdad que llevo en los huesos del alma, fuerzas y límites, luces y sombras, ángeles y demonios, pero aun así no voy a tirar la esponja; para atrás ni para tomar impulso, para adelante aunque humilde y adolorido. Gracias hija maravillosa, sé que este breve texto lo compartirías con gusto con tu padre.

Pese a que no será fácil el tiempo que viene, felices fiestas de la esperanza.

Manuel Piqueras

Foto: Salvador Dalí, “Premonición de la Guerra Civil”, Óleo sobre lienzo, 1936.

 

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