Los datos hablan, la descristianización de la juventud es sorprendente en América Latina, producto de la rígidez formal y el temor a la disolución conservadora desde hace muchos años, contra el Concilio Vaticano II. Solo el papa Francisco puede revertir esta tendencia, él es bastante lúcido y su mensaje tan humano y tan cercano a la gente rendirá frutos, su gran espiritualidad y su gran realismo lo hacen fuerte. Nuevos tiempos, sopla el espíritu.
http://www.larepublica.pe/columnistas/aproximaciones/una-iglesia-disminuida-29-09-2013