La violencia es nuestra epidemia más mortal, nuestro punto de visión sobre la violencia es que es una tragedia; una catástrofe mortal para las relaciones entre los seres humanos, en la intimidad y en la sociabilidad, en lo privado y en lo publico, en la sociedad y en el estado, entre las naciones y para toda la humanidad. Pero, en tanto es una relación social y personal -una ideología y una acción humanas-, puede ser prevenida.
Desde estas Páginas Libres, coincidimos con una de las reflexiones más profundas sobre toda violencia, moderna y posmoderna: “La violencia estructural es también la principal causa de la violencia conductiva, en una escala epidemiológica y socialmente significativa (desde el homicidio y el suicidio hasta la guerra y el genocidio). La pregunta sobre cuál de las dos formas de violencia -estructural o conductiva- es más importante, peligrosa o letal es debatible, porque ellas están inexorablemente relacionadas entre sí, como causa y efecto. (James Gilligan, Nueva York: 2000).”
El discurso reciente del presidente Obama en Oslo al recibir el Premio Nobel de la Paz, no convence ni teórica, ni prácticamente. En un sentido realista e historicista es una falsa conciencia de su entrampamiento en Agfanistán, donde sólo una jugada estratégica y táctica de último momento podría resultarle exitosa, pero no lo que ha llamado “guerra justa” en Oslo.
El problema de fondo -real y no discursivo-, es que la estrategia del choque de las civilizaciones de Samuel Huntington predomina sobre la estrategia de la pluralidad de los diferentes de Amartya Sen. El simplismo sobre la complejidad. El manual sobre la lucidez. Obama no está dispuesto a negociar con la pluralidad de los diferentes presentes en el pueblo afgano, todos los gatos son pardos, todos son talibanes o Al Qaeda, o socios sin legitimidad y corruptos que se prestan a colaborar por un plato de lentejas con el invasor. Pero su política militarista no habla de concertar voluntades con los que no caminan por la huella de los talibanes o de Al Qaeda, que son la mayoría del pueblo afgano.