Sin embargo, quiero dar cuenta de la intución central que atraviesa todos mis ciclos intelectuales y vitales, planteada intensamente en mi texto “Un haz de luz tridimensional”: “Algunas veces, me pregunto: ¿Mi obra es la búsqueda de atrapar el enigma de la violencia –como la epidemia más mortal de la condición humana–, para proponer desde la sabiduría del amor, una paz auténtica para la humanidad y una convivencia pacífica con la naturaleza? ¿Todos mis escritos son como variaciones de ese insigth fundamental, de esa forma general de intelección del mundo interno y externo, a la vez?. Son preguntas sin respuesta, aún. Son inspirativos, no se ciñen a ningun plan preconcebido.”.
No quiero dejar de evocar que mi texto, “San Juan de la Cruz y César Vallejo: grandes poetas universales”, ha sido el pozo del cual he bebido con hondura, que está en el corazón y las entrañas de este tránsito sútil, enigmático y misterioso de un ciclo a otro en estas páginas. A la vez, se que se trata de una profundización de mi intución central y de los ciclos de mi aventura humana. Debo confesar que este escrito está fuera de mi propia comprensión racional, se mueve más abajo y más arriba.
Finalmente, en esta primera entrega de Páginas Libres -que es el nuevo nombre de mi blog-, quiero hacer una reflexión de sentido sobre la paz auténtica en el encadenamiento del crimen lógico monstruoso contra todo principio de humanidad, en busca de la verdad de Gandhi y de su actualidad absoluta, en el siglo veintiuno.
Erik Erikson (1898-1995), original pensador poético, en su obra maestra La verdad de Gandhi, sobre los orígenes de la no violencia militante (1969), nos revela con creatividad y humildad “el esfuerzo de un occidental y psicoanalista —con sus antecedentes de profesor y artista— por hallar la presencia histórica del mahatma Gandhi y el significado de lo que él llamó el satyagraha, la humilde fuerza de la verdad” .
El pensador de origen danés, formado en Alemania y radicado en Estados Unidos, descubre un método capaz de articular la diversidad cultural de la humanidad: la unidad entre el satyagraha —la humilde fuerza de la verdad en la acción de Gandhi — y el insight —“un modo general de intelección mediante el que aprendemos algo esencial sobre nosotros mismos al tiempo que dominamos la realidad que nos rodea”- .
Erikson recoge la espiritualidad de la humilde fuerza de la verdad en la acción de Gandhi como la manifestación de la huella de Dios —“un silencio que se escucha”— en la historia y la política, en la sociabilidad y la intimidad. El satyagraha es un método para reconocer y movilizar las fuerzas de la verdad y la paz tanto en el adversario —que asesina y despoja— como en sus víctimas inocentes. El método de la no violencia selecciona desde los inicios a sus adversarios históricos y políticos: La huelga había coincidido con los Catorce Puntos de Wilson; y si los Puntos fueron (y con ciertos matices todavía son) “la respuesta de la democracia occidental al bolchevismo”, también el satyagraha de Gandhi (aunque de origen tan local) era la respuesta del Este a Wilson y a Lenin .
El psicoanalista innovador introduce una corrección esencial en el satyagraha histórico y político desarrollado por Gandhi. La humilde fuerza de la verdad debe integrar la vida cotidiana de las diversas culturas que habitan en la comunidad humana —personas, familias, aldeas, municipios, comunidades de elección, etcétera—. El método de la no violencia debe hacerse presente en la integridad de la condición humana: la labor, el trabajo, la acción, el conocimiento, el pensamiento y el arte.
La verdad de Gandhi y el satyagraha regresan a la historia y a la vida cotidiana, a la política y a la intimidad en la transición al Tercer Milenio. El siglo XX que acabó y el siglo XXI que se inicia asisten al regreso de las intolerancias de las “pseudoespecies” que quieren acabar las unas con las otras, antes de acabar con la humanidad.
El diálogo entre Oriente y Occidente llevado hasta sus últimas consecuencias
Erikson es un pensador occidental que logra mirar con hondura la posibilidad de la articulación multicultural de la especie humana, contra toda fragmentación en subespecies: “La cuestión es: ¿logrará comprender la humanidad que es una sola especie — o está destinada a seguir dividida en ‘pseudoespecies’, eternamente enfrentadas entre sí en nombre de una versión (necesariamente incompleta) de la humanidad, hasta que, en la dudosamente gloriosa era nuclear, una de las versiones adquiera el poder y la suerte de destruir a todas las demás justo antes de perecer ella misma?— “.
Sus investigaciones de campo lo llevaron a buscar la presencia, en el teatro de la existencia humana, de las culturas nativo-americanas, así como de la cultura y la religión india e hinduista. Erikson quiebra el eurocentrismo dominante en el pensamiento de nuestra civilización y abre la puerta grande de la alteridad con los diferentes y excluidos de la historia de Occidente. En La verdad de Gandhi, el pensador lleva el diálogo entre Oriente y Occidente hasta sus últimas consecuencias: “Mi justificación para abordarte (Majahtmaji) habría sido la convicción de que los conceptos psicoanalíticos complementan un tipo de verdad mediante una extraña inversión de los papeles tradicionales de Oriente y Occidente: pues ahora tú eres un modelo de activismo en nuestra cultura, y por su parte el pensamiento occidental ha suministrado una nueva técnica de introspección (insight)”.
El satyagraha de la historia y la política
La indagación de Erikson atrapa el enigma de lo que él denominó “el acontecimiento”, que llevó al mahatma Gandhi y al satyagraha a constituirse en un liderazgo y en un proyecto nacional y progresivamente mundial. La indagación es llevada con solidez, recreando e inculturando su idea y su método.
La remembranza del “pasado” de Gandhi le permite iluminar “el acontecimiento esquivo” y mirar lejos a la humilde fuerza de la verdad en la historia y en la política de África del Sur, de la India y del mundo: “Mohandas Gandhi, el pacifista liberador de la India que abrió el siglo a una racionalidad política práctica opuesta a las dinámicas de la muerte (los megaasesinatos y megadespojos del siglo XX)” .
La lectura de Erikson sugiere una visión de la historia: “el silencio que se escucha” irrumpe en la historia de la humanidad. El liderazgo de Gandhi y el proyecto del satyagraha se rigen por el Ahimsa —la humildad llevada al límite en la palabra y la acción—: ““Debo reducirme a cero. Mientras un hombre no se considere el último de sus semejantes, le está vedada la salvación. Ahimsa es el límite final de la humildad. Al despedirme del lector, por lo menos provisionalmente, le ruego me acompañe en la plegaria al Dios de la Verdad (que sólo se encuentra en la acción como caritas), para rogarle me conceda la merced del Ahimsa en la mente, la palabra y la acción” .
El satyagraha de la vida cotidiana
El pensador poético introduce una corrección esencial en el estilo de liderazgo de Gandhi y en el proyecto del satyagraha, con relación a la sociabilidad y a la intimidad.
Erikson propone eliminar la violencia no sólo en la historia y la política sino en la vida cotidiana de las personas, las familias, las comunidades y las sociedades: “Pues el peligro de un retorno desordenado de la violencia siempre permanece por lo menos latente si no logramos impregnar las experiencias cotidianas esenciales con un Satyagraha de la vida cotidiana. (…) Es necesaria una “terapéutica universal” (que) mediante la acción que acentúa todo lo posible la condición de mutualidad y reduce al mínimo la violencia provocada por la coerción o la amenaza unilateral”.
La palanca de la verdad
La contribución del mahatma Gandhi y del satyagraha, leída desde la sabiduría del amor de Erikson, nos conduce al tema de la humildad de la fuerza de la verdad que irrumpe en la historia y la política, en la sociabilidad y la intimidad, en la diversidad y la universalidad de la especie humana.
La racionalidad de la humilde fuerza de la verdad, opuesta a las dinámicas de la soberbia y la violencia en la historia y en la sociabilidad, deben ser eliminadas desde sus raíces. La humanidad es un principio esencial que no debe se destruido por “pseudoespecies” que se enfrentan en la tierra cruel de la intolerancia, el homicidio, el hambre y el horror.
La palanca de la verdad conduce al Homo Religiosus, guiado por el espíritu del Ahimsa, en la huella del Dios humilde. La condición sine qua non de esta espiritualidad con mordiente en la historia, la política y la vida misma, es la unidad del satyagraha político con el de la vida cotidiana. El laicismo universalista de Gandhi, ubicado en la herencia del Bagavad Ghita del hinduismo y en los Evangelios de Jesús de Nazaret, nos conduce a la solidaridad con los asesinados y despojados de la Tierra y el cosmos.
Manuel Piqueras, Solidaridad frente a homicidio: ensayos sobre la no violencia militante en el siglo veintiuno. Con breve prólogo de Jimmmy Carter. Ideele. Lima: 2003.