El horror en Gaza: sobre paralelismos

A don Lluís Bassets, sub director del diario El País

Un método de análisis e interpretación de los hechos históricos y políticos, ciertamente es establecer paralelismos (semejanzas y diferencias) de modo inspirativo, en ese sentido el horror en Gaza es susceptible de ese tratamiento intelectual y vital.

1. Los extremos fundamentalistas y terroristas

Su afirmación de la existencia de “extremistas palestinos e israelíes” se basa en la evidencia histórica y política, he escrito en el mismo sentido, matizando la complejidad del problema: “La primera cuestión a tomar en cuenta, es ciertamente el trasfondo histórico político del empleo masivo del terror y del exterminio que forma parte ancestral de los partidos y gobiernos extremos de ambos países, donde no existe democracia integral de ciudadanos, donde no se protegen los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Esta crítica no compromete a las corrientes contrarias al fundamentalismo y al terrorismo en el mundo judío, cristiano y musulmán, que trabajan por una seguridad y convivencia pacífica. Como decía el mahatma Gandhi: “Yo soy cristiano, judío, hindú y musulmán”, con una convicción y lucidez que adquiere una actualidad extraordinaria.

2. Guerra, tierra arrasada y limpieza étnica

En la pasada guerra en Kosovo, hace muchos años, escribía en el diario la República del Perú: “En el conflicto del Kosovo nos enfrentamos al totalitarismo de la vieja Serbia, hoy con Miloslevic y su perverso empleo de la “limpieza étnica” contra el diferente. El totalitarismo serbio combina una ideología nacionalista y racista con el terror del exterminio en masa de víctimas inocentes. El espacio totalitario serbio es local, domina a 7 millones de seres humanos (serbios y albaneses), pero el escenario del conflicto que se ha abierto con la intervención de la OTAN es global.”

La guerra de Israel en Gaza contra Palestina tiene paralelismos, semejanzas y diferencias con la guerra en Kosovo, en el conflicto de Gaza nos enfrentamos al totalitarismo de Israel y su perverso empleo de la “limpieza étnica”, Israel combina una ideología nacionalista y racista con el terror del exterminio en masa de víctimas inocentes.

3. El exterminio de los niños: no dejar huérfanos vivos

¿Por qué masacrar niños? Señalo en mi reciente escrito sobre la guerra contra los niños en el conflicto armado en Gaza: “La tercera, es la matanza de población civil palestina, especialmente la guerra monstruosa contra los niños que caen muertos y heridos “como moscas”. Boris Cyrulnik, notable neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y uno de los fundadores de la etología, especializado en niños, analiza esta “guerra contra los niños”, presentando casos clínicos y datos estadísticos irrefutables en sus obras “Los patitos feos” (2001) y “El murmullo de los fantasmas” (2003), como un rasgo característico de nuestra época sin parangón en la historia humana anterior.” Se trata de exterminar a los futuros vengadores o justicieros; Israel sabe eso por la historia. Así lo planteaba también Samuel Huntington, en su best seller mundial, El choque de las civilizaciones, cuando analizaba empíricamente el protagonismo de la infancia y la juventud en la formación ideológica, política y militar de los grupos islámicos.

4. El blanco político del horror: “poner contra la pared” a Obama

Todo el horror al que hago referencia en los puntos críticos señalados, se entreteje con un objetivo político claro, en la asociación de los intereses más poderosos de la ultraderecha fundamentalista en USA e Israel -y los intereses económicos de la codicia y la avaricia global-, para crear una grave crisis de seguridad en el Oriente Próximo como no se ha producido desde hace 40 años; un “presente griego” contra el presidente Obama, antes que asuma el mando de la mayor superpotencia del mundo. No hay una acción de impacto global de esta naturaleza sin correlato político, no hay que caer en ingenuidades o en “vericuetos retóricos y tramutaciones de chocolate”, como escribe Gabriel García Márquez en su obra maestra, Cien años de Soledad, tomando con humor el intelectualismo de los intelectuales pesente en el imaginario popular.

Saludos,

Manuel Piqueras

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