“Qué dificil es ser peruano en el Perú, pero no imposible”

“Qué difícil es ser peruano en el Perú, pero no imposible”, frase águda de Juan Mejía Baca, gran librero peruano, evoca la mediocridad como la naturaleza de los grupos políticamente dirigentes en el Perú, pero en contraposición nos lleva a explorar la posibilidad de la novedad y creatividad en los asuntos públicos, especialmente aquellos asociados a los olvidados.

El artículo del columnista del diario La República, Martín Tanaka, entra a analizar con una lucidez sin ambages los datos duros de la encuesta de Latinobarómetro. Este instrumento de producción de información se aplica sistemáticamente a diversos temas importantes de la región, empleando una muestra bastante representativa de países de América Latina; en este caso sondea la calidad de la política y el Estado en el subcontinente. En el concierto de los países latinoamericanos el Perú aparece con los índices más bajos de confianza en la política, los políticos, las instituciones y el Estado. Lo sospechábamos, la mediocridad es como el emblema de las élites política y económicamente dominantes en el Perú, su rasgo distintivo.

Sin embargo, hay que explorar en el pensamiento y la acción, de abajo a arriba, de la sociedad civil, sus esfuerzos por darle calidad y altura a diversos proyectos de desarrollo económico, democracia integral, paz ciudadana, defensa del medio ambiente, equidad de genero, igualdad de oportunidades para los jóvenes, protección y promoción de los derechos de la niñez, esfuerzos maduros y originales con las autoridades e instituciones más cercanas a la gente común por medio de la descentralización y regionalización anclada en los municipios. Probablemente, hay que refundar toda la política de abajo a arriba, desde la sociedad civil nacional y global.

El “pero no imposible”, que remata la frase celebre de Mejía Baca, probablemente tenga su rincón en el trabajo científico técnico cercano a los marginados, concertando con la autoridad legítimamente elegida próxima a los despojados de sus derechos y libertades. Intuyo que en el caso peruano, arriba no se ve salida alguna, abajo es posible encontrar salida si se organiza desde ese teatro popular un proyecto nacional democrático y ético, coherente, eficaz y eficiente contra viento y marea.

Nuestro rocío de esperanza no podemos atribuírselo a Martín Tanaka, excelente analista político peruano, como él señala: “Es la falta de alternativas la que nos haría ser tan pesimistas y tan críticos”.

“Perú en el Latinobarómetro, por Martín Tanaka, diario La República: Lima, Martes 30 de diciembre de 2008.

“¿Por qué destaca nuestro país en el contexto regional? Según el Latinobarómetro 2008, encuesta regional aplicada en 18 países de la región, tenemos la más baja aprobación y la más baja confianza en el gobierno; la más baja confianza y la peor evaluación del Congreso; la peor evaluación de los partidos, después de Bolivia, y el más bajo nivel de confianza en ellos.

Tenemos también la peor percepción respecto al funcionamiento de nuestra democracia, comparada con otros países, y la menor adhesión a la democracia como forma de gobierno, después de Guatemala y Ecuador. Estos datos se entienden mejor si consideramos que tenemos la más baja percepción de la capacidad del Estado para hacer cumplir la ley, después de Paraguay; la peor evaluación del funcionamiento de las instituciones públicas y de la reducción de la corrupción; y la peor percepción de la eficacia del voto, junto con los hondureños.

Los peruanos destacamos también porque creemos más que los demás en que se gobierna a favor de grupos poderosos y no del pueblo, después de República Dominicana; y en que no se cumple el principio de igualdad ante la ley. Tenemos la percepción más alta de que existe discriminación contra los pobres (junto con Paraguay); y contra un no blanco respecto a un blanco, y contra un nacional respecto a un extranjero (después de Ecuador), en el ámbito laboral.

¿Qué hacer frente a esto? El asunto es complicado porque tenemos los menores niveles de confianza en las radios (después de Guatemala y Ecuador), en la televisión y en los diarios (después de Guatemala). Tenemos también los más bajos niveles de participación política, después de Chile.

La consecuencia de todo esto es que somos el país con menor esperanza respecto al 2009, el más preocupado por los efectos del alza de precios (después de los argentinos), los menos optimistas respecto a la situación económica del país (después de los costarricenses), y de nuestras familias (después de los salvadoreños) para el 2009. Todo esto a pesar de que en 2008 tuvimos la tasa de crecimiento económico más alta de A. Latina, después de Uruguay, y el nivel de inflación más bajo, junto con El Salvador, Brasil y México, según datos de la CEPAL.

¿Cómo explicar este pesimismo, estas percepciones tan críticas? Mi hipótesis es que debemos partir del hecho de que García nunca despertó entusiasmo, ganó con votos prestados de quienes no querían que Humala ganara, y todavía despierta temores asociados a su primer gobierno: inflación, crisis económica. A pesar de que las cosas no van mal, se teme que empeoren rápidamente.

Y sabemos que la aprobación a la gestión presidencial influye fuertemente en la percepción del funcionamiento de las instituciones y en la preferencia por la democracia. De otro lado, la mala evaluación de las instituciones sería la contracara de la falta de confianza en los partidos y en los medios: no hay en quién creer, en quién confiar, no se ven alternativas. Es la falta de alternativas la que nos haría ser tan pesimistas y tan críticos”.

LA REPUBLICA.COM. Perú en el Latinobarómetro, por Martín Tanaka, diario La República: Lima, Martes 30 de diciembre de 2008.

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