Mahatma Gandhi
Me encuentro en la Casa de la Cultura del distrito de Chilca, provincia de Huancayo, región Junín en un Foro promovido por el Instituto para la Seguridad Ciudadana (ISC) y la Municipalidad de Chilca en el lanzamiento público del proyecto “Casas y Calles Seguras”.
En ese evento presentaremos ante autoridades regionales y locales, dirigentes vecinales, mujeres y varones, los resultados de dos estudios especializados sobre delincuencia y violencia familiar en Chilca, asi como discutiremos propuestas concretas de prevención y control de la inseguridad y la violencia en el corazón de este rincón de miedo y pobreza, de dolor y alegría.
Comparto con ustedes algunas reflexiones y el programa del Foro.
¿Cuál es la magnitud y gravedad de la cuestión social, del hecho de la pobreza, la desigualdad y la discriminación en la ciudad de Lima? ¿Cuáles son las características de la violencia, la infracción y el delito en la ciudad de los Reyes? ¿Cómo combinar las políticas sociales y penales en la lucha por la seguridad de la gente en la ciudad capital del Perú?.
Magnitud y gravedad de la violencia y la marginación social
Durante las últimas tres décadas, el área urbana de América Latina se ha convertido en la región de más alto índice de criminalidad del planeta. La violencia política ha disminuido sensiblemente, pero se ha incrementado en forma notable aquella que tiene su origen en el delito común. El protagonismo que los jóvenes están adquiriendo tanto en la violencia social como en su opuesto, la paz ciudadana, es un tema crucial en la agenda democrática de la seguridad pública.
En 1998, en Lima metropolitana la población del estrato alto fue de 347,750 personas (4.9%), en el medio alto fue de 691, 499 (9.8%), en el medio fue de 903,183 (12.8%), en el medio bajo fue de 1’912,207 (27.1%) y en el bajo fue de 3’203,477 (45.4%), sobre el total de la población de Lima metropolitana que alcanzo a 7’056,116 (100%).
Los estratos precarios, pobres y muy pobres constituyen alrededor del 85% de los habitantes de la ciudad. La clase media típica de antaño ha ido achicándose y precarizándose por la crisis y el ajuste, su ingreso familiar equivale al del estrato pobre (medio bajo). Los cascos urbanos viejos y sus tugurios, los conos y sus barriadas y los barrios medios deteriorados conforman su hábitat. Los estratos medios altos y altos alcanzan sólo al 15 %, pueblan los distritos acomodados y opulentos de Lima metropolitana.
La pobreza y la desigualdad fusionadas, la ausencia de valores, la docencia magna de la autoridad corrupta y la asociación positiva entre la televisión de señal abierta, la anomia y la violencia, constituyen un poderoso caldo de cultivo para la expansión de la ruptura masiva de normas y reglas sociales, y para el crecimiento de la criminalidad popular.
En la ciudad Lima —como en otras ciudades de América Latina— los infractores y delincuentes son mayoritariamente adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años, de estratos sociales pobres bajo y muy bajo. La escala de gravedad del total de infracciones y delitos registrados en Lima metropolitana durante el año 1998 fue de 33,5% de faltas, 51,4% de delitos y 15,1% de delitos agravados.
La violencia social, directa y difusa, evoca las metáforas de las epidemias catastróficas en la historia de las sociedades. La violencia se produce, a la vez, en el hogar y en la calle; sus diferentes manifestaciones —hurtos, robos, vandalismo, agresión física y sicológica, homicidios, abuso sexual y violación— degradan los espacios de vecindad y comunicación humana. El consumo de sustancias psicotrópicas es un poderoso estimulante de la violencia, la infracción y el delito tanto en el ámbito doméstico como en el público.
La importancia de la unidad entre política social y política penal
Es imprescindible abrir caminos mediante los cuales los niños y los jóvenes puedan emerger de la situación de anomia y violencia a la que se ven condenados por una sociedad que los despoja de un futuro posible de progreso individual y los conduce a un futuro bloqueado, a una frustración de expectativas cuyas consecuencias son impredecibles.
Es fundamental desarrollar una política de seguridad humana contra la violencia que padecen y ejercen los niños y los jóvenes. Las políticas de Estado articuladas deben orientarse a la prevención general de la violencia entendida como un problema integral en el que se relacionan la salud pública mental y física, la educación de calidad, el desarrollo humano, la seguridad ciudadana con una policía nacional civil en estrecha relación con la comunidad, la justicia de paz, penal y de familia descentralizadas localmente.
El reto consiste en tratar adecuadamente y a tiempo la epidemia catastrófica de la violencia en el hogar y en la calle, de la violencia como primera y segunda causa de muerte, de la violencia que estimula perversamente el consumo de sustancias psicotrópicas.
La política preventiva y promocional contra los factores de riesgo de la violencia juvenil se debe desarrollar en torno a espacios de recreación y deporte, de adquisición de habilidades y formación de valores, de capacitación para el trabajo y asistencia al empleo juvenil, así como de prevención y tratamiento del consumo de sustancias psicotrópicas.
El combate contra la violencia juvenil, que consiste básicamente en el rescate de adolescentes y jóvenes de las pandillas, tiene que ser desarrollado por los gobiernos y las comunidades locales en cooperación armónica con la Policía Nacional así como con las organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales, especializadas en políticas de juventud en alto riego.
La prevención y el control de la violencia plantean la necesidad de establecer políticas públicas articuladas sociales y penales. Asimismo, en esta tarea es condición necesaria que las autoridades y la ciudadanía tomen conciencia de que la lucha contra la violencia social, tanto directa como difusa, es, a la vez, una cuestión de política social y de política penal.
Tratar adecuadamente y a tiempo la violencia social mediante políticas públicas sociales y penales coordinadas, coherentes y eficaces es el camino para acabar con la afirmación metafórica y real de una epidemia catastrófica de las sociedades urbanas masivamente pobres, desiguales y discriminatorias, ubicadas en los extramuros de la posmodernidad, estamos aun a tiempo.
PROGRAMA
FORO: Estudios de percepción sobre inseguridad ciudadana y violencia familiar, y propuestas de prevención y control de la inseguridad y la violencia para el Proyecto de “Casas y Calles Seguras” en Chilca.
Día: Huancayo, Miércoles 15 de octubre de 2008
Lugar: Casa de la Cultura de Chilca “Héroes de Azapampa”, (calle Real 1era cuadra) – distrito de Chilca
HORA TEMA Y EXPOSITORES
8.30 am. a 9.30 am. Inscripciones.
9.30 am. a 9.45 am. Inauguración a cargo del Arzobispo de Huancayo. Mons. Pedro Barreto, s. j.
9.45 am. A 10.00 am. Presentación del Foro a cargo de Director Ejecutivo del Instituto para la Seguridad Ciudadana (ISC), Manuel Piqueras.
10.00 am. a 11.00 am. Exposición de la Directora Gerente de IMASEN, Giovanna Peñaflor, “Estudio sobre delincuencia y violencia familiar en el distrito de Chilca”.
11.00 am. a 11.30 am. Diálogo con los asistentes al foro.
11.30 am. a 12, 00 pm.Refrigerio.
12.00 pm. a 12.30 pm. Exposición del Director Ejecutivo del ISC, Manuel Piqueras. Proyecto “Casas Calles Seguras” Chilca: prevención y control de la violencia en el espacio público y privado.
12.30 pm. a 1.00 pm. Diálogo con los asistentes al foro
1.00 pm. a 1.15 pm. Clausura a cargo del Alcalde de Chilca, Ing. Héctor Castro.
1.15 pm. a 1.30 pm. Entrega de certificado a los dirigentes vecinales.