En nuestro análisis, Sarah Palin, la candidata a la vicepresidencia republicana, gobernadora de Alaska, es más un impacto publicitario de “mecha corta” que le subió algunos puntos a MacCain. Una maniobra efectista para “ganarse alguito”, pero cuidado que podría salirle “el tiro por la culata”. Para MacCain, Palin, puede ser un arma de doble filo, gana en lo inmediato, pierde en lo mediato. Ni de lejos Sarah Palin es una Margaret Tacher ni una Golda Meir
-gobernantes conservadoras de amplia experiencia, gran capacidad política y amplio consenso en sus buenos tiempos-, que lo pueda suceder en la presidencia de la superpotencia si algo le sucediera. En contraposición, Palin es una política novata que puede crear muchos problemas en términos de inestabilidad y de inseguridad incrementado el miedo de los estadounidenses frente a la continuidad de la catástrofe de la administración de George W. Bush marcada por el caos, a la cual MacCain está estrechamente asociado.
Una vez las cosas se calmen después de las convenciones, lo más probable es que las encuestas muestren que aún hay una competencia muy reñida a la presidencia de Estados Unidos, entre el candidato demócrata Barack Obama y el candidato republicano John McCain. Pero la dinámica y asuntos centrales de la carrera han cambiado dramáticamente.
En una campaña excitante llena de virajes, la decisión de McCain de seleccionar a la gobernadora de Alaska Sarah Palin como su candidata a la vicepresidencia fue la más sorpresiva. Su poca convencional elección mostró su tendencia a tomar riesgos. Una virtualmente desconocida Palin dio un apasionado discurso que le inyectó entusiasmo a un partido republicano desmoralizado y estimuló sus importantes bases conservadoras.
A diferencia de Palin, McCain dirigió menos comentarios hacia la base de su partido y más hacia los indecisos, moderados e independientes. Con más del 80 por ciento de los estadounidenses creyendo que el país se mueve en la dirección equivocada, McCain decidió que no podía permitirle a Obama ser dueño del mensaje de “cambio”.
El discurso de McCain, una promesa para limpiar Washington, de manera llamativa careció de una mención específica hacia el notablemente impopular presidente George W. Bush.
Mientras ayudaba a diluir la acusación de Obama de que él es solo “más de lo mismo”, la elección de McCain de una política recién llegada para candidata vicepresidencial debilitó su crítica hacia Obama de que este no tiene experiencia.
Mientras que Obama fue probado en una campaña primaria intensa y después interrogado sobre política exterior, Palin aparentemente tiene poco conocimiento acerca de relaciones internacionales.
La decisión de los latinos
Durante los próximos dos meses, los demócratas advertirán con frecuencia que la relativa novata es la siguiente en la línea para comandante jefe del país si algo le sucede a McCain, de 72 años.
Aproximadamente diez por ciento de los votantes estadounidenses aún están indecisos, muchos de ellos en la categoría de la clase obrera con estudios de bachillerato en estados que son campos de batalla clave.
Para apelarlos, McCain y Obama necesitan demostrar que ellos se preocupan por los temas básicos como economía, salud, educación y costos de la energía.
Quizás más que en campañas previas, los tres debates presidenciales y el debate vicepresidencial darán forma a las percepciones acerca de los nominados. Las convenciones cumplieron su propósito, pero ahora los votantes no dudarán en insistirle a los candidatos que giren hacia políticas concretas.
Las encuestas muestran que los latinos, otro grupo clave, están mucho más preocupados con la agenda de la política doméstica que con la política extranjera.
Dadas las ansiedades económicas en el país y el pobre récord de la administración de Bush en esta materia están apoyando a Obama más que a McCain por aproximadamente un margen de dos a uno. McCain necesitará reducir la ventaja de Obama con los latinos, pero esto será difícil.
El republicano podrá apelar mucho a los latinos enfatizando su liderazgo en el Senado en la comprensiva reforma inmigratoria.
Refiriéndose a la “hija latina de hijos inmigrantes” en su discurso de aceptación, McCain dijo “todos somos estadounidenses”. Pero recientemente ha tomado una postura más dura en el asunto de inmigración y no quiere arriesgarse distanciándose de la base conservadora en la que ha trabajado tanto para conquistar. La inmigración es un tema que divide en los dos partidos y esa es parte de la razón por la cual fue a duras penas mencionado en las dos convenciones.
“El octubre sorpresa”
En ambas convenciones la política extranjera quedó en segundo plano para esbozar el perfil de los candidatos y resaltar las preocupaciones domésticas.
Previsiblemente la política latinoamericana nunca fue discutida de forma explícita pero hubo pasajes reveladores en cada uno de los discursos de aceptación de los candidatos.
Obama prometió “construir nuevas sociedades” y restaurar el liderazgo moral de E.U. en el mundo, mientras que McCain acusó a Obama de proteccionismo y “de alejar la economía global” refiriéndose a su posición frente al tratado de libre comercio de Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y México) y el TLC con Colombia.
Todavía quedan dos meses en esta maratónica campaña y hay una buena posibilidad de que las elecciones sean decididas por un asunto inesperado o una crisis que surja dentro de los próximos dos meses.
La manera en cómo los candidatos respondan al llamado “octubre sorpresa” podría revelar cómo actuarían ellos en un eventual gobierno.
De cualquier forma, con la competencia tan reñida, los estadounidenses probablemente estarán despiertos hasta tarde la noche del 4 de noviembre esperando para ver quien salió victorioso.
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