El artículo de Teodoro Petkoff es lúcido y relevante, muestra los hondos desgarramientos de la Venezuela de Chávez, tiene el carácter de un testimonio de un intelectual connotado de la izquierda democrática venezolana en la trama de una democradura particular.
Monsieur Lang estuvo hace poco en Venezuela, invitado por el gobierno como observador en la reunión del grupo que Chávez capitanea, denominado ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas). Supimos de su presencia aquí a través de la prensa francesa, porque monsieur Lang entre nosotros no sólo tuvo perfil muy bajo sino que ni siquiera tuvo la curiosidad de hacer contacto con gente distinta a la del oficialismo, aunque no fuera sino para averiguar la llamativa razón por la cual casi todos los partidos de la izquierda venezolana adversan al gobierno (incluyendo dos que lo respaldaron, MAS y Podemos) y por qué la abrumadora mayoría de los intelectuales venezolanos –que en buena parte se mueven también en el ámbito de la izquierda– tampoco ven con buenos ojos al régimen del comandante Chávez”.
“SILENCIO ANTE LAS FARC
Pero, en fin, monsieur Lang habrá tenido sus razones, perfectamente respetables. Más discutibles son las que tuvo para declarar, ya de nuevo en su país, sobre la situación venezolana y sobre el tema de Colombia-Chávez en los términos en que lo hizo. En dos palabras, monsieur Lang, consideró “agresiva” la posición de Uribe frente a las FARC, argumentando que ponía en peligro la vida de los rehenes y, además, pidió que no se “demonizara” a Chávez, y certificó que el suyo es un gobierno democrático sólo que de una “democracia particular”.
Monsieur Lang no se sintió obligado a darnos su opinión sobre las FARC, sobre su participación nada opaca en el negocio del narcotráfico y tampoco creyó apropiado emitir criterio en torno a una política que utiliza el secuestro de personas ajenas a la lucha armada para financiar esta. No es una omisión desdeñable. ¿Cómo se puede hablar del tema de la violencia en Colombia silenciando la monstruosidad que significa el secuestro? ¿Por qué Lang pasa sobre este asunto como si fuera irrelevante? ¿Cómo se puede ser crítico con el gobierno colombiano y no tocar ni con el pétalo de una flor a los secuestradores? ¿Habrá que recordarle a Lang que quien tiene secuestrada a Ingrid Betancourt es la FARC y no el gobierno colombiano?
¿SEGURO DE VIDA?
Dice Lang que la acción armada del gobierno de Uribe pone en peligro la vida de los rehenes. ¿Se puede ser tan estúpido como para no percibir que si alguien pone en peligro la vida de los rehenes es precisamente quien los secuestró? ¿Cuál es la razón moral, la razón ética y la razón política que pudiera justificar la utilización de rehenes como escudo humano? Porque si hemos de dar por bueno el argumento de Lang, no atacar a la guerrilla protegería a los secuestrados, ergo, estos constituyen una suerte de “seguro de vida” de aquella.
¿No percibe Lang la absoluta inmoralidad de su postura y todo lo que la hace políticamente equivocada e inaceptable? Las acciones armadas del ejército colombiano no comenzaron con Uribe. La guerra dura ya más de medio siglo y la mayoría de los secuestrados lo están desde hace siete, ocho, nueve y diez años. Durante todo ese período han estado en peligro y no debido a las operaciones militares sino gracias, precisamente, a que están secuestrados. ¿Es tan difícil de entender esta tautología? Pero para entender mejor la posición de monsieur Lang hay que referirse a lo que dijo de Chávez y su gobierno. Ciertamente, comparto con él que no hay que “demonizarlo”. Pero tampoco, dicho sea en passant, habría que demonizar a Uribe.
EL VERDADERO ROSTRO
No soy “uribista” y si fuera colombiano no es propiamente por Uribe por quien habría votado. Pero como venezolano e izquierdista, que vive el conflicto colombiano como si fuera nuestro, trato de entender la complejidad de aquel y la enorme dimensión de la tarea que se plantea el presidente de Colombia para poner fin a una guerra que desangra al país desde hace medio siglo.
Bien sé que en ese país la solución posible no es sólo militar pero tampoco es exclusivamente política. Allá, guerra y negociación son dos patas de una misma política. Pero, estoy demasiado cerca de Colombia como para no saber que las FARC hace rato que dejaron de ser el movimiento político que una vez fueron.
Comenzaron cobrando impuestos a los narcotraficantes y después descubrieron que más rentable es el negocio mismo que el cobro de los tributos. La práctica del secuestro envileció a las FARC y los actos terroristas (asesinato de alcaldes o concejales desafectos, bombas en edificios públicos, masacres de campesinos) las han descalificado completamente en el terreno político. Sobre este punto, monsieur Lang, revise sus textos de Lenin.
Pero muchos intelectuales europeos, sobre todo en Francia, parecen creer que se trata todavía de la “autodefensa campesina” que el joven Pedro Antonio Marín, alias “Manuel Marulanda”, alias “Tirofijo”, construyó en la década de los cincuenta, huyendo de los asesinos conservadores, o del mismo movimiento que una vez creó la “Unión Patriótica”, en una tentativa de avanzar en el terreno de la negociación política que inició con Belisario Betancur, fracasada por la estolidez y la crueldad de sectores de la ultra derecha armada, que diezmaron a plomo a la organización legal, incluyendo entre los asesinados a su candidato presidencial.
Pero, su posterior evolución (que ya en el Caguán mostró su verdadero rostro, al transformar en irrisión el esfuerzo negociador que trató de adelantar Andrés Pastrana), ha desnaturalizado completamente la condición política de la organización armada. Y para nosotros, la gente de izquierda, este asunto es capital porque es en nombre de ideas e ideales que nos son muy caros que las FARC cometen las fechorías que les han dado tan triste y lamentable fama.
FASCINACIÓN TOTALITARIA
Pero no es pura ceguera o desinformación lo que explica la posición de Lang. Es la vieja fascinación de los intelectuales, sobre todo europeos (de izquierda o derecha, da lo mismo) por los hombres de acción, que derivó en el siglo XX hacia el respaldo a los totalitarismos que sembraron de muerte y horror a la culta Europa.
Es Sartre negando los campos de concentración soviéticos y terminando su vida asumiendo un ridículo maoísmo senil. Es Heidegger sirviendo a Hitler. Para no hablar, por no nombrar la soga en la casa del ahorcado, de los intelectuales franceses que pasaron agachados durante la ocupación nazi. Dato que lleva siempre a inclinarse con respeto ante la memoria de Albert Camus. Pero, dejemos esto porque no es el tema.
La superficialidad irresponsable de monsieur Lang ante el gobierno de Hugo Chávez lo lleva a acuñar el concepto de “democracia particular”. ¿Qué es lo que tiene de “particular”? ¿El lenguaje anti estadounidense? No son los franceses quienes nos van a dar lecciones a los latinoamericanos sobre la significación de Estados Unidos en nuestras vidas. Quienes no han visto soldados norteamericanos en su suelo sino cuando lo pisaron para quitarles de encima a los nazis, no tienen nada que enseñarle a este respecto a quienes los hemos visto en Panamá, en Grenada, en Dominicana, en Haití, en Nicaragua, en Cuba. Quienes no han vivido las conspiraciones de la embajada y de la CIA tumbando gobiernos, no tienen nada que enseñarnos a los latinoamericanos, víctimas preferenciales de esa práctica.
Pero, monsieur Lang parece ser uno de esos intelectuales de izquierda a quienes se les hace la boca agua cuando oyen a un guerrillero o a un coronel –eso si, en el Tercer Mundo-, denunciando la política de Bush. Es su único parámetro. Basta con que un mandatario tercer mundista le hable duro a los gringos para que le sean excusadas todas sus tropelías.
Viven vicariamente, esos intelectuales, el coraje que no tienen para impulsar desde Europa y en Europa, respecto de sus propios gobiernos, una política realmente autónoma frente a los Estados Unidos. Peor aún, han participado de gobiernos de izquierda que jamás se atrevieron ni siquiera a seguir los pasos de De Gaulle frente a Estados Unidos.
Pero tienen un orgasmo cuando oyen a algún “buen salvaje tropical” tronando contra los gringos. Por eso, entre otras cosas, han sido tan indulgentes con Fidel. Ahora lo son con Chávez.
“UNA DEMOCRACIA PARTICULAR ”
¿Qué otra cosa tiene de particular la democracia de Chávez? Varios aspectos que Lang, al igual que ese patético aprovechador de Ignacio Ramonet, no vacilarían en denunciar, con ese gusto tan propio por la exageración (“De Gaulle fascista”, remember?), como dictatoriales, cuando no fascistas. Hablaremos sólo de instituciones y de política, no de economía y sociedad, que dan mucha tela que cortar a la hora de examinar la “particularidad” del gobierno de Hugo Chávez.
Ciertamente que es muy “particular” una democracia donde el parlamento es una mera caja de resonancia del presidente y el Tribunal Supremo una parodia vergonzosa, extensión judicial de Miraflores, donde el gobierno jamás pierde un juicio; es muy “particular” una democracia donde el Fiscal General, durante siete años, fue una vez vicepresidente de Chávez, donde el Contralor se ha tornado invisible en un país famoso por sus niveles de corrupción, donde el ombudsman es hoy una ex diputada del oficialismo.
“Particular” es una democracia completamente carente, por tanto, de mecanismos de check and balances entre los poderes. Muy “particular” sin duda. Como “particular” es una democracia cuyos oficiales militares deben saludarse entre si con el ridículo latiguillo de “patria, socialismo o muerte” y donde se intenta construir, desde el poder, un partido único del socialismo, que, por supuesto, no será más que una añagaza burocrática modelo stalinista, encargada de regimentar, encuadrar y adocenar autoritariamente a los militantes.
Muy “particular” fue la tentativa de hacer pasar una reforma constitucional con claro sesgo totalitario, rechazada gracias a la contribución electoral, activa y pasiva, de los votantes que una vez confiaron en Hugo Chávez. ¿Tuvo monsieur Lang la curiosidad de preguntar cómo fue posible tal cosa, por qué el chavismo popular derrotó a Chávez? Tal vez no tuvo tiempo, ocupado como debió estar, oyendo el llamado a construir el “ejército latinoamericano del ALBA”, último parto “estratégico” de nuestro comandante.
UNA DICTADURA PARTICULAR
Este régimen no es copia del fidelista pero no puede ser definido como una democracia, por muy “particular” que se le quiera ver, pero, en cambio, si puede definírsele como una “dictadura muy particular”.
Es algo más sofisticado y astuto, en cierta forma muy original respecto de los modelos dictatoriales convencionales. La “anatomía” del régimen conserva algunas (no todas) de las formalidades democráticas, pero su “fisiología”, caracterizada por el personalismo, el autoritarismo, el autocratismo y el militarismo, se encarga de reducir tan significativamente su alcance que casi las anula.
La experiencia universal nos ha demostrado que cada vez que al sustantivo “democracia” se le acopla un adjetivo (participativa, protagónica, popular, verdadera), hay que dudar de que aquella tenga algo que ver con la noble definición lincolniana de gobierno de, por y para el pueblo. Monsieur Lang cree, sin embargo, que con el calificativo de “particular” ya absolvió al régimen chavista ante los ojos de la historia”.
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