¿ Cómo atrapar el enigma de los ríos subterráneos que se desbordan en la superficie de la tierra de los Andes como conflictos violentos devastadores de las democracias de la región? ¿Cómo transitar a la democracia integral y a la paz auténtica en sociedades marcadas por una violencia —estructural y conductiva—, de una extensión e intensidad que es la más alta de América Latina y una de las más agudas del mundo? ¿Cómo desarrollar un punto de visión regional y multilateral con relación a las transformaciones necesarias en el Plan Colombia y en cada uno de los países de la región andina?
¿Cómo elaborar coherente y realistamente caminos concretos que, al mismo tiempo, perfilen trazos gruesos comunes regionales y delineen detalles finos distintivos para cada una de las comunidades nacionales andinas? ¿Cómo proponer con madurez y originalidad, de un lado, el acabamiento de la democracia de electores acechada y carcomida por la ausencia clamorosa de ciudadanía integral —política, civil y social—, para los 120 millones de habitantes de la región, y de otro, el nacimiento de democracias de ciudadanos que promuevan y protejan conjuntamente los derechos y libertades de las personas y comunidades en los Andes?
Entregamos en este texto un brevísimo resumen de nuestro argumento central.
Los Andes
“The Andean states of Colombia, Venezuela, Ecuador, Peru, and Bolivia are formally linked by geography (the Andes mountain chain) and membership in the Andean Community Secretariat, but each have complex, especific histories. In fact, even through the 1990s, their dissimilar experiences with democratic rule complicated efforts to amalgamate the nations of the Andes into unit for analysis. Ecuador, Peru, and Bolivia gradually democratized in the 1990s, after habitual interruptions of democratic order during the 1970s and the 1980s. Over the same period, Colombia and Venezuela´s stable democracies slowly unwond. However, as de drug trade broadened across borders, and Colombia´s conflict intensified and regionalized in impact, a converged of threats emerged across the Andes”. Ver Andes 2020: A New Strategy for the Challenges of Colombia and the Region, Council of Foreign Relations Center for Preventive Action, Report of an Independent Comission, Nueva York, 2004.
¿Cómo atrapar el enigma de los ríos subterráneos que se desbordan en la superficie de la tierra de los Andes como conflictos violentos devastadores de las democracias de la región? ¿Cómo transitar a la democracia integral y a la paz auténtica en sociedades marcadas por una violencia —estructural y conductiva—, de una extensión e intensidad que es la más alta de América Latina y una de las más agudas del mundo? ¿Cómo desarrollar un punto de visión regional y multilateral con relación a las transformaciones necesarias en el Plan Colombia y en cada uno de los países de la región andina?
¿Cómo elaborar coherente y realistamente caminos concretos que, al mismo tiempo, perfilen trazos gruesos comunes regionales y delineen detalles finos distintivos para cada una de las comunidades nacionales andinas? ¿Cómo proponer con madurez y originalidad, de un lado, el acabamiento de la democracia de electores acechada y carcomida por la ausencia clamorosa de ciudadanía integral —política, civil y social—, para los 120 millones de habitantes de la región, y de otro, el nacimiento de democracias de ciudadanos que promuevan y protejan conjuntamente los derechos y libertades de las personas y comunidades en los Andes?
La democracia como tragedia
Nuestra perspectiva sobre los crónicos fracasos de las travesías a la democracia en los países de la América andina es la de la tragedia. La democracia vivida por la gente común es una forma de poder que funda y conserva la exclusión y la violencia de la gran mayoría de los 120 millones de los habitantes de la región andina, en las relaciones humanas, en la intimidad y en la sociabilidad, en lo privado y en lo público, en la sociedad y en el estado. Pero, en tanto es una relación cultural, social, estatal, comunitaria y personal -una cultura y una iniciativa humanas-, puede ser transformada por la acción concertada de voluntades legítimamente democráticas.
“He llegado a advertir la necesidad de llevar el debate sobre la [exclusión y la] violencia al campo interpretativo de la tragedia, a partir de una comprensión de que así como el teatro trágico siempre es violento, la [exclusión y la] violencia misma siempre (son) trágicas […]. Primero, las distingo del pathos, esas catástrofes naturales o ‘actos de la naturaleza’ —a veces llamados ‘actos de Dios‘—[…]. Una obra de teatro moralizante, en cambio, difiere del pathos y de la tragedia. Los dramas morales reducen el asunto a un contraste entre ‘inocencia’ y ‘culpa’ (los buenos versus los malos). Esto es una simplificación de la complejidad humana a los términos preestablecidos de ‘bueno’ y ‘malo’. Estas tres modalidades -pathos, tragedia y drama moralizador-, aparecen en diversos puntos de nuestra discusión, como actitudes frente a la [exclusión y la] violencia y como formas de acercarse a las soluciones”. Ver James Gilligan, Violence: Reflections on Our Deadliest Epidemic, Jessica Kingsley Publishers, London, 2000.
La perspectiva que proponemos es antitética a la de los diferentes enfoques que carecen de una comprobación científica y de un ethos de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, y en los que se funda y reproduce la exclusión y la violencia en un círculo vicioso: el de la exclusión y la violencia como “actos de la naturaleza” —llamados también “actos de Dios”— en eterno retorno o repetición, y el de la exclusión, la discriminación y la violencia como una ecuación lineal en la historia, entre dominantes y dominados, victimarios y víctimas, vencedores y vencidos.
La democracia es, a la vez, un proyecto movilizador de la historia y una realidad vivida que se va impulsando a horcajadas entre gigantescas tensiones de signo diverso y contrario. La democracia, el autoritarismo y el totalitarismo —y las formas mixtas— constituyen no sólo el pasado sino el presente y el futuro probable de la humanidad. La democracia no es el producto ni de rígidas leyes de la naturaleza ni de la historia; es la palabra y la acción humanas que crean la novedad y la libertad en la esfera pública, en la globalización y en la diversidad de las comunidades de la Tierra. La democracia se rige por la incertidumbre, nada está asegurado de antemano, en ese horizonte es una tragedia.
La intuición que tenemos es que la paradoja de nuestro tiempo consiste en que la idea democrática, con sus 2.600 años de existencia, es una obra humana pendiente vista a escala de la globalización y de las diversas naciones del planeta, en ese sentido es una tragedia que no se desliga de un principio de esperanza.
La cuestión central en este tema es: ¿Cuál es nuestra idea crítica de democracia? ¿Cuál es nuestro proyecto histórico y nuestro camino concreto hacia la democracia? ¿Cuánta ceguera de los políticos profesionales nacionales e internacionales tolera la democracia? ¿Cuánta exclusión y violencia contra el pueblo resiste la democracia? ¿Cuánta impotencia para asociar democracia y desarrollo soporta la democracia? ¿Cuanto malestar en la globalización aguanta la democracia? ¿Qué experiencias prácticas en la América andina —especialmente, en el mundo de los “más chiquitos y más olvidados”, de sus líderes populares e intelectuales orgánicos— iluminan este proyecto y esta concreción? ¿Cuáles son los desafíos de la democracia en la América Andina en la incertidumbre del siglo XXI?.
La incertidumbre de la democracia en las Américas
A inicios del siglo XXI, los relatos que surgen de la teoría social crítica más seria y de la observación empírica de la realidad más solvente convergen en mostrar ideas, datos y propuestas que giran en torno a la constatación de una gravísima incertidumbre sobre la democracia en el conjunto de América Latina y especialmente en la porción de la América andina.
El informe sobre la democracia en América Latina, elaborado por un conjunto de académicos independiente latinoamericanos, con el auspicio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2004), nos muestra el siguiente panorama:
“En América Latina, en 200 años de vida independiente la democracia nació y murió decenas de veces. Mientras se la consagraba en las constituciones, se la destruía en la práctica. Guerras, tiranías y breves primaveras componen gran parte de esta historia independiente, durante la cual hasta flagrantes violaciones a la democracia fueron hechas en su nombre. Hacia 1978 se abrió una época sin precedentes en la región. Poco a poco, los regímenes autoritarios dieron paso a regímenes democráticos y nunca antes han sido tan durables las democracias latinoamericanas. Pero lo conquistado no está asegurado. De hecho, los 25 años transcurridos desde el inicio de la ola democratizadora no han estado exentos de reveses. Al tiempo que se desactivaban los conflictos armados en América Central y se mantenían otros en América del Sur, en varios países hubo intentos fallidos de golpe, motines, agitación popular en las calles y otras crisis que motivaron la renuncia o expulsión de presidentes. Empero, en todos los casos se buscó una salida que preservó el orden jurídico y la democracia terminó por imponerse. Pero en América Latina la democracia política convive con un estado de derecho limitado y con serios problemas económicos y sociales. En 2003 la pobreza alcanzó el 43,9 % y la pobreza extrema el 19.4 % de la población. Además, la región registra uno de los mayores niveles de desigualdad en el mundo. América Latina se ha alejado [relativamente] de los riesgos de violento quiebre institucional, pero otras fragilidades han surgido: la democracia parece perder vitalidad, se la prefiere aunque se desconfía de su capacidad para mejorar las condiciones de vida, los partidos políticos están en el nivel más bajo de la estima pública, el Estado es mirado con expectativa y recelo a la vez y, en algunos casos, el ímpetu democrático que caracterizó las últimas décadas parece debilitarse. América Latina vive un momento de inflexión. Las reformas estructurales asociadas con el Consenso de Washington no han generado un crecimiento económico que atienda las demandas de la población. Ver Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Proyecto sobre el Desarrollo de la Democracia en América Latina (PRODDAL), La democracia en América Latina, hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Ideas y aportes, Nueva York, 2004.
El reporte de la Comisión Independiente patrocinado por el Consejo de Relaciones Internacionales del Centro de Acción Preventiva de los Estados Unidos de Norteamérica, concentra su narración en la América Andina, señalando que:
“The democracies on the Andean region —Colombia, Venezuela, Ecuador, Peru, and Bolivia— are at risk. The problems that characterize other developing regions —including political instability, economic stagnancy, widening inequality, and social divisions along class, color, ethnic, ideological, and urban-rural fault lines— are all present in the Andes. Most important in the region´s physical insecurity, due in some countries to ongoing or resurgent violent conflict, and in every country to the lack of state control over significant territory and to porous borders that enable the easy movement of drugs, arms, and conflict (…) Yet the region remains on the brinks of collapse […]”. Ver Andes 2020: A New Strategy for the Challenges of Colombia and the Region, Council of Foreign Relations Center for Preventive Action, Report of an Independent Comission, Nueva York, 2004.
La teoría social crítica latinoamericana
La baja calidad de la democracia en América Latina está asociada a la ausencia o debilidad de un estado, un régimen y una sociedad democráticos. La democracia que gira en torno a elecciones periódicas en el sentido convencional está agotada, se plantea transformarla en una democracia integral: un estado, un régimen y una sociedad donde la persona y las comunidades sean sujetos plenos de derechos políticos, civiles y sociales. Desde está idea central, hay que prestar suma atención a las tensiones que acompañan no solo los recorridos democráticos continentales, sino las trayectorias de cada una de las comunidades nacionales y regiones de América Latina.
Manuel Piqueras, Esta y otra América andina mejor: la democracia como tragedia. Proyecto de tesis doctoral. Programa Internacional de doctorado, Religión en diálogo, Universidad Johann Wolfgang Goethe, Fráncfort del Meno, Alemania.