En busca de un principio de humanidad

Karl Jaspers, gran filósofo alemán, desde los comienzos de su filosofar en Psicología de las concepciones del mundo (1919) hasta el final de su trabajo, en su obra maestra inconclusa, Los grandes filósofos (1962), propone la idea de un amplio eje empírico en el que nace la idea de humanidad, que se fue constituyendo alrededor del año 800 a. C. y que fue iluminado durante milenios por cuatro pensadores “decisivos”: Sócrates, Buda, Confucio y Jesús.

En la creación filosófica de Jaspers existe una idea fuerza permanente de humanidad y de filosofar que tiene su piedra angular en el principio y fundamento de que “la verdad es aquello que nos une“, en un espacio signado por una “intención cara a una ciudadanía mundial”. El punto de visión de Jaspers no es el de Heidegger, como aparecía algunas veces, compañero de generación, que sostenía el origen único greco-occidental de la humanidad y del filosofar.

Esta reflexión sobre el espacio y el tiempo como humanitas busca argumentar la actualidad y vigencia sorprendente de la controversia entre Jaspers y Heidegger, la aparición de la idea de humanidad, la contribución de Jaspers a la comprensión del sentido del espacio, el aporte de Heidegger al discernimiento del sentido del tiempo, la articulación entre el espacio y el tiempo en una perspectiva abierta y actual de una humanidad como la diversidad dentro de la universalidad.

El fundador del filosofar de la Edad Moderna occidental, Emmanuel Kant, vislumbró la unificación de la humanidad “en un futuro muy lejano”, y la plasmó en su obra Idea de una historia universal en sentido cosmopolita (1784).

Los intentos posteriores a Kant de elaborar una historia universal estuvieron marcados por el paradigma filosófico de la hegemonía y dominación de Occidente sobre la humanidad no occidental. El gran pensador G. W. F. Hegel, en su obra Fenomenología del Espíritu (1807), realizó el primer intento de envergadura de emprender la tarea planteada por Kant: pensar una historia universal de la humanidad. Hannah Arendt señalaba, evocando la sagaz fuerza secreta de Kant: “Formar parte de la Humanidad histórica significaba para Hegel ser un griego y no un bárbaro en el siglo V a. C., un romano y no un griego en el siglo I de nuestra era, un cristiano y no un judío en el medioevo, etc.”

Es Jaspers quien captura la sagaz fuerza secreta inspirada en Kant, creando el boceto de una original y madura historia universal de la humanidad, llevando al límite la verdad de la comunicación con el otro y con el diferente, como señalaba Arendt: “Contra ésta y otras filosofías de la historia similares que incluyen un concepto de historia mundial sobre la base de la experiencia histórica de un pueblo o de una parte específica del mundo (greco, romano y occidental), Jaspers ha descubierto un eje histórico empírico que otorga a todas las naciones ‘un marco común de autocomprensión histórica’. El eje de la historia mundial parece pasar a través del siglo V a. C., en medio del proceso espiritual entre el 800 y 200 a. C., donde encontramos a Confucio y Lao-Tse en China, los Upanisahds y Buda en la India, Zaratrusta en Persia, los profetas en Palestina, Homero, los filósofos y la tragedia en Grecia” .

En la historia de la filosofía, Jaspers va a desarrollar hasta sus últimas consecuencias un concepto filosófico concreto y práctico del espacio. El espacio es historia, naturaleza y sociedad. El espacio es tradición e innovación, patrimonio y actualidad, objetividad y subjetividad. El espacio es cercanía y lejanía, tolerancia e intolerancia, solidaridad y ruptura de la solidaridad, violencia y paz.

El espacio en Jaspers es humanitas, la idea central es la comunicación sin límite en la diversidad cultural, religiosa y lingüística de la humanidad. En la comunicación sin límite ―tanto entre los seres humanos contemporáneos como entre los vivos y los muertos― la verdad se nos revela.

En el devenir del filosofar, Heidegger va a elaborar una idea filosófica del tiempo. Su obra maestra El ser y el tiempo (1927) es la manifestación de este logro del pensamiento. El pasado, el presente y el futuro no son interrogados por el pensador poético como “tiempos” sino como experiencias cargadas de densidad existencial. El tiempo es la extraordinaria aventura humana que se despliega entre un “entonces” y un “ahora”.

El pasado es recordado como parte del presente, inspirativamente. Al tornarse el pasado en presente, se transforma en una posibilidad futura; lo que ha sido, puede volver a ser. El tiempo es tradición e innovación, patrimonio e invención, memoria y creación.

El misterio de la humanidad se sitúa, a la vez, en el espacio y en el tiempo como experiencia cargada de existencia e historia. El misterioso reino de la Tierra congrega múltiples y diferentes aventuras humanas, tanto tradiciones, patrimonios y memorias como innovaciones, invenciones y creaciones. La verdad es la comunicación sin límite entre semejantes y diferentes, en esta diversidad de la universalidad humana.

A contracorriente, la lejanía, la incomunicación, la intolerancia, la violencia entre las porciones diferentes de la humanidad, ha marcado las guerras y las revoluciones, el antisemitismo, el imperialismo y el totalitarismo en la Edad Moderna y en su criba. El descubrimiento del espacio y el tiempo como humanitas es una tarea pendiente y urgente que la modernidad legó sin resolver a la posmodernidad.

Manuel Piqueras, Esta y otra América mejor: la democracia como tragedia. Proyecto de tesis doctoral. Programa internacional de doctorado, Religión en diálogo, Universidad Johann Wolgang Goethe, Fráncfort del Meno, Alemania.

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