Arquitectura y arquitectos en Lima: Rafael Marquina

Rafael Marquina y Bueno (Lima, 1884-1964).- Cuando culminó sus estudios escolares, viajó a Estados Unidos y logró el título de arquitecto en la Universidad de Cornell (1909). Entre sus méritos, figura el haber sido el primer peruano con aquel título profesional. De regreso a Lima, enseñó arquitectura en la Escuela de Bellas Artes y en la Escuela de Ingenieros; también estuvo entre los fundadores de la Sociedad de Arquitectos en 1937. Paralelamente, inició una serie de proyectos, entre los cuales citamos:

a. Colegio Nuestra Señora de Guadalupe (1911-20).- El origen de este edificio se remonta a 1898 cuando se convocó a un concurso para dotar al emblemático colegio de un local adecuado. El proyecto inicial lo ganó Máximo Doig (arquitecto de la Casa de Correos) pero la obra fue concluida por Rafael Marquina, ex alumno guadalupano. De estilo neoclásico, el bloque frontal se concluyó en 1909; la capilla y el bloque posterior, en 1911. El local fue concebido para satisfacer el sistema educativo de modelo francés; por ello, su traza es de retícula conformando 5 patios, cada uno de ellos destinados a una actividad escolar: patio de honor, patio de actividades recreativas, auditorio, capilla y tres patios de aulas; en el segundo nivel se emplazaba el internado, área de servicios generales-maestranza, comedor, talleres de instrucción, almacenes, etc. La obra fue concluida en 1920. El inmueble es de ladrillo en su planta baja y los techos y carpintería en general, de madera.

b. Estación Desamparados (1912).- Fue la primera obra pública proyectada por Marquina. El edificio tiene tres plantas y, en su construcción, se aplicaron métodos y materiales modernos, como el concreto armado con estructuras de hierro y los telares de malla metálica. En su interior, destacan las bancas de hierro forjado con madera, la estupenda farola de vitral art nouveau y la escalera principal. La fachada es “ecléctica”, pues hay columnas dóricas, almohadillado, plintos, órdenes gigantes, entablamentos partidos y balaustres continuos, aunque la forma de presentarlos es académica.

c. Puericultorio Pérez Araníbar (1917-30).- Se trata de un centro de carácter asistencial para albergar a 1.200 niños. Su construcción se inició en 1917 bajo el diseño planteado por Marquina; luego, el arquitecto alemán Werner Benno Lange realizó algunas modificaciones. El Puericultorio tiene una forma suburbana, con construcciones organizadas a partir de un planteamiento simétrico y siguiendo un esquema basado en la conformación de patios interiores y áreas libres que articula los distintos pabellones. En la obra se emplearon materiales y técnicas de construcción tradicionales como el adobe, la quincha y la madera, con revestimiento de yeso. Fue inaugurado el 9 de marzo de 1930 por Augusto Pérez Araníbar. Para su construcción, se buscó la ayuda de personas generosas como Víctor Larco Herrera, Tomás Valle, Miguel Echenique e Ignacia Rodulfo de Canevaro, entre otros. Actualmente se hospedan en él unos 600 niños y niñas.

d. Hospital Arzobispo Loayza (1922-24).- Ubicado en la cuadra ocho de la avenida Alfonso Ugarte, fue inaugurado por el presidente Leguía el 11 de diciembre de 1924, y reemplazaba al antiguo Hospital de Santa Ana. De estilo neoclásico (similar al Palacio de Justicia), con reminiscencias del urbanismo francés de principios del siglo XX en su distribución interna, la obra fue diseñada por Marquina e impulsada por la Sociedad de Beneficencia de Lima en un terreno propiedad de la misma institución y con una partida de 30 mil libras peruanas otorgada por el Congreso de la República. En ese entonces, Manuel Montero Tirado era director de la Beneficencia y el presidente de la Comisión de Obras, Augusto Pérez Araníbar. Al momento de su inauguración, el director de la Beneficencia era Manuel Augusto Olaechea. Los encargados de su ejecución fueron los ingenieros Enrique del Solar y Alejandro Garland.

e. Hotel Bolívar (1924).- El imponente edificio de seis plantas, sobre un terreno de 4 mil metros cuadrados, en el cruce de la avenida Nicolás de Piérola y el jirón de la Unión, frente a la plaza San Martín, es ejemplo de la influencia modernista en la arquitectura peruana. El hotel fue concebido para alojar a presidentes y dignatarios; por ello, su mobiliario y sus acabados constituyen una ostentación del lujo de la época. Las columnas y los pisos de sus salones principales son de mármol importado de Italia y la mayoría de las lámparas que lo iluminan fueron adquiridas en Francia. En su libro, Cipriano A. Laos menciona la linda rotonda circundada de columnas y con soberbia farola de finísimo ‘vitreaux’, la iluminación y decorado es realmente atrayente; mueblería confortable y elegante de la casa inglesa Waring Gillow. Como vemos, no se escatimó en los gastos. Por ejemplo, se adquirieron muebles antiguos para el salón dorado, compuesto por espejos, consolas, canapés, sillones y sillas, y otros juegos de salón de madera exquisitamente tallada y con aplicaciones en bronce. Como dato curioso, podemos mencionar que en el Bolívar están los dos primeros ascensores que funcionaron en el Perú.

f. Capilla del cementerio Presbítero Matías Maestro (1930).- Clásico.

g. Conjunto de la Plaza San Martín (1926 y 1935-45).- A la primera etapa corresponden los portales Zela y Pumacahua (neohispano) y, a la segunda, la elevación de los edificios del Cine Metro, Fénix, Boza y Sudamérica, estos dos últimos de estilo neocolonial.

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