Algunas veces pareciera que ciertas personas se esforzaran por sumar puntos en contra para la humanidad…
Aldo Mariátegui es peor que la tía Paca Leer más
Algunas veces pareciera que ciertas personas se esforzaran por sumar puntos en contra para la humanidad…
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Porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad.
Y me preguntaba la otra vez, como de chiquitina había incorporado en mi cultura habitual tantas cosas… Los Beatles, Alfred Hitchcock, el muro de Berlín, la China Comunista, Pelé, África, el llanero Solitario, la vida a través de un rulero, el feminismo, el Kremlin, el Pentágono, Jerry Lewis, Mickey Mouse, Periquita, la debilidad fascistoide por Mussolini de parte del abuelito de Miguelito, Jean Paul Sartre gracias a quien comieron el último pollo en la casa de Libertad; James Bond, Jean Paul Belmondo y la Nouvelle Vague; el gusto por el franchute – ui-ye-tem-…y que Fidel Castro nunca aseará su moño y que a Lyndon Johnson nunca lo mimará su mamá…
Insisto… Mafalda tiene la culpa te todos mis conflictos existenciales Leer más
Madre, palabra sagrada, ya que madre sólo hay una… (felizmente! Sic).
Recientemente me topé con un video demasiado gracioso y chévere de Adal Ramones, quien estaba hablando sobre las “Frases Maternas”. Fue inevitable no sentirme identificada con algunas de las situaciones que él menciona. Tampoco fue difícil ver dicho monólogo y no relacionarlo con el segmento que Carlos Galdós solía tener en Studio 92…. sí, estoy hablando de “Menopáusica”.
Y nada, nada… recuerdo que yo paraba fastidiando a mi jefa con eso: “me-no-páu-si-caaaaa” y nos reíamos juntas. No podía creer que alguien hubiera sido tan asertivo como para conjugar todas las frases, poses y actitudes de una mamá. ¿Pareciera que las clonan verdad? ¿Se puede hablar ahora de un folclore materno? Y por último, me sale mi lado alfredhitchcockniano y con musiquita de fondo de Psicosis tin tin tin… ¿Llegaré a tomar dichas actitudes cuando sea una mamacita?
“Mamita, mamita, pedazo de cielo, dulce como el caramelo y paciente como el tiempo…” Oh si!!! Recuerdo inmediatamente la voz de mi mamacita: “Diana Katherine, los platos; Diana Katherine, los baños; Diana Katherine, el piso necesita trapearse; Diana Katherine, esa falda está muy corta; Diana Katherine, con quienes vas a salir? Y cómo te vas a regresar?”; md! Pareciera que uno nunca crece para una madre no?
Pero al mismo tiempo, recuerdo el rostro más bello con aquellos hermosos ojos verdes, “te quiero mucho mi princesa!” y también comienzo a pensar en los cuentos que me solía contar; cuando me comenzaba a enseñar a leer. Comienzo a pensar y a agradecer a la persona que sembró en mi el amor a Dios y a los demás; el amor a la lectura y agradezco mucho el tiempo (el Kayrós) que solíamos compartir (y sufrir) para que yo tomara la sopa (porque al igual que Mafalda, no puedo soportar la sopa). Y también recuerdo los experimentos culinarios que mi esperancita me solía dar, por ejemplo esos menjurjes a base de ajo, cebolla, ron y no sé que más para “sanarte de los bronquios”; la sopa de Tarzán (la solución a la hambruna mundial y la consecuente pérdida del buen gusto gastronómico); el guiso con machas (para los tiempos de vacas flacas) y no sé que más. Pero el lado bueno, es que luego de pasar por su amor culinario… puedes sobrevivir en cualquier parte del mundo, incluso sólo a base de arroz con arena (md! Me acordé del sango).
Este es el video de “Frases de la Madre” a cargo de Adal Ramones… que es genial el tío!
Y me es necesario contar con el buen gusto fino y elegante del gran Quino para este minúsculo homenaje a mi mamacita…
Super fanática de Mafalda, admiradora acérrima de Quino, en medio proceso de transformación a geek, emulando al broder, so riesgo de ser censurada por esa nota de los derechos de autor, me arriesgo a colocar las tiras modificadas de Guille y de Mafalda… es que sencillamente amo a Mafalda. Pero por si acaso, querido Quino, jamás podría lucrar con tus tiras, es imposible!!! Más que nada, es mi humilde homenaje hacia tu genialidad creativa.
Muhammad Yunus me parece un ser humano coherente y su obra, el Grameen Bank habla de él. Para Yunus es posible acabar con la pobreza y dicho anhelo no es un sueño inalcanzable sino viable si cada actor social trabaja coordinadamente para cumplir dicho objetivo. Claro que suena como que “si broder, hablamos luego aja, mañana te pago.” Pero no, no es así.
Para el autor de “Hacia un mundo sin pobreza” la concepción de una sociedad sin pobreza que permita que cada persona tenga la capacidad de cuidar de sí misma y satisfacer sus necesidades básicas es factible; absolutamente nadie moriría de hambre ni padecería desnutrición.
Recuerdo que Kliksberg mencionó una vez, que si no cambias algo por amor, porque eres ser humano, entonces hazlo por pragmatismo. Y Yunus completa esta idea al comentar que un mundo sin pobreza sería económicamente mucho más fuerte y mucho más estable de lo que es hoy: “El 20% de los habitantes del mundo, que hoy vive en extrema pobreza, se convertiría en personas con ingresos y capaces de gastar dinero. Generarían una demanda extra en el mercado, que haría crecer la economía. Aportarían su creatividad e innovaciones al mercado para aumentar la capacidad productiva del mundo.” Así que si no lo quieres hacer por amor, hazlo por pragmatismo.
Pero también lo que más me conmueve de Muhammad es que él era profesor de la universidad y mientras enseñaba bellas teorías académicas (porque simplemente se limitan a eso, a la teoría), la gente a su alrededor literalmente moría de hambre. Él no se encerró en su burbuja, sino que pasó por una gran crisis que lo hizo reflexionar más sobre su papel como ser humano y cómo sus conocimientos sobre economía podrían ayudar a mejorar una terrible situación.
Es así que Yunus decide abandonar la teoría y los manuales; huir de la vida universitaria y dirigirse a comprender la realidad que rodea la existencia de un pobre, descubrir la verdadera economía, la de la vida real y, para comenzar se dirigió a la pequeña aldea de Jobra ubicada en las vecindades del campus de la universidad. Ahí trató de comprender qué sucedía con las personas que vivían en pobreza.
Un día, se detuvo frente a una casa prácticamente destruida donde estaba una mujer que trabajaba el bambú para fabricar un piso. Su nombre era Sufia Begur, era delgada, la piel oscura, los ojos negros, vestida con un sari rojo. Cuando Yunus conversa con ella se entera que ganaba el equivalente a 22 centavos de dólar por día: El problema de la vida y de la muerte se reducía al manejo de unos pocos centavos. En el sistema económico con el que contaban, la situación de Sufia era tan precaria que jamás podría ahorrar, invertir y emprender vuelo económico. Sin embargo ella no pedía limosna y además no habría sido una solución definitiva y estaba atrapada en ese círculo vicioso: pedir prestado a un intermediario para venderle enseguida el producto de su trabajo. Era imposible salir de esa relación de dependencia. Y como siempre se entraría en un círculo vicioso muy macabro.
Sufia necesitaba crédito, pero desgraciadamente, no existía ninguna institución financiera que pudiera satisfacer las necesidades de los pobres en materia de crédito. El mercado del crédito, ante la ausencia de instituciones oficiales, estaba acaparado por los prestamistas locales, que arrastraban a sus clientes cada día más lejos en el camino de la pobreza. Las personas en la situación de Sufía en extrema pobreza, no son pobres por estupidez o por pereza. Ellos trabajan el día entero, cumpliendo tareas físicas de gran complejidad. Son pobres, porque las estructuras financieras del país no tienen la vocación de ayudarlos a mejorar su suerte. Es un problema de estructura y no de personas.
Es así que Yunus se transformó en prestamista y luego en banquero. Surgió el Graneen Bank, que apunta a un solo objetivo: acabar con la pobreza, esa plaga que humilla al hombre en lo más profundo de sí mismo. Fue por tal motivo que ganó el premio Nobel de la Paz 2006.
Yunus comenta lo siguiente: “Mi experiencia en el Grameen me dio una fe inquebrantable en la creatividad de los seres humanos. Me llevó a pensar que ellos no nacieron para sufrir hambre y miseria. Las padecen hoy, como en el pasado, porque hemos eludido el problema. Estoy profundamente convencido de que podemos sacar al mundo de la pobreza si sólo tenemos la voluntad de hacerlo. Esta conclusión no es fruto de una esperanza piadosa, sino el resultado concreto de la experiencia que hemos adquirido en nuestra práctica de microcrédito.”
Grande Yunus, gracias por recordarnos que no debemos vivir en nuestra burbuja pletórica de teoría académico-universitaria. Con esto no estoy diciendo que sólo acción y nada de reflexión. Sino por el contrario, una buena profundidad de reflexión, necesariamente te llevara a una acción potencializadora.