Sinesio López Jiménez
Hasta ahora las izquierdas vienen comportándose como quieren las derechas: vetos mutuos y fragmentación con probables candidatos irrelevantes. Algunos analistas piensan que la fragmentación de las izquierdas es un dato casi definitivo e inevitable. A mí me parece que no todo está dicho y que la situación podría cambiar para bien de las izquierdas. ¿ Qué factores podrían cambiar esta situación poco auspiciosa para ellas?. Sugiero los más relevantes y probables. Primero, la posibilidad de que las corrientes más unitarias de las izquierdas cuenten también con una franquicia electoral que, en este caso, es un mal necesario en la medida que sin ella no se puede participar en el proceso electoral. Ellas pueden de ese modo anular la capacidad de chantaje de las izquierdas (radicales y moderadas) que tienen la franquicia y favorecer la unidad.
Segundo, el probable crecimiento masivo de los movimientos contestatarios que, para tener una mayor incidencia en el campo de la política y del gobierno, necesita una sola representación política y puede presionar (en forma directa o indirecta) a las izquierdas divididas sobre la necesidad de la unidad. Ni la derecha ni el centro pueden ni les interesa representar a los movimientos contestatarios. Este es un papel reservado para las izquierdas. Si la izquierda democrática no es capaz de representar políticamente a las fuerzas sociales movilizadas, lo hará el MOVADEF con otras fuerzas afines.
Tercero, si las izquierdas, superando pequeñas ambiciones y sectarismos de capilla, logran redescubrir los enemigos a los que tiene que combatir y derrotar pueden recuperar su identidad política y organizarse como un solo actor decisivo en la lucha política y en la competencia electoral. No sólo es lamentable sino también indecente la fragmentación de la izquierda en pequeños grupos políticamente irrelevantes. El pueblo que no sabe definir con claridad quien es su enemigo es un pueblo sin destino. El establecimiento claro de la enemistad política ayuda a definir, además, las cuestiones programáticas, las coaliciones y las estrategias.
Cuarto, si los fragmentados y pequeños grupos de izquierda logran percibir y entender la enorme fuerza de los enemigos a los que tiene que combatir es probable que busquen superar la fragmentación y logren conformar un solo actor político. Se trata de enfrentar a la CONFIEP, al modelo neoliberal extremo, a la ultraderecha política y sus candidatos favoritos (García, Keiko, PPK) y al partido de los medios concentrados (PMC). No es poca cosa. La única posibilidad de enfrentar con cierto éxito a estos enemigos muy poderosos es que las izquierdas no solo se unifiquen sino que sean capaces de organizar un gran frente de centro-izquierda.
Quinto, la comprensión de la enorme fuerza de la derecha ayuda a entender también la abismal debilidad de las izquierdas fragmentadas y puede impulsarlas a la necesidad de la unidad. Esta, si se concreta, es ya un gran logro que, sin embargo, es insuficiente para pasar a la segunda vuelta. Esta hazaña requiere la organización de un frente de centro- izquierda.
Finalmente, si se avanzara en el recorrido de los pasos anteriores, las izquierdas podrían estar en mejores condiciones para escoger el candidato viable de la izquierda o, mejor aún, de la centro-izquierda. Este podría ser un independiente de izquierda o un independiente de centro que obtenga el respaldo de todas las izquierdas. ¿Es eso posible?. Difícil, pero no imposible.