Sinesio López Jiménez
Sorpresas te da la vida. Siempre se aprende algo nuevo cuando se tiene la mente abierta a las experiencias de la vida. Soy un entusiasta profesor de teoría en el campo de la política. Los cursos que dicto en la PUCP (y también en San Marcos) tienen que ver con la teoría (política moderna, democracia, Estado, ciudadanía), pero ésta, como decía el Fausto de Goethe, es gris mientras el árbol de la vida es verde. Por eso hay que estar atentos a lo que nos enseña la vida.
En una democracia el que gana las elecciones (competitivas e institucionalizadas) recibe la autorización de los ciudadanos para gobernar. En eso consiste la legitimidad de origen de las autoridades democráticas. Eso dice la teoría, pero en la práctica no siempre es así. En ciertas circunstancias participan en el gobierno algunos representantes de los sectores sociales que no ganaron las elecciones pero que son legítimamente escogidos por el Presidente de acuerdo a sus atribuciones constitucionales. Este hecho se presta con frecuencia a múltiples lecturas (concesión a la presión, traición, juego estratégico, realismo político, etc.).
Más allá de las diversas lecturas de este hecho, hay un dato macizo de la realidad: Los resultados electorales no expresan siempre las relaciones económicas, sociológicas, políticas y culturales de las fuerzas que existen efectivamente en un país capitalista como el Perú. Si se quiere pasar de la democracia electoral a la democracia de ciudadanos, por ejemplo, es necesario tener en cuenta también esas otras relaciones de fuerza. Lo mismo sucede cuando se pone en marcha el gobierno democrático efectivo. Este requiere tener en cuenta las relaciones de poder en otros campos (la política, la militar, la social y la económica), establecer un equilibrio complejo entre ellas y proponer políticas públicas en las que todos ganen. En eso consiste la concertación.
Ante la ausencia de partidos, la política ha sido copada por los medios, los poderes fácticos y los políticos sin partido. Si Gana-Perú fuera un partido bien organizado y con mucha influencia social, podría contrarrestar esos poderes y sería un sustento sólido del nuevo gobierno. Si tuviéramos un sistema de partidos, la política sería más estable y la gobernabilidad estaría relativamente garantizada. La correlación militar de fuerzas es un campo minado al que me niego a entrar. Lo único que puedo decir es que el jefe de Estado es el comandante supremo de las FF.AA. Y con he eso he dicho mucho.
Las correlaciones sociales constituyen un terreno movedizo y conflictivo. No hay organizaciones populares sólidas (sindicatos, asociaciones, sociedad civil), pero existen muchos conflictos de diverso tipo y un movimientismo desbordante. Si este se organizara e institucionalizara podría ser más efectivo en sus demandas, ayudaría a la gobernabilidad y podría constituir un vigoroso apoyo del nuevo gobierno. La correlación económica de fuerzas está controlada hegemónicamente por el mundo empresarial, especialmente por los grandes grupos económicos (48) nacionales y extranjeros. Su hegemonía se ha visto fortalecida y legitimada con el crecimiento de los últimos diez años gracias a la demanda de los mercados internacionales. Lamentablemente no existen sindicatos ni centrales sindicales que contrapesen el poder de la CONFIEP.
El crecimiento con inclusión es la propuesta de política en la que todos ganan. Ello requiere establecer equilibrios complejos entre los diversos campos de las relaciones de poder. En eso consiste el arte de gobernar democráticamente un país pobre, pero con grandes potencialidades. Esos equilibrios se mueven entre los dos límites programáticos y estratégicos extremos que hay que evitar: la máxima ganancia y la máxima distribución, la amenaza de desinversión y la presión social y política extrema. El éxito se logra si todos aprendemos a conceder y a concertar y a ser responsables y honestos en el manejo de la cosa pública.
EL ARBOL DE LA VIDA ES VERDE
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Sigo atentamente c/u de sus artículos semanales y creo que mucho ayudaría en nuestra sociedad, pasar a la "democracia ciudadana", si maestros como usted dejaran un poquito la docencia universitaria y compartieran su conocimiento en aulas populares; sobre todo ahora que está en el poder.
Creo que el Minist. de Cultura sería un éxito suyo, como fue en la BNP. Saludos y agradecimientos!!!
Lo felicito profesor por la claridad de
las ideas,la escuela de la vida siempre nos enseña.Me gusto cuando cuando lo escuche al Presidente Humala decir nos somos de izquierda o derecha lo que hay
que hacer ,es adaptar los programas de gobierno a las necesidada de nuestro pueblo.No queda otra hay que concertar.
Alguien ya digo no queremos que nos regalen la plata si no hay que ser justos.
El nacionalismo, hay que construirlo a nivel nacional para dar el apoyo al gobierno.
Es interesante en "teoria" conceder y concertar, ser responsables y honestos de la cosa pública,la pregunta es: ¿Cuáles son los primeros pasos para iniciar esos procesos? ¿Existen antecedentes al respecto? ¿Ser honestos en la cosa pública, donde la corrupción es el monstruo de mil cabezas que viene deborando a mas funcionarios y/o servidores?
El acuerdo nacional firmado por los diferentes grupos o movimientos políticos sería el marco general e inicial para traducir en políticas públicas específicas articuladas e integradas, a los sub niveles donde se encuentran los planes, programas y proyectos.¿Esto está siendo trabajado ya?
¿Existen suficientes profesionales para formular, evaluar, implementar políticas públicas específicas y para cada una de ellas?
like the subtle taste of tea that last long after a sip. The subtle bitter is what it is meant to be
muy buen articulo, me ha gustado mucho!
Es cierto lo expuesto en cuanto a la CONFIEP y también en cuanto al capital transnacional pero no es convincente en cuanto a la política cultural y la de educación. En la actual situación de mundialización depende del actor político con poder si quiere enrumbar al país a una política que potenciaría las posibilidades futuras de la población o si quiere seguir con la política obsoleta en cuanto a cultura (hegemonizada por una minoría que niega el aporte cultural y la historia de la mayoría de la población), y educación que esencialmente no busca una reforma radical para pasar de la enseñanza de la obediencia a otra de creatividad.