Sinesio López Jiménez
Con el levantamiento de la colosal estatua de Cristo en el morro solar de Chorrillos García quiere despedirse del gobierno con olor a santidad. Los ingenuos lo aplauden y algunos obispos, políticos y periodistas, nada ingenuos, lo celebran. Y García se muere de risa de todos. ¿García creyente?. ¿Desde cuándo?. Aparte de besar el anillo del cardenal y de asistir a las misas ceremoniales que el cargo implica, ¿ en donde están las expresiones de su fe cristiana?. ¿García ama al prójimo como a sí mismo?. Imposible. Su ego colosal se lo impide. ¿Qué sentidos tiene entonces esa obra monumental?. Varios, pero sólo quiero destacar tres desde la perspectiva política. En primer lugar, el carácter autoritario de García quien no creyó necesario atenerse a los procedimientos legales a los que debe someterse toda obra a construir en la ciudad.
En segundo lugar, el uso político que hace García de la religión de la mayoría de los peruanos para despedirse y para intentar el retorno en el 2016. En tercer lugar, la estrategia política de encubrimiento que, tras la santidad del monumento, pretende ocultar cosas nada santas: el financiamiento mismo (de la obra) nada convencional ni transparente, por ejemplo. Varias obras de García parecen haber seguido este mismo patrón: donaciones de empresas que “ganaron” licitaciones costosas. Es necesario investigar. Sospecho que de las consecuencias de los resultados de esas investigaciones ni Cristo lo va a salvar.
Otras modalidades de corrupción han sido y son las concesiones. Hay una que se frustró por el descubrimiento de los petroaudios, pero que ha sido revelada por el gerente general de Business Track. Lo cito in extenso: “Acá lo que estaba sucediendo en realidad era, según el derrotero de los audios, que (los apristas) pretendían birlarse del país 875 millones de dólares, esa es la verdad. Había un proyecto político –y por eso estoy preso- que antes del señor Toledo (el fujimorismo) lo hizo en forma casi prepotente. Acá no, más inteligente era tener un proyecto político de 15 años, cinco del doctor (Alan) García, cinco del señor (Jorge) del Castillo y cinco del señor García (otra vez). Y con las obras faraónicas que estamos viendo, más el soporte de todo el dinero que se supone se iba a ir al bolsillo de ellos, era factible hacer este proyecto político”.
Estamos frente a un caso de delitus interruptus como tantos otros. Uno que a mí me irrita hasta la exasperación es el siguiente: un ministro bloqueó un pequeño crédito muy barato para una institución indigente porque el vendedor (que iba a recibir dicho crédito como pago de algunos bienes y servicios) se negó a pagar la coima de 600 mil dólares (rebajada meses después a 300 mil dólares). El delito no se consumó, pero la institución quedó bloqueada en su funcionamiento y más dañada aún de lo que está. Todo indica, especialmente luego de la reciente ley que favorece la corrupción, que estos actos impropios no van a recibir sanción alguna. En el caso de los petroaudios se pretende olvidar los delitos prestos a consumar y sólo se quiere sancionar el chuponeo. Pero este también involucra a García, quien, en 2006, pidió chuponear al candidato Ollanta.
Una de las medidas más importantes que debe asumir el próximo gobierno de Ollanta es la investigación y la sanción de la corrupción que, al parecer, es también colosal. Todos los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) tienen que asumir esa tarea en forma coordinada y todas las instituciones que ejercen el control horizontal (el poder judicial, la contraloría, el TC, el CNM, etc.) y las que ejercen el control social (la sociedad civil y la prensa) tienen que coordinar sus acciones para ser más eficaces. Los ciudadanos ya ejercieron el control vertical en forma magistral: El Apra no pudo tener un candidato presidencial propio y su numerosa representación se ha visto reducida al modesto número de cuatro congresistas. Es, sin duda, una sanción ejemplar.
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Archivo por meses: junio 2011
UN ESTADO PARA TODOS
Sinesio López Jiménez
El triunfo de Ollanta es la toma democrática de la Bastilla. Sin asaltos, sin violencia, sólo con la fuerza de los votos las clases medias y populares han conquistado el gobierno del Estado para todos. Acabar con la captura del Estado por los operadores del poder económico para ponerlo al servicio de todos es probablemente uno de los cambios más importantes que van a producirse a partir del 28 de julio. Desde hace más de veinte años los poderes fácticos han logrado imponer a los presidentes elegidos los operadores de sus intereses en el manejo de los aparatos económicos del Estado. Desde allí desplegaban las políticas económicas para los ricos y asignaban las migajas de las políticas sociales asistencialistas para los pobres. En este lapso ningún ministro de Economía y Finanzas ha provenido de las filas del partido que obtenía el triunfo electoral. Casi todos ellos provenían de las canteras de los organismos financieros internacionales o de los bancos.
Los operadores justificaban su presencia en el Estado no sólo como cuadros técnicos eficientes sino también como hombres de confianza del capital nacional e internacional. Por temor a fracasar en el campo económico o por presión de los poderes fácticos, los presidentes democráticamente elegidos terminaban escogiéndolos como los magos de la economía y las finanzas. Con la elección de Ollanta las cosas pueden y deben ser distintas. Eso explica probablemente la fuerte presión de la derecha y de los poderes fácticos para que el presidente electo, sin haber recibido aún las credenciales del JNE, decida apresuradamente el nombramiento de los hombres que sirvan y defiendan sus intereses. Eso explica también el veto y la satanización (por la prensa derechista) de los hombres de confianza de Ollanta y de los cuadros provenientes de la izquierda. La derecha política no aprende de su propia derrota y sigue actuando como si hubiera ganado.
¿Es posible poner al Estado al servicio de todos?. ¿Es posible gobernar para todos, especialmente para los más necesitados, o está obligado a gobernar para los ricos el que accede al gobierno del Estado?- Si se tiene en cuenta las relaciones de fuerzas sociales y políticas, nacionales e internacionales, es difícil pero no imposible. Ayudaría mucho si el gobierno recientemente elegido fuera respaldado por un partido bien organizado y por una sociedad civil vigorosa. Estas son, sin embargo, tareas pendientes a las que GANA-PERU tiene que abocarse con urgencia si quiere tener éxito en el gobierno y busca darles proyección estratégica a los grandes cambios que pretende realizar.
Soltar las amarras que atan al Estado con los intereses particulares de algunos grupos en desmedro de las mayorías ya es un buen comienzo, sin embargo, y establecer relaciones estatales funcionales, transparentes, eficientes y justas con la economía y con la sociedad es un avance significativo. El Estado tiene la obligación de garantizar la inversión (nacional y extranjera) y la acumulación a todos los empresarios (grandes y pequeños) y de mantener los equilibrios macroeconómicos a través de sus políticas económicas (fiscal y monetaria) adecuadas y de una seguridad jurídica confiable. Los empresarios, a su vez, tienen la obligación de contribuir en forma significativa al sostenimiento del Estado y de sus políticas públicas mediante una tributación equitativa y el respeto a los derechos de los trabajadores.
Finalmente, el Estado está obligado a dedicar una parte significativa de la presión tributaria a las políticas sociales universales (salud, educación, justicia y seguridad) de calidad para todos, especialmente para los pobres y muy pobres. Sólo si ellas llegan a todo el territorio y a todas las clases sociales, la sociedad le otorgará legitimidad al Estado, al gobierno y a los gobernantes. En el fondo, las relaciones funcionales señaladas constituyen un compromiso entre los empresarios y los trabajadores con la mediación efectiva del Estado.
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SÍ SE PUDO
Sinesio López Jiménez
Derrotar al fujimorismo no era difícil, pero vencer a todos los poderes que lo respaldaban parecía imposible. Era una batalla desigual. Pocos analistas pensaban que Ollanta pudiera imponerse a Fujimori, a los grandes grupos empresariales, a la mayoría de los medios, al cardenal Cipriani y a García. A mí me parecía difícil, pero no imposible. ¿ Por qué era difícil?. El poder económico y el poder mediático no estaban dispuestos a perder el poder político. Temían que, perdiéndolo, su poder económico y mediático, corría un serio peligro. García creía que la continuidad del modelo neoliberal peligraba y que Ollanta, una vez en el gobierno, levantara la alfombra de Palacio. ¿Cuál era el miedo del cardenal Cipriani? No temía, por cierto, perder el cielo sino il bocatto di cardinale (algunos apetecidos bienes terrenales pro los cuales litiga).
Era difícil, además, porque, detrás de la candidatura de Ollanta, no existían ni existen partidos organizados que pudieran contrarrestar la ofensiva feroz de todos los poderes. ¿Por qué no era imposible? Había antecedentes de la derrota de los medios. Barrantes en los 80 y Belmont en 1989 habían logrado victorias parciales y Fujimori en 1990 logró una victoria total cuando ganó el gobierno contra la voluntad de los medios. ¿ Por qué triunfó Ollanta?. Hay varios factores que han contribuido a su victoria. En primer lugar, la calidad del candidato. Ollanta tiene defectos, sin duda, pero son mayores sus virtudes. La primera es una voluntad férrea, forjada en otras batallas muy difíciles (lucha contra el terrorismo, guerra del Cenepa) que debió librar como militar. La segunda, una persistente y legítima ambición de poder que lo impulsó a luchar denodadamente por la conquista del gobierno.
La tercera, la madurez del candidato, adquirida a lo largo de la lucha política desde el 2006 en adelante. En una reunión de un centenar de invitados sostuvo: Que me disculpe mi profesor de política, pero yo aprendí mucho más en la calle (en contacto directo con el pueblo) que en la Católica. Esa madurez le permitió en estas elecciones adecuarse a los cambios de los tiempos y las circunstancias sin renunciar a los objetivos programáticos y estratégicos. La segunda razón de su triunfo es la campaña electoral impecable que desplegó con la asesoría de especialistas de primer nivel. Gracias a sus asesores pudo salir airoso de los desafíos más difíciles de la campaña.
En tercer lugar, la conformación de una coalición de centro izquierda le permitió enfrentar con éxito la segunda vuelta electoral. El 32% de esa coalición provenía de las corrientes nacionalistas e izquierdistas de la primera vuelta y el 20% provino de la vertiente liberal-democrática encabezada por Alejandro Toledo y Mario Vargas Llosa. Por ser liberal, democrática y ética, esta corriente era profundamente antifujimorista. Hay que destacar la valentía y la entereza moral de los Vargas Llosa (Mario y Alvaro) para defender sus principios aún a costa de enemistarse y ganarse los odios del poder económico, mediático y religioso. En cuarto lugar, el apoyo de algunos medios (La República y La Primera) y de algunas organizaciones de la sociedad civil le dieron sustento e impulso a la campaña, especialmente en la última semana en la que se rompió el virtual empate de los candidatos.
¿Cuáles son los principales desafíos de Ollanta como presidente?. El primero, mantener el impulso del crecimiento económico. En segundo lugar, elevar la presión tributaria sin abusar de los impuestos. El tercero, desplegar el conjunto de políticas sociales como derechos sociales universales que prometió en la campaña. El cuarto, aplicar un shock en los aparatos sociales del Estado (educación, salud, justicia y seguridad) para hacerlos más ágiles, eficientes y transparentes. Todo eso requiere, sin duda, manejar las políticas económicas con y desde el centro y las políticas sociales con y desde la izquierda. Que Dios nos ayude.
SE SIENTEN PASOS
Sinesio López Jiménez
No tenemos encuestas, pero hay una serie de síntomas en el ambiente político que permiten predecir los resultados de la segunda vuelta. Hasta el domingo pasado las encuestadoras presentaban un empate técnico que se mantuvo por tres semanas consecutivas. El dato a retener en este caso no es que Keiko Fujimori alcanzó a Ollanta Humala sino que éste no pudo ser demolido por la ofensiva feroz de la mayoría de los medios (diarios, radio y TV) que respaldan a la candidata naranja. Para poder entender el último tramo de la segunda vuelta es necesario pasar de la macropolítica a la micropolítica en la que los movimientos moleculares de la política cuentan. Mi hipótesis es que en esta última semana se ha roto tímidamente el empate en favor de Ollanta Humala. Sospecho que los indecisos del sector B y C se han decidido mayoritariamente por Ollanta y que se han producido pequeños trasvases a su favor en los sectores D y E. ¿Cuáles son las causas que explican este cambio en la situación política?. Hay varios factores, pero los más importantes son los siguientes:
En primer lugar, el buen desempeño de Ollanta en el debate del domingo pasado ha ayudado al candidato nacionalista. Quedó mejor de lo que esperaban los analistas y la gente misma. En esa medida triunfó. Sus acusaciones contra la candidata fujimorista (las esterilizaciones forzadas de trescientas mil mujeres, la escandalosa corrupción del régimen fujimorista del 90, la identificación y continuidad de Keiko Fujimori con respecto a su padre, la presencia indiscutible de montesinistas en su equipo, etc) han sido parte de la agenda política de la última semana de la campaña. Los fujimoristas (incluida la candidata) han pedido disculpas por las esterilizaciones forzadas, por ejemplo. Este es el mejor indicador de que le fue bien a Ollanta en el debate del domingo pasado. En segundo lugar, la reacción ciudadana contra el cargamontón mediático ha neutralizado sus efectos destructivos. La contracampaña abusiva y feroz de la mayoría de los medios (prensa, radio y TV) alcanzó, luego de un mes, un nivel de saturación a partir del cual comenzó a ser contraproducente.
En tercer lugar, el pronunciamiento de Toledo y Perú Posible, luego de muchas dudas y vacilaciones, a favor de la candidatura de Ollanta Humala tiene, sin duda, un cierto impacto más allá de las huestes de su partido que aún se mantenían en la duda. En cuarto lugar, las movilizaciones masivas contra la candidata fujimorista en Lima y en algunas ciudades del país también ayudan a Ollanta. Las organizaciones de derechos humanos, los colectivos de jóvenes de diversas universidades y las organizaciones sindicales han hecho que el proceso electoral tenga un contenido ético. En quinto lugar, los pronunciamientos de varios grupos intelectuales (escritores, artistas, historiadores, politólogos, feministas) pueden tener algún impacto en los jóvenes universitarios y en ciertos sectores ilustrados del país.
En sexto lugar, la fulminante carta de Vargas Llosa a El Comercio en la que renuncia a seguir escribiendo en sus páginas (puestas hoy al servicio del fujimorismo) le quita credibilidad a los medios (prensa escrita y televisiva) que encabeza el decano y, de paso, a todos los medios fujimorizados. El respaldo de Vargas Llosa es una de las mejores cosas que le ha pasado a la candidatura de Ollanta Humala. Ella arrastra el respaldo de un sector importante de liberales de verdad, influye en el mundo intelectual y probablemente en el voto de los peruanos que residen en el extranjero. En sétimo lugar, la batalla que se libra en el internet la estaría ganando, no tanto Humala, como el movimiento “No a Keiko” en esta última semana. Finalmente, el rush final de la campaña parece favorecer a Ollanta quien establece una relación más afectiva con las masas.
En todo caso, gane Ollanta Humala o Keiko Fujimori, el triunfo será muy ajustado.