Las gestiones del Perú.- Como vimos ayer, las andanzas de Flores por el Viejo Mundo no pasaron desapercibidas en nuestro continente. En este sentido, el gobierno ecuatoriano designó plenipotenciarios para alertar a los países amigos sobre el inminente peligro. Por ello, la respuesta fue unánime en su apoyo al Ecuador: Perú, Chile, México, Argentina, Bolivia y Venezuela rechazaron la expedición floreana y sus representantes diplomáticos en Europa, junto al ministro de Relaciones Exteriores ecuatoriano Manuel Gómez de la Torre, iniciaron una eficaz campaña contra Flores.
En este sentido, al Perú fue comisionado el expresidente Vicente Rocafuerte ante el gobierno de Castilla. Desde ese momento se inicia una estrecha relación entre ambos países para combatir a Flores. Por ello el historiador ecuatoriano Luis Robalino Dávila anota: la unión con el Perú, gracias a las gestiones de Rocafuerte, fue más íntima que con cualquiera otra nación hispanoamericana. Y la cancillería peruana procedía igualmente con suma actividad.
Recordemos que por aquellos años el Perú estaba en capacidad de hacer un eficaz despliegue de apoyo al vecino amenazado. Los ingresos provenientes del guano habían mejorado la presencia diplomática de nuestro país en América y Europa: su capacidad de negociación se encontraba en un momento óptimo. Y Ecuador sabía esta circunstancia. También nuestro país estaba en condiciones de brindar apoyo bélico. En este sentido el gobierno de Castilla envió lo necesario para artillar el puerto de Guayaquil y obsequió 3 mil fusiles y varias decenas de quintales de pólvora. Incluso el propio Castilla mantenía correspondencia con otros mandatarios de la región. Por ejemplo en sus cartas con el general Tomás Cipriano Mosquera, presidente de Nueva Granada, declara la buena voluntad del gobierno peruano en apoyar la causa ecuatoriana señalando que en caso de invasión la asistencia militar sería total.
Recogiendo la opinión del historiador ecuatoriano Jorge Villacrés Moscoso, en su “Historia diplomática de la República del Ecuador”, la actitud del Perú fue importante por un aspecto trascendental: el gobierno de Castilla envió, con fecha 9 de noviembre de 1846, dos circulares a todos los gobiernos de América, incluidos los Estados Unidos.
1. En la primera transcribía las informaciones que había recibido de su plenipotenciario en Londres Juan Manuel Iturregui sobre la empresa de Flores denunciando la amenaza de agresión y solicitando un frente americano para resistir
2. En la segunda, el canciller peruano José Gregorio Paz Soldán, pedía convocar un congreso continental para acordar medidas claras de defensa común en vista del proyecto floreano de instaurar en América monarquías europeas: en los derechos del Ecuador ultrajados por la España, ha recibido el Perú una injuria, porque estima como propios los agravios hechos a los pueblos del continente americano… la independencia de la América es un hecho consumado, y cuanto se pretenda para destruirla, debe reputarse como un crimen de lesa sociedad. El gobierno del infrascrito, que profesa sinceramente estos principios, no puede enmudecer cuando los ve amenazados… que la reunión de un Congreso, como el que se proyectaba, podía fijar de un modo sólido las bases de la futura tranquilidad y seguridad de los pueblos de Sud-América.
Las respuestas de las cancillerías americanas no se hicieron esperar. El canciller argentino Felipe Arana, por ejemplo, intensificó sus acciones dirigiéndose a los gobierno del Brasil, de Su Majestad Británica y de Francia para denunciar los planes de Flores. Del mismo modo actuaron los cancilleres de Chile (Manuel Camino Vial) y de Nueva Granada (Manuel Mallarino). Por último todos los gobiernos contestaron al peruano que participaban de los mismos sentimientos expresados en la circular del canciller Paz Soldán. Asimismo fue valiosa la gestión de nuestro ministro en Chile Felipe Pardo y Aliaga quien difundió acertadamente la necesidad de reunir un congreso continental en Lima para actuar contra los planes de Flores. Incluso Pardo llegó a proponer a la cancillería de Santiago una combinación de las fuerzas marítimas de Perú y Chile para bloquear cualquier incursión floreana por el Estrecho de Magallanes.
El Congreso Americano de Lima.- De los diez países invitados, sólo enviaron su representación cinco. Los países concurrentes designaron a los siguientes plenipotenciarios: de Bolivia, José Ballivián; de Chile, Diego José Benavente; de Ecuador, Pablo Merino; de Nueva Granada, Juan de Francisco Martín; y del Perú, Manuel Ferreyros, quien por su experiencia como ministro de Estado, como jefe de varias misiones diplomáticas y como presidente del Congreso de Huancayo lo señalaban como la persona idónea para representar a nuestro país en esta reunión continental de Lima.
Fueron 21 las conferencias que se celebraron, desde la sesión de instalación, el 11 de diciembre de 1847, hasta la de clausura de los trabajos el 1 de marzo de 1848. Los acuerdos a los que llegó no fueron suficientemente estimulantes, pero se estableció el deseo de llegar a acuerdos internacionales para proteger la soberanía americana según la Doctrina Monroe. Durante el congreso, además, se comprobó con satisfacción que la cancillería de Londres daba las garantías de que tal expedición no se produciría.
El Perú, por recomendación de su canciller Paz Soldán, sentó en las reuniones los principios de armonía continental y la necesidad de encontrar canales para mantener la paz en el continente. En este sentido se suscribió un tratado de confederación, otro de comercio y navegación, una convención de correos y otra consular. Hubo promesas, por último, de continuar las conversaciones: esto sólo resurgió en casos de peligro evidente.
José Gregorio Paz Soldán, ministro de Relaciones Exteriores del Perú en 1847