Este templo parroquial del bario de Tococachi es célebre por sus altares barrocos con frontales de plata y por su maravilloso púlpito labrado. El altar mayor posee frontal argénteo con tres soles radiantes, obra verdaderamente hermosa, maciza y cuidada. El retablo es barroco, tallado, dorado, con cinco calles, las extremas cubiertas con lienzos. Posee hasta ventiseis columnas salomónicas y el tabernáculo es de madera policromada. Es altar grandioso y su calle central alberga en bulto a la Santísima Trinidad, luego a la Virgen Coronada y por último a san Blas, Obispo de Tagaste. Otro altar con frontal de plata es el de la Inmaculada, también muy trabajado dentro del arte plateril, con tres medallones: la Virgen al centro, a un lado el Arcángel san Miguel y al otro el arcángel san Gabriel. Todo el frontal es labor fina y, como el del retablo mayor, merece verse de cerca.
El púlpito de este templo es el mejor del Cuzco y aún, entre los barrocos, el mejor del Perú y de América. Tampoco ha faltado quien lo llame la Joya de la Historia del Arte Hispano Americano. El púlpito, en sí, es un vértigo de tallas. Todo él es de madera, mostrando la cátedra, el tímpano y el tornavoz muy trabajados. La tribuna posee cinco templetes balconados repartidos para albergar a los cuatro Evangelistas y a la Virgen con el Niño, esculturilla esta última en al que María luce una diadema de brillantes y esmeraldas. Tenantes barbados tratan de sostener la plataforma, ayudándolos en su esfuerzo varios infantes desnudos, también hay racimos báquicos que pensolan por el peso de sus granos, terminando todo en agudo regatón metálico que se pierde en dirección al suelo. El tímpano recoge la imagen tallada de san Blas, Obispo, en actitud de bendecir: tiene mitra y atuendos episcopales, pero ha perdido el báculo por sobresalir a la talla. El tornavoz lo remata un Cristo predicando con la cruz extendida, el cual esta posado en un templete que encierra una misteriosa calavera que nadie sabe a quien pertenece. Rodean a este cráneo varios angelillos señalando al cielo. El templete, a su vez, está circundado por ocho Padres y Doctores de la Iglesia de excelente trabajo como todo lo anterior. La riqueza barroca de las tallas es imposible de describir. Baste decir que para admirar el púlpito en su objetiva integridad, se impone una visita especial al templo de Tococachi.